lunes, 3 de agosto de 2015

Lonely. Pedalear por Oporto hasta el Atlántico

Pedalear por Oporto hasta el Atlántico

Llega un momento en que después de caminar por el centro de Oporto y empaparse del aire nostálgico que desprenden sus callejuelas, plazoletas y muros de piedra decorados de azulejos, apetece salir a oler la brisa marina que sube por el Duero, al que poco recorrido le queda ya para alcanzar su desembocadura en el Océano Atlántico. La mayoría de los viajeros deciden explorar este último tramo del río a bordo de uno de los varios cruceros que se ofertan en los muelles de la Ribeira, que es como se conoce a la orilla diestra del Duero. Es una buena opción si se tiene poco tiempo o escaso interés en alejarse del cogollo mismo de la ciudad, pero si no es por alguna de estas dos razones, es interesante llegar hasta la desembocadura montado en una bicicleta. La ruta es sencilla ya que el camino transcurre por las dos únicas vías ciclistas de la ciudad y el recorrido circular apenas llega a los 30 kilómetros. En la misma Cais da Ribeira se pueden alquilar bicicletas (Vieguini y Bluedragon) por lo que el inicio de ruta puede comenzar justo bajo el fotogénico Puente de Luis I.

Oporto

El marcado carácter comercial característico de Oporto, tan presente por las calles del centro, también asoma en la ribera del Duero, a través del cual llegaban y se mandaban textiles y vino, entre otros productos. En la ruta se descubren, pues, antiguos almacenes del siglo XIX, como el que hoy acoge al Museu do Vinho, o edificios municipales como la Alfandega Nova, la antigua Casa de Aduanas. El olor del río sigue siendo protagonista hasta un poco más allá del Ponte de Arrábida, cuando el camino se bifurca en dirección al Parque da Pasteleira. Un poco más allá, es más que recomendable aparcar por un rato la bicicleta para visitar el parque del Museo de Arte Contemporáneo de la Fundación Serralves, que entre mayo y octubre añade a su encanto habitual la floración de las camelias, muy presentes por toda la ciudad.

Calle típica de Oporto

Volviendo a Rua de Joao de Barros, por donde discurre la vía ciclista, se llega a la avenida da Boavista y al bonito Parque da Cidade, el mayor de la ciudad y del país. El Océano Atlántico asoma finalmente en la ruta, con los fuertes de Sao Francisco Xavier y Sao Joao Baptista de Foz aún protegiendo la costa de antiguos miedos. Las playas y el paseo marítimo de Foz, con sus terrazas donde tomarse un descanso, acompañan en el paseo hasta que la dirección de nuevo se torna río arriba, hacia las calles empinadas, los interiores barrocos y los sueños nostálgicos de Oporto.

Texto: Nuria Cortés

 

 

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