lunes, 26 de julio de 2021

Pachinko. Los mejores free tours que puedes hacer en Valencia

Valencia es, sin duda una de nuestras ciudades favoritas de España. Vivimos allí siete años y como la tenemos muy cerquita de casa viajamos muchas veces a este destino mediterráneo, ya sea por placer, a visitar a los amigos o para coger algún vuelo desde el aeropuerto de Manises.

Aunque conocemos bien la Ciudad del Turia, cada vez que estamos por allí intentamos hacer una nueva visita guiada para descubrir aspectos desconocidos de este apasionante destino. Hoy vamos a darte nuestras opiniones sobre los mejores free tours que puedes hacer en Valencia.

Free tours en Valencia con GuruWalk

Cómo son los free tours

En muchas de nuestras visitas guiadas por la Ciudad del Turia recurrimos a los free tours en Valencia de GuruWalk, empresa que precisamente nació en la capital valenciana. Estas actividades nos ayudan a ver Valencia con otros ojos, siempre de la mano de una persona local que conoce esos secretos ocultos que sólo los nativos te pueden contar.

Un free tour es un tour de “libre pago” y no “gratis”. Para que lo entiendas un poco mejor, el proceso es súper sencillo: haces la reserva online, acudes al punto de encuentro, realizas el tour y una vez finalizado, dependiendo de la experiencia pagas al guía. Para que te hagas una idea, nosotros solemos pagar 15 € ó 20 € por persona o incluso más, ya que los peques no pagan.

Actualmente, los free tours se han convertido en la principal fuente de ingresos de muchos guías (la gran mayoría guías oficiales), dada su popularidad. Además en tiempos de pandemia han ayudado a muchas personas a redescubrir sus propias ciudades, ya que son al aire libre y en grupos reducidos. Dicho esto vamos con los mejores free tours que hacer en Valencia.

Valencia Secreta: Leyendas y Curiosidades

Valencia Secreta Leyendas y Curiosidades

Uno de nuestros favoritos, sin duda. Valencia Secreta: Leyendas y Curiosidades es uno de los free tours estrella de Gabriel. Este guía oficial de turismo es un apasionado de la Ciudad del Turia, pero también de otras joyas europeas como Cracovia.

Esta visita guiada se sale un poco de los lugares típicos, o mejor dicho, trata de sacar a la luz los secretos y misterios que oculta la Valencia más secreta.

A través de historias, curiosidades y anécdotas, en poco menos de dos horas, redescubrirás la arquitectura y las leyendas de lugares y personajes que encontrarás en el Barrio del Carmen, el centro histórico de Valencia o la Lonja de la Seda.

En Halloween las leyendas se convierten en misterio con historias de fantasmas y  fenómenos paranormales. ¿Te atreves?

Puedes reservar aquí el free tour Valencia Secreta: Leyendas y Curiosidades.

Valencia Alternativa

Free Tour Valencia Alternativa

Este free tour de dos horas es una auténtica pasada. Especialmente indicado para aquellos que conocen la Valencia más tradicional y quieren disfrutar del arte urbano de la capital valenciana.

La encargada de esta visita guiada es Marcela, una guía profesional valenciana que se conoce la ciudad como la palma de su mano… y eso se nota a la hora de disfrutar del free tour.

En Valencia Alternativa te darás cuenta que este destino es un verdadero museo al aire libre. Conocerás los mejores lugares para disfrutar del Street Art con este paseo guiado por en el barrio del Carmen y sus alrededores.

No lo dudes y reserva aquí Valencia alternativa: free tour.

Free Tour Valencia en Bici

Free Tour Valencia en Bici

Otra de las joyitas que puedes hacer con Marcela como guía es el Free Tour Valencia en Bici. En unas dos horas y media de recorrido visitarás los lugares más interesantes de la ciudad, desde el espectacular centro histórico a la Ciudad de las Artes y las Ciencias (sitios también incluidos en nuestras recomendaciones sobre que ver en Valencia con niños).

Para hacer este free tour puedes traer tu propia bici o alquilar una al inicio del recorrido que empieza en la Catedral de Valencia.

Desde este punto, Marcela te irá mostrando los principales atractivos del centro histórico, consejitos para disfrutar de la cocina valenciana, recorrer el antiguo cauce del Turia o deslumbrarte con la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Reserva aquí Free Tour Valencia en Bici.

Free Tour Valencia: una visita a través de su patrimonio e historia

Interior de la Lonja de la Seda de Valencia

El objetivo de esta fantástica visita guiada es que te conviertas en un valenciano más después del paseo. El encargado de esta fantástica experiencia es Vicent, un guía oficial de turismo enamorado de la ciudad de Valencia.

La ruta empieza en las céntricas Torres de Serrano y desde este punto empieza un viaje en el tiempo para conocer la Valentia romana, la Balansiya árabe, o la Valencia de Jaume I, además de la capital republicana de España durante la Guerra Civil.

En este increíble paseo también tendrás la oportunidad de conocer de primera mano todos los estilos artísticos y arquitectónicos de la Ciudad del Turia o enamorarte de lugares Patrimonio de la Humanidad de Valencia como la Lonja de la Seda o el Tribunal de les Aigües.

Reserva directamente aquí Free Tour Valencia: una visita a través de su patrimonio e historia.

Free tour Valencia, capital de la República

Palacio del Marques de Campo de Valencia

La valenciana Lucia es una de las ‘gurús’ más valoradas de la plataforma GuruWalk, gracias a rutas tan chulas como el Free tour Valencia, capital de la República.

En plena Guerra Civil, el Gobierno de Largo Caballero decide trasladarse a Valencia, que sería durante un año (1936-1937) capital de la República. En este tour puedes conocer de primera mano las trasformaciones que se llevaron a cabo en la ciudad, así como el legado de una figura tan importante como Vicente Blasco Ibáñez.

Desde la Estación del Norte de Valencia descubrirás de la mano de Lucía varios palacios que se convirtieron en ministerios, refugios antiaéreos (que sirvieron a los valencianos para protegerse de los 400 bombardeos que sufrió la ciudad durante la Guerra Civil) o las famosas Torres de Serranos.

No lo pienses y reserva aquí Free tour Valencia, capital de la República.

Espero que te haya gustado este post sobre los mejores free tours que puedes hacer en Valencia con GuruWalk. Así pues, recuerda que este tipo de actividades pueden ser una alternativa bastante segura, ya que se realizan al aire libre y siempre manteniendo las medidas de seguridad.

Déjanos un comentario recomendando otros free tours en Valencia. Ya nos cuentas si haces alguno que esté guay y nos lo apuntamos para la próxima.

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Pachinko. Visado a Vietnam para españoles: tipos y cómo tramitarlo

Vietnam es uno de los destinos más espectaculares del Sudeste Asiático. Los principales alicientes para emprender un viaje a este lugar son sus espectaculares paisajes (entre los que sobresale la mundialmente conocida Bahía de Ha Long), una gastronomía realmente sorprendente y una historia muy interesante marcada por invasiones y conflictos bélicos.

Para viajar a este hermoso país asiático es necesario realizar ciertos trámites burocráticos, así que vamos a contarte todo sobre el visado a Vietnam para españoles.

¿Cómo obtener los visados para viajar a Vietnam?

Visados a Vietnam para españoles

Los primero que vamos a contarte es que si sueñas con viajar a Vietnam en las próximas semanas, lamentamos tener que darte una mala noticia: desde marzo de 2020 las autoridades vietnamitas han suspendido provisionalmente la exención de visado de 15 días a los viajeros europeos (entre ellos los ciudadanos españoles) por el coronavirus.

En este sentido, actualmente sólo los ciudadanos vietnamitas, los extranjeros en asuntos diplomáticos u oficiales y los trabajadores altamente cualificados pueden viajar a este país, por lo que tendrás que seguir soñando con estos lugares imprescindibles que ver en Vietnam.

Dicho esto, y según está evolucionando la pandemia por COVID-19, lo más probable es que las fronteras de Vietnam se reabran los próximos meses, así que vamos a ponerte las cosas fáciles con esta pequeña guía sobre el visado a Vietnam.

Tipos de visados a Vietnam para viajeros: eVisa o VoA

Visado a Vietnam en el pasaporte

Aunque en la actualidad, existen 21 clases diferentes de visados, lo primero que debes saber es que los dos tipos más comunes de visados a Vietnam para viajeros extranjeros son el denominado visado electrónico (eVisa Vietnam) o la visa on arrival (VoA Vietnam).

¿Cuál de los dos es más conveniente para los viajeros españoles? Pues va a depender en gran medida de dos factores. Primero, cuánto tiempo piensas estar en Vietnam como turista, y segundo, si tienes planeado entrar y salir varias veces de Vietnam… por ejemplo para visitar los Templos de Angkor en Camboya.

La eVisa es ideal para viajes a Vietnam de entrada única de hasta un máximo de 30 días, mientras que la VoA es ideal para viajes da larga duración (hasta 90 días), o si tienes pensado entrar y salir varias veces de Vietnam. Recuerda que si eres español y vas a estar en Vietnam menos de 15 días no necesitas visado (aunque esta exención está suspendida actualmente).

Lógicamente lo más sencillo y habitual es solicitar la eVisa Vietnam, pues su tramitación se puede hacer cómodamente desde un ordenador o el teléfono móvil, sin tener que acudir a la embajada.

Cómo solicitar la eVisa Vietnam

Los imprescindibles de Vietnam
La Pagoda de Tran Quoc en Hanoi.

Si eres de nacionalidad española para solicitar la eVisa o visado electrónico de Vietnam necesitarás los siguientes documentos:

  • Un pasaporte español con al menos 6 meses de validez, después de la fecha de llegada a Vietnam prevista.
  • Tu pasaporte escaneado.
  • La foto del pasaporte escaneada por separado.
  • Una tarjeta de crédito o débito, para pagar tu solicitud.
  • Una cuenta de correo electrónico válida, donde recibir tu visado a Vietnam online, una vez que sea aprobado.

Hay empresas especializadas en este tipo de solicitudes de visados como Byevisa, que aunque tienen un coste adicional a las vías ordinarias te facilitan muchísimo los trámites y acortan bastante los tiempos de entrega. Esta en concreto tiene un coste de 50 USD y el proceso es de 5 días laborables.

Cómo solicitar la VoA Vietnam

Sapa, un imprescindible de Vietnam
Arrozales en Sapa, Vietnam

Los trámites para solicitar la visa on arrival (VoA Vietnam) son un pelín más complejos y desde que en 2018 apareciera la figura de le eVisa es bastante menos aconsejable.

Para obtener la VoA tienes que solicitar una carta de aprobación de este tipo de visado en la Embajada de Vietnam en Madrid, aunque hay agencias especializadas en este tipo de trámites. Suele costar unos 20 €.

Una vez llegues a Vietnam, necesitarás una copia impresa de la carta de aprobación, 2 fotos tamaño pasaporte, lógicamente tu pasaporte, con al menos 6 meses de validez después de la fecha de llegada y dólares en efectivo para pagar el visado de entrada única o de un pase de entradas múltiples.

El precio de la VoA Vietnam es de 25 USD para visados de entrada única y de 50 USD para un visado de de entradas múltiples. Éste fue el método que utilizamos en nuestro primer viaje a Vietnam en 2008 y afortunadamente las cosas han mejorado mucho gracias a las exención de visa para viajes inferiores a 15 días y la eVISA para viajes de hasta 30 días.

Ahora ya sabes cómo tramitar el visado a Vietnam para españoles. Si tienes cualquier duda nos la puedes plantear en los comentarios.

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jueves, 22 de julio de 2021

Viajes. El límite de la supervivencia

Dos siluetas se adivinan inmóviles en la noche. En lo alto, una luna velada de plata insinúa el cielo. Abajo, la Tierra es un disco oscurecido.

El sonido da profundidad a la noche: los geckos parpadores emiten un ruido similar a las castañuelas en andanadas sonoras que se disipan hacia las sombras. Las dos mujeres llevan horas sentadas sobre una duna baja, mudas en su impaciencia. Una de ellas despliega las piernas, se estira, vuelve a cruzarlas por los tobillos. La otra se mece, como musitando un mantra de oración. Su dispositivo de radioseguimiento las condujo al atardecer hasta este punto del sur del Kalahari, un lugar que siempre se ha llamado desierto, pero que presenta características propias de un ecosistema de sabana seca.

En algún lugar del subsuelo, en una red de túneles y madrigueras, se oculta la hembra de pangolín terrestre que empezaron a observar hace dos meses. Son las 10 de la noche y ya debería estar en marcha. Esta tardanza quizá tenga que ver con el calor abrasador del día.

Una fotografía de larga exposición muestra las estelas que surcan el cielo nocturno iluminado por los relámpagos. La ciencia ha identificado 221 especies de polillas en la Reserva Tswalu Kalahari, la mayor reserva privada de Sudáfrica. La reserva tiene 77 especies de mariposas, 10 de las cuales la atraviesan cada año en la migración de las mariposas del Kgalagadi.

La llaman Hopewell 3, en alusión al lugar en que las estudiantes de doctorado Wendy Panaino, de 28 años, y Valery Phakoago, de 30, la localizaron gracias al rastro que dejaba en la arena. Ahora le siguen la pista con ayuda del pitido de las ondas de radio emitidas por el dispositivo que el reptil lleva adherido a una escama del lomo.

Esta noche las investigadoras han salido en busca de excrementos de pangolín –«oro del Kalahari», lo llaman ellas–, fuente de copiosa información para entender cómo la vida de este esquivo animal que se alimenta de hormigas y termitas se entreteje con las hierbas y los pequeños insectos que a su vez se alimentan de ellas. Es otra de las importantes hebras que urden la comprensión científica de las interconexiones entre los seres vivos que habitan la sabana seca africana. Y toda esa vida comienza con las lluvias estivales, que normalmente se dan entre noviembre y marzo.

Su investigación, llevada a cabo desde el laboratorio de Fisiología de la Conservación de la Fauna Salvaje de la Universidad del Witwatersrand, en Johannesburgo, forma parte de un estudio más amplio denominado Proyecto Ecosistema en Peligro del Kalahari (KEEP, por sus iniciales en inglés), cuyo objetivo es comprender los efectos de las alteraciones climáticas sobre el delicado tejido biológico de la zona.

Wendy Panaino (a la izquierda) y Valery Phakoago examinan un hoyo excavado por un cerdo hormiguero para analizar el valor nutricional de los insectos de los que se alimentan. Entender la cadena trófica del Kalahari ayuda a los gestores de Tswalu a encontrar el equilibrio de poblaciones que puede sustentar la reserva.

Esta región del Kalahari ya se ha identificado como punto caliente climático. Las modelizaciones de los climatólogos de la Universidad de Ciudad de El Cabo sugieren que dentro de 10 años, cuando la temperatura mundial podría haber superado el aumento de 1,5 °C que pretende evitar el Acuerdo de París, las temperaturas medias de Botswana –justo al norte de las zonas de alimentación de Hopewell 3ya habrán subido más de 2 °C. Si el calentamiento medio global excede los 3 °C, que se traducirían en 4,2 °C en esta zona, advierten los científicos, el resultado sería el colapso sistémico del Kalahari.

Un estudio reciente sobre un vecino termitófago con el que comparte dunas el pangolín, el cerdo hormiguero, llevado a cabo durante una sequía registrada durante el verano de 2012-2013, aporta inquietantes pistas sobre los estragos que podría obrar el cambio climático en la fauniflora del lugar: la ausencia de lluvias puede poner en marcha una cadena de catástrofes, empezando por el agostamiento de la hierba, el consecuente desplome de las poblaciones de hormigas y termitas que se alimentan de ella, y el hambre –o la muerte por inanición– de todos los animales que a su vez se nutren de estos insectos. Si la falta del reverdecimiento anual resulta desastrosa para estos dos insectívoros en una sequía transitoria, ¿qué significaría un colapso sistémico a largo plazo, provocado por unas temperaturas abrasadoras y unas sequías catastróficas, para las múltiples hebras vitales que tejen una cadena trófica cuya vitalidad reside en la vegetación?

Ubicación desierto de Kalahari

El Kalahari es la mayor extensión de arena del mundo, un océano de dunas esculpidas por el viento que ocupa parte de Botswana, Namibia, Sudáfrica y más allá, y que está cubierto por la sabana, un paisaje predominantemente herbáceo salpicado de árboles ocasionales. Aquí, en su extremo meridional, los vientos han erigido una sucesión de dunas que discurren de norte a sur y van a morir en los flancos de unas colinas de cuarcita viva que emergen cual ballenas desde las profundidades.

Décadas de actividad agropecuaria han puesto en jaque la región, y hoy parece que empieza a acusar también el violento embate del calentamiento global. Lo que averigüen Panaino y Phakoago sobre la vida secreta de los habitantes de las dunas proporcionará a los gestores de la conservación una batería de señales de emergencia que ayudará a proteger mejor este vestigio del Kalahari.

Hopewell 3 es el tercer pangolín reclutado para el estudio en lo que en su día fue Hopewell Farm, una de las 50 fincas ganaderas recuperadas e incorporadas a la Reserva Tswalu Kalahari, fundada hace casi 30 años. Con 119.000 hectáreas, es la mayor reserva de fauna privada de Sudáfrica, reliquia de un Kalahari otrora prístino que hoy está desfigurado por granjas, carreteras y minas de hierro y manganeso.

Los pangolines terrestres salen de sus madrigueras cuando se pone el sol. Cada ejemplar ingiere unas 15.000 hormigas y termitas en una sola noche, 5,5 millones al año. La abundancia de insectos depende de que haya una hierba sana, el hilo que teje la vida en estas arenas pobres en nutrientes. Pero eso no será posible si el cambio climático reduce las lluvias estivales.

Además de lujosos alojamientos privados para quienes acuden a ver fauna, la reserva alberga el centro de investigación del proyecto KEEP, gestionado por la Fundación Tswalu, que centraliza el trabajo de los científicos interesados en los ecosistemas semiáridos y permite compartir datos. Su labor se centra en una cuestión capital: ¿cómo responderá este entorno cálido y seco al aumento de las temperaturas y a unas sequías más frecuentes e intensas si, como se prevé, la contaminación atmosférica por dióxido de carbono continúa calentando el planeta?

Dar respuesta a este interrogante será clave para que los gestores de la reserva equilibren la abundancia de hierba con el apetito de las criaturas que dependen de ella, desde los insectos herbívoros y los pangolines que los depredan hasta las manadas de antílopes y los carnívoros que las persiguen.

Cuando las tormentas de verano recorren el Kalahari, sus lluvias obran una explosión de vida de la que forman parte insectos como los saltamontes acorazados sudafricanos. La hierba y los insectos son eslabones vitales de la cadena alimentaria que nutre a los animales de Tswalu y estabiliza las dunas frente al viento.

Cuando Hopewell 3 salga a la superficie, se hará oír. Por fin llega el momento: por encima de los chasquidos de los geckos se oye de pronto el roce de la hierba reseca contra las escamas de la pangolina. Panaino y Phakoago se ponen en pie con sumo cuidado, proyectando con sus respectivas linternas frontales una suerte de iluminación escénica bajo la cual Hopewell 3 se balancea, flotando sobre la duna como un encorvado muñeco de cuerda enfundado en una armadura. Su coraza de placas articuladas comienza con un pico de viuda sobre el puente de la nariz y va ensanchándose sobre los hombros. Desciende por el abombado lomo y vuelve a estrecharse para recorrer la cola. Termina en un borde dentado.

Si se asusta, se hará un ovillo tan apretado que hasta un león tendría dificultades para abrirlo. Pero Hopewell 3 no se inmuta. Avanza tambaleándose por la duna sobre sus robustas patas traseras, dejando un marcado rastro sobre la arena. Lleva las patas delanteras recogidas recatadamente sobre el pecho, como una mantis en oración, y solo tocan el suelo cuando pierde el equilibrio.

El botón de un ojo brilla sobre un hocico cónico que se columpia de un lado a otro, inspeccionando el suelo. Su magia olfativa la conduce al primer plato de la cena: hormigas acróbatas, como se llaman comúnmente. Clava las uñas en el tronco de una raquítica acacia de madera roja, arranca la corteza que esconde el nido y deja a la vista el riachuelo de hormigas que asciende tronco arriba.

A continuación se zambulle en él de cabeza, la cara oculta mientras la cinta pegajosa que tiene por lengua relame la cena. Imposible saber cuántas hormigas ingiere con cada bocado, pero después de cinco años escudriñando los restos digeridos de festines como este, Panaino sabe que los insectos no supondrán ni siquiera un tercio de lo que coma esta noche la pangolina. El resto será arena de las dunas. La investigadora también sabe que los alimentos favoritos de Hopewell 3 son las hormigas acróbatas, las hormigas belicosas negras y las termitas recolectoras hocicudas.

Cuando este suricata se sacuda de encima al saltamontes, el insecto puede acabar siendo su merienda. A las crías de suricata les cuesta ganar peso cuando hace más calor de lo normal, tal vez, sospechan los investigadores, porque los insectos que comen contienen menos agua. Las crías de suricata pueden perder agua y energía con el esfuerzo que supone la termorregulación.

Panaino ha calculado que la pangolina ingiere cada noche un promedio de unos 15.000 insectos del tamaño de un grano de arroz, que le proporcionarán la mayor parte de las calorías y el agua que necesita para sobrevivir en este abrasado paisaje de dunas.

Satisfecha con el primer plato, Hopewell 3 se aleja bamboleante en busca del segundo. Las humanas la siguen, esperando que sea su día de suerte.

El mes de octubre en el sur del Kalahari es un momento de angustia y ansia de cambio, listo para las inminentes lluvias que están a punto de romper el ayuno. El seco invierno de 2020 ha llegado a su fin y las hierbas que aseguran las dunas están quebradizas como delicados fósiles. El invierno se ha cobrado su habitual tributo. Las dunas también parecen raídas después de unas sequías intermitentes y décadas de presencia de ganado, al que más recientemente se han sumado animales salvajes como antílopes, cebras, ñúes y búfalos.

Las habituales dunas rojizas de Tswalu (en la imagen) se tiñeron puntualmente de verde cuando a finales de 2020 concluyó una sequía de varios años de duración. El Kalahari ya está calentándose a un ritmo mucho más acelerado que el promedio mundial.

Las previsiones apuntan a que se avecina un verano de buenas lluvias. En la otra punta del mapa, en el océano Pacífico, se ha estado gestando el fenómeno climático de La Niña, una danza cíclica entre el océano y la atmósfera que suele cristalizar en lluvias sobre ciertas zonas del sur de África. Es el yin del yang calcinador de El Niño, y Tswalu la espera con ansia.

En la paleta cromática de un pintor, el color de la arena podría ser un calabaza que tiende al albaricoque cuando el sol está sobre el horizonte. Pero aquí la vida no exhibe la fácil fecundidad de un huerto. Herrumbre tampoco describe este tono tan particular, aunque se mezcle a partir de una paleta de cuarcitas trituradas y teñidas de hierro oxidado.

La hierba es el hilo de oro que hace posible la vida en este mar de arena pobre en nutrientes. Asegura las dunas contra el tirón de los vientos. Absorbe la caprichosa humedad del suelo y la embalsa en sus células, para saciar la sed de hormigas y termitas, cuyos hogares subterráneos son despensa de pangolines y cerdos hormigueros, pero también de zorros orejudos y proteles.

La hierba es el barro y la paja de los arquitectos aéreos del Kalahari, los tejedores republicanos, cuyas cámaras de anidación, ocupadas durante décadas, están cosidas con briznas vegetales. Estos «edificios de apartamentos» dan cobijo a generaciones de tejedores y guarecen también a los halconcitos africanos. Sus inquilinos aviares atraen a las hambrientas cobras de El Cabo y serpientes boomslang, que zigzaguean por entre las cámaras como los brazos de una lámpara de araña. La hierba es forraje para los ungulados que pacen, a su vez alimento de leones, guepardos, leopardos, licaones y otros depredadores de la sabana africana.

Ver infografía "Adaptación a los extremos". Parte 1.

El renacimiento de Tswalu comienza cuando la lluvia hace brotar la hierba. Las tormentas descargan un promedio de 325 milímetros de precipitación anual y son famosas por su veleidad. Algunos años los pluviómetros registran menos de 175 milímetros; otros, casi el doble de la media. Hubo un tiempo en que los herbívoros respondían a los ciclos de reverdecimiento desplazándose enormes distancias, pero décadas de ganadería se tradujeron en vallas que interrumpen las rutas migratorias y acorralan a los rebaños salvajes supervivientes en reservas como esta.

Y las condiciones siguen cambiando. A lo largo del último medio siglo, las temperaturas de algunas zonas del sur de África se han elevado el doble que la media mundial.

Según el Servicio Meteorológico de Sudáfrica, 2015, 2016 y 2019 fueron los años más calurosos registrados desde al menos 1950. En enero de 2016 los termómetros en las cataratas Augrabies, situadas a 250 kilómetros al sudoeste de Tswalu, alcanzaron los 48,6 °C. Figuran «entre las temperaturas más altas jamás registradas a tantos metros sobre el nivel del mar en el hemisferio Sur», afirma Stefaan Conradie, investigador doctoral de la Universidad de Ciudad de El Cabo, y «es la segunda temperatura más elevada medida de forma fiable en el sur de África». Sin el cambio climático, la ola de calor de 2015-2016 habría sido un evento de los que se dan una vez cada 10.000 años, dice.

Es difícil predecir qué efectos disruptivos tendrá el aumento de la temperatura sobre las precipitaciones, pero en esta parte del continente es probable que la temporada estival de lluvias empiece más tarde y sea más breve. Cabe predecir que las tormentas serán más intensas y descargarán más agua en períodos más cortos, lo que podría causar inundaciones. También podrían darse períodos de sequía más largos entre los aguaceros.

Ver infografía "Adaptación a los extremos". Parte 2.

¿Qué podría significar todo esto para la sutil urdimbre que es la fauniflora del sur del Kalahari? ¿Qué ocurriría si las lluvias de verano se ausentasen una y otra vez, si las sequías fuesen más frecuentes, si el reverdecimiento estival no llegase a tiempo? ¿Qué significaría para las hormigas y termitas que cada verano surten sus despensas de semillas y hierbas? Y si las poblaciones de estos insectos menguasen drásticamente, ¿qué sería de los pangolines, amenazados ya por la caza furtiva, y de los demás mamíferos mirmecófagos?

El cerdo hormiguero parece salido de un poema cómico: morro de cerdo, orejas de asno y una cara de longitud imposible. Tiene la piel de un señor calvo y unos bigotes que parecen las pestañas de una drag queen, pero solo en el párpado inferior. En afrikáans se llama aardvark, que significa «cerdo de tierra», y es un bulldozer con patas. Con las uñas en forma de pala, revienta la recocida capa superficial del suelo, abriéndolo para construir madrigueras o irrumpir en cavidades repletas de bichos.

En la primavera de 2020 llega a la reserva de Tswalu un clan de hienas manchadas. La reintroducción de depredadores es clave para mantener el equilibrio de esta área protegida de gestión privada. Fundada en la década de 1990, es un bastión del Kalahari original, una región hoy desfigurada por granjas, carreteras y minas de hierro y manganeso.

Una larga lista de especies –chacales, cobras de El Cabo, víboras bufadoras, pitones, ardillas terrestres, ratones, gatos monteses, facoceros, golondrinas, zorzales– utilizan las moradas subterráneas que este animal excava en virtud de una especie de contrato de multipropiedad para soportar las condiciones extremas del Kalahari.

Nora Weyer, que por entonces también trabajaba en el laboratorio de Witwatersrand, estuvo desde el invierno de 2012 hasta la primavera de 2015 rastreando cerdos hormigueros en Tswalu como parte de su tesis doctoral. Recogía hormigas con minitrampas hundidas en el suelo y buscaba los reveladores montones cónicos de tierra que dejan en el suelo las termitas para estimar su abundancia en la zona. Recogía excrementos de cerdo hormiguero para averiguar qué insectos comían y en qué cantidad, y descubrió que las termitas cosechadoras de Mozambique satisfacen aproximadamente el 90 % de sus necesidades de agua y calorías. También supervisaba los dispositivos de registro térmico que llevaban implantados para determinar si recibían suficiente energía para mantener el calor corporal en las frías noches del Kalahari, en las que las mínimas diarias pueden descender hasta unos 18,5 °C en verano e incluso rondar los 0 °C en invierno.

La hierba, nutrida por la lluvia, hace posible la vida en este mar de arena pobre en nutrientes. Pero es probable que el cambio climático acorte la temporada de lluvias.

En años normales, cuando las lluvias de verano se presentan con su habitual espectáculo de luz y sonido, las dunas cobran vida, con una auténtica explosión de hormigas y termitas con las que los cerdos hormigueros se dan un festín tras otro. Pero en el primer verano del estudio de Weyer, el de 2012-2013, no llovió en los meses más calurosos. La temporada registró valores muy por debajo de la media, y Tswalu entró en el invierno siguiente con las despensas mal abastecidas.

Mientras seguía a los animales de su estudio y descifraba sus heces, Weyer observó una drástica reducción de las hierbas, que como bien sabía reduciría las poblaciones de termitas cosechadoras. Al final del verano los cerdos hormigueros estaban famélicos. Aunque en condiciones normales son nocturnos, empezaron a salir de sus madrigueras en busca de comida durante el día para compensar sus noches de hambre.

Los implantes indicaban drásticas oscilaciones de su temperatura corporal en períodos de 24 horas, en contraste con la estabilidad propia de las temporadas en que gozaban de un suministro de alimentos fiable. Todo esto sugería que no recibían suficiente energía para mantener el calor durante la noche, y parecían querer compensarlo aprovechando las horas de luz para calentarse al sol.

Los constructores de moradas posibilitan la supervivencia colectiva en el duro Kalahari. Los tejedores republicanos comparten sus nidos con halconcitos africanos, eslizones y serpientes.

Pero esta inmediata adaptación de emergencia no impidió que muchos de los animales de Weyer sucumbiesen antes de que llegase la siguiente temporada de lluvias. De los seis ejemplares equipados con rastreadores en el estudio en 2012, cinco murieron en 2013. Weyer se encontró en el veld (voz afrikáans que denomina la meseta esteparia sudafricana) con los restos de muchos otros cerdos hormigueros muertos; y los supervivientes parecían apáticos, aturdidos, demacrados. Aquel año de sequía enviaba un claro mensaje: sin lluvias, aunque solo sea un verano, el tejido que urde la hierba, las hormigas, las termitas y los animales insectívoros puede empezar a deshacerse.

Cuando Hopewell 3 termina de dar cuenta de su primera ración de hormigas acróbatas, emprende una sinuosa ruta en dirección a sus comederos habituales. Panaino va tras ella, mientras Phakoago se escabulle para buscar señales de excremento enterrado.

Al cabo de una hora más o menos, la pangolina se detiene y excava una pequeña zanja en la arena. Panaino se emociona y enciende la linterna para alertar a Phakoago.

Los cerdos hormigueros, criaturas nocturnas tan esquivas como los pangolines, excavan madrigueras y abren el suelo endurecido por el calor para acceder a los termiteros para satisfacer sus necesidades de agua y comida.

Bien apostada sobre el hoyuelo, Hopewell 3 evacúa un lustroso montón de excremento negro. Por norma general Panaino evita molestar a los animales que estudia, pero si la pangolina se aleja arrastrando la cola, este oro del Kalahari se fundirá en la arena. De modo que la investigadora le levanta la cola con un dedo para proteger el tesoro cuando la pangolina se pone en marcha.

Lo que averigüen las investigadoras sobre la vida secreta de los habitantes de las dunas podría ayudar a los gestores de la conservación a proteger el Kalahari.

Para un científico ya es bastante difícil localizar un animal tan esquivo como este, y no digamos unas heces que en condiciones naturales se perderían en la arena. Las dos mujeres se arrodillan, las recogen con las manos y las introducen en una bolsa de muestras. Recuperado hasta el último fragmento, arrancan a bailar mientras improvisan una cancioncilla sobre la «caca de pango».

Unos días más tarde, Phakoago está de vuelta en el centro de investigación con un cubo, una jarra, un infusor de té y una fiambrera como material de laboratorio. Pesa unas heces secas recogidas dos meses antes, las pasa al cubo, añade un par de vasos de agua para separar lo importante de la arena y hace girar el recipiente como si fuese una buscadora de oro. Las heces se disuelven en un brebaje de color café con una espuma de cuerpos fragmentados –sobre todo cabezas de hormigas y termitas y un millón de patas diminutas– que se acumula en la superficie. Cuela el líquido y recoge un puñado de un material que recuerda a los posos del café. Más tarde colocará una muestra en el microscopio y contará una por una las cabezas, identificando y tabulando cada especie.

Las investigadoras usan esta laboriosa técnica para comprender en todos sus matices la dieta de los pangolines y los cerdos hormigueros. Estos conocimientos permitirán a la larga apreciar mejor la complejidad de unas relaciones entretejidas con el veld y ayudarán a gestionarlo mejor.

La sequía que asoló Tswalu durante el estudio de Weyer sobre el cerdo hormiguero proporcionó a la científica los datos de referencia necesarios para comparar la dieta de los años propicios y de los años complicados, así como para observar los cambios de comportamiento resultantes.

El estudio de Panaino muestra qué comen los pangolines y en qué cantidad.

La contribución de Phakoago ha sido examinar los excrementos tanto de los pangolines como de los cerdos hormigueros, recogidos en las mismas temporadas y en idénticas condiciones, para poder comparar los patrones de alimentación de ambas especies.

Después de intervenir quirúrgicamente a esta cobra de El Cabo para implantarle un dispositivo de rastreo, la veterinaria Jessica Briner le administra una bocanada de dióxido de carbono para eliminarle la anestesia de los pulmones y restablecerle la respiración normal.

Panaino, basándose en sus observaciones de que un pangolín come una media de 15.000 hormigas y termitas por noche, calcula que devora 5,5 millones al año. Si se añade el volumen de hormigas y termitas que ingieren un cerdo hormiguero y un proteles en un año, estima que el total de estos tres animales asciende a unos 100 millones de insectos. La cifra sería mucho mayor si se incluyese la larga lista de especies que también se alimentan de hormigas y termitas, aunque sea en parte. El tejedor republicano, por ejemplo, come principalmente plantas, pero las termitas suponen en torno al diez por ciento de su dieta, y el zorzal hormiguero meridional hace honor a su nombre.

Una noche, mientras Panaino y Phakoago escudriñan las ondas de radio en busca de señales de Hopewell 3 y otros animales del estudio que se hallen en las inmediaciones, por fin se produce el cambio.

Empieza con mudas explosiones iridiscentes en el horizonte de poniente. Y en menos de una hora, la luz estroboscópica de los relámpagos destella sobre las dunas circundantes, seguida del sonido de una maza de tambor golpeando una plancha de hojalata. El cielo comienza a hacerse añicos. Grietas luminosas resquebrajan las nubes, ensartando las colinas cercanas con rayos que abrasan la retina.

Un timbal de gotas golpea el suelo, islas efímeras de humedad en un océano de arena reseca, cuajando el aire con una niebla que huele a hierro. Las investigadoras deciden no salir esa noche: moverse por las dunas expuestas es demasiado peligroso, y en esas circunstancias seguramente los pangolines no querrán salir.

El crescendo es breve. El tiempo transcurrido entre las vetas de luz y los redobles de tambor que las acompañan se espacia más y más a medida que la tormenta se aleja hacia el este. Por ahora ha terminado, pero así es como deben llegar las lluvias. Así es como debe comenzar el reverdecer de la región. Las hierbas se erguirán lozanas, sus semillas se hincharán como gotas de rocío, y su abundancia supondrá un festín de vida.

Los geckos reanudan su coro, chasqueando en la noche.

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Entre los libros de la divulgadora científica sudafricana Leonie Joubert figuran Scorched, Boiling Point y The Hungry Season. El fotógrafo Thomas P. Peschak es colaborador habitual de la revista.

National Geographic Society, comprometida con la divulgación y la protección de las maravillas de nuestro planeta, financia desde 2017 la labor divulgativa del Explorador Thomas P. Peschak en torno a la biodiversidad.

Este artículo pertenece al número de Agosto de 2021 de la revista National Geographic.



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jueves, 15 de julio de 2021

Viajes. Los delfines adaptaron su esperma para reproducirse en el medio acuático

Hace 50 millones de años algunos herbívoros decidieron volver al mar, lo que supuso evolucionar y cambiar su morfología para adaptarse a la natación. Su metabolismo cambió drásticamente al sustituir la alimentación vegetal por una dieta rica en grasa y proteína basada en el consumo de pescado. Esta transformación contribuyó a la adaptación a las nuevas condiciones de falta de oxígeno durante largos periodos de tiempo. Según explica Alfonso Gutiérrez-Adán, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria del Consejo superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y autor de un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Current Biology, al cambiar la dieta de vegetales y polisacáridos de origen vegetal por proteínas y grasa, empezaron a usar los ácidos grasos como sustrato energético. De este modo, los músculos se adaptaron para utilizar las grasas como fuente energética, mientras que la glucosa se reservó para algunos tejidos específicos como el cerebro.

De este modo, según la misma investigación, el esperma de los delfines tuvo que adaptarse para permitir la reproducción en el medio marino. A diferencia de sus parientes terrestres, que usan la glucosa como fuente de energía, los espermatozoides de estos animales metabolizan ácidos grasos para moverse y conseguir llegar al óvulo para fecundarlo.

Cambios en la forma de reproducirse

En estas nuevas condiciones, también sus órganos y estrategias reproductivas sufrieron grandes transformaciones. Entre ellas, perdieron las glándulas seminales productoras del líquido seminal que nutre a los espermatozoides en su eyaculado, por lo que la fuente energética para poder desplazarse y fecundar el ovocito debía encontrarse acumulada en su interior. “Hemos descubierto que muchas de las enzimas de la ruta glicolítica, responsable de metabolizar la glucosa en el testículo, están inactivadas en el delfín. Esto se debe a que la vía que utilizan los espermatozoides para producir energía y moverse es la fosforilación oxidativa de lípidos, lo que supone que la especie experimentara una extraordinaria adaptación, imprescindible para reproducirse en las nuevas condiciones marinas”, matiza el experto.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación analizó el esperma del delfín y, en especial, los requerimientos de glucosa o piruvato para el movimiento, así como su motilidad, al inactivar la ruta de beta-oxidación mitocondrial de ácidos grasos. También realizaron análisis metabolómicos (de los procesos químicos que implican metabolitos, esto es, las moléculas producidas durante el proceso metabólico), para comprobar sus diferencias con el esperma de mamíferos terrestres, como el toro.

Una ballena jorobada muestra a la perfección sus barbas, la estructura suave y con forma de peina en la parte superior de la boca de las ballenas que les permite atrapar presas en su boca.

Una adaptación de los delfines, pero no de las ballenas

Los cetáceos se dividen en dos grandes grupos, los odontocetos (cetáceos dentados) y los misticetos (ballenas barbadas). Mientras que los primeros poseen dientes, como los delfines y las orcas, los segundos tienen barbas para filtrar, tragar y expulsar el agua a través de las barbas.

Los investigadores pudieron comprobar además que las mutaciones experimentadas por los delfines también se han observado en otras especies dentro del grupo de los odontocetos. Este cambio, advierten los científicos, parece imprescindible para su adaptación al mar y a una dieta de proteínas y grasas. Por su parte, la alimentación de las ballenas barbadas se basa en el kril, pequeños crustáceos marinos de diversas especies cuya composición es rica en un carbohidrato: la quitina.

Según afirma Gutiérrez-Adán, hasta la fecha no se han observado estas mutaciones en los genes glicolíticos de estas ballenas, aunque esto podría deberse a que se desconocen muchos datos sobre el metabolismo de estas criaturas. La siguiente fase del estudio, afirma el científico, será analizar la fuente energética y la estrategia que utilizan los delfines en el proceso de capacitación espermática, sin la cual no podrían reproducirse. Algo que, afirman los científicos, podría servir para aplicar estos conocimientos a biotecnologías reproductivas de las especies ganaderas, incluso a los humanos.



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lunes, 12 de julio de 2021

Pachinko. 10+1 lugares imprescindibles que ver en el Mar Menor

El Mar Menor es probablemente uno de los destinos de sol y playa más conocidos de España. Sin embargo, tras varios viajes a esta popular zona de la Región de Murcia nos hemos dado cuenta de que esta albufera y las localidades que la rodean son mucho más grandes y diversas de lo que nos imaginábamos.

Y no hacemos referencia a su geografía, sino a las numerosas posibilidades que brinda al viajero para que disfrute de unos días plagados de experiencias increíbles en un entorno realmente privilegiado. Toma nota que vamos a vamos a recomendarte 10+1 lugares imprescindibles que ver en el Mar Menor.

Planes que hacer en el Mar Menor

Qué hacer en Mar Menor

Pese a lo que indica su nombre, el Mar Menor es la laguna salada más grande de Europa y está separada del Mediterráneo por La Manga y sus 22 kilómetros de longitud.

Vista desde el aire es un paisaje de lo más peculiar, pero a ras de tierra te darás cuenta que goza de algunos rincones naturales y urbanos muy singulares que disfrutan de un clima muy benigno durante casi todo el año.

Para que descubras su arraigada tradición salinera y pesquera o su deliciosa gastronomía vamos a descubrir los mejores sitios que ver en el Mar Menor (o también puedes bajarte esta guía con 10 experiencias imprescindibles para hacer en la Región de Murcia).

Mar Menor, un paraíso para las actividades náuticas

Fotos del Mar Menor en Murcia, velero

Pronto te darás cuenta de que el Mar Menor y su hermano el Mediterráneo (al que en la Región de Murcia llaman Mar Mayor) es un verdadero paraíso para los amantes de la actividades náuticas.

Las buenas temperaturas de las que goza el litoral murciano, su poca profundidad y su habitual calma lo han convertido en uno de los mayores campos de regatas de España.

Nosotros tuvimos la suerte de hacer un espectacular paseo en velero desde el Club Náutico de Santiago de La Ribera para navegar entre las islas del Mar Mayor y el Mediterráneo y alucinamos con la variedad paisajística que tiene la zona.

Además, la región está llena de escuelas de vela, buceo, kayak, windsurf y kitesurf, así que no tendrás tiempo para aburrirte si te gusta disfrutar de los deportes marinos.

¿Quieres viajar al Mar Menor? Te lo prometiste

¿Te animas a descubrir el Mar Menor y disfrutar de su espectacular clima y sus playas alucinantes? En Logitravel lo tienen todo pensado para que puedas descubrir este fascinante destino murciano con total comodidad. Descubre las ofertas para pasarlo en grande y disfrutar de los mejores planes en la Costa Cálida. Puedes encontrar más información sobre este interesante destino de la Región de Murcia en el enlace anterior.

La gastronomía murciana y el caldero son imprescindibles

Fotos del Mar Menor en Murcia, arroz caldero

Si te gusta el buen comer y además eres de los que prefiere no dejarse medio sueldo en cada sentada, la Región de Murcia es tu destino. Cada vez que vayas te sorprenderá la calidad de sus productos y la forma tan respetuosa que tienen de tratarlos.

No probarás mejores verduras y salazones en otro lugar. Sin embargo, en el Mar Menor la estrella es el denominado caldero murciano. Se trata de un plato elaborado principalmente con arroz, ñora y pescados de primerísima calidad que le otorgan un sabor inmejorable.

Por una parte se sirve el arroz seco y por otra el pescado con una base de caldo de toma pan y moja. Ya sabes que a los alicantinos nos gusta decir que preparamos los mejores arroces del mundo, pero el caldero también merece un lugar de honor en el Olimpo del arroz. Nosotros lo probamos en el restaurante El Rubio 360 en Lo Pagán.

El Cabo de Palos, un joya natural junto a La Manga del Mar Menor

Fotos del Mar Menor en Murcia, Cabo de Palos

Si viajas al Mar Menor escucharás a sus habitantes hablar con mucho orgullo del Cabo de Palos, y no es para menos.

A pocos minutos de La Manga se encuentra un pueblecito de pescadores ubicado junto a uno de los rincones naturales más especiales de la Región de Murcia y que preside un precioso faro en una colina, que en su momento sirvió para el avistamiento de posibles ataques piratas.

Las aguas que hay en el entorno del Cabo de Palos son completamente cristalinas donde se pueden ver incluso praderas de posidonia mediterránea.

Toda esta zona forma parte de la reserva marina Cabo de Palos-Islas Hormigas que es un verdadero tesoro para submarinistas. El pueblo homónimo es encantador y con las capturas que traen cada día los pescadores puedes disfrutar de los mejores calderos de la zona.

La visita guiada al Cabo de Palos es uno de los momentos seguros que puedes vivir en la región de Murcia.

Embadurnarte de lodos y barros en San Pedro del Pinatar

Fotos del Mar Menor en Murcia, lodos en San Pedro del Pinatar

Una de las imágenes más peculiares del Mar Menor la podrás encontrar en el litoral de San Pedro del Pinatar. Por un lado la playa y separado por el paseo marítimo al otro encontrarás a gente embadurnándose todo el cuerpo con lodos de arriba a abajo.

Hay como una especie de plataformas de madera similares a un embarcadero que facilitan el secado de los barros. ¿Pero qué anima a todas estas personas a pringarse toda la anatomía?

La razón es terapéutica, ya que estos lodos tienen propiedades muy beneficiosas para la salud y ayudan a prevenir y aliviar el reumatismo, la artritis, la gota, y otras dolencias de la piel.

Viene gente de muchos lugares lejanos, especialmente de aquellos con mayor tradición de balnearios. Una vez termina el «tratamiento» se pueden quitar el barro seco en las charcas de las salinas.

Observar los flamencos y otras aves en el Mar Menor

Fotos del Mar Menor en Murcia, flamencos

Las aves que más llaman la atención en el Mar Menor son los elegantes flamencos que descansan en las lagunas y salinas próximas a San Pedro del Pinatar. De hecho, su bello plumaje y figura estilizada contrasta fuertemente con las personas que están disfrutando de los lodos a pocos metros.

Sin embargo, el Mar Menor es un lugar excelente para los amantes de la observación de aves.

Además de los flamencos, en las encañizadas e islas de la zona habitan la garceta común, la gaviota reidora, la cigüeñuela, el tarro blanco, la gaviota picofina, la avoceta, el chorlitejo patinegro, la gaviota de audouin, el pito real, el correlimos tridáctilo, el zampullín cuellinegro, el charrancito.

Si te gusta el birdwatching no lo dudes y escápate a este precioso enclave que además forma parte de los mejores planes para disfrutar de la naturaleza en Murcia.

En el Mar Menor… también hay molinos

Fotos del Mar Menor en Murcia, molinos salineros

Cervantes y el Quijote hicieron universalmente famosos los molinos de viento de Castilla La Mancha, pero hay otras muchas regiones de España donde todavía se pueden observar estas construcciones tan bellas.

Sin embargo, la utilidad que se le daban en el Mar Menor eran muy distintas pues estaban relacionados con la producción de la sal. Hoy en día son una rareza, pues en esta zona de la Región de Murcia solamente se conservan dos molinos salineros.

Se trata de Quintín y Calcetera en San Pedro del Pinatar cuya tracción servía para transportar el agua hasta las salinas. Su estructura es ligeramente distinta a la de los molinos manchegos, y son fácilmente reconocibles por sus 8 aspas unidas por un círculo exterior.

Relax y tratamientos de talasoterapia en el Mar Menor

Fotos del Mar Menor en Murcia, talasoterapia

Hace muchos años de nuestro primer viaje al Mar Menor. Aunque por aquel entonces todavía éramos jóvenes y lozanos, el motivo de nuestra escapada fue disfrutar de los tratamientos de talasoterapia del Mar Menor.

Cabe decir que regresamos muy relajaditos y con la piel más suave que la del culito de un bebé. ¿Pero qué es eso de la talasoterapia?

Se trata de una serie de terapias que utilizan elementos marinos como el agua y los lodos con fines terapéuticos. Hay gente que lo simplifica diciendo que estos centros son como spa, pero con agua de mar… aunque lo cierto es que tiene muchas más finalidades que el simple relax.

En nuestro último viaje al Mar Menor pudimos repetir en el impresionante Thalasia Costa de Murcia y el resultado fue más que satisfactorio.

Ruta en bici para disfrutar del Street Art de Los Alcázares

Fotos del Mar Menor en Murcia, Street art El trapecista

Más que en bici, la ruta la hicimos en tándem, pues la dos ruedas no son precisamente nuestro fuerte. Sin embargo, aquí el medio no es tan importante como el fondo y la belleza de la colección de arte urbano que hay repartida por toda la localidad de Los Alcázares.

Estos impresionantes murales forman parte del proyecto «El Pueblo Pintado» impulsado por el colectivo la Compañía de Mario y financiado por el Ayuntamiento de Los Alcázares. Existen más de 150 obras repartidas por todo el municipio y la mayoría son de una plasticidad extraordinaria.

Tuvimos la gran suerte de descubrir algunos de los «lienzos» más espectaculares en una fantástica ruta guiada por uno de sus máximos impulsores, Jesús Gracia «El Trapecista«. Puedes situar todas las obras en este trabajado mapa que ha elaborado el propio Jesús.

Visitar las salinas y ver su preciosa agua rosada

Fotos del Mar Menor en Murcia, charcas rosas de sal

Históricamente la sal ha sido sinónimo de riqueza, de hecho la palabra salario procede de esta especie de oro blanco que se utilizaba para conservar alimentos.

En el Mar Menor se encuentran las salinas de San Pedro del Pinatar que actualmente gozan de la figura de Espacio Natural Protegido. Está dotado de numerosos senderos que se pueden recorrer a pie o en bici.

Lo que resulta más interesante de la visita a las salinas es observar sus peculiares charcas cristalizadoras que se utilizan para procesar la sal y que dotan al agua de un espectacular color rosado obtenido de manera natural.

Estas aguas recuerdan mucho a la imagen del popular Lago Rosa de Dakar en Senegal y se encuentran entre los lugares más instagrameables de la Región de Murcia.

Disfrutar de los festivales de verano del Mar Menor

Fotos del Mar Menor en Murcia, Cante de Las Minas

El verano también es sinónimo de ocio, cultura y diversión… y de eso saben y mucho en el Mar Menor. Músicas del mundo, danza, pop, teatro clásico, flamenco, jazz… llenan las noches de la costa murciana de arte.

La programación es de lo más variada y para todos los públicos. Algunos certámenes como el Cante de las Minas en La Unión traspasan fronteras y acaparan todas las portadas, pero seguro que encuentras algún certamen que se adapte a tus gustos.

Y por supuesto… bañarte y relajarte en las playas del Mar Menor

Fotos del Mar Menor en Murcia, balnearios

Con un clima tan excepcional casi todo el año, no puedes irte del Mar Menor sin disfrutar de sus fantásticas playas casi en cualquier época del año.

Su litoral tiene una longitud de 73 kilómetros de costa normalmente bañada por aguas tranquilas y poco profundas. Estas condiciones son ideales para darte un chapuzón o relajarte en su arena de color dorado o ver algunas de las mejores puestas de sol del Mediterráneo.

Ya sea en La Manga del Mar Menor (que pertenece a Cartagena en su parte sur y a San Javier en el norte), en el Cabo de Palos, en Los Alcázares, en San Javier o en San Pedro del Pinatar encontrarás una playa perfecta para ti y los tuyos.

Fotos del Mar Menor en Murcia, atardecer en Los Alcazares

¿Te han gustado nuestras recomendaciones sobre qué ver en el Mar Menor? ¿Nos recomiendas otros lugares para visitar en esta hermosa zona de la Región de Murcia? Cuéntanoslo en los comentarios.

Tienes más información en la web oficial de Murcia Turística.

La entrada 10+1 lugares imprescindibles que ver en el Mar Menor apareció primero en El Pachinko.

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