viernes, 31 de mayo de 2013

Periodismo viajero. GALVE, TERUEL: Viaje al Cretácico

Galve, pueblecito perdido en los límites del Maestrazgo turolense, ha tenido la suerte de ser uno de los lugares de España donde han aparecido restos y huellas de dinosaurios. La historia de estos hallazgos va ligada a una persona: José María Herrero, quien desde niño se interesa por todo lo relativo a fósiles y huevos petrificados que salen al arar los campos.

De aquella labor, continuada por su prole, se publicaron los primeros trabajos en los años 50. Enseguida se dieron cuenta de que los yacimientos de Galve figuraban entre lo más importantes del Cretácico inferior (entre 130 y 120 millones de años).


Gruta de las Graderas )Molinos)

Gruta de las Graderas (Molinos)



Paleontólogos de distintas universidades de España y Europa vinieron a hacer estudios sobre el terreno, y de toda esta labor se creó en 1993 el Museo y el Parque Paleontológico de Galve. En el primero, clasificado en vitrinas, se puede ver desde restos de pequeños mamíferos del Cretácico hasta vértebras fosilizadas del Iguanodón, un animal que medía unos 9 m. de longitud, o un fémur de un Saurápodo, de 1,40 m. de altura, que por ser una especie cuyas características difieren de las halladas hasta ahora, se le ha bautizado como Aragosaurus, en relación con el lugar –Aragón– donde se ha encontrado.


Los científicos siguen estudiando restos hallados en la zona

Los científicos siguen estudiando restos hallados en la zona



Miguel Ángel Herrero, hijo de José María, pone gran pasión en las explicaciones que ofrece a los visitantes del museo y con una lupa de 20 aumentos muestra pequeños restos de mamíferos de aquella época, que desmitifican la creencia que tenemos de que entonces sólo había grandes animales. Nos daremos cuenta de que mientras algunas especies ya han desaparecido, otras -como el cocodrilo- apenas han sufrido cambios. (Horarios: de 10 a 14 h y de 16 a 20 h. Tel. 978 77 60 47).


Parque paleontológico de Galve

Parque paleontológico de Galve



La visita se puede completar en el Parque Paleontológico a la salida del pueblo. Allí se pueden observar dos ejemplares a tamaño natural de Iguanodón y Aragosaurus; si seguimos el sendero, tras pasar junto al puente medieval, podremos ver colgado entre paredes rocosas un reptil volador. En dirección contraria, una pista transitable en coche, en 5 km., nos lleva hasta una zona de icnitas (huellas de dinosaurio) bien señalizadas.

Los Saurópodos eran dinosaurios enormes, los mayores de esta especie, pero sólo se alimentaban de vegetales. El Iguanodón era más pequeño, andaba sobre las patas traseras y era herbívoro. Algunos llegaron a tener 2.000 dientes, lo que explica su capacidad para devorar árboles enteros. Los pequeños -Tiranosaurios y Driosaurios- podían alcanzar los 70 km. por hora, y los grandes Saurópodos como el Apatosaurio, sólo se movían a 4 km/h.


EXPLORANDO BAJO LA TIERRA


Si estamos cansados de tanto dinosaurio, por unos momentos podemos convertirnos en exploradores del mundo subterráneo acercándonos hasta la gruta de las Graderas, cercana a la población de Molinos. Esta cueva recibe el sobrenombre de cristal y su mayor atractivo reside en la gran cantidad de excéntricas, formaciones de estalactitas que se desviaron de su verticalidad debido a corrientes de aire. La cueva es pequeña y está formada por dos salas, ambas iluminadas; la más grande prersenta un sinfin de formaciones, todas de gran belleza (Ver foto arriba)


Por Jordi Bastart



CÓMO IR


Galve está al noroeste de Teruel, y se llega por una carretera local que desde cerca del puerto del Esquinazo (N-420) va hasta la A-228. Molinos está al noreste de la anterior, muy cerca de la N-221.


QUÉ VER


En la plaza Mayor de Molinos se levanta la Iglesia de Ntra. Sra. de las Nieves, con dos portadas góticas.

En un rehabilitado Ayuntamiento hay una exposición dedicada al artista Eleuterio Blasco Ferrer, y sobre los lavaderos públicos hay un pequeño museo del entorno natural y rural.

A la salida de Molinos está el Instituto de Restauración del Maestrazgo, escuela taller que imparte cursos de restauración de muebles antiguos, pintura y escultura.


DÓNDE COMER


En esta zona del Maestrazgo, el cordero y el ganado porcino constituyen el fundamento de una cocina contundente, de acuerdo con los rigores invernales, junto con las ollas, pucheros y estofados, en los que interviene la carne de caza y gran variedad de embutidos.

En el restaurante La Yedra (Galve), encontramos comida sencilla pero de gusto: morro de cerdo con judías o los garbanzos con salsa de almendras.

En Molinos podemos comer en El Fontanal o el Hostal de la Villa, ambos en el centro del pueblo y dotados con cocina tradicional: caldereta de cordero, conejo escabechado, o las judías blancas con oreja de cerdo.






via jordibastart@turismoverde.com http://espirituviajero.com/galve-teruel-viaje-al-cretacico/

jueves, 23 de mayo de 2013

Apuntes. Visita a Dubrovnik: rincones de foto


Dubrovnik es, de lejos, la ciudad más visitada de Croacia y en los últimos años se ha convertido también en una de las más populares de Europa. En su momento ya dejé aquí un listado de sugerencias sobre "Qué ver en Dubrovnik ". En esta ocasión me gustaría mostraros esta bellísima ciudad -cuyo casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad- a través de una pequeña selección de fotos. Espero abrir el apetito viajero de aquellos que aún no la conozcan. Aunque el turismo es masivo en temporada alta, es una ciudad que no podemos dejar de recomendar. Simplemente fantástica.



Ver galería completa en Facebook [27 fotos]

Dubrovnik desde las alturas

Como podéis ver en la foto, una de las mejores formas de disfrutar de la ciudad es, irónicamente, alejarse de ella. En nuestro caso fue sencillo ya que llegamos a Dubrovnik por carretera. En vez de dirigirnos hacia el centro, bastó con pasar de largo. Varios miradores aquí y allá ofrecen inmejorables oportunidades de tomar una buena foto panorámica. Si llegáis en crucero o en avión hay un modo mucho más popular de subir a las alturas: el teleférico. Nosotros no lo probamos porque ya estábamos satisfechos con las vistas que habíamos disfrutado y porque no era especialmente barato (12€ aprox.). Sin embargo, es una de las actividades mejor valoradas en webs de viajeros, así que no dudo de que la experiencia debe merecer la pena. Y, ya que se paga, se tiene la ventaja de estar mucho más alto.




Las murallas de Dubrovnik

Si hay una actividad en Dubrovnik por la que vale la pena pagar ésa es el paseo por las Murallas (unos 10€ en 2011). El recorrido, de casi 2km, se hace alrededor de toda la Stari Grad (ciudad vieja) volviendo al punto de origen. Es conveniente evitar el paseo en horas de calor ya que la caminata puede durar unas 2h si nos lo tomamos con calma. De todos modos, en el trayecto encontraremos alguna tienda y pequeños bares donde podremos refrescarnos y recuperar el aliento. Incluso tendremos la oportunidad de interrumpir el recorrido en alguna de las puertas secundarias, así que no hay excusa para perderse esta experiencia.




Algo que no debe faltarnos durante el camino es la cámara. Y más vale que vayamos bien de batería, porque son innumerables los puntos en los cuales uno se pasaría horas dándole al disparador. En el primer tramo del recorrido, si hemos entrado por la puerta principal, estaremos siempre cerca del Adriático. En el extremo norte veremos la sobria fortaleza de Lovrijenac y desde el extremo sur divisaremos la isla de Lokrum. Tras rodear el puerto el camino se empina un poco y abandonamos el litoral. En esta zona el esfuerzo se recompensa con las mejores vistas de los característicos tejados rojos de la ciudad.







Calles y edificios

Después de realizar estas visitas panorámicas ya sólo nos resta disfrutar de Dubrovnik a pie de calle. Tras cada esquina hay una foto de postal, así que es difícil destacar un rincón en concreto. La calle que no podríamos evitar aunque quisiéramos y en torno a la cual gira todo es la "Placa", la avenida principal, que cruza de un extremo a otro la ciudad vieja. Entrando por la Puerta de Pile encontraremos la gran Fuente de Onofrio y el acceso principal a las Murallas. A pocos metros de la puerta se encuentra también el Monasterio Franciscano. Que no os extrañe ver a gente intentando mantenerse en equilibrio sobre una pequeña gárgola que sobresale de la pared. Según la tradición da suerte en el amor mantenerse en equilibrio y quitarse la camiseta.




En el otro extremo de la calle se acumulan varios edificios ilustres, como la Iglesia de San Blas o el Palacio Sponza. Además, a pocos metros podemos visitar la Catedral o acceder al puerto. Dubrovnik, que fue bombardeada cruelmente entre 1991 y 1992, aún conserva algunas marcas de esa época oscura, pero la mayor parte de la ciudad fue reconstruida y luce un aspecto brillante. Algunos dirán que todo parece incluso demasiado perfecto y pensarán que ha sido diseñada para atraer al turismo. Sin embargo, hay que recordar que Dubrovnik ya era Patrimonio de la Humanidad desde 1979 y que fue reconstruida respetando fielmente su arquitectura tradicional. La ayuda de la UNESCO, en este caso, fue clave para la recuperación de una ciudad que revive ahora sus mejores tiempos.










Enlaces prácticos

► Info. turismo: Dubrovnik | Croacia

► Vuelos directos:

Barcelona (Vueling), Madrid y Bilbao (Iberia). También podéis buscar vuelos a Split (213km al norte) desde Barcelona (Vueling) y Madrid (Iberia).

► Alojamiento:

Como es de esperar, alojarse en la ciudad vieja (dentro de las murallas) es más caro que en cualquier otra zona de la ciudad. Los alojamientos más económicos los encontraremos en las zonas de Lapad y Babin Kuk, al noroeste de la ciudad vieja. Si estáis interesados podéis mirar los apartamentos en Dubrovnik de Only-Apartments. Veréis que en esas zonas los hay a partir de 20€/persona.



Fotos: (1 y 2) Vistas de Dubrovnik desde la carretera (3) Fortaleza de Lovrijenac desde las Murallas (4) Isla de Lokrum y puerto de Dubrovnik desde las Murallas (5) Vistas desde la muralla (6 y 8) Calle Placa (7 y 9) Iglesia de San Blas. Autoría: Lupe (Los apuntes del viajero)







via Pruden Rodríguez http://www.losapuntesdelviajero.com/2013/05/visitar-dubrovnik-croacia-fotos.html

martes, 21 de mayo de 2013

Mujeres que viajaron. Immigrant, exiled and hybrid: Nineteenth-century Latin American women travel writers por Luz Hincapié


Luz Hincapié presenta su tesis Immigrant, exiled and hybrid: Nineteenth-century Latin American women travel writers, para lograr el grado de Master of Arts (Post-colonial Literatures) University of Wollongong, Australia, 2002.

Esta investigación -publicada en inglés- se centra en el tema de la identidad y la experiencia del desplazamiento, empleando una metodología interdisciplinaria, basada en un análisis del discurso textual. Las autoras seleccionadas María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, condesa de Merlín, Soledad Acosta de Samper y de Juana Manuela Gorriti. Ellas fueron escogidas por sus diversas experiencias de viaje: migración, trabajo, ocio y el exilio, respectivamente, teniendo en consideración sus diferentes orígenes nacionales (Cuba, Colombia y Argentina). El análisis se centra en la forma en que las autoras construyen una identidad en sus textos e identifica las estrategias empleadas para hacerlo. Por lo tanto, un análisis discursivo del texto de Merlin muestra cómo la autora reconstruye la identidad nacional a través de su doble autoconstrucción tanto como criolla cubana y como condesa francesa. En el caso de Acosta, su texto constituye una herramienta para construir una voz erudita, científica, de la autora en un momento en que las restricciones a la producción de relatos de viajes de las mujeres apuntan hacia discursos más típicamente "femeninos". Por último, el texto de Gorriti permite a la autora recuperar un pasado perdido por el exilio y la construcción de una identidad nacional basada en una pertenencia trinacional.






via Carla Ulloa Inostroza http://historiasmujeresviajeras.blogspot.com/2013/05/immigrant-exiled-and-hybrid-nineteenth.html

Periodismo viajero. SUDÁFRICA, DE MODA

Sin duda Sudáfriuca tiene mucho que ofrecer y así lo ve cada vez un mayor número de españoles. La riqueza natural de Sudáfrica ha sido la fuente de atracción principal que siempre ha tenido este país africano para todos aquellos que lo han visitado. Es casi un continente dentro de un país, gracias a su extensión y situación geográficas. No sólo goza de espacios naturales idílicos, sino que el desarrollo en las ciudades es igual de espectacular que el que han experimentado capitales europeas a americanas.



Atrás ya han quedado los tiempos de la discriminación racial, las luchas entre blancos y negros, y Sudáfrica se proyecta como una potencia mundial dentro del continente africano. Sudáfrica es un destino ideal para el turista en busca de variedad. Pero sin duda lo que primero encuentra es la naturaleza en casi todas sus manifestaciones. Hermosas playas, lagos, bosques y montañas, intercalados con monte virgen y desiertos, como el Kalahari.



Situado en la frontera con Botswana y Namibia, es el pionero de los parques de transfrontera con el vecino país de Botswana y recibe el nombre de Kgalagadi Transfrontier. Es una región fascinante, semidesértica y misteriosa, llena de leyendas, supersticiones y contrastes, con una vegetación tan extraña como escasa, sobre un suelo aparentemente estéril, de dunas color ocre rojizo. Al igual que la vegetación, la fauna se encuentra en las cercanías de los ríos, que sirven de caminos para las grandes manadas de ñu, elands, oryx, kudus y antílopes pequeños. Los carnívoros están bien representados en el león del Kalahari, leopardos, perros salvajes, hienas y chacales. La avifauna es importante, con gran número de pájaros de gran tamaño como avestruces, pájaro secretario, kori bustards y águilas marciales.




Reservas y parques naturales


Los amantes de la naturaleza apreciarán la alta prioridad dada a su conservación, manifiesta inequívocamente en la gran cantidad de reservas y parques nacionales, como el mundialmente famoso Parque Kruger, el más grande e importante de Sudáfrica, reconocido internacionalmente como el Rey de los Parques Nacionales por el delicado manejo del equilibrio ecológico, producto de una experiencia ganada durante más de un siglo. Con una superficie de 2.000.000 de hectáreas. cuenta con 147 diferentes especies de mamíferos, incluyendo los “Cinco Grandes”: elefante, rinoceronte, búfalo, león y leopardo, 507 especies de pájaros, 114 especies de reptiles y 33 especies de anfibios. En total 801 especies de animales y una inmensa variedad de vegetación, con magníficos árboles como el baobab, árbol paraguas, árbol de la fiebre, marula, etc.



El Parque puede visitarse todo el año y dentro hay 16 campamentos que ofrecen una buena variedad de alojamiento en cabañas con techos de paja, bungalos , chalets y tiendas de campaña, restaurantes, cafeterías y tiendas de artículos regionales y de primera necesidad. Además de algunas otras facilidades como piscina, museo, salas de conferencias, campo de golf, etc. Además de la naturaleza, Kruger alberga también las huellas de los antiguos habitantes de la zona. Hay 254 sitios arqueológicos conocidos, entre los que se incluyen aproximadamente 130 lugares con interesantes pinturas rupestres.



Pero la naturaleza no es la única atracción que el país ofrece al turista. La diversidad de su población no puede menos que fascinar a aquellos interesados en la cultura, la música y el arte en todas sus manifestaciones, y brinda la oportunidad de conocer gente de los más variados origines, y en particular ancestrales tribus africanas, zulú , xhosa , ndebeles, etc. compartiendo con ellos sus costumbres y tradiciones.



Ciudades vibrantes


Hay que sumar a lo anterior el encanto de sus ciudades. Ciudad del Cabo es una de las ciudades más bonitas del mundo. Mezcla de Río de Janeiro, San Francisco y Niza, está bañada por una luz austral, cristalina, que al atardecer tiñe de oro las montañas y el mar que la rodean. Más que la ciudad en sí, lo deslumbrante es el paisaje, la geografía… La idílica belleza de Ciudad del Cabo, con su marcada influencia holandesa y dominada por la imponente majestuosidad de la Table Mountain (Montaña de la Mesa), a la que se puede subir por teleférico.




Ciudad del Cabo, al contrario de muchas urbes, integra a la naturaleza, no se divorcia de ella. Si de un lado está el mar, del otro reina la montaña, la famosa Table Mountain, que en efecto parece una gigantesca mesa casi siempre adornada con un mantel de nubes que se desparraman por la ladera como encaje. Durante siglos ha sido la anhelada visión de los navegantes que, antes de doblar el cabo y seguir ruta hacia Extremo Oriente, se detenían en este vergel para avituallarse de agua, de verduras y de carne fresca.





Table Mountain no es sólo un escenario sublime poblado por 2.256 especies de plantas, sino que divide la ciudad en zonas distintas: espléndidos parques públicos como el jardín botánico de Kirstenbosch, único en el mundo por la riqueza y la diversidad de sus plantas, bosques silvestres atravesados por senderos, y otros que albergan mansiones que poco tienen que envidiar a las de Beverly Hills, viñedos con sus espléndidas casas de estilo holandés y, justo abajo, entre el puerto y la montaña, lo que llaman el bowl, el cuenco, el núcleo central de la ciudad. Ciudad del Cabo tiene un ritmo despreocupado y amable, bajo la fresca sombra de sus calles arboladas, en los soleados días de verano, el Jardín Botánico de Kirstenbosch, guarda el tesoro mayor de la región, sus flores silvestres.



Johannesburgo es conocida como “la ciudad bosque”, y es la más rica del país; debe su existencia al descubrimiento y explotación de grandes depósitos de oro. Aquí están las minas de oro más ricas del mundo, entre las elevaciones del “Gold Reef”. En la ciudad, el mirador del edificio más alto del continente, con vistas espectaculares de la ciudad y el vertiginoso movimiento del radio céntrico, sus instituciones, su historia y sus anécdotas. La elegante zona de las mansiones de los magnates del oro sobre las colinas, museos, parques y paseos, las zonas residenciales, el zoológico y el Jardín Botánico.

Soweto, la vibrante ciudad negra cuna de la resistencia al apartheid, está en el suroeste de Johannesburgo, tiene numerosos lugares de interés, relacionados con los personajes significativos de esa lucha, incluyendo la casa de Nelson Mandela antes de ir a prisión, la legendaria Iglesia Regina Mundi, monumentos, museos, artistas locales y zonas residenciales. Hoy es un vibrante ejemplo de una sociedad negra urbana.



La ruta de los viñedos


En el recorrido por Sudáfrica hay que encontrar tiempo para realizar la pintoresca Ruta de los Viñedos. Esparcidos al pie de las montañas están los más cotizados viñedos y bodegas de África, conocidos en todo el mundo por la calidad de sus productos, con muy pintorescos lugares como Paarl, Franschoek y Stellenbosch, Worcester, Robertson y Montagu. Todos ellos ofrecen la oportunidad de visitar sus instalaciones, conocer su historia y al tiempo que uno se deleita con sus vinos, disfruta de una exquisita comida.



Otro recorrido interesante es la llamada “Ruta Jardín”, que discurre por un precioso tramo de costa en la provincia del Cabo Occidental a lo largo de 65 kms. La estrecha llanura costera incluye una sucesión de lagos, montañas, colinas y densos bosques autóctonos así como grandes plantaciones de eucaliptos, ríos que descienden hacia el mar y extensas playas de arenas blancas o bahías como las de Mossel, Herold y Buffalo. Es idóneo para la práctica de deportes acuáticos o la observación ornitológica.


Por Enrique Sancho


MÁS INFORMACIÓN

www.sudafrica.com

www.southafrica.net






via Espíritu Viajero Administración http://espirituviajero.com/sudafrica-de-moda/

jueves, 16 de mayo de 2013

Curiosidades. Exposición L’Art en Guerre en el Museo Guggenheim de Bilbao

Si eres un amante del arte, tienes una cita en el Museo Guggenheim de Bilbao hasta el próximo 8 de septiembre; y es que este prestigioso museo alojará durante los próximos meses la exposición “L´Art en Guerre. Francia, 1938-1947 de Picasso a Dubuffet”. Con un nombre tan significativo,...



Si quieres seguir leyendo visítanos en http://sobreturismo.es. ¡Gracias!



via Miriam Martí http://sobreturismo.es/2013/05/16/exposicion-lart-en-guerre-en-el-museo-guggenheim-de-bilbao/

Periodismo viajero. MYANMAR, En el reino de la eterna sonrisa

Aquél que controle firmemente sus sentidos, incluso los dioses llegarán a envidiar”. Cierro el librito y lo dejo sobre mi regazo. La anciana y el muchacho que tengo enfrente me miran con expresión interrogante ¿Estarán viendo en mí esa sonrisa beatífica que veo en todo el mundo? Como yo, todos cuantos me rodean están empapados en sudor. Desde muy temprano la temperatura de mi termómetro sigue empeñada en marcar los 40 grados C y, sin embargo, nadie, en ningún momento, ha dejado de sonreír en este viaje lento, interminable, hipnótico. Son las dos de la tarde y estoy en el viejo compartimento de un tren que salió esta mañana de Yangón y que me lleva hacia uno de los destinos más deseados de mi catálogo viajero: la ciudad de Mandalay. Estoy en Birmania. Perdón, Myanmar.

Desde mi llegada a la ciudad me siento cautivo del más extraño estado de ánimo. Como el tren en que viajo, todas las cosas que voy encontrando en este país se mueven a una velocidad e inercia desconocidas hasta ahora para mí. Es como si las exigencias del tiempo no existieran, porque, para empezar, aquí la palabra “tiempo” no tiene sentido.



Hace rato que me duele la espalda, las piernas, y las rodillas, pero descubro en las páginas del libro que no dejo ni a sol ni a sombra, -el “Dhammapada o Las enseñanzas de Buda”, que ya está más pringoso que yo-, ese conocimiento que los pasajeros de mi tren viven desde hace 2.500 años. Todo el mundo parece cansado, pero nadie ha dejado de sonreír ni un solo momento. Por mi parte, estoy seguro de que muy pronto los dioses empezarán a envidiarme, mientras el termómetro sigue anclado en los 40, y el tren nos lleva a través de las tierras del río Irrawaddy, hacia la provincia de Shan.

Si alguien tiene dudas en localizar un país tan desconocido como Myanmar, debería saber que se trata de la nación más grande del sudeste asiático. A la China debe los rasgos más esenciales de sus etnias, mientras que de la India procede su cultura profundamente budista (Buda nació en ella). La mezcla de ambas cosas, más el aislamiento producido por densas selvas y altas montañas al norte, e inhóspitas costas al sur (sin olvidar una reciente y feroz política de candado), favoreció en Myanmar una cultura y tradiciones marcadamente distintas a las de sus vecinos, y por supuesto, única en el mundo.

Myanmar es el país de los mil templos y pagodas doradas, del jade y el rubí, de grandes mesetas fluviales e inmensos arrozales reverdecidos por las lluvias del monzón, de milenarios y sofisticados reinos, de selvas y elefantes, y de cientos de espíritus celestiales y leyendas. Pero para el viajero de a pie, Myanmar es, básicamente, y de principio a fin, el reino de la sonrisa eterna.


Templo de Khutodaw, Mandalay

Templo de Khutodaw, Mandalay



BIENVENIDO A LA CIUDAD DORADA

Si uno le echa un vistazo al mapa del país, comprenderá por qué Mandalay es la ciudad más cara en el corazón de los birmanos. Está justo en el centro de su asimétrica geografía. Quizá por esto también sea su centro intelectual, artístico y religioso, que no es precisamente poco.

Desde muy joven el hechizo de su nombre despertó en mí un poder de atracción irresistible. Al empezar a explorar Asia, en cada viaje me hacía una promesa: el año que viene, a Mandalay. Ahora pienso que debería escribir a todos mis amigos para decirles que por fín lo he conseguido.

Con su atmósfera destartalada y aletargada, Mandalay posee el sabor de una ciudad que acaba de ser descubierta, con la que yo soñaba. Pero el chino que regenta el hotel en el que me hospedo, asegura que es todo lo contrario:

-¡Mandalay es el centro del mundo!-.


Templo de Atu-ma-Shi-Kyang, Mandalay

Templo de Atu-ma-Shi-Kyang, Mandalay



A fin de comprobarlo por mí mismo, prescindo del calor bochornoso que hace y emprendo la ascensión a la colina de Mandalay, que con sus 236 m. es el mejor mirador de la ciudad. A primera vista sorprende la simetría de su trazado urbano, con calles numeradas como si se tratara de una pequeña Manhattan, sólo que con olor a incienso y especias. Pero pronto la inconfundible silueta de los templos birmanos me tienen de nuevo encandilado.

Mandalay es una ciudad con un “duende” muy especial, pues si la fecha de su fundación es reciente -1857-, su fama es muy anterior a su existencia. La leyenda dice -y recuérdese que en un país budista éstas jamás son tomadas a chacota-, que el Buda Gautama visitó en su día la región en compañía de su discípulo Ananda. En lo alto de la colina de Mandalay, éste profetizó que una gran ciudad dedicada a la fe budista se levantaría a los pies de donde se hallaba. Y aunque olvidó decir que tardaría unos 2.400 años en hacerse realidad, esto es exactamente lo que sucedió. En 1857 el rey Mindon manda trasladar los edificios de madera de teca de su palacio -en la capital de Amarapura- al nuevo emplazamiento junto al río Irrawaddi. Así mismo inicia la construcción de magníficos templos a tal velocidad, que en 1859 la ciudad está oficialmente acabada, y dos años más tarde el monarca se instala en Mandalay con su gobierno y 150.000 habitantes de Amarapura.


Río Irrawaddy. Frenética actividad en el puerto fluvial de Mandalay

Río Irrawaddy. Frenética actividad en el puerto fluvial de Mandalay



Desgraciadamente para nosotros y nuestras creencias búdicas, durante la Segunda Guerra Mundial la impía aviación británica bombardea la ciudad tomada por los japoneses, y el fantástico palacio de Mindon queda reducido a cenizas. Hoy sólo podemos ver las murallas dentadas, el foso, los accesos y el mausuleo del rey. Para contrarrestar este anticlímax, Mandalay ofrece, no obstante, un rosario de deliciosos templos y pagodas. La belleza de sus formas se corresponde al lío que se hace mi lengua al tratar de nombrarlos. Asómbrense: el templo de Shweyattaw, Kyauktawgyi, Sandamuni y ¡la pagoda de Shwekyimyint!

En el templo de Khutodaw encuentro un poco de alivio al galimatías fonético en el que baila mi cerebro. La razón es simple: éste alberga 729 losas de mármol que juntas forman el texto inscrito del Tripitaka o Cánon de escrituras Budista. Los monjes me dicen que no finja leer pali: si así fuera, tardaría 6 meses en recitar el texto al completo.


Ella, al mercado; él, a la escuela...

Ella, al mercado; él, a la escuela…



Para los viajeros adictos a los viajes fluviales, Birmania es un caramelo. Con un país que tiene más de 8.000 km. de vías navegables, el barco es la forma más romántica de trasladarse por su idílico paisaje. Es lo que hago yo cuando decido recorrer los 193 km. que separan Mandalay de Bagán. Descender por el río Irrawaddy es de las vivencias más exaltantes que puedas imaginar, especialmente si sabes que deberás compartirla con 300 pasajeros del puente inferior del barco. La única exigencia es no ser avaro con el tiempo (¿he dicho tiempo?), y disfrutar de los yemwé (tés) que te ofrecerán tus nuevos amigos.

Por supuesto, nada te prepara para lo que te espera cuando el vetusto ferry atraca en la pequeña población de Nyaung U, porque la planicie que se extiende al sur de la misma abarca uno de los conjuntos arqueológicos más importantes del mundo. La antigua ciudad de Bagán es, sin duda, el asentamiento budista más impresionante de Myanmar, y rivaliza con Angkor Watt, en Camboya, en ser la más bella joya arquitectónica del sudeste asiático.


La llanura de las pagodas, Bagán

La llanura de las pagodas, Bagán



Si la fecha de su fundación se remonta al lejano 108 d.C., es en el período de tiempo que comprende desde el 1057, cuando el rey Anawrahta conquista el reino de Thaton, hasta el año 1287, en que la ciudad es saqueada por el gran mongol Kublai Khan, cuando se levantan en la planicie contigua al Irrawaddy 13.000 templos, pagodas, estupas, monasterios budistas y otros edificios religiosos. Siete siglos más tarde, las crecidas del río y los vaivenes de la historia se han llevado un tercio de la antigua ciudad real. Hoy quedan unas 2.217 de sus edificaciones.

Quien venga a Bagán que se prepare a ver templos y a moverse, pues la ciudad comprende una extensión de 42 km2. Es tan extensa e inabarcable que lo mejor es tomarse las cosas con calma, porque aunque dispusiéramos de meses, sería imposible verlo todo. Yo opto por alquilar una bicicleta y convertir el instinto de mi pedaleo en mi mejor guía. Algunos de los templos ofrecen excelentes atalayas desde las que apreciar el conjunto, y no resulta mala idea seleccionar desde ellas las construcciones que atraen tu curiosidad. Las más notables son el templo de Ananda (el más bello y mejor conservado), Shwegugyi, Mahabodhi, Thatbyinnyu o el Templo de la Omniscencia (el más alto), Pitakat Taik, Shwesandaw, Gawdawpalin… La lista es interminable, y dos personas bien avenidas no se pondrían de acuerdo en establecer sus preferencias.

Lo mejor de Bagán es el extraordinario poder de su ubicación. Aquí tenemos Myanmar en su más estilizado encanto. Ya sea en bicicleta, en calesa, a caballo o subido a la carreta tirada por búfalos de un lugareño, nos trasladamos a un mundo perdido y silencioso, donde podemos encontrarnos solos, contemplando la más hermosa eternidad.


Los inthas son los habitantes del lago Inlé

Los inthas son los habitantes del lago Inlé



NAVEGANDO A FUERZA DE PIE

Si después de visitar Bagán nos sintiéramos víctimas de cierto empache arquitectónico, y empezáramos a creer que todos los templos son iguales, no puede existir mejor antídoto que el que nos ofrece una visita al lago Inlé.

Situado al sur del estado de Shan, el lago -estrecho y alargado como una salchicha- no resulta muy distinto de los muchos que salpican este universo acuático del sudeste asiático. Pero cuando realizamos una inspección detallada, descubrimos un mundo ciertamente asombroso.

El lago Inlé está a 878 m. por encima del nivel del mar, y su extensión es de 158 km2, pero curiosamente su profundidad nunca es mayor a los 3 ó 5 metros. Esta característica determina que su superficie sea un espejo inalterable, de estrafalaria belleza. En sus orillas o flotando literalmente sobre sus aguas viven los inthas o hijos del lago, una etnia sobre la que se sabe muy poco, excepto que en el siglo XVIII posiblemente emigraron hasta aquí desde del norte.


Las casas del lago Inlé están elevadas sobre pilares para aislarlas de la humedad

Las casas del lago Inlé están elevadas sobre pilares para aislarlas de la humedad



En Myanmar los inthas gozan de enorme fama por haberse adaptado a su entorno con una gracia inigualable. Los hijos del lago usan un procedimiento para remar que, hasta la fecha, es exclusivo de su ingenio. Para impulsar sus estrechas embarcaciones, han sustituido la forma tradicional de ayudarse con el brazo, haciéndolo en su lugar con la pierna. Sosteniéndose con una de ellas en el borde de sus barcas, enlazan la otra a un estrecho y largo remo. Con un fuerte arranque, inclinan el cuerpo hacia delante, y el pie y el remo describen un amplio semicírculo que los empuja con enorme facilidad, demostrando lo rápido que uno puede trasladarse con su método. Un niño intha a los 8 años ya va a la escuela impulsado por sus piernas.

Junto a su capacidad acrobática para remar, los inthas también son los más hábiles campesinos acuáticos. En lugar de cultivar la orilla del lago, tejen los juncos que crecen en él para formar largas esteras flotantes, que después cubren con lodo y hierbas de jacinto para que fertilicen. Luego las anclan al fondo del lago con estacas de bambú, creando una fertilísima y maniobrable parcela de cultivo.


Los inthas han desarrollado técnicas de cultivo muy particulares

Los inthas han desarrollado técnicas de cultivo muy particulares



Al lago Inlé también se le llama -cómo no- el lago de la sonrisa, y sus habitantes son de una hospitalidad que desarma. Si su simpatía y la belleza del lago no son suficientes, el toque colorista lo pone el mercado flotante de Ywama. La mayoría de las transacciones las realizan las mujeres en sus barcas; con sus anchos sombreros cónicos, no dudan en fumarse, a la vista de todos, enormes puros birmanos -cheroot-, elaborados con tabaco de la región.

En el lago Inlé he sido particularmente feliz, y aunque en Myanmar me cuesta creer que el tiempo existe, la habilidad de los intha me recuerda que yo también debo usar mis piernas para moverme, pero en mi caso sobre la tierra. Mis últimos días recorro una vez más las aldeas construídas sobre pilotes, los jardines flotantes, los canales y monasterios. Al atardecer, mientras mi barca rompe las aguas azul celeste del lago y la niebla empaña las barcas que regresan de faenar y las montañas que nos rodean, soy cautivo del encanto misterioso de Myanmar. Busco una señal a ese momento mágico, pero no puedo encontrarla. El barquero me sonríe. Saco el librito que siempre me acompaña y leo:

“Ellos se esfuerzan por permanecer atentos. A ningún lugar se apegan. Como cisnes que dejan su lago, abandonan lugar tras lugar y simplemente se marchan.”


Por Félix Roig


GUÍA DEL VIAJERO


CÓMO IR

Una forma de llegar a Birmania la ofrece Thai Airways (www.thaiairways.com) que vuela desde Madrid a Bangkok, con una escala en Roma, Seguidamente se enlaza con uno de los dos vuelos diarios que salen hacia Yangon.


CÓMO DESPLAZARSE

Excepto en invierno, cuando hay más frecuencias aéreas servidas por Myanmar Airways y Air Mandalay, la mayor parte de los trayectos se cubren en ferrocarril, siendo el recorrido de mayor belleza paisajística el del trayecto Maymyo-Mandalay, y el más frecuentado el de Yangon-Mandalay. El viaje de Mandalay a Bagán se puede realizar en avión o en la magnífica travesía en barco a través del río Irrawaddy. Empresas japonesas y coreanas han introducido modernos autobuses con aire acondicionado que cubren las líneas más turísticas.


QUÉ SABER

Formalidades de entrada. Para visitar la actual Unión de Myanmar (Birmania) hay que tener un pasaporte en regla con una validez mínima de seis meses, y un visado que puede obtenerse en cualquier embajada de Myanmar o en el aeropuerto de Yangon. Lo mejor es gestionarlo a través de las agencias de viaje.

Idioma y Moneda. El carácter multirracial del país, que acoge unas 237 etnias, conlleva gran cantidad de idiomas, siendo el birmano la lengua oficial. En los circuitos turísticos el inglés es el idioma dominante.

La moneda del país es el kyat, que se divide en 100 pyas.

Precauciones sanitarias. No es obligatoria ninguna vacuna, pero hay que tomar algunas precauciones higiénicas y sanitarias. En el país hay zonas endémicas de malaria. No se olvide llevar un repelente contra los mosquitos y usar siempre el mosquitero para la cama que se proporciona en los hoteles. Siempre beba agua mineral embotellada y haga acopio en su botiquín de analgésicos, antibióticos y algún antidiarréico.


QUÉ VER

MANDALAY

Sin lugar a dudas, el palacio fortaleza del rey Mindon.

La famosa colina de Mandalay le permitirá obtener una excelente vista de sus templos más cercanos: Shweyattaw, Kyauktawgyi, Sandamuni, Khutodaw, Shwenandaw y Atumashi Kyaung.

El santuario de Mahamuni, con sus seis bronces de arte “khmer”, se trata del santuario más sagrado de la ciudad.

Otras pagodas de gran belleza son las de Setkyathiha, Eindawya y Shwekyimyint, el santuario budista más antiguo de Mandalay. Otros lugares de interés son: la Escuela Nacional de Bellas Artes, Música y Danza, el Museo de Mandalay, el gran mercado de Zegyo y el barrio de los artesanos en el sur de la ciudad.


BAGÁN

El grupo arqueológico más importante de Birmania. Junto con Angkor Watt, en Camboya, es el más impresionante del sudeste asiático. Aunque a este asentamiento se le conoce como “La planicie de las mil pagodas”, reúne unas 2.217 edificaciones. Enumerar las más importantes es imposible, pero las más significativas son: la pagoda de Pebingyaung y Bupaya, los templos de Mahabodi, Ananda, Pitak Taik y Thatbynnyu o templo de la Ominiscencia.


LAGO INLÉ

Además de poder observar la vida flotante y la asombrosa habilidad que tienen para remar con la pierna de los intha, o hijos del lago, en él también se pueden visitar las grutas de Pindaya, los jardines flotantes, el mercado de Ywama, y los más de cien lugares de culto que se encuentran en sus orillas, entre ellos, el Monasterio de Nga Phe Kyaung, o Monasterio del Gato Saltarín.


DÓNDE DORMIR

Thiripyitsaya Sakura Hotel, en Bagán.

www.bagan-thiripyitsaya-sakura-hotel.com


Hotel Mandalay Hill, en Mandalay.

www.mandalayhillresorthotel.com


Hotel Myanmar Trasure (Resort Inle), en el lago Inlé.

www.myanmartreasureresort.com


Paradise Inle Resort, en lago Inlé. A 30 minutos en barca desde Nyaungshwe.






via Felix Roig http://espirituviajero.com/myanmar-en-el-reino-de-la-eterna-sonrisa/

martes, 14 de mayo de 2013

Periodismo viajero. SEGOVIA, Viaje emocional a la Edad Media

Llora Juan II la muerte del que fuera su valido y confidente Álvaro de Luna y se lamenta entre los muros de la iglesia de San Miguel de Ayllón por haberse dejado influir por su mujer, Isabel de Portugal, y haber ordenado su ejecución. Y, mientras tanto, su hijo, Enrique IV de Castilla, se apoya en su propio valido, Beltrán de la Cueva, para combatir las revueltas de su corte, con gran pesar de su esposa, Mencía de Mendoza y Luna, que debe gobernar con mano de hierro y guante de seda el castillo de Cuéllar mientras aguanta los comentarios sobre los distintos hijos bastardos de su marido, entre ellos, Juana la Beltraneja.



No, no se trata de un capítulo más de la turbulenta historia de las tierras de Castilla, ni del rodaje de una escena de la serie de televisión dedicada a Isabel la Católica. Son representaciones teatralizadas que se han puesto en marcha en distintas villas y pueblos del norte de Segovia para atraer turistas y hacer más fácil y digerible el conocimiento de sus monumentos. Reyes y obispos, nobles y criadas, dueñas y mancebos llevan al visitante de la mano por los rincones de castillos e iglesias y nos sumergen en un mundo de guerras, de amores y odios; nos muestran las historias que se refugiaban en las cocinas, en los puestos de guardia y entre las manos de las costureras, el mundo de los de abajo, de los sirvientes, pintanceros y artesanos, y los nobles, la historia abierta con sus intrigas y sus puntos más oscuros.

Uno de los lugares precursores en esta fórmula que revaloriza el turismo cultural es Cuéllar, cuyo espectacular castillo y sus murallas, fue declarado Monumento Artístico Nacional ya en 1931 y se encuentra perfectamente rehabilitado.



El edificio aparece documentado en 1306, siendo rey Enrique IV, quien cedió la villa de Cuéllar y el castillo a D. Beltrán de la Cueva, Duque de Alburquerque, en 1464. Por ello, también es conocido como el palacio de los Duques de Alburquerque. Bajo el torreón sureste se encuentra la parte más antigua de la fortaleza originaria, que podría datarse en torno al siglo XII. Tiene planta rectangular con cuatro torreones en las esquinas, tres de ellos circulares. En el interior se abre un patio de columnas que sostienen una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI, al que se abren los diferentes salones decorados con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.



Pero no es lo único que hay que visitar en esta histórica villa. Conocida como “isla mudéjar en un mar de pinares” destaca precisamente por la gran cantidad de iglesias y palacios mudéjares que pueblan su centro histórico: iglesias de San Martín, San Andrés, San Miguel y San Esteban, palacio de don Pedro I y de Santa Cruz…



Para comprender lo que el mudéjar representa en este lugar, se creó hace unos años el Centro de Interpretación del Arte Mudéjar, que intenta mostrar mediante un espectáculo audiovisual la simbología del arte más genuino de Cuéllar, inmerso dentro de las características de la España medieval. En la iglesia de San Martín se puede apreciar una nueva forma de acceder al conocimiento del arte, la arquitectura, su gente, sus alarifes, su religión…, tratando de realzar el sentido de la iglesia como un espacio en sí mismo, con el deseo de introducir al visitante en el conjunto del arte mudéjar mediante sonidos, luces, música e imagen. Utilizando emoción y razón como método de viaje para llegar por el tiempo hasta los siglos XII y XIII, donde el mudéjar es a la vez un arte, un sistema constructivo y una forma de vida que se desarrolla con las poblaciones cristianas, musulmanas y judías, en ese mundo de convivencia de las tres religiones.



Ayllón, “historia y arte”


Al otro extremo de la provincia de Segovia, también en el norte y casi en la frontera con Soria se encuentra Ayllón, una villa que acertadamente se define como de “historia y arte” en la que se entremezclan los edificios señoriales, las iglesias románicas y las viviendas de arquitectura tradicional. La entrada se suele realizar cruzando el puente romano que atraviesa el río Aguisejo y, como antaño hicieron nobles y reyes, bajo el arco con los cuatro escudos nobiliarios del siglo XVI, por el se accede a la zona antigua.



Enseguida aparece el Palacio de los Contreras, con bellos artesonados en su interior y fachada isabelina también blasonada. Esta casa-palacio está declarada Monumento Nacional. Enseguida te cuentan, y hay que creérselo, que perteneció a don Álvaro de Luna, personaje que nos perseguirá durante toda la visita, aunque don Álvaro murió en 1453 y la construcción de este edificio fue en 1497. En fin… Como en tantas ocasiones, historia, leyenda y tradición popular no siempre tienen por qué ir de la mano, ni de la verdad.



Siguiendo la calle adelante se llega a su preciosa Plaza Mayor, de estructura irregular y con grandes soportales de piedra que rodean a la fuente de cuatro caños, de 1892. Aquí se levanta el Ayuntamiento, que data del siglo XVI y fue el primer palacio de los Marqueses de Villena aunque un incendio lo destruyó en 1945, dejando solo la fachada en la que siguen campeando los escudos de los marqueses. También está la iglesia románica de San Miguel, la más importante de la villa, de estilo románico, con ábside cilíndrico y robusta espadaña. Su puerta, semioculta en la actualidad, es una belleza y está dotada de rosetones bizantinos. El edificio ha sufrido muchas reformas y con ellas ha perdido buena parte de su antiguo encanto. Al lado está el edificio más antiguo de la localidad, la Casa de la Torre.


Pero para descubrir la belleza de Ayllón y su magnífica situación hay que hacer un poco de ejercicio y animarse a subir hasta lo más alto, hasta el cerro del Castillo, aunque de éste no queda mas que una antigua torre-vigía de piedra, con sus correspondientes almenas, que recibe el nombre de “La Martina”. Desde aquí se divisa una bellísima panorámica, tanto del pueblo y sus campos circundantes, como de la cercana Sierra de Ayllón. Así se descubren los bellos tejados de Ayllón, perfectamente restaurados, con ventanas en sus buhardillas. En el cerro, al margen de los restos celtibéricos y romanos, encontrados en las excavaciones, destaca la presencia de “Los Paredones”, viejo tapial árabe perteneciente a las murallas, cuyos restos permiten observar el antiguo trazado de las mismas así como las ruinas de la Iglesia de Santiago.



También desde aquí, como desde cualquier lugar de la villa, se divisa el soberbio campanario de 40 metros de altura rematado en espadaña de la iglesia de Santa María la Mayor, siempre acompañado por gigantescos nidos de cigüeñas, enamoradas del lugar año tras año. El retablo mayor, del desaparecido convento de San Francisco, es de una majestuosidad asombrosa, presidido por el Cristo de Santiago.



Sobre el río Duratón


Justo a mitad de camino entre Cuéllar y Ayllón se encuentra nuestra última visita, Fuentidueña, asomada al río Duratón que la atraviesa y heredera de un antiguo pasado que apenas se vislumbra en los restos de sus murallas del siglo XII o del castillo que perteneció a don Álvaro de Luna. Hasta el año 1125, en que tomó el nombre de pueblo, se llamó Castillo de Alacer, que en árabe significa alegre, denominación perfectamente adaptada a su emplazamiento desde cuyo alto se domina la fecunda vega. En este castillo otorgó testamento Alfonso VIII, concertó la paz con el rey de Navarra y descansó después de la batalla de las Navas de Tolosa. Su actual propietario, Fernando de Pertierra, un enamorado de su pueblo y de los vinos de la Ribera del Duero, ha instalado en los sótanos de lo que fue el castillo, una bodega donde se elaboran y duermen los excelentes vinos procedentes de la viña de tempranillo, que se divisa desde el castillo, que se comercializan con el nombre del castillo y que nada tienen que envidiar a los caldos de la próxima y afamada Ribera del Duero.



En lo alto de la pequeña villa destaca la iglesia de San Miguel de Fuentidueña, que no es sólo uno de los mejores templos de la zona sino de toda la provincia. Cuenta con un ábside clásico románico de semitambor dividido por columnas e impostas, con bellos ventanales y un hermoso repertorio de canecillos figurados. También tiene dos portadas en sus muros norte y occidental. No podía faltar una hermosa galería porticada de arcos sobre elegantes columnas de capiteles vegetales. El interior esta repleto de tallas de gran calidad atribuidas a un maestro cercano a Silos, especialmente un San Miguel Arcángel. Entre los capiteles que rodean la iglesia hay algunos dedicados al martirio de San Miguel y otros de carácter erótico que, naturalmente, son los más buscados por los visitantes. La iglesia era casi gemela de la de San Martín, de la que sólo quedaba el ábside y el presbiterio, que se utilizaba como cementerio.


Para apreciar en todo su valor el ábside, que tenía un peso aproximado de 97 toneladas y estaba formado por 3.300 piedras, hay que viajar nada menos que a Nueva York, al Museo de los Claustros “The Cloisters” filial de su Museo Metropolitano a quien fue vendido por el Gobierno español. Hay que consolarse pensando que fue hacia los años 60 y que el museo se nutrió de elementos arquitectónicos de varias abadías medievales europeas. El ábside de San Martín constituye actualmente una de las joyas más apreciadas en el referido museo. Se dice que este ábside costó a los americanos su precio en oro pero, seguramente, hubieran deslumbrado más a los segovianos las mismas piedras dejadas sobre la roca de su fundación, y que hoy, como apuntaba el marqués de Lozoya, “posiblemente añoren el sol de Castilla entre las nieblas del río Hudson”.


Texto: Enrique Sancho

Fotos: Carmen Cespedosa


GUÍA DEL VIAJERO


DÓNDE COMER

Es Segovia tierra de buenas viandas; clima, cultura gastronómica y diversidad paisajística han hecho del cordero y el cochinillo, asados en horno de leña, los dos productos más famosos y populares. Estos sos algunos de los mejores lugares para disfrutarlos:



Mesón San Francisco, Avda. Camilo José Cela, 4 Cuéllar tel.: 921 140 009, www.hmsanfrancisco.com

Situado en pleno corazón de la villa de Cuéllar, más de 100 años de historia y la concesión de la placa al mérito turístico lo avalan profesionalmente. Siguen manteniendo su horno centenario y los asados de cordero lechal. Actualmente ofrecen una fusión entre modernidad y tradición apoyada en el cuidado de todos los detalles y en la prestación del mejor servicio. En cada cambio de carta se incorporan platos que sacan a relucir una variada y exquisita gastronomía teniendo como pilares la micología, los productos de la huerta y una cuidada repostería casera y que conviven, por supuesto con el cordero lechal y el cochinillo asado en el centenario horno de leña.


La Tenada del Chispano, San Juan 19, Ayllón, tel.: 921 553 320, www.latenadadelchispano.com

Originariamente, el edificio alojó al rebaño de ovejas de El Chispano y cuando pasó a manos de Don Teodoro Nieto Antón, El Botero, lo destinó a alojar a los becarios de la Facultad de Bellas Artes de Madrid durante sus estancias veraniegas. El Botero reformó aquella Tenada con toda su genialidad y utilizó, además de los materiales ya existentes, otros procedentes de antiguos edificios con historia derribados. Espectacular su cordero asado, que hay que encargar con antelación. También durante buena parte del año celebra sus Jornadas del Puchero que incluye selección de entrantes de la Tenada, perdiz con pochas y setas de cardo, postre, pan, agua, vino de calidad, café y chupito por 25 € Iva incluido.


DÓNDE DORMIR

En una escapada que tiene carácter histórico como ésta es imprescindible elegir bien los lugares donde alojarse y que estén en línea con el viaje. Dos recomendaciones imprescindibles:


Palacio de los Condes, Fuentidueña, tel: 921 533 580, www.palaciodeloscondes.es

La pequeña villa medieval de Fuentidueña, en Segovia, esconde un alojamiento único donde el tiempo parece haberse detenido. Se trata del Palacio de los Condes, una Posada Real inaugurada en 2008 y ubicada en un espacio no menos singular: la antigua capilla del Palacio de los condes de Montijo, una iglesia barroca del siglo XVIII construida a imagen y semejanza de la capilla del Palacio Real de Madrid. Posee 12 luminosas habitaciones, dos de ellas suites, distribuidas a lo largo de tres plantas y decoradas todas con extrema delicadeza, combinando modernidad y tradición. Su restaurante y salón social ocupan el espacio de la antigua capilla. Aparte de su excelente decoración, la posada ofrece una suculenta y deliciosa cocina tradicional de Castilla y León, con especialidades como diversos platos de setas y caza, el lechazo asado al horno de leña, el pavo escabechado y los estofados de caza menor. La habitación doble con desayuno cuesta 86,40 € por noche.



Castillo de Castilnovo, Ctra. SG-205 Km. 15, Condado de Castilnovo, tel.: 921 531 133, <<http://hotelcastilnovo.es>>

Se trata de un alojamiento de lujo, aunque su categoría oficial sea de solo 2 estrellas, que se encuentra rodeado de un bosque de álamos, chopos, encinas y sabinas, en un entorno impecable en el que se mezcla historia, naturaleza y elegancia. El Hotel Castillo de Castilnovo sigue un estilo arquitectónico gótico-mudéjar con restos decorativos de árabe, isabelino o brotes neoclásicos. El marco ideal para vivir un fin de semana romántico en un castillo. Tiene solo 18 habitaciones todas ellas diferentes. En el restaurante del hotel se puede degustar la deliciosa gastronomía segoviana con una amplia y exquisita selección de los mejores productos de la tierra castellana. En la actualidad, Castilnovo acoge a la Asociación Cultural Hispano Mexicana que tiene como fin promover y difundir la cultura mexicana en España, profundizando en los vínculos existentes entre ambas culturas. Por ello, las salas de Castilnovo se decoran con bellas muestras de la cultura mexicana componiendo un espacio ecléctico. Como las habitaciones son muy diferentes, el precio varía también, alrededor de unos 90 euros por habitación doble con desayuno.



MÁS INFORMACIÓN

www.aytocuellar.es

www.ayllon.es

www.fuentiduena.com

www.segoviaturismo.es

www.dipsegovia.es






via Espíritu Viajero Administración http://espirituviajero.com/segovia-viaje-emocional-a-la-edad-media/