lunes, 3 de agosto de 2015

Lonely. Las mejores heladerías del mundo

Las mejores heladerías del mundo

Un viaje al rico helado

Verano y helados: la combinación perfecta. Cuando aprieta el calor no hay nada más refrescante que un buen helado, pero esta tentación dulce y cremosa es mucho más que un refresco veraniego: algunos son un auténtico postre gourmet y muchas heladerías del mundo se han convertido en parada imprescindible para los viajeros que aprecian la gastronomía. 

Bamas, Bayona (Francia)

Los expertos dicen que esta pastelería de Bayona, en el sur de Francia, elabora uno de los mejores helados del mundo. Ha ganado prestigiosos premios como la Copa del Mundo del Helado que se celebra en Rímini cada dos años. La estrella de los helados de Bamas es el de vainilla, que según su maestro heladero, Thierry Bamas, “marida” perfectamente con el resto de los sabores y es el que mejor representa la naturaleza cremosa del helado. Para elaborarlo utiliza vainilla y azúcar de Madagascar, además de azúcar roja con regusto a regaliz. ¡Hay que probarlo si se pasa por Bayona! Y si no gusta la vainilla, hay otros veinte sabores para elegir, como el de chocolate, el de cereza negra o el de caramelo. 

Gelatería di Piazza, San Geminiano (Italia)

En la patria del helado es complicado seleccionar las mejores heladerías. Por su tradición, su calidad y su historia original, puede ser la Gelateria di Piazza, en San Geminiano, en Toscana, un lugar por donde pasan muchos viajeros. Y entre sus helados, hay que quedarse con el de Crema di Santa Fina (la patrona del municipio), con sabor a azafrán. Está elaborado a partir de unas violetas amarillas que únicamente crecen entre los muros de las torres de la ciudad. Cada 28 de agosto, la fecha de su creación, su maestro heladero, Dondoli invita a este helado a todas las mujeres de San Geminiano para que purguen sus pecados. Otro original helado local es el de Curva Fiesole, como se conoce a la grada de los hinchas del club de fútbol Fiorentina. Su mezcla de requesón y arándanos produce un color similar al de la camiseta del equipo.  

Perché no!..., Florencia (Italia)

 © Perché no!...

Es complejo hacer una ruta heladera por Florencia, pero sí hay que recomendar una, la propuesta es Perché no!..., muy cerca de la Piazza della Signoria y al lado de la Chiesa di Orsanmichele. Lleva elaborando helados desde 1939 y pone mucho cuidado en tener también opciones para las personas con intolerancias y servir helados de soja y fructosa e ingredientes naturales, sin colorantes ni conservantes. En su carta hay sabores exóticos como raíz de jengibre y sésamo, panna con amarene (nata con cerezas), pistacho, lavanda natural y rosa. Es una visita casi obligada en Florencia. 

Gelateria Petrini, Roma (Italia)

Y seguimos en Italia: en la capital, los turistas soportan el calor del verano paseando de heladería en heladería. Desde hace 60 años Petrini, elabora unos fantásticos helados de pistachos de Bronte o de avellanas blancas del Piamonte, y mezcla los ingredientes con una precisión casi de ingeniero para conseguir el helado casi perfecto. Por ejemplo, el sabroso helado de zabaione (crema y huevo), el de turrón de avellanas blancas y el de chocolate negro. 

Pasticeria Conte, Bronte, Sicilia (Italia)

Y si hablando de helados es imposible no mencionar a Sicilia, donde dice la tradición que nació este delicioso postre (aunque lo mismo se dice de otras ciudades italianas y de países tan exóticos como China o Afganistán). El detalle es insignificante porque Sicilia ha convertido el helado en toda una religión. Generalmente son de fruta, agua y azúcar, más que de leche. El mejor se encuentra en la Pasticcería Conte, de Bronte, al pie del Etna, donde se recogía la nieve para elaborar este postre. Los sicilianos dicen que el mejor es el de pistacho aunque hay opiniones para todos los gustos así que la solución es probarlos todos: el de avellana oscura, el de cacao con avellanas (gianduia), el de limón, etc. 

Helados alemanes

Berlín es el paraíso de los amantes del helado, con innumerables establecimientos familiares que abren sus puertas en cuanto amainan los últimos fríos del invierno. Además, con el creciente interés por la comida saludable y baja en hidratos, las tiendas de yogur helado tienen cada vez más adeptos. Cada berlinés tiene su heladería favorita, pero hay algunas que gustan unánimemente, como Caramello, con una carta de más de 40 sabores, desde pistacho hasta naranja amarga, y todos ellos orgánicos y caseros. También tiene helados a base de soja para veganos e intolerantes a la lactosa, así como café y otros deliciosos dulces.

Otra heladería berlinesa muy recomendable es Fräulein Frost, que se dedica a la experimentación y desde hace años vende un helado que se llama GuZiMi (Gurke-Zitrone-Minze: pepino-limón-menta). Otro local con mucha fama desde los tiempos de la RDA es el Die Kleine Eiszeit, en Prenzlauer Berg. Hay que hacer colas para degustar sus productos elaborados con ingredientes frescos. 

Los mejores helados neoyorkinos

 ©  Melt Bakery

La Gran Manzana está llena de heladerías de todo tipo, algunas de tradición italiana y otras con un inequívoco estilo americano. No es fácil entresacar dos o tres direcciones; podríamos comenzar con una heladería que es en realidad una panadería ecológica, Melt Bakery, y que vende solo un producto: el creamwich (sándwich de helado). Está en el Lower East Side y es una pequeña tienda que puede pasar casi desapercibida.

Para los que siguen la moda del truck food se recomienda buscar alguna de las furgonetas de helados Coolhaus, que también está especializado en creamwiches. Tiene una flota de 11 camiones por todo el país, y 3 se sitúan en Nueva York y publican cada día su localización en Twitter. Apuesta por los productos ecológicos, orgánicos y caseros y por sabores estacionales, como los cítricos en verano o la calabaza en otoño.

Para buscar helados diferentes se puede ir a Chinatown, al Ice Cream Factory que desde hace 30 años combina el amor de América por los helados con un toque chino. Siempre está creando nuevos sabores, como el helado de natillas de huevo, té verde y piña.

En Brooklyn merece la pena acercarse a la Brooklyn Ice Cream Factory con incomparables vistas a Manhattan y sabores estupendos y en el Mercado Chelsea a L’Arte del Gelato, donde se prueban los auténticos helados italianos en Nueva York. Si se prefiere un toque auténticamente americano se encontrará en OddFellows Ice Cream Company, en Williamsburg, un lugar donde encontrar helados tan curiosos como el de queso de cabra con miel, pistacho y remolacha o el de cereza y caramelo. Los veganos tienen su propia heladería también en Williamsburg, la Alchemy Creamery. 

El helado en Argentina

La herencia italiana se deja ver en las heladerías argentinas, que pueden equipararse a las mejores del mundo. Como cabía esperar, el sabor de dulce de leche es una de las especialidades de Cadore, toda una referencia en Buenos Aires. Hay otros muchos, como el de chocolate amargo o el de vainilla, que merecen también el viaje. Las recetas básicas proceden de un pueblo del norte de Italia, Cadore, desde donde emigró en 1950 su fundador, Silvestre Olivotti. Todos los helados saben a tradición y buen hacer, a helados de toda la vida.

En Buenos Aires hay muchas otras buenas heladerías, como Dylan, de San Telmo, Freddo, del Barrio Norte, Una Altra Volta de Palermo o la Recoleta o Veikko, en Las Cañitas. 

Y en España…

Cada uno tendrá sus preferidas pero hay algunas heladerías que son más que recomendables cualquier viajero de paso por nuestro país. 

Los helados de Jordi Roca

El más reconocido maestro heladero es Jordi Roca, uno de los reputadísimos hermanos del Celler Can Roca y responsable de sus postres, a quienes muchos consideran el mejor heladero del mundo. Jordi Roca reúne cuatro elementos imbatibles para lograr un buen helado: buenas materias primas, una técnica extraordinaria, un proceso de elaboración perfecto y grandes dosis de creatividad. Entre sus helados más famosos están el de canela y el de leche de cabra, y entre los más extraños y reconocidos, el helado de puro Partagás. Aquí el aire se hace magia, se hace helado. En el Celler de Can Roca (Gerona) de los nueve postres de la carta, seis son helados.

 © Rocambolesc

Jordi Roca está también tras la magia de los helados de Rocambolesc, la heladería puesta en marcha en Gerona y ahora también en Madrid, en el espacio Gourmet del Corte Inglés. El Rocambolesc original está inspirado en la fantasía de la fábrica de chocolate del cuento de Roald Dhal y la oferta está a la altura: seis helados diferentes, en cornete o en tarrina, y con hasta 34 toppings. Además, hay magdalenas de helados y panecillos de helado caliente… una tentación irresistible para golosos. 

La Rioja, país del buen helado

En Calahorra encontramos a otro mago del helado, Andrés Sirvent, que sirve sus creaciones a la Casa Real, al sultán de Brunei o a la Moncloa. Elabora más de 120 especialidades, muchos de ellas muy poco convencionales. Aquí no se va a probar helado de chocolate o de vainilla sino de violeta con chocolate amargo, de apio, zanahoria y naranja, de aceituna verde o de pimiento del piquillo… aunque el mejor en opinión de Sirvent es el de dulce de leche.

Otro clásico que suele aparecer en las listas de mejores heladerías de España es La Clavelina, de Arnedo, donde Alfonso Herce elabora un insuperable helado de turrón de Jijona. No hay que perderse tampoco el de yogur de amorena, elaborado con leche de cabra, o el de vainilla, con yema y vainilla natural de Venezuela. Y en la capital, en Logroño, está DellaSera, en la famosa calle Portales. Utilizan productos de temporada para elaborar sus creaciones con toques creativos: queso de cabra y arándanos, mazapán riojanito, sorbete de remolacha, helado de crema de limón con aceite de Alfaro, de frambuesas maceradas en vinagre de Haro, de Galleta María... Además, los sabores se renuevan continuamente y el establecimiento es un centro de investigación del mundo del helado. 

Nossi-Bé, Madagascar en Bilbao

 Helado de foie © Nossi-Bé

En Bilbao, el Nossi-bé se ha ganado un puesto entre las grandes heladerías del mundo. Su nombre viene de una pequeña isla de Madagascar de donde proceden la vainilla bourbon y el cacao que utilizan para hacer uno de los helados más buenos de nuestro país. Han impuesto la investigación y la creatividad en la heladería de toda la vida y logran resultados tan curiosos como el helado de chipirones, el de foie, pimientos rojos, pan con chocolate o huevos a la trufa. También los hay ecológicos, sin gluten, sin azúcar o terapéutico-medicinales. Lo que no ha cambiado es la decoración, que sigue recordando la de hace un siglo: un tostadero de café y bombonería. 

Gelatería Di Porto Marina, Benalmádena

Entre las heladerías mejor valoradas en TripAdvisor está esta pequeña heladería de Benalmádena. Probablemente sea por su variedad de sabores, por el trato de los empleados y por la buena relación calidad precio. Entre los sabores, no faltan los de siempre (chocolate, avellanas, vainilla…) junto con alguna creación original como el de milhojas de turrón. 

Madrid: clásicos y recién llegados

 © Mistura

Madrid puede presumir de tener en sus calles a Mistura, una heladería en la que prima lo artesanal y lo natural. Sus productos proceden de pequeñas granjas y huertos cercanos y sus sorbetes se elaboran con más del 50% de fruta fresca y 0% de grasa. En la carta se encuentran clásicos (avellana, vainilla, caramelo y flor de sal o dulce de leche) pero también originales, como el de Bayleys, uva, hierbabuena o mango. Lo mejor son los toppings, de lo más variado.

Y queda un clásico madrileño, Los Alpes, que desde los años 50 ha sido una referencia imprescindible para los amantes del helado. Este negocio lo fundó un heladero toscano, con una amplísima carta artesanal que incluye tartas, granizados y una famosa horchata. Muchos opinan que su helado de tiramisú es insuperable.

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