lunes, 5 de octubre de 2015

Periodismo viajero. EN EL PAÍS CÁTARO (FRANCIA)

Les Routes des Cathares. Pays des Cathares… Da que pensar. Desde el mismo momento en que uno se adentra en el Departamento francés del Aude el cartel que más se lee en los márgenes de las carreteras son precisamente estos. Pero, ¿existe realmente un país cátaro? Rotundamente, no. En realidad se trata –y de esto los franceses saben un rato- de un reclamo turístico, una forma de vender al viajero los bellos paisajes y las románticas ruinas empapadas de leyendas que salpican esta región.

Numerosas localizaciones importantes del país cátaro pueden visitarse a través del canal de Midi.

Numerosas localizaciones importantes del país cátaro pueden visitarse a través del canal de Midi.

Efectivamenete, entre Carcasona y Perpiñán, aprovechando los picachos, en lo alto de auténticos nidos de águila, más cerca del cielo que de la tierra, se elevan las ruinas de los castillos cátaros, uno de los mayores atractivos de la zona.

Los cátaros fueron borrados de la faz de la tierra hace unos setecientos años, más o menos. Organizados en una auténtica jerarquía eclesiástica, se definían “buenos hombres” o “buenos cristianos”. Para algunos ilustres de la época eran, sin embargo, “los apóstoles de Satanás”. Al extenderse y refozarse cada vez el catarismo en el Languedoc, aumentaron las preocupaciones del Papa Inocencio III, que en esta herejía advertía una posible amenaza a la unidad cristiana. La muerte del legado papal Pierre de Castelnau, acaecida en 1208 en Saint-Guilles en circunstancias misteriosas, fue el pretexto para desencadenar la represión armada contra los herejes cátaros y todos aquellos que, por motivos religiosos o por intereses políticos, los apoyaban. Fueron largos años de lucha feroz, caracterizados por asedios y batallas, matanzas y represalias, masacres y torturas; largos años iluminados tan sólo por los oscuros resplandores de las hogueras en las que quemaban a los herejes.

Muy cerca de Carcasona está la abadía de St. Hilaire. Es parada obligada

Muy cerca de Carcasona está la abadía de St. Hilaire. Es parada obligada

Montségur, Peyrepertuse, Quéribus,http://ift.tt/1LdoK09, Termes, Puyvert, Puylauren, Las Tours… Los cátaros buscaron refugio en estas fortalezas, sufrieron y perecieron en ellas y, de un modo real o imaginario, sus espíritus aún rondan por allí. La mayoría de estos castillos son sólo ruinas, pero no cuesta imaginarlos en su papel de celosos guardianes celestiales de lo que ocurría en la tierra, y a los cátaros viviendo en ellos según sus estrictas normas, tocando el cielo con las manos y con los pies separados del suelo.

Puylaurens, auténtico nido de águila

Puylaurens, auténtico nido de águila

Carcasona, un cuento de hadas

Una visita al país cátaro  no puede olvidar Carcasona. Ciudad-fortaleza desde los comienzos de la historia, Carcasona ha visto pasar a lo largo de los siglos a galos, romanos, visigodos, árabes, francos, cátaros, y ahora, durante todo el año, como se apresuran a decir en la misma oficina de Turismo de la Cité, a los turistas.

Carcasona es como una pequeña aldea de cuento de hadas que vale la pena explorar y recorrer sin rumbo fijo, sentándose en sus cafeterías, comprando en sus tiendas y disfrutando de la buena comida que sirven en alguno de sus restaurantes.

El gran símbolo del catarismo: Carcasona

El gran símbolo del catarismo: Carcasona

La Cité, como se llama la ciudad intramuros, sufrió muchos desperfectos durante los ataques de la cruzada albigense, pero más tarde fue reconstruida y restaurada por los monarcas franceses, un proceso que se ha ido repitiendo interminablemente desde entonces. Lo cierto es que para los estudiosos de las guerras medievales, la Cité es un verdadero paraíso. Constituye un perfecto ejemplo de los más sofisticados métodos bélicos de la época, con sus veintiséis torres, , sus altos torreones, , sus aspilleras, y con los aposentos de los condes, un castillo dentro del castillo. La vista que se obtiene de todo el conjunto desde fuera de la ciudad, desde el mismo puente medieval que conecta la ciudad-fortaleza con la moderna Carcasona es de postal.

Pero no todo es arquitectura castrense en Carcasona, y la basílica de Saint Nazaire es prueba de ello. Su interior, bañado por la luz que entra a raudales por los hermosos rosetones de la Virgen y de Cristo, delatan la altura de las naves, los impresionantes vidrieras (las más bonitas que he visto en mi vida y, créanme, he visto muchas) y la piedra sepulcral bajo la que reposan los restos de Simon de Monfort.

Para quienes, como yo, quieren explorar el país de los cátaros, Carcasona se encuentra ubicada en una posición privilegiada y constituye la base operaciones perfecta para explorar la región en todas direcciones.

Castillo cátaro de Quéribus

Castillo cátaro de Quéribus

En dirección a Beziers, al norte de Carcasona, entre les Conques sur Orbiel y Mas Cabárdes, comparten el espolón de la Montaña Negra los cuatro castillos cátaros de Lastours: Cabert, Tour Regine, Surdespine y Quetinheux. Se trata de cuatro fortificaciones que, semejantes a nidos de águila, dominan todo el paisaje que se extiende a sus pies. Nunca se rindieron a los soldados de Simon de Monfort, que en vano trató de conquistarlos: demasiado inexpugnables, demasiado difíciles en un lugar que no permitía la utilización de máquinas de asedio.

Las Tours

Lastours

El recorrido por las ruinas cátaras debería terminar en Villerouge Termenés, un pequeño pueblo que tiene uno de los castillos mejor conservados. Aquí murió Guilhem Bélibaste, el último hereje de esta secta perseguida hasta el exterminio. Con su quema en la plaza de armas se dio por concluida la cruenta campaña de persecución a la que fueron sometidos los “buenos hombres”. Sus gritos, los lamentos de estas miles de personas que fueron degolladas inmisericordemente aún parecen resonar entre los peñascos de este itinerario de desolación y barbarie.

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CÓMO LLEGAR

En tren. El AVE tiene parada en la ciudad de Carcasona. Es la fórmula ideal para acercarse a la región del AUDE y visitar los castillos y las ciudades más importantes y sus alrededores.

QUÉ SE DEBE VER

Foix. Castillo del condado de Foix, uno de los focos más importantes del catarismo. Está muy bien restaurado.

Lastours. Fue un importante núcleo cátaro, destruido en 1230. Restos de los cuatro castillos que hizo construir el rey de Francia.

Montségur. El castillo más emblemático, aunque no el más bonito. Símbolo de la resistencia cátara, donde el 16 de marzo de 1244 fueron quedamos 225 “buenos hombres”. Sus murallas están al borde un precipicio.

Peyrepertuse. Uno de los más grandes, iniciado en 1242. Está en la cima de una montaña, a casi 800 metros de altura.

Puyvert. Castillo residencial que albergaba a la corte y a los trovadores. Fue reconstruido en 1310 tras la caída de los cátaros.

Quéribus. Acogió a gran número de cátaros tras la caída de Montségur.

Villerouge Termenés. Flanqueado por cuatro torres, se puede visitar el museo cátaro que alberga.

 

TIERRA DE ABADÍAS

A unos 20 kilómetros de Carcasona se encuentra la abadía de Saint Hilaire. Sus orígenes se remontan a los siglos VI y VII. Alberga un hermoso sarcófago de mármol blanco.

Al sureste de Carcasona está la ciudad de Lagrasse. Su mejor joya es la abadía benedictina, fundada hacia el año 800 y restaurada en época carolingia.

Lagrasse

Lagrasse

Abadía de Lagrasse

Abadía de Lagrasse

No muy lejos se encuentra la abadía de Fontfroide. Fundada en el siglo XI, consta de numerosas edificaciones, de los siglos XII y XIII, que le confieren un grandioso aspecto.

 

GASTRONOMÍA

Cualquiera que visite esta zona del sur de Francia no debe dejar de probar el cassoulet, un plato tradicional a base de carne de cerdo, salchichas, oca y pato, y a veces también cordero y perdiz, cocido durante unas seis horas y acompañado con judías.

Un buen vino que acompañe tan suculento manjar es el Fitou, un vino tinto hecho con uvas carignan de la zona de Corbières.

 

DÓNDE DORMIR

Hotel Trois Courones. A un tiro de piedra de la Cité, es un hotel tranquilo, sin grandes lujos, pero con todas las comodidades. Las habitaciones son confortables y la mayoría ofrece magníficas vistas de la fortaleza.

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DÓNDE COMER

Hostellerie des Corbières (http://ift.tt/1LdoMVQ). En Lagrasse.

Restaurant Comte Roger. Está en el interior de la fortaleza de Carcasona, en la rue Saint Louis (número 14).

http://ift.tt/1Q0cgZE

 

PARA MÁS INFORMACIÓN

Comité Departamental de Aude País Cátaro. http://ift.tt/NgjT3z

Sobre Carcasona. http://ift.tt/1LdoMFq

http://ift.tt/ZDnui5

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via Oriol Pugés http://ift.tt/1LdoMVS

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