jueves, 17 de diciembre de 2015

Periodismo viajero. REPÚBLICA DOMINICANA, playas, ron y ritmo merengue

Fue realmente un amor a primera vista. Atisbando desde el avión las primeras costas de la isla de La Española bajo el sol de la media tarde, la impresión es de absoluto arrebato. El almirante Colón tardó 40 días en descubrirla ¡pero yo lo he hecho en 8 horas! Al salir del aeropuerto de Aila, en Santo Domingo, la tierra me besa las mejillas y me parece que ya se me escapa el cuerpo, mientras el aire con olor a lluvia me dice: “Quiéreme como te quiero yo a tí.” Y el Caribe me da su amor como si fuera la miel de mi vida.
La capacidad que posee la República Dominicana para conquistar nuestro espíritu, la convierte en ese paradigma que dice que la realidad pende del hilo de lo inverosímil

Las playas de República Dominicana son las más bellas del mundo

Las playas de República Dominicana son las más bellas del mundo

Situada en un mundo, el Caribe, que reúne los tópicos más trillados que se pueda imaginar, Dominicana luce su fresca
creatividad, no sólo explotándolos al máximo, sino dándoles la vuelta para darte a entender que hay que ir más allá, que no es necesario desear demasiado para tenerlo todo.
Ahora que me llevan al corazón de Santo Domingo, mientras el cielo amenaza aguacero -¿será de yuca y té?-, entiendo que mis reticencias a visitar el Caribe eran ridículas, pero comprensibles. Si es difícil atrapar el carácter de esta tierra con la cámara, aún lo es más con las palabras, y disculpo a cuantos trataron de hacerlo, porque lo que se impone es el puro fluir dominicano de la vida. Su espíritu mágico.

Músico callejero. El merengue inunda la atmósfera de la isla

Músico callejero. El merengue inunda la atmósfera de la isla

CIUDAD FUNDADA EN DOMINGO
Desde la habitación de mi hotel contemplo el bonito paseo marítimo llamado “El Malecón”, una sucesión de palmeras, hoteles y establecimientos de lujo, y un barquero que se dirige hacia sus amarres en el puerto de La Marina. El cielo está cargado de nubes -y en el Caribe esto da risa a quien aún no lo conoce- pero me digo que, siempre y cuando no llueva café, voy a dedicar la mañana a recorrer la zona colonial de la capital del país, Santo Domingo.

Alcázar de Colón. Aquí vivieron el hermano de Colón y su hijo

Alcázar de Colón. Aquí vivieron el hermano de Colón y su hijo

La zona colonial de la ciudad impresiona incluso al menos amante de la historia, porque, para empezar, Santo Domingo fue el primer asentamiento de los descubridores españoles que aguantó el paso del tiempo. La fundó el hermano del almirante, don Adelantado Bartolomé Colón, quien haciendo honor a su nombre colocó la primera piedra, en 1496. Cinco años después del descubrimiento del Nuevo Mundo. Entonces se la llamó Nueva Isabela (y es lícito: Isabel I de Castilla financió la travesía de los hermanos Colón y los rumbosos Pinzón), siendo trasladada en 1502 al margen occidental del río Ozama, donde hoy la disfrutamos. El cambio de ubicación trajo un nuevo nombre, y aunque las crónicas de la época no se pusieron de acuerdo sobre su origen, para mí gana la de Bartolomé de las Casas (el defensor de los derechos de los indios) quien dictaminó: “porque el día que llegó allí (Bartolomé Colón) fue domingo y por ventura el día de Santo Domingo.”

Catedral de Santa María la Menor (1521/1541)

Catedral de Santa María la Menor (1521/1541)

La capital dominicana fue lógicamente primeriza en casi todo. Además de su privilegiada situación, ésta contó con el primer hospital de las Américas, el primer monasterio, las primeras escuelas, la primera universidad y el primer obispado. Aquí se organizaron las primeras audiencias reales, y durante décadas Santo Domingo fue el punto de partida de muchas exploraciones que embarcaban a la conquista del Nuevo Mundo, dando pie a que Felipe II la llamara “Llave de las Indias Occidentales.” Por las callejas, plazas y avenidas de la primera ciudad española del Nuevo Mundo, se pasearon celebridades como Bartolomé de las Casas, conquistadores como Diego Velázquez, Hernán Cortés y Ponce de León, predicadores como Antonio de Montesinos, y escritores de la talla de Tirso de Molina.

Desde Punta Cana hasta la Península de Samaná se extiende el litoral playero más espectacular de la isla

Desde Punta Cana hasta la Península de Samaná se extiende el litoral playero más espectacular de la isla

A mí este capítulo de la historia americana no me impresiona excesivamente (las palabras “conquista” y “descubrimiento” me estremecen), pero en Santo Domingo ver esas primeras piedras de un mundo que se inventaba a sí mismo, me produce una mezcla de emociones. Censuro el talante rapiña de los conquistadores, pero de haber nacido en el s. XV, seguro que me hubiera embarcado en una de sus carabelas ¡aunque fuese de polizón!
Por la calle de Las Damas, que cruza el centro histórico de la ciudad, mi inquietud se hace eco en sus mayores edificaciones: el Alcázar de Colón, el Museo de las Casas Reales (de los mejores de América), el Panteón Nacional, el Palacio Borguellá, la Casa de Bastidas y la monumental Fortaleza de Ozama.
Contemplando la Catedral de Santa María la Menor, cuya fecha de construcción (1521-1541) la convierte en la más antigua del Nuevo Mundo, un trueno rasga el cielo y empieza a llover. La lluvia es caliente pero no por ello empapa menos. Cruzada la calle de El Conde me refugio bajo un toldo. Un rótulo dice: “colmado El Romance”. En una radio suena merengue, y unos hombres sentados en sillas me invitan a entrar. En el mostrador pido algo reparador y pronto aparece un vasito con un líquido dorado. Lo bebo de un sorbo, y me doy cuenta que acabo de iniciarme en uno de los placeres de la isla: el ron.

Una niña muestra su belleza criolla

Una niña muestra su belleza criolla

SABOR A RON Y MERENGUE
La experiencia del Caribe dominicano es imposible imaginarla a palo seco. La exuberancia de la isla propicia el cultivo de ricos cañaverales, en gran medida destinados a la destilación de un aguardiente, que después de destilado y envejecido, se convierte en el licor por excelencia del Caribe. El consumo que se hace de él en Dominicana, va estrechamente ligado a la necesidad visceral de expresar la alegría de vivir mediante el baile. Y si la bebida nacional es el ron, el pueblo dominicano vibra del día a la noche al compás de su música, el merengue. Se oye por todas partes de forma constante, y acaba por ser la melodía perenne que sigue nuestros pasos. Al europeo se le caen los corsés que llevaba, y si el baile no es su fuerte, no tarda en dejarse llevar por esta forma rítmica de comunicarse con la vida.

Grupo folclórico dominicano con el atuendo típico

Grupo folclórico dominicano con el atuendo típico

Si añadimos que el espacio físico de la isla de La Española es lo más parecido a un regalo de Dios, se comprende porqué la Dominicana es líder entre los destinos turísticos. La isla reúne la mayor variedad de paisajes del Caribe. Verdes valles entre sierras, sabanas ganaderas, bosques tropicales, lagos, espectaculares caídas de agua y manglares. Tiene el mayor lago de las Antillas -Enriquillo- y la montaña más alta del Caribe, el Pico Duarte (3175 m).
Sin embargo, el turista viene básicamente a la Dominicana a disfrutar de un asombroso catálogo de excelentes playas, muchas de ellas consideradas entre las mejores del mundo.

LAS PLAYAS MÁS HERMOSAS DEL MUNDO
La pasión que despierta Dominicana entre los amantes de la playa y el mar, se comprende en cuanto uno llega a su costa del este Atlántico. Desde Punta Cana hasta la península de Samaná se extiende el litoral playero más espectacular de la isla y dicen que uno de los más hermosos del mundo. Un arrecife coralino paralelo a la costa sirve de perfecta protección a las infinitas playas de arena blanca, donde el agua adquiere todas las tonalidades del color turquesa. Aquí se levantan la vanguardia de los complejos hoteleros del país, y se agradece que sus empresarios -encabezados por españoles- hayan respetado el Paraíso con construcciones de lujo que apenas alteran el paisaje de ensueño que impera por doquier. Hoy, las playas de Punta de Coco, Punta Cana, Bávaro y Macao son mecas para aquellos que buscan la posibilidad de disfrutar de un marco que parece concebido exclusivamente para disfrutar.

Playa del Morón, en Samaná

Playa del Morón, en Samaná

La rica somnolencia del espíritu costero del Este tiene su mejor contrapunto en la vivacidad isleña que encontramos en su Norte y en la colorista ciudad de Puerto Plata, la novia del Atlántico. La exuberancia tropical del paisaje es prodigiosa y uno puede escoger entre la gran oferta hotelera de Playa Dorada, las mejores olas para practicar el surf de Playa Grande y Cabarete, la vida nocturna de Sosúa y la tranquilidad de Río San Juan. Si con ello aún no tenemos suficiente, o quizá un exceso de todo, la península de Samaná posee reductos de parajes intocados donde los más osados se pueden encontrar playas casi vírgenes, como Playa Bonita y Playa El Corazón.

BELLEZA CRIOLLA EN EL INTERIOR
Desde Puerto Plata parte la carretera que a través del valle del Cibao, la conecta con la ciudad de Santiago de los Caballeros, y posteriormente con la misma capital de Santo Domingo, al otro extremo de la isla.

Arquitectura colonial en Santiago de los Caballeros

Arquitectura colonial en Santiago de los Caballeros

La hidalga Santiago es la segunda ciudad del país, cuna de la nobleza criolla, del ron y el tabaco, así como el lugar donde se dieron los primeros pasos del merengue.
La belleza natural del valle del Cibao, palabra que en idioma taíno -los indios originales de la isla-, significa “muchas cimas y montañas”, hizo que Colón lo describiera como “las tierras más hermosas que ojos humanos hayan visto.” Y junto a la carretera veo un letrero inmenso que simplemente dice: “Te amo”. Aquí se encuentran las tierras más fértiles del país y el granero agrícola que lo abastece. Su frondosa vegetación está salpicada de ríos caudalosos, cascadas y espectaculares saltos de agua como el Salto de Jimeona, a un paso de Jarabacoa, renombrado lugar de descanso enmarcado por un idílico paraje de coníferas.

Antigua casa colonial en Santiago de los Caballeros

Antigua casa colonial en Santiago de los Caballeros

República Dominicana me ha ofrecido un matrimonio sagrado que durará toda la vida. Solamente espero que ella me quiera “como te quiero yo a tí”, “entregándome su amor sin medida”. Buscándome como la abeja busca al panal.


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QUÉ SE DEBE SABER
Clima. La temporada alta es de diciembre a abril, los meses más agradables del año en los que se registran las temperaturas más bajas y menos precipitaciones. Los períodos de lluvias son de mayo a junio y de septiembre a noviembre. Siendo un país de clima templado por excelencia, las temperaturas oscilan entre los 18 y los 27ºC, suavizadas por los alisios del Atlántico.
Precauciones sanitarias. No es necesaria ninguna vacuna para entrar en el país. No obstante se recomienda llevar a la práctica los siguientes consejos:
No beba agua embotellada o bebidas con hielo que no proceda de agua purificada.
Evite la fruta ya pelada y los alimentos crudos.
Cómo desplazarse. Junto a la amplia variedad de excursiones organizadas que proporcionan los touroperadores del país -la mayoría de los hoteles importantes están en contacto con ellos-, existen muchas formas de poder desplazarse por la Dominicana. Por otra parte es un país que se puede recorrer de un extremo al otro en un día. Además de poder alquilar un coche o una moto, hay taxis, carros públicos (transporte urbano), autobuses, guagua (minibuses), camionetas, matoconchos (motocicletas que hacen servicio de taxi) y avionetas para excursiones aéreas.

QUÉ SE DEBE VER
EN SANTO DOMINGO
La capital del país puede considerarse única por tratarse del primer asentamiento de los descubridores españoles que aguantó el paso del tiempo en el Nuevo Mundo. Su zona colonial constituye el centro histórico que reúne todos los edificios destacados de la ciudad, situados en una reducida área que se puede recorrer a pie. Los más destacados son:
Alcázar de Colón. Levantado entre 1509 y 1512, con una mezcla de estilos gótico y múdejar, y también conocido como la Casa de Colón; de hecho el almirante nunca vivió aquí, aunque sí lo hicieron su hermano Bartolomé y su hijo Diego.
Atarazana. Es una calle que bordea el Alcázar. Durante la época colonial fue la sede de los arsenales, los depósitos reales y la aduana. Actualmente, sus casas albergan restaurantes, tiendas y galerías de arte.
Casa del Cordón. Construída a primeros del siglo XVI, es la casa de piedra más antigua de Santo Domingo. Su nombre se debe al cordón de la orden franciscana que hay esculpido en su portal.
Museo de las Casas Reales. El edificio albergó en el siglo XVI el Palacio de los Gobernadores y Capitanes Generales, la Real Audiencia y la Tesorería Real. Hoy en día es uno de los mejores museos de América. Sus objetos abarcan desde la llegada de los españoles hasta la primera independencia, en 1821.
Hostal Nicolás de Ovando. Antaño residencia del gobernador Ovando, en la actualidad es un hotel muy bien conservado, una de las joyas del arte gótico isabelino en América.
Panteón Nacional. Edificio levantado el siglo XVIII como iglesia de los jesuitas. Desde entonces se ha utilizado como teatro y almacén de tabaco.
Hoy acoje los restos de muchos hombres ilustres del país.
Fortaleza Ozama. Magnífico fuerte de piedra levantado por Ovando y que alcanzó su mayor esplendor en 1530.
Catedral de Santa María la Menor. Construída en 1521-1541, es la catedral más antigua del Nuevo Mundo, declarada por Pablo III Catedral Metropolitana y Primada de América, con superioridad eclesiástica sobre las demás del continente. Conservó los supuestos restos del almirante Colón hasta su traslado, en 1992, al Faro de Colón.
Convento de los Dominicos. En su día fue sede de la Universidad de Santo Tomás de Aquino, primera de América. La iglesia, gótica, es la más antigua del Nuevo Mundo.

EN LA ZONA MODERNA
El Museo del Hombre Dominicano, la Galería de Arte Moderno, Teatro Nacional, Palacio Nacional y el Malecón, una hermosa avenida que se extiende a orillas del Caribe, con los mejores restaurantes, bares, discotecas, cines y hoteles de la ciudad.

PLAYAS
Aquí detallamos las mejores playas de la Dominicana según las tres divisiones administrativas con las que cuenta el país.

Región Sur o Caribe
Boca Chica. Considerada la playa de Santo Domingo, a 30kms. de la misma. Particularmente popular entre los capitalinos, ofrece la más variada oferta hotelera del país.
La Romana. Con el enorme complejo turístico de Casa de Campo, con su playa Minitas y los Altos de Chavón. Otras playas son Dominicus, Bayahibe y las de las islas Catalina y Saona.
Barahona. Esta zona sureña, particularmente atractiva, aún está en fase de desarrollo de cara al turismo internacional, pero posee una de las costas más espectaculares de la isla. Sus playas son: La Saladilla, El Quemaíto, Baoruco, La Ciénaga, San Rafael, Paraíso y Los Patos.

Región Este
Punta Cana. Las playas de Punta Cana y sus alrededores (también conocida como Costa del Coco) son mundialmente famosas por su excepcional belleza y por contar con los complejos hoteleros más recientes y mejor equipados: Playa Juanillo, Cabeza de Toro, Playa Bávaro, Macao, Playa del Muerto y Cortecito.

Región Norte o AtlÁntica
Puerto Plata. Junto a la novia del Atlántico fue donde se crearon los primeros centros turísticos del país. Sus mejores playas son: Playa Dorada, Long Beach, Sosúa, Cabarete, Río San Juan, y Punta Rucia, de camino a Monte Cristi.
Península de Samaná. Para amantes de playas vírgenes y recónditas: Las Galeras, Playa el Rincón, Playa Puerto Escondido, Playa Bonita, Playa El Cozón y los cayos Levantado y Limón.

PARQUES NACIONALES
Junto a la belleza de sus playas, la Dominicana también cuenta con un buen número de Parques Nacionales en los que se aprecia la gran variedad paisajística de la isla y sus tesoros naturales.
Parque Nacional del Este. Una de las reservas de animales más importantes del país, con más de 100 especies de aves y todos los mamíferos de la isla.
Parque Nacional de los Haitises. Junto a la bahía de Samaná, este parque de peculiar formación geológica, posee una vegetación densa, con abundancia de pájaros tropicales.
Parques Nacionales de José del Carmen Ramírez y Armando Bermúdez. Poseen las mayores cumbres del Caribe con el Pico Duarte (3.175 m.) a la cabeza. Su ascenso comprende una excursión de 2 a 3 días.
Parque Nacional de Monte Cristi. El paisaje es árido y su vegetación es típica del bosque seco subtropical.

QUÉ COMER
Muchos platos dominicanos son variaciones de especialidades españolas. De esta manera, el cocido se transforma en sancocho, y la paella en locrio criollo, la diferencia es que éste se colorea con bija y no con azafrán. Otras especialidades con renombre son: el mondongo, que sería el equivalente dominicano de los callos, el bandera dominicana, elaborado a base de arroz blanco cocido, judías pintas, ternera o pollo guisado o frito, el chivo guisado, los chicharrones de cerdo, el pescado con coco y el mangú o puré confeccionado a base de plátanos verdes.
Como en toda la área del Caribe, hay gran variedad de frutas:
piña, coco, mango, guanábana, papaya, toranja, zapote y tamarindo, propiciando la mayor variedad de zumos de frutas que uno se pueda imaginar.
Las bebidas nacionales, el ron y la cerveza, son de gran calidad. Entre ellos destacan el ron añejo de las marcas Bermudez, Barceló y Brugal. La mejor cerveza es la de la marca Presidente, siempre servida helada.

QUÉ COMPRAR
La artesanía dominicana es muy variada, destacando fundamentalmente las figuras talladas en madera de caoba y guayacán, así como figuras en concha de caracol y de carey, cuero, objetos en acerina, cuerno y larimar, una piedra semipreciosa. También son muy típicas las “muñecas sin rostro” de cerámica, las mecedoras confeccionadas con madera de caoba y guano, los sombreros y sombrillas elaborados con palma, las pinturas primitivas o naif de vivos colores, y especialmente el ámbar, la joya nacional.

MÁS INFORMACIÓN
Oficina de Turismo de la República Dominicana (España):
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