domingo, 28 de diciembre de 2025

Viajes. Estas águilas vuelan miles de kilómetros cada año. El problema es que lo hacen en la dirección equivocada

Muchas aves realizan grandes rutas migratorias a lo largo del año con el objetivo de encontrar lugares adecuados para garantizar el alimento, la reproducción y, en general, la supervivencia. Una de ellas es el águila calva de Arizona, Estados Unidos. Sin embargo, desde hace ya algún tiempo, los investigadores se habían percatado de que los trayectos realizados por los ejemplares más jóvenes no seguían el patrón habitual. Ahora, un estudio publicado en la revista Journal of Raptor Research ha confirmado que estaban en lo cierto.

En total, los investigadores estudiaron en el período 2017-2023 a 26 ejemplares de águila calva, tanto jóvenes como adultas no reproductivas, utilizando dispositivos de seguimiento satelital. Así pudieron comprobar que los animales no seguían la tradicional ruta hacia el sur durante las estaciones frías en busca de un mejor clima para prosperar. En su lugar, migraban hacia el norte entre finales de verano y otoño.

Caroline D. Capello, autora principal del estudio, señaló que este patrón migratorio “genera interrogantes muy interesantes sobre las presiones antiguas y recientes que dan forma a las estrategias de supervivencia de las aves rapaces”. Al fin y al cabo, las águilas calvas han invertido su ciclo de anidación en Arizona.

La hipótesis con más fuerza

Pero ¿por qué migrar hacia el norte cuando empiezan a bajar las temperaturas? Los científicos postulan que las águilas calvas jóvenes podrían tratar de explotar los picos de abundancia alimentaria estival. Estos recursos efímeros, como los generados por el desove de los salmones, son más frecuentes en las regiones a las que se dirigen. Pero, de momento, es solo una hipótesis.

Otro descubrimiento relevante realizado por el equipo fue la fuerte dependencia de las aves respecto a antiguos corredores migratorios. Los puntos de descanso utilizados por las águilas coinciden en gran medida con los documentados en la década de 1980, lo que confirmaría que la información sobre estos emplazamientos pasa de generación en generación.

Además, el estudio también sostiene que las rutas migratorias seguidas por las águilas calvas se vuelven más precisas conforme maduran. Ahora bien, estos trayectos equivocados exponen a los ejemplares jóvenes a amenazas importantes. Por ejemplo, la investigación pudo documentar el fallecimiento de una de las rapaces monitorizadas por electrocución al chocar con un tendido eléctrico.

Este deceso deja claro que las águilas calvas jóvenes también están frecuentando zonas habitadas por el ser humano. Probablemente, en busca de carroña y residuos. Un nuevo patrón migratorio que también supone un problema para los conservacionistas, ya que obliga a replantear las estrategias geográficas de protección de estas carismáticas aves rapaces.



via Rubén Badillo https://ift.tt/7FzG4H1

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