sábado, 20 de diciembre de 2025

Viajes. El barco eléctrico más grande del planeta se prepara para hacer una prueba en alta mar

El transporte marítimo acaba de cruzar una frontera no solo tecnológica, sino también simbólica. El mayor barco eléctrico jamás construido ha completado con éxito sus primeras pruebas en mar abierto y ha demostrado que la propulsión 100 % eléctrica es toda una realidad a escala industrial.

Este hito se ha producido el pasado 14 de diciembre, cuando el buque Hull 096, construido por la naviera australiana Incat Tasmania, navegó por aguas de Hobart, la capital y ciudad más poblada del estado insular de Tasmania, impulsado exclusivamente por baterías.

A bordo del primer ferry eléctrico de gran tamaño del planeta

Este barco no es ni una embarcación experimental ni un prototipo que aún debe desarrollarse plenamente. El ferry tiene una longitud de 130 metros y está diseñado para transportar hasta 2.100 personas y más de 220 vehículos. Ese tamaño, su capacidad y la ambición tecnológica es la que le permite competir en la misma liga que otros ferris que dependen del diesel o del gas natural licuado. Sin embargo, Hull 096 no quema combustible.

Durante la mencionada prueba, según la información publicada en Interesting Engineering, el barco activó el mayor sistema de propulsión eléctrica por baterías instalado hasta ahora en alta mar. Según Robert Clifford, presidente de Incat Tasmania, esta es la primera vez que un barco de este tamaño navega impulsado al 100 % por energía eléctrica.

Hablamos de un logro, según el señor Clifford, que supone un "punto de inflexión para la construcción naval", abriendo la puerta a una nueva generación de grandes buques sostenibles. Y todo ello es debido a lo que se esconde en el corazón del barco: su sistema de almacenamiento energético.

En total, el Hull 096 incorpora más de 250 toneladas de baterías, con una capacidad superior a los 40 megavatios hora. Para hacerse una idea de la magnitud, esta cifra es cuatro veces superior a cualquier instalación eléctrica de baterías marina que hallamos conocido anteriormente. Es, literalmente, una central eléctrica flotante.

El sistema está formado por 5.016 baterías de iones de litio, distribuidas en cuatro salas independientes. Estas salas, a su vez, se organizan en doce conjuntos, cada uno de ellos con 418 módulos. Gracias a esta arquitectura, no solo su gestión es más sencilla, sino que se mejora la seguridad y el mantenimiento de todo el conjunto.

Cada módulo cuenta con su propio sistema de refrigeración por aire, mediante ventiladores individuales. Esta es una solución clave, ya que permite mantener las baterías dentro de un rango térmico seguro durante la operativa del ferry. Y toda la energía almacenada se utiliza para alimentar ocho sistemas de propulsión por chorro de agua, que permiten al barco completar sus recorridos en 90 minutos.

Para garantizar la operativa comercial del buque, la empresa ha ideado infraestructuras de carga en ambos extremos de la ruta que debe recorrer el Hull 096. Según lncat Tasmania, una carga completa de las baterías podría realizarse en apenas 40 minutos, lo que sería compatible con las escalas habituales de este tipo de ferris.

Sin embargo, más allá de la propulsión, este buque también quiere destacar por la experiencia a bordo. La empresa ha anunciado que incluirá la mayor zona comercial instalada en un ferry a nivel mundial. Este es un detalle que puede parecer anecdótico, pero que expone una idea clave: la electrificación del sector no implica renunciar a su capacidad, ni al confort ni, por supuesto, a la rentabilidad.

Hull 096 con destino Sudamérica

Por suerte, este avance llega en un momento crítico para el sector marítimo. El transporte por mar mueve alrededor del 80 % del comercio mundial, pero también es responsable de alrededor del 3 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Y aunque este porcentaje pueda parecer pequeño, su impacto es enorme y difícil de reducir.

Es en este contexto en el que la electrificación de grandes ferris de corta y media distancia se postula como una de las mejores vías para reducir emisiones de manera inmediata. Y esto sucede especialmente en rutas bien definidas, con tiempos de trayecto previsibles y con la posibilidad de instalar puntos de carga en los puertos.

Sabemos que el ferry eléctrico se ha construido para Buquebus, una empresa de ferris muy conocida en Sudamérica y cliente habitual del astillero australiano. De hecho, este es ya el noveno barco que Incat Tasmania fabrica para la compañía. En los próximos meses, el ferry pasará por más ensayos para comprobar que todos los sistemas funcionan correctamente, antes de entrar en servicio.

Una vez completados, viajará hasta América del Sur y operará de manera regular en estuario del Río de la Plata, uniendo las localidades de Buenos Aires y Colonio del Sacramento. Esta es una ruta muy frecuentada y es perfecta para comprobar cómo se comporta el barco con pasajeros y vehículos a bordo.

Si el barco cumple con lo prometido, no será solo una demostración técnica, sino una prueba real de que el transporte marítimo puede reducir su impacto ambiental de manera inmediata. Y no hace falta esperar inventos lejanos. Algunos hitos llegan de manera silenciosa, avanzando por el agua sin humos ni estruendos.



via Roberto Cantero https://ift.tt/7ImGelH

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