Alemania está a punto de dar un paso decisivo en la carrera por dominar las plataformas aéreas solares de gran altitud. Y gran parte de la culpa la tiene el Centro Aeroespacial Alemán, que ya ha confirmado que este novedoso avión solar no tripulado de gran envergadura ha superado con éxito todas las pruebas en tierra.
Este acontecimiento es fundamental para que el proyecto vaya despejando las últimas incógnitas antes de su primer vuelo oficial, que está previsto que tenga lugar tras años de desarrollo e investigación, además de la pertinente validación técnica de todo el trabajo realizado.
Eficiencia y diseño milimetrado para crear una aeronave de vanguardia
Te presentamos a HAP-alpha. Este es un avión tan llamativo como curioso. Cuenta con una envergadura de 27 metros y un peso total de apenas 138 kilogramos. Por tanto, hablamos de una aeronave que combina dimensiones propias de un avión comercial con la extrema ligereza de una estructura diseñada casi al límite de lo posible.
La misión de la aeronave, según el comunicado publicado en la página web del Centro Aeroespacial Alemán, también conocido como DLR, es cubrir el espacio intermedio que queda libre entre los satélites y el resto de naves que vuelan a menor altura. En ese lugar, el avión es capaz de permanecer semanas, incluso meses, sobre una misma zona, permitiendo realizar observaciones clave para aplicaciones civiles y de seguridad.
Por tanto, el HAP-alpha es un vehículo aéreo capaz de realizar seguimientos de rutas marítimas, vigilar desde las alturas incendios forestales, inundaciones o superficies heladas, con lo que sus usos son amplios y tienen el potencial de ser, además, estratégicos.
Las mencionadas pruebas se han llevado a cabo en el Centro Nacional de Pruebas para Sistemas de Aeronaves No Tripuladas, situado en la localidad alemana de Cochstedt. Allí, los investigadores del DLR ensamblaron el avión por primera vez en su configuración completa y lo sometieron a condiciones que simularon las exigencias de una operación de vuelo.
Durante los ensayos, los ingenieros verificaron cuál era la respuesta de la aeronave, recopilaron datos sobre su comportamiento en tierra y confirmaron que los sistemas eléctricos, los sistemas de control y las comunicaciones funcionaban de manera correcta. Además, todo se hizo alimentando el avión solo con sus propios sistemas y utilizando el mismo enlace por radio que se emplearía en un vuelo real.
Según la información expuesta por el DLR, uno de los aspectos más delicados del programa ha sido validar la estabilidad estructural del diseño. Ya en primavera de este año, el avión consiguió superar pruebas de vibración estática. Gracias a sus sensores de alta precisión, se confirmó que la estructura flexible del ala puede soportar las tensiones previstas sin comprometer la seguridad.
El propio despegue del HAP-alpha está pensado para cuidar al máximo su estructura. Durante las pruebas, las alas y la cola se apoyaron para no doblarse ni sufrir tensiones innecesarias. El avión permanecía sujeto mediante un sistema especial que solo lo libera cuando se coloca en la posición exacta para despegar. Entonces, se suelta de forma controlada y levanta el vuelo, para después aterrizar con suavidad sobre unos patines, sin tener que usar el motor.
Todo el rendimiento de esta aeronave se basa en gastar la menor energía posible. Para conseguirlo, el avión vuela muy despacio. Esto se logra gracias a su enorme ala, que está diseñada para mantenerlo en el aire con muy poco esfuerzo. Los paneles solares producen la electricidad justa para moverlo y alimentar los sistemas durante horas o días.
Es por ello que cada pieza está calculada al milímetro, ya que en este tipo de vehículos aéreos cualquier gramo de más o de menos puede marcar la diferencia. Y ese mismo cuidado se aplica a los instrumentos que se sitúan a bordo del HAP-alpha. El avión transporta sensores muy avanzados, como una cámara de alta resolución y un radar, pesando cada uno menos de 5 kilogramos. Este avión necesita ser tan ligero que incluso unos pocos gramos de más pueden afectar a su capacidad para mantenerse en el aire durante largos períodos de tiempo.
El vuelo solar que abre el camino a la observación del futuro
El proyecto, que comenzó en 2018, no solo se limita al diseño del avión, sino que también incluye la estación de control de tierra, los sensores de observación y los procedimientos necesarios para operar misiones que pueden alargarse durante varias semanas.
Se sabe que este tipo de plataformas solares aéreas ha despertado un fuerte interés de diferentes industrias. Eso es debido a su capacidad para permanecer casi inmóviles en la estratosfera durante mucho tiempo, con lo que se convierten en una alternativa más flexible y, en algunos casos, más barata que los satélites tradicionales.
Respecto a las primeras pruebas de vuelo, el Centro Aeroespacial Alemán afirma que se harán a baja altitud y, poco a poco, el avión irá subiendo más alto. Cada etapa será revisada por expertos y si todo sale como se espera, HAP-alpha podrá demostrar hasta dónde puede llegar la ingeniería cuando la prioridad número uno es la eficiencia absoluta.
via Roberto Cantero https://ift.tt/WLeG5SU
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