El Gran Arrecife de Coral es tan gigantesco que para repararlo hay que trabajar como si fuera una gran industria, con mucha precisión. Durante años, científicos e ingenieros han criado miles de corales jóvenes y han ideado herramientas para colocarlos en el mar, colaborando, además, con las comunidades locales.
Ahora, el gran cambio llega con un nuevo aliado: robots marinos guiados por inteligencia artificial. Hablamos de una tecnología que es lo suficientemente avanzada como para ayudar a desplegar corales a una escala que sería imposible solo con personas.
La tecnología que quiere recuperar el Gran Arrecife de Coral
Este avance tiene un nombre, Sistema de Guiado para el Despliegue, y unas siglas, DGS. Su trabajo consiste en repartir por el arrecife pequeños dispositivos cerámicos, que llevan dentro corales jóvenes. Estos se colocan justo en los sitios donde tienen más posibilidades de crear.
No se busca tanto reemplazar a personas, sino ayudarles a llegar mucho más lejos. Lo que antes necesitaba de barcos especiales, buceadores y muchas horas de trabajo, ahora puede hacerse con un sistema automático que decide en tiempo real dónde y cuándo soltar cada dispositivo.
Uno de los ingenieros del proyecto, Ben Moshirian, ha explicado, en el comunicado publicado en la página web del Instituto Australiano de Ciencias Marinas, que "el sistema no es tanto una sola tecnología sino muchas, reunidas en un flujo de trabajo que mejora el rendimiento de nuestros esfuerzos de siembra de coral. El objetivo es garantizar que los dispositivos de siembra de coral se implementen de forma precisa y segura en ubicaciones preestablecidas".
El reto de colocar los dispositivos exactamente donde hacen falta en un arrecife enorme es ideal para el DGS. Este sistema usa modelos basados en años de datos para elegir las mejores zonas y analiza factores como corrientes, temperatura o la estabilidad del fondo marino. Después, cuando está en el agua, sus cámaras y algoritmos deciden el momento ideal para soltar cada dispositivo. Funciona casi como un piloto automático, pero dedicado a restaurar el arrecife. Eso sí, que el sistema sea autónomo no significa que no sean necesarias personas.
Al contrario. Este DGS guarda la ubicación exacta de cada punto donde se sueltan los corales, de modo que los científicos pueden volver cuando quieran y comprobar cómo están creciendo. Además, permite tener margen de decisión, pudiendo los miembros del equipo colocar los dispositivos manualmente.
El valor real de esta tecnología está en todo el conocimiento que incorpora. Cada decisión automática se basa en modelos creados por expertos del programa RRAP, que está pensado para salvar el Gran Arrecife de Coral a través de nuevas tecnologías, ciencias avanzadas y la colaboración de las comunidades locales.
Estamos, por tanto, ante un trabajo conjunto de varias instituciones, con datos recogidos durante cinco años. Lo mejor de todo es que este Sistema de Guiado para el Despliegue continuará mejorando con el paso del tiempo. Cuantos más corales se desplieguen y más datos se recojan, más aprenderá el sistema y más preciso será.
El objetivo del proyecto es que cualquier persona o institución pueda utilizar esta herramienta y no solo los grandes buques de investigación. El sistema está pensado para funcionar también en embarcaciones pequeñas, lo que permite que las comunidades locales o grupos indígenas puedan participar en la restauración del arrecife sin necesitar de caros equipos.
Ayudando al océano a recuperar lo que ha perdido
Y las pruebas ya han comenzado. Los investigadores están comprobando cómo funciona el DGS en barcos de cinco metros cerca de la costa y en pequeñas lanchas usadas en el arrecife exterior. No solo están evaluando si la IA guía bien los despliegues, sino también el espacio que ocupa el sistema, si es fácil de manejar o si lo puede usar gente sin experiencia.
En el futuro, se podría llegar a plantear una fase en la que el sistema pueda instalarse en barcos autónomos, que sean capaces de trabajar solos durante mucho tiempo. Aun así, el doctor Moshirian recuerda: "Esta tecnología no consiste en que las máquinas reemplacen a los humanos. Se trata de que los humanos trabajen con máquinas para que nuestra ciencia tenga un impacto a una escala que antes era difícil de lograr".
El DGS es uno de los avances más importantes del programa RRAP, que está financiado por el gobierno de Australia y por la Fundación del Gran Arrecife de Coral y que está desarrollado por varias universidades y por centros de investigación como el Instituto Australiano de Ciencias Marinas o la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth. Ahora, el proyecto entra en una nueva fase de pruebas reales en el mar, dentro del Programa de Despliegues Piloto.
El arrecife está muy presionado por el calentamiento global y los episodios de blanqueamiento, con lo que nuevas e ingeniosas soluciones siempre son bienvenidas. Unir ciencia y robótica ya no es una idea futurista, sino toda una necesidad. No se busca controlar el océano, sino ayudar a que recupere parte de lo que ha perdido.
via Roberto Cantero https://ift.tt/ePtcnr9
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