miércoles, 3 de diciembre de 2025

Viajes. Encuentran una avispa fósil gigante en El Soplao, atrapada hace 105 millones de años

Un equipo internacional de científicos ha encontrado un insecto que habitó los bosques del Cretácico: Cretevania orgonomecorum, una nueva especie de avispa fósil, ha sido descrita a partir de un fragmento de ámbar hallado en el yacimiento de El Soplao, en Cantabria. Esta joya paleontológica, fechada en el Albiense medio (hace unos 105 millones de años), destaca no solo por su excelente conservación, sino también por su sorprendente tamaño y su singular morfología.

El descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Palaeoentomology, representa un hito en el estudio del linaje extinto de las evaniodeas, un grupo de avispas parasíticas. Con una envergadura comparable a especies encontradas en regiones tan remotas como Myanmar o China, C. orgonomecorum amplía el mapa global de este antiguo género y proporciona claves evolutivas cruciales. Su estructura antenal y la venación de las alas, rasgos clave en su diagnóstico, obligan además a replantear la clasificación interna del género Cretevania.

"Arca de Noé" del Cretácico

El ámbar de El Soplao ha vuelto a llamar la atención en la paleontología mundial. Este yacimiento, localizado en la comarca de Rábago-Celis, se ha consolidado como un auténtico santuario del pasado, con más de 1.500 inclusiones fósiles identificadas y al menos 30 especies descritas hasta la fecha. La resina fosilizada, producida por coníferas hace más de cien millones de años, capturó fragmentos de vida de un ecosistema que oscilaba entre lo terrestre y lo marino, en una mezcla singular de ambientes que favoreció una conservación excepcional.

Esta dualidad ecológica permitió atrapar, en la transparencia del ámbar, no solo avispas, sino también mosquitos, arañas y restos vegetales. La posibilidad de estudiar organismos en tres dimensiones y con estructuras internas intactas hace de El Soplao una especie de "Arca de Noé" del Cretácico temprano. Y más aún: un portal directo a una era en la que los dinosaurios dominaban los continentes y las primeras plantas con flores comenzaban a esbozar el futuro del paisaje terrestre.

Una avispa singular

Desde una perspectiva evolutiva, lo que hace especial a Cretevania orgonomecorum es su combinación de rasgos únicos y su conservación impecable. El fósil ha permitido a los investigadores no solo describir una nueva especie, sino también aportar caracteres diagnósticos que servirán para delimitar otras especies futuras dentro del género

Es un caso ejemplar de cómo un único hallazgo puede reordenar piezas clave de un puzle mucho mayor: el de la historia de la vida en la Península Ibérica durante el Cretácico.

Aunque esta nueva especie ha acaparado los focos, no es la única evidencia de avispas primitivas en El Soplao. En años anteriores se documentaron ejemplares igual de fascinantes: como Megalava truncata, un raro macho de la familia Megalyridae, o Archaeromma, una diminuta avispa de apenas unos milímetros perteneciente a Mymarommatidae. Cada uno de estos hallazgos ha ido configurando un atlas más preciso de las comunidades de insectos que compartían hábitat con los dinosaurios en la antigua costa ibérica.

El valor científico del ámbar cántabro reside también en su capacidad para conectar continentes. Especies similares del género Cretevania han sido halladas en Asia, lo que sugiere vínculos biogeográficos y rutas de dispersión insospechadas entre regiones tan alejadas. Este tipo de correlaciones entre fósiles no solo ilustran la distribución antigua de los insectos, sino que también ayudan a reconstruir los movimientos de las placas tectónicas y la evolución de los ecosistemas cretácicos.

En definitiva, Cretevania orgonomecorum no es solo una avispa fósil atrapada en resina. Es una mensajera que, tras millones de años, nos ofrece una visión precisa y deslumbrante de un mundo perdido. 



via Sergio Parra https://ift.tt/2CYS8l1

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