Santa Mónica, el dorado atardecer de California
Nace en Chicago, en un cruce de la avenida Michigan frente al Millennium Park, y termina 3.862 kilómetros al oeste. La Ruta 66 cruza las llanuras centrales de Estados Unidos, la desértica Arizona, la fértil California y muere en el muelle de Santa Mónica, sobre las aguas del océano Pacífico. Después de Manuel Antonio, en Centroamérica, y Lima, en Suramérica, este es nuestro tercer balcón americano al océano descubierto hace ahora 500 años por el español Vasco Núñez de Balboa en tierras de Panamá.
Es posible que no haya rincón en California que no haya aparecido alguna vez en películas o series de televisión. Y la playa de Santa Mónica no es una excepción. Como en otros muchos lugares de este país, cuando llegas por primera vez crees haber estado ya. Te suena a conocido el muelle con su añejo parque de atracciones, las casetas multicolores de los salvavidas, los californianos jugando a voley sobre su arena, hasta el restaurante de Bubba Gump que lanzó a la fama "Forrest Gump" situado en la entrada del muelle.
Santa Mónica es un espléndido balcón al océano Pacífico. Su muelle se adentra unos metros en sus aguas y permite compartir atardecer con los pescadores sin que nada estorbe la vista del sol bajando por el horizonte. La de Santa Mónica es una playa familiar, bastante diferente del glamour de las cercanas colinas de Beverly Hills. Quienes disfrutan de la arena con el buen tiempo (aquí hace sol 328 días al año) son una muestra demográfica de la población de Los Ángeles .
California es la tierra de quienes buscaban un sueño: los españoles llegaron aquí tras la pista de El Dorado, los norteamericanos de la Gran Depresión recorrieron la Ruta 66 esperando lograr un trabajo, los aspirantes a estrellas olisqueaban un hueco en el cine y, ahora, los latinos del sur de la frontera buscan su sueño americano. Los Ángeles es una ciudad mestiza y el último restaurante que encontramos en un lugar tan simbólico como el muelle de Santa Mónica es precisamente uno mexicano, el "Mariasol", con sus tacos, enchiladas, burritos y guacamole.
A Santa Mónica se viene a tomar el sol, a bañarse en las agitadas aguas del océano, a divertirse en su pequeño parque de atracciones, pero también a hacer deporte, a cuidar el músculo en sus aparatos de gimnasia, a escuchar música con los artistas callejeros... Es la cara amable y relajada de esta inmensa urbe. Esta playa es sólo una parte de la espectacular bahía de Santa Mónica. Venice Beach , Malibú , Zuma... son otras playas que podemos encontrar circulando por la carretera Pacific Coast Highway. Y un poco más al norte, saliendo ya de la ciudad, comienza la Highway 1, la famosa carretera del Big Sur , que recorre 150 kilómetros asomada al océano, entre puentes y acantilados. Una costa muy diferente de la que encontraron los españoles cuando llegaron aquí el día de Santa Mónica de 1542.
Texto y fotos: Marino Holgado
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