Me resulta realmente fascinante la cantidad de curiosidades que te puedes topar en una ruta por los pueblos y ciudades de la provincia de Valladolid. A cada paso, en cada kilómetro, en cada colina existe un lugar insólito o que posea una historia que recuerda la importancia que tuvieron esos lugares en el pasado y en la forja de la actual España.
A nivel patrimonial la provincia de Valladolid está colmada de joyas secretas excelentemente conservadas que vienen aderezadas con una peculiar leyenda o anécdota que les confiere todavía más interés. Uno de los tesoros que más me sorprendieron fue la Iglesia de Santa María de Wamba (que aunque se escriba con w se pronuncia con b, es decir, suena como el título de la canción popular mexicana que hizo famosa Ritchie Valens en los 50).
Un rey llamado Wamba
En este lugar todo es singular, empezando por el nombre del pueblo. Se trata del único municipio de España que comienza por la letra w. Su nomenclatura es peculiar, aunque seguramente a los que eran estudiantes hace unas décadas les suene más lo de Wamba como el monarca que cerraba la célebre (y complicadísima) lista de los reyes godos. Aquellos viejos maestros de escuela te hacían aprender aquel listado de carrerilla (y si no aplicaban aquello de la letra con sangre entra).
A pesar de la creencia popular, Wamba no fue el último de los reyes godos (sí lo es alfabéticamente) que, dicho sea de paso, tenían una forma curiosa de escoger a sus sucesores. Cuando moría el rey debían escoger al siguiente en el lugar donde fallecía. Al pasar a mejor vida el rey Recesvinto en aquella villa de los Montes Torozos en el año 672, se escogió como nuevo regente al bueno de Wamba que, además, legó su nombre a aquella localidad vallisoletana.
Visita a la iglesia de Santa María de Wamba
Wamba está a unos 20 minutos de Valladolid en coche y merece la pena acercarse hasta allí para ver los preciosos paisajes que adornan los Montes Torozos y también para visitar la particular iglesia de Santa María de la O. Este lugar de oración es una mezcla fascinante y poco común de estilos, ya que tiene muchos elementos mozárabes, aunque también románicos (como su sencilla portada), de arquitectura visigoda y otros cistercienses, pues formó parte de un monasterio de esta orden. También se instalaron allí los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, lo que denota la importancia que tuvo este lugar a lo largo de la historia.
El interior de la iglesia es muy sencillo, pero tiene algunos detalles que la convierten en una auténtica maravilla. Sus arcos de herradura, los restos de vivas pinturas para darle luminosidad (las ventanas son muy pequeñas), techos de madera, las columnas decoradas con capiteles ornamentados, la preciosa sala del baptisterio y los sepulcros, uno de ellos con mucha historia, ya que aquí fue sepultada Urraca de Portugal.
El osario de Santa María de Wamba
A pesar de la belleza y de lo peculiar que es la iglesia de Santa María de la O, lo que suele atraer a más visitantes a esta localidad de Valladolid es la peculiar sala del osario ubicada en el antiguo claustro del monasterio y en el que se puede leer una frase que me dejó tan tieso como los cráneos que allí hay expuestos “Como te ves, yo me ví. Como me ves, te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”.
No es el primer lugar del mundo donde veo calaveras a modo de advertencia, aunque lo que me impactó del osario de Wamba es la ingente cantidad de cráneos y huesos apilados que allí pude contemplar. Allí me contaron que llegó a haber cerca de 3.000 seseras que recubrían toda la estancia y que pertenecieron a los monjes que habitaron el monasterio durante los siglos XIII al XVIII.. Sin embargo, ahora habrá más o menos la mitad, ya que se los llevó el mismísimo Doctor Gregorio Marañón a la Universidad Complutense de Madrid.
Como curiosidad, el mítico programa Un, Dos, Tres regaló a una pareja una romántica noche en el osario de Wamba. “Love is in the air” que diría la canción. Incluso a plena luz del día el lugar impone mucho respeto. No todos los días tienes la oportunidad de mirar a la muerte a los ojos y sentirte como una mota de polvo en el universo. Sin duda, una visita muy recomendable, tanto para el cuerpo como para el alma.
Quiero dar las gracias a Turismo de la Provincia de Valladolid por ayudarme a hacer este reportaje y descubrirme este lugar tan insólito y cargado de historia.
via Pau http://ift.tt/1bCy3rz
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