La primera vez que contemplas con tus propios ojos un fiordo en Noruega impresiona… pero de verdad. Su belleza es tan legendaria que antes de verlo estás en tensión esperando que las expectativas tan altas no te decepcionen. Afortunadamente, ese temor se disipa en unos segundos, justo el tiempo que necesitas para comprobar que su fama se la han ganado a pulso. No tardarás mucho en verificar que son el equivalente en la naturaleza a un poema de amor.
No puede haber viaje a Noruega sin fiordos, al menos la primera vez. El país más septentrional de Europa está repleto de rincones naturales inusitados, que parecen sacados de los sueños de un maestro de la ciencia-ficción o de una película de dibujos animados. Muchos de ellos cerca de Stavanger, la puerta de los fiordos noruegos. Vamos a conocer un poco mejor esta joya y algunos de sus encantos.
¿Cómo se llega a Stavanger?
Afortunadamente desde España hay muchísimos vuelos directos a Noruega. Cuando visitamos Stavanger veníamos de pasar unos días en Oslo, así que nosotros fuimos desde la capital del país en avión hasta el Aeropuerto de Stavanger Sola. Una de las opciones más sencillas y económicas para viajar directamente a los fiordos noruegos es tomar un vuelo directo de Barcelona a Stavanger con Norwegian, desde el 4 de junio operan los jueves y domingos y los precios son sensacionales.
Una vez en el aeropuerto es muy sencillo llegar al centro de la ciudad, sólo tienes que tomar un autobús que parte de la terminal cada 20 minutos y que tarda aproximadamente media hora.
¿Cuantos días me recomiendas estar en Stavanger?
Esto como siempre es muy relativo y depende del tiempo de viaje del que disponga cada uno. Nosotros estuvimos un total de 11 días en Noruega, de los cuales disfrutamos de tres días/dos noches en Stavanger y se nos quedó la estancia un poco corta. No obstante, tened en cuenta que nosotros viajamos con un bebé y nuestro ritmo era mucho más lento que si vas sin niños.
Cerca de Stavanger se encuentran algunos de los paisajes de naturaleza más espectaculares del mundo, así que si dispones de pocos días para conocer el país, quizás sea mejor restar tiempo a las ciudades para deleitarte con la naturaleza.
¿Es cara la vida en Stavanger?
Mentiría si te dijera que no. En general, Noruega es un destino caro, aunque en Stavanger se pueden encontrar actividades para todos los bolsillos y a precios más asequibles que en Oslo. Para comer, por ejemplo, hay muchos puestos callejeros donde es barato comprar bocadillos y bebidas.
No obstante, lo más económico en Stavanger y en los fiordos noruegos, en general, son las actividades relacionadas con la naturaleza. Hay infinidad de rutas de senderismo, hay playas para surfear, lugares para pescar, rutas para ciclistas o descensos para practicar rafting. Si lo tuyo son las actividades al aire libre estás de enhorabuena.
¿Dónde alojarte en Stavanger?
Curiosamente en Stavanger los alojamientos son más baratos los findes que entre semana. Al ser la capital noruega del petróleo, muchos hombres de negocios la visitan de lunes a viernes por trabajo, así que si tienes previsto visitar esta ciudad es mejor que mires dónde dormir con bastante tiempo de antelación.
En la ciudad y alrededores, podrás encontrar alojamientos para todos los bolsillos. Desde campings, pasando por un montón de B&B o los típicos hoteles más estándar. Nosotros escogimos el Clarion Hotel Stavanger, que estaba muy bien ubicado, a pocos pasos de los principales atractivos de la ciudad.
¿Qué ver en Stavanger?
Recordemos que Stavanger es la puerta de los fiordos noruegos y que tiene una cantidad enorme de atractivos tanto en la ciudad como en sus alrededores. Tiene callejuelas donde perderse es casi una obligación, museos de lo más interesantes y rincones muy animados. Teniendo en cuenta que estarás unos tres días, os recomendamos los siguientes lugares para visitar en Stavanger:
- Aunque técnicamente no está en la ciudad, lo que más llama la atención de Stavanger es el Púlpito o Preikestolen. Esta increíble roca es un balcón con 600 metros de caída desde donde se aprecia el Lysefjord. Nosotros como íbamos con un bebé nos tuvimos que conformar con verlo desde abajo.
- Navegar por el Lysefjord es una delicia. Enormes lenguas de agua abrazados por enormes acantilados. El verde de la vegetación y el azul del agua se suelen ver salpicados por el plateado de las enormes cascadas y saltos que descienden por las montañas. Lo más espectacular de los fiordos es cuando se retuercen o se estrechan. Las casitas de colores acaban de dibujar una estampa fascinante.
- Tuvimos la enorme fortuna de que nuestra estancia coincidió con el festival Gladmat. Se trata de uno de los festivales gastronómicos más importantes del norte de Europa y un evento que anima y mucho la ciudad. Vecinos de Stavanger y forasteros iban revoloteando de un puesto de comida a otro intentando satisfacer su curiosidad gastronómica, así que nosotros no íbamos a ser menos. Comida mexicana, hindú, española, francesa, africana, asiática… y por supuesto de Noruega. La amalgama de olores, sabores, colores y sonidos era sencillamente fascinante.
- El sorprendente Museo del Petróleo de Stavanger. Aunque no teníamos ni pajolera idea del tema, acabamos muy satisfechos con la visita. Allí vimos la broca de perforación más grande del mundo, nos metimos en simuladores de equipos submarinos o jugamos en habitáculos extraídos de las plataformas petrolíferas. Todo se puede tocar, escuchar y ver. Este museo no esconde nada y cuenta los pros y los contras del petróleo con pelos, señales y datos reales. Puedes pasar unas horas muy entretenidas y aprender muchísimas cosas interesantes. No dejará indiferente a nadie.
- Para caminar tenéis muchísimos lugares preciosos dentro de la ciudad y que resumí en este paseo visual por Stavanger. El barrio viejo o Gamle Stavanger con su Museo de la Conserva, la sencilla Catedral o la torre Valbergtårnet, la animadísima Øvre Holmegate… en definitiva una ciudad coqueta, colorida, animada, divertida, marinera, sorprendente para el viajero.
- Si queréis probar la gastronomía de Stavanger también disfrutaréis. A nosotros nos encantaron varias pastelerías/librerías entre las que nos encandiló la chocolatería Sjokoladepiken. Si eres goloso tienes que pasar sí o sí por este tentador lugar.
¿Qué lugares de Stavanger te quedaste con ganas de ver?
La verdad es que nuestro itinerario fue bastante completo para los días que estuvimos allí, aunque siempre quedan cosas en el tintero y en este caso al ir con un bebé algunos muy importantes.
Nos hubiera encantado ver el púlpito desde arriba, posarnos sobre la roca Kjerag o dar un paseo nocturno para descubrir la ciudad por la noche. Cuando viajamos con niños es una de las cosas que más echamos de menos. Siempre es positivo que nos queden razones para volver a Stavanger.
¿Cómo me muevo por Stavanger?
Sinceramente, es casi una obligación ir a pie. Stavanger es una ciudad muy cómoda para moverse caminando o en bicicleta. No creo que te haga falta tomar taxis pues las distancias son muy cortas. No obstante, existe una compañía de autobuses locales con abonos para varios días por si tienes dificultades para andar.
También hay trenes para desplazarse a las zonas de las playas o la terminal marítima para moverse a las islas cercanas. Ya no existe el ferry directo entre Stavanger y Bergen, ahora tan sólo se puede ir en autobús con Nettbuss y Kystbussen.
via Pau http://ift.tt/1oJhO0e
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