Pasado aborigen
Los antiguos habitantes de Gran Canaria dejaron muchos vestigios que hoy son la gloria arqueológica de una isla que aún tiene mucho por desenterrar. Son abundantes las huellas de ese pasado no tan lejano que se resiste a morir.
El gofio, ese elemento tan consustancial a la dieta canaria que en la Península no acertamos a cocinar bien, es un invento que ya llenaba las escudillas de los primeros habitantes de Gran Canaria hace más de 2.000 años. Se cree que estos antiguos grancanarios fueron descendientes de bereberes que llegaron procedentes del norte de África. Eso dicen los expertos, que basan sus teorías en la lengua que usaban para comunicarse, una variante del amazigh, el idioma que aun utiliza el pueblo bereber en la actualidad. Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo alcanzaron la isla, lo que es indiscutible es que se asentaron en Gran Canaria e hicieron de ella su hogar. Y ya que estaban se organizaron políticamente: dividieron el territorio en diez reinos gobernados por sendos reyes denominados guanartemes.
Esta sociedad del pasado no estaba exenta de poseer clases sociales. Eso es algo que no es nuevo, ya se sabe. Tenían guanartemes, que como ya hemos dicho era la clase monárquica, pero también fayzagues, que era la nobleza, y asimismo gente común, que eran la mayoría. Estos últimos eran agricultores, ganaderos y artesanos, adoraban a los astros —su divinidad principal era Acorán, el dios del Sol— y vivían en profunda comunión con la naturaleza. Pero la llegada de las tropas castellanas enviadas por los Reyes Católicos en 1478 terminaría con la hegemonía aborigen sobre Gran Canaria. La conquista duró cinco años y como en las buenas épicas, tuvo sus héroes (Bentejuí, gran guerrero y líder de la resistencia grancanaria ante la conquista, murió saltando por un precipicio antes de ser capturado); sus heroínas (Guayarmina, noble princesa que se unió a los rebeldes) y sus traidores a la causa aborigen.
Los antiguos habitantes de Gran Canaria dejaron muchos vestigios que hoy son la gloria arqueológica de una isla que aún tiene mucho por desenterrar. Son abundantes las huellas de ese pasado no tan lejano que se resiste a morir. Ahí está por ejemplo la Cueva Pintada, un poblado prehispánico descubierto a mediados del s.XIX, con sus sesenta casas y cuevas excavadas artificialmente. También el Cenobio de Valerón, un espectacular espacio arqueológico que consta de varias galerías en torno a las cuales se cavaron unos silos en los que se guardaba el cereal de la comunidad. Nos queda además el Parque Arqueológico del Maipés, un espacio funerario aborigen que consta de unos 700 sepulcros construidos íntegramente con piedras volcánicas. Y también el Yacimiento de Cuatro Puertas, el de Punta Mujeres, el de Los Barros, el de Bentayga o el del Llano de las Brujas...entre otros. Ahí siguen además, desafiando al abismo y al olvido, las Cuevas del Barranco de Guayadeque o aquella Fortaleza de Ansite desde la que el valiente guerrero Bentejuí saltaba en una escena digna de final de novela.
Más información: www.grancanaria.com
Texto y fotos: Kris Ubach
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