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martes, 7 de noviembre de 2017

Lonely. Belfast y la Costa del Causeway, Best in Travel 2018

Belfast y la Costa del Causeway, Best in Travel 2018

De taxis negros a bares geniales: guía privilegiada de Belfast

Fiestera y ruidosa, con una población joven y dinámica que la mantiene al día, Belfast nunca se atiene a lo que se podría esperar. Su transformación de paria política en metrópolis cosmopolita continúa a buen ritmo, y mientras la capital del norte de Irlanda sigue negociando su relación con el pasado, la vista se fija con firmeza en el futuro.

Una visita a la ciudad permite descubrir su historia reciente, pubs victorianos, bares de moda, buena cocina, grandes barcos y cerros.

Belfast, Ayuntamiento © IIC / Axiom / Getty Images El ayuntamiento de Belfast, la ciudad y el mar extendiéndose tras su majestuosa cúpula de cobre © IIC / Axiom / Getty Images

Circuitos del conflicto

Durante un tiempo tras el establecimiento de la paz, a finales de los años 90, las autoridades turísticas locales procuraban, por todos los medios, alejar el foco turístico del conflicto sectario que castigó a la ciudad más de tres décadas y redirigirlo al patrimonio menos polémico, como la construcción del famoso Titanic. Era comprensible, pero inútil: Belfast es uno de esos lugares donde los tumultos del pasado despiertan interés y pueden verse desde bastante cerca.

Belfast, Stormont © M-image / iStock / Getty Images  Stormont, en las afueras de Belfast, fue escenario de las negociaciones de paz y alberga el Parlamento de Irlanda del Norte © M-image / iStock / Getty Images

La forma más popular de hacerlo es con un Black Taxi Tour o, como se conocen localmente, los circuitos de ‘bombas y balas’ o de ‘pesimismo y tristeza’. Hay un montón de compañías y taxistas locales que los ofrecen; se puede tomar uno en Donegall Square, frente al Ayuntamiento. Suelen subir por Shankill Rd (unionista) y bajar por Falls Rd (republicana), pasando por la tristemente célebre Peace Wall y parando a ambos lados para ver sus coloridos murales. Paddy Campbell’s Famous Black Cab Tours es un operador recomendable, narra la historia del conflicto de forma enérgica y muy particular; y lo que queda claro al terminar es que los irlandeses –de cualquier convicción política– son unos maestros del humor negro.

También se puede visitar la infame Crumlin Road Gaol, donde es posible recorrer el túnel que discurre bajo Crumlin Rd y que va del juzgado a la prisión. El circuito visita las minúsculas celdas del Ala C (en activo hasta 1996), incluida la reservada a los condenados a muerte, antes de acceder a la espeluznante cámara en la que se ejecutaron 17 hombres entre 1854 y 1961.

Belfast, Titanic Belfast © Nahlik / Shutterstock El modernísimo Titanic Belfast es la mayor atracción de la ciudad © Nahlik / Shutterstock

El Titanic: “estaba bien cuando zarpó de aquí”

La fama de Belfast como puntal de la construcción de buques culminó con la botadura del barco más famoso que jamás haya existido: el RMS Titanic, construido en el astillero Harland & Wolff de la ciudad para la White Star Line. El vínculo de la ciudad con el fatídico transatlántico queda reflejada en las exposiciones multimedia del flamante Museo Titanic Belfast, una belleza arquitectónica situada en las gradas donde se construyó el barco. En el interior se pueden ver versiones virtuales del navío y reconstrucciones de los camarotes de pasajeros; también venden camisetas con el lema “she was fine when she left here” (estaba bien cuando zarpó de aquí), más humor negro irlandés.

La entrada también incluye el acceso al SS Nomadic, el barco de vapor que transportaba a los pasajeros ricos hasta los grandes cruceros desde el puerto de Cherburgo; solo por ver los aseos ya merece la pena visitarlo.

Belfast, St. George’s Market © Andrew Montgomery / Lonely Planet St. George’s Market, en Belfast, está repleto de alimentos gourmet © Andrew Montgomery / Lonely Planet

La bestia del mercado y mucho más

Como el resto de la isla, Belfast ha mejorado su panorama gastronómico de forma espectacular. Ahora la ciudad está llena de buenos restaurantes para todos los gustos y bolsillos. En el precioso St George’s Market –el mercado de alimentos en activo más antiguo de Irlanda– se halla George’s, en la galería de la primera planta, que sirve deliciosos filetes locales, pero el plato estrella es el descomunal Ulster fry, apodado ‘la bestia del mercado’.

Belfast, calabazas en St. George’s Market © Vizz Photography / Getty Images Calabazas en St. George’s Market. La mejor comida de Belfast apuesta por los productos locales frescos © Vizz Photography /Getty Images 

Si al viajero le apetece algo un poco más saludable, que vaya a Home para probar su menú creativo pensado para vegetarianos, veganos y clientes con intolerancias alimentarias. Pero quizá el local más conocido de la ciudad sea el siempre popular Mourne Seafood Bar, que sirve pescado y marisco fresquísimo, muy bien cocinado y presentado. También es donde se halla la Belfast Cookery School, por si alguien se quiere apuntar a una clase de cocina vespertina.

Belfast, Crown Liquor Saloon © Andrew Montgomery / Lonely Planet. El Crown Liquor Saloon, acreditado por el National Trust y por bebedores expertos © Andrew Montgomery / Lonely Planet 

‘Pubs’ victorianos

Todo el mundoen Belfast tiene su local favorito entre esta colección de bellezas del s. XIX. El más famoso es el Crown Liquor Saloon, protegido por el National Trust, muy popular entre lugareños y visitantes, que acuden a tomar una pinta en un entorno incomparable. Bittles, en Victoria St, es otro local tradicional que sirve cerveza artesanal y ales bajo una colección de cuadros de héroes literarios irlandeses.

Belfast, Victoria Square © Andrew Montgomery / Lonely Planet La Jaffe Memorial Fountain y el Bittles Bar en Victoria Square © Andrew Montgomery / Lonely Planet 

Pero dos de los mejores locales son el Duke of York, que ofrece excelente música en directo, y el John Hewitt, un magnífico pub antiguo donde el único ‘ruido’ que se oye es el de las conversaciones, sirve algunas excelentes cervezas artesanales elaboradas en la Hilden Brewery de Lisburn y una ginebra que elabora el propietario del bar.

Nuevos bares

Si los pubs antiguos de Belfast son muy populares entre el público conservador y los turistas; para salir de noche, los jóvenes de la ciudad prefieren la creciente selección de bares nuevos y modernos. Uno de los mejores es Love & Death, que aúna un guateque de los años 70, un bar clandestino de la época de la ley seca y un local nocturno brasileño. La comida es buena, los cócteles, deliciosos, y, a medida que avanza la noche, la pista de baile se anima mucho. 

Belfast, Cathedral Quarter © Anthony Livingstone / 500px El Cathedral Quarter de Belfast es una de las mejores zonas de ocio nocturno de la ciudad, y alberga locales como Love & Death y Muriel's © Anthony Livingstone / 500px 

Perch con terraza en la azotea, es un sitio popular para pasar un anochecer agradable, incluso en invierno, cuando uno puede abrigarse con una manta y reconfortarse con una buena taza de chocolate caliente. Muriel’s Café-Bar, que lleva el nombre de una sombrerería donde se ofrecían servicios sexuales, cuenta con asientos de terciopelo, grandes espejos y lámparas araña que le dan un aire retro-chic. Destaca la carta de ginebras (la bebida favorita de la tal Muriel) y cuenta con una clientela elegante.

Y si al viajero le apetece mezclarse con los lugareños pero no quiere ir de acá para allá, siempre le quedará el Filthy Quarter, con cuatro bares: Filthy Chic, de cócteles; Gypsy Lounge, con un DJ que pincha desde una autocaravana reformada; Secret Garden, una cervecería de dos plantas no muy secreta; y Filthy McNastys, con música en directo cada noche.

Belfast desde Cave Hill © Girl Grace / Shutterstock Vistas al centro de Belfast desde las laderas boscosas de Cave Hill © Girl Grace / Shutterstock 

Huir del asfalto a Napoleon’s Nose y el Tropical Ravine

Puede que Belfast no sea famosa por sus espacios verdes, pero esta pequeña ciudad está rodeada por una frondosa campiña. Las vistas son fabulosas desde Napoleon’s Nose, como llaman aquí a la cima del cerro Cave Hill; en los días claros se puede ver Escocia.

En la cima hay un parque de aventuras y el fuerte McArt, una estructura de la Edad del Hierro donde, en 1795, Wolfe Tone y sus United Irishmen juraron su lealtad a la lucha por la independencia irlandesa. Para llegar hay que seguir un sendero de 3,5 km desde el aparcamiento del castillo de Belfast que pasa por una serie de cuevas (de ahí el nombre del cerro) hasta llegar a la cima.

No hace falta abandonar la ciudad para disfrutar de la naturaleza: cerca de Upper Malone Rd se halla el Sir Thomas & Lady Dixon Park, antaño una finca privada donde se alojaron las tropas de EE UU durante la II Guerra Mundial. Hoy el parque alberga un conjunto de jardines públicos, incluido un jardín de rosas espectacular, con más de 45 000 flores. Pero incluso este parque palidece en comparación con los Botanic Gardens, sede de la Lanyon’s Palm House (1852) y de un enorme invernadero de ladrillo rojo, el Tropical Ravine, que alberga una jungla de plantas tropicales por la que se puede pasear a lo largo de una pasarela elevada. 

Belfast, camino de sirga de Lagan © Bruce Yuanyue Bi / Lonely Planet / Getty Images Pedalear por el camino de sirga de Lagan es una estupenda forma de explorar los alrededores de Belfast © Bruce Yuanyue Bi / Lonely Planet / Getty Images 

Bicicletas, un cine mudo y el Giant’s Ring: más allá de la ciudad

Las vistas desde la cima de Cave Hill regalan un vistazo a la vida más allá de la ciudad, pero es a nivel de tierra desde donde se aprecia realmente todo lo que Belfast ofrece. Al noreste de la ciudad, al norte de Holywood (con una ‘l’ menos pero casi con el mismo glamour), se halla el Ulster Folk and Transport Museum, un recorrido por la vida irlandesa de los últimos siglos; de la vida rural de pueblo a los paisajes urbanos industriales, incluida una tienda del s. XIX de golosinas y un cine mudo de principios del s. XX.

Para saber más sobre la historia de Belfast se puede participar en uno de los Belfast Bike Tours, rutas guiadas de 2½ h por el valle del Lagan, al sur de la ciudad: se puede ver el prehistórico Giant’s Ring, un enorme anillo verde con un dolmen conocido como el Altar del Druida. El camino de sirga que sigue la orilla oeste del río Lagan es muy agradable, se pueden recorrer 20 km y llegar a Lisburn (Belfast Bike Tours alquila bicicletas, pero también se puede ir a pie). Cutters Wharf, con una bonita terraza con vistas al río es un buen lugar para ‘repostar’.

Por Fionn Davenport, autor de Lonely Planet 

Belfast y la Costa del Causeway, Top 1 del 'ranking' de las 10 mejores regiones para viajar en 2018. Toda la información sobre Best in Travel 2018, aquí

Best in Travel 2018: las 10 mejores regiones © Lonely Planet

 

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Lonely. Chile, Best in Travel 2018

Chile, Best in Travel 2018

Una búsqueda espiritual: el centro de Chile y las casas de Neruda

Chile es conocido por ser un país de poetas en todo el mundo de habla hispana y más allá. Tal fama es, en parte, un reconocimiento al hecho de que dos chilenos recibieron el Premio Nobel de Literatura por su poesía. Primero fue Gabriela Mistral, en 1945; pero fue el segundo premiado, Pablo Neruda, quien fijó la reputación del país como puntal de la poesía.

Peregrinar a los lugares que inspiraron a uno de los poetas más traducidos del s. XX es una de las experiencias más intensas de la cultura chilena.

Casa Pablo Neruda, Chile © Martin Bernetti / Getty  Una señal indica el camino hacia una de las casas de Neruda para quienes siguen el rastro del poeta © Martin Bernetti / Getty Images

Tres portales al alma poética de Chile

Un viaje para descubrir el alma azotada por el mar de Chile no puede dejar de incluir una inmersión en la vida y el legado del extravagante Neruda. La Academia Sueca dijo de él, al concederle el premio literario más prestigioso del planeta en 1971, que “daba vida al destino y los sueños de un continente” pero, aunque su obra elogiaba a toda Latinoamérica, de México al Machu Picchu y la Patagonia, Chile fue el país sobre el que escribió de una forma más extensa y evocadora. Sus paisajes le ayudaron a componer sus mejores obras, y su inspiración brotó a raudales en los lugares en los que vivió.

A lo largo de su vida, Neruda tuvo tres casas en Chile, y es en ellas donde su espíritu –y también el del país– brilla hoy, 44 años después de su muerte, con más fulgor. Las antiguas residencias del poeta se hallan en el bohemio barrio de Bellavista, en Santiago, en el áspero y animado puerto marítimo de Valparaíso y en el idílico retiro de Isla Negra, en una escarpada costa, 70 km al sur. A lo largo de sus agrestes 4250 km de punta a punta, Chile es una cueva del tesoro de famosas atracciones naturales, pero estos tres fotogénicos destinos en la zona central de la nación ofrecen una visión fascinante de la cultura de todo el país.

 Bellavista, Santiago, Chile © Jane Wooldridge / Miami Herald / Getty El barrio de Bellavista, de espíritu libre, sigue atrayendo a los artistas © Jane Wooldridge / Miami Herald / Getty Images

La Chascona, Bellavista, Santiago

El barrio bohemio de la capital chilena durante medio siglo, Bellavista, tiene unas vistas que hacen honor a su nombre. Sube por los laterales del segundo cerro más alto de Santiago, el cerro San Cristóbal (880 m), y cuenta con casas de colores vivos que flanquean un impresionante despliegue de restaurantes y bares; pero su encanto vanguardista surgió cuando su primer residente famoso, Pablo Neruda, se instaló allí en los años cincuenta.

En una fuerte pendiente con gradas, encaramada en la ladera de la colina que mira a las montañas de Chile, y con un arroyo que cruza el recinto se halla La Chascona, tan cerca del zoo de la ciudad, en el cerro San Cristóbal, que se oye rugir a los leones, según decía Neruda. El poeta empezó a construirla como refugio para él y su entonces amante y futura esposa, Matilde Urrutia. Su influencia en la construcción fue inmediata y llamativa: al ver los planos del arquitecto, con la casa orientada al alba y a la ciudad, Neruda decidió cambiarlos para que la casa mirara al noreste, a los Andes. La residencia se convirtió en la fantasía del poeta. Neruda era coleccionista, y sus casas, como su poesía, se convirtieron en reflejos de lo que coleccionaba.

La Chascona, Bellavista, Santiago, Chile © John Elk / Getty  La colección de objetos de La Chascona ofrece una visión de la vida de Neruda © John Elk / Getty Images

En su residencia de Santiago los objetos coleccionados son muy ‘chilenos’. Las típicas vides de esta región del país decoran el camino de entrada. La inspiración marina se hace evidente en todas partes, desde las muchas boyas de pesca de cristal hasta los pilares de madera de deriva, un salón que parece un faro y un comedor diseñado como el camarote de un capitán. En este país estrecho y alargado que abraza la costa, el mar nunca queda lejos; y en las casas de Neruda está siempre presente, impregnado en la estructura de los edificios.

Neruda puso de moda Bellavista como refugio de artistas e intelectuales, y La Chascona acogió a muchos de ellos, incluido el muralista mexicano Diego Rivera, que pintó un retrato de dos caras de Urrutia que permanece en la casa. Una de las caras muestra a la Urrutia que la gente conocía, la otra, a la Urrutia que Neruda amaba, con la cara del poeta reflejada en sus cabellos rizados. Fueron esos cabellos rizados de su amada los que dieron nombre a La Chascona, y la casa está llena de los detalles íntimos de su historia de amor, de objetos que fueron pasiones, secretos y bromas compartidas. Reina la sensación de que tanto Neruda como Urrutia pueden aparecer en cualquier momento, riéndose, saliendo de cualquier habitación. En este sentido, La Chascona va más allá de su rol de museo: uno se siente como si visitara la casa en el pasado, junto al poeta y su musa. “he aquí levantada la casa chascona”, escribió Neruda, “con agua que corre escribiendo en su idioma".

Valparaiso, Chile © John W Banagan / Getty  El colorido paisaje urbano de Valparaíso combina con el estilo extravagante de las casas de Neruda © John W Banagan / Getty Images

La Sebastiana, Valparaíso

Neruda tenía mucho que decir de su amada ‘Valpo’, la excéntrica y chapada a la antigua ciudad portuaria de Valparaíso: sus callejones entrelazados y los ascensores traqueteantes que suben por laterales de acantilados vertiginosos captaron la imaginación del poeta de un modo que la capital no supo hacer. “Santiago es una ciudad prisionera, cercada por sus muros de nieve. Valparaíso, en cambio, abre sus puertas al infinito mar, a los gritos de las calles, a los ojos de los niños”, escribió.

Como muchas casas de Valparaíso, La Sebastiana se halla sobre un laberinto de callejones, en precario equilibrio sobre las cuestas empinadas por encima del puerto.

La Sebastiana, Bellavista, Santiago, Chile © © Victor Rojas / Getty  Las ventanas y los balcones dejan entrar a la ciudad en el hogar de Neruda en Valparaíso © Victor Rojas / Getty Images

Neruda describe esta casa como “colgada del firmamento, de la estrella, de la claridad y de la oscuridad”. En su interior hay una Valparaíso en miniatura de calles estrechas y escaleras empinadas, que a menudo solo llevan hasta ventanas, paredes y balcones. El poeta quería que La Sebastiana evitara los límites de la arquitectura convencional: convirtió la tercera planta en una jaula de pájaros donde las aves eran libres, y la azotea, en un helipuerto para posibles viajes a las estrellas. El mobiliario es más normal que el de La Chascona, apropiado para una casa que fuera la puerta al mundo de Chile, y para un propietario que obtuvo fama internacional por su poesía. Mapas exóticos y recuerdos reflejan los muchos viajes de Neruda como diplomático, una carrera en la que se aventuraban muchos escritores chilenos.

Vista desde fuera, con la chimenea que se alza desde el tejado, la casa recuerda a los barcos de vapor que todavía llegaban a Valparaíso en la época de Neruda. Como los barcos que veía a través de la ventana, Neruda capitaneaba La Sebastiana como su propio bajel, quizá rumbo al mar de su consciencia. El poeta se refería a sí mismo como un marinero de estuario, cautivado por el mar pero que prefería la estabilidad de tierra firme para contemplarlo.

Isla Negra, Chile © B. Kim Barnes / Getty  Un ancla junto la tumba de Neruda, en su hogar de Isla Negra © B. Kim Barnes / Getty Images 

Casa de Isla Negra, Isla Negra, El Quisco

Al sur de la rocosa costa de Valparaíso, Isla Negra es una zona de escarpado litoral que los residentes ricos de Santiago frecuentan y convierten en un lugar tranquilo de retiros vacacionales, marisquerías increíbles y olas imponentes. También es una comunidad de escritores y artistas, sobre todo porque su antiguo residente, Neruda, pasó la mayor parte de su vida en Chile en esta casa.

Como resultado, la casa de Isla Negra contiene más objetos de Neruda que ninguno de sus otros hogares, incluidas elaboradas vitrinas para los ‘tesoros’ que el océano Pacífico entregaba a Chile: hay salas llenas de mascarones de proa, anclas, cartas náuticas, conchas… Neruda describió los restos de naufragios que arribaban a la costa con las olas; y en una ocasión el mar le dejó el escritorio de un barco, que él después usó para escribir.

Isla Negra, Chile © De Agostini / V. Giannella / Getty  El océano de su hogar en Isla negra inspiró algunas de las mejores obras de Neruda © De Agostini / V. Giannella / Getty Images

No sorprende que Neruda escribiera muchos de sus mejores poemas en Isla Negra, un hogar bañado por esa mágica luz que solo tienen las localidades costeras, enmarcado por un tramo de costa escarpada y el mar tempestuoso. Neruda y Urrutia están enterrados en el exterior de la casa. “Después, cuando no viva”, escribió en Yo volveré, “aquí buscadme, buscadme entre piedra y océano, a la luz procelaria de la espuma”.

Y los visitantes le siguen buscando; son tantos que dan cuenta de lo importante que fue Neruda para Chile y para el mundo, por su personalidad desbordante, que dejó tras de sí enormes dosis de belleza que disfruta el resto de la humanidad.

Por Luke Waterson, autor de Lonely Planet 

Chile, Top 1 del 'ranking' de los 10 mejores países para viajar en el 2018. Toda la información sobre el Best in Travel 2018, aquí.

Best in Travel 2018: los 10 mejores países © Lonely Planet

 

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Lonely. Sevilla, Best in Travel 2018

Sevilla, Best in Travel 2018

Una Sevilla alternativa en la Alameda de Hércules

Más allá de los monumentos sevillanos más típicos, de las famosas fiestas que nadie quiere (ni debe) perderse y de su cara más “flamenca” y turística, existe otra Sevilla moderna, alternativa, vital y renovada; una ciudad que apuesta por lo ecológico y por el consumo responsable y que se mueve en bicicleta o en tranvía. 

Es la Sevilla de los sevillanos, y solo hay que mezclarse con ellos para descubrir la cara más auténtica de la ciudad. Por ejemplo, en la Alameda de Hércules, la zona más camaleónica de la ciudad, la preferida por bohemios, artistas y modernos. Estos son las paradas imprescindibles para “alamedear” a la sevillana.

Sevilla, Alameda de Hércules, Andalucía, España © Tom Kolossa / Shuttersctock Las columnas de la Alameda de Hércules portan las estatuas de Julio César y Hércules, fundadores de Sevilla, según la leyenda © Tom Kolossa / Shuttersctock 

1. La Alameda, el paseo imprescindible

La Alameda de Hércules es el territorio más cambiante de la ciudad. Fue un antiguo pantano que se convirtió en el s. XVI en uno de los primeros jardines urbanos de Europa. Las continuas crecidas del río no permitieron transformarla en una zona realmente interesante para los sevillanos y quedó como un barrio marginal, pero la celebración de la Expo 92 cambió su suerte y desde entonces es el barrio más vivo y más marchoso de la ciudad. Hay locales de copas, restaurantes de diseño, centros de arte y también muchas tascas y bares de tapas. Y sobre todos ellos, Hércules y Julio César vigilan desde su columna romana que todos disfruten.

Cualquier hora es buena para tomar una cervecita en alguna de las muchas terrazas que se suceden en la Alameda, la zona con más bares y restaurantes por metro cuadrado de Sevilla. 

2. El Mercado de la Feria y el mercadillo de los jueves

Es todo un lujo hacer la compra en un edificio de 1719. El Mercado de Feria, en la calle del mismo nombre, es uno de los sitios con más sabor de la ciudad y no solo por lo que vende, sino por el buen ambiente que se respira en la Lonja de Feria, entre puestos tradicionales y otros que se han convertido en sitios de tapeo y donde se puede degustar tanto una tapa genuinamente sevillana como un ceviche peruano o un arroz valenciano.

Además, todos los jueves, la calle Feria se transforma en un mercadillo, con anticuarios de los de verdad, vendedores de ropa usada, libros de viejo o discos de vinilo y chamarileros de toda la vida. Sin duda, es un buen lugar para regatear y curiosear.

Para hacer una pausa, nada mejor que la Casa Vizcaíno, en la misma calle Feria. Los aficionados al vermú tienen su palacio particular en esta tasca con una clientela de lo más dispar: desde los jóvenes hippies hasta los vecinos de la zona que bajan a tomarse un vermú y a dar conversación a quien se acode en su barra.

Sevilla, Lonja de Feria, Andalucía, España © www.lonjadeferia.com Lonja de Feria, en Sevilla, uno de los paraísos para tapear de la ciudad © http://ift.tt/2zAeXD3;

3. La plaza Pumarejo

Y en la misma calle Feria el viajero podrá asomarse a uno de los espacios más típicos de la ciudad: las casas de vecinos instaladas sobre antiguos palacios. Y es que muchos de los palacios de los ss. XVIII y XIX fueron abandonados y se convirtieron en corralas donde hasta hace poco se compartían habitaciones, baño y pila para lavar la ropa. En la Plaza Pumarejo hay dos de estas casas de vecinos, y en una de ellas está la Bodega Camacho, donde el plato imprescindible son las tapas de caracoles.  

4. Palacio de los Marqueses de la Algaba

Si algo hay de sobra en Sevilla, además de bares de tapas, son palacios. Los sevillanos han recuperado muchos de ellos, como el Palacio de los Marqueses de la Algaba, un monumento civil del mudéjar que permanecía en ruinas hasta que se rehabilitó como Centro de Interpretación del Arte Mudéjar, con dos salas que albergan lo mejor de la colección arqueológica municipal y un patio que se transforma en teatro al aire libre en verano. Y la entrada es gratis, así que no hay excusas para no asomarse.

Sevilla, Metrosol Parasol, Andalucía, España © Margaret Stepein / Lonely Planet El ingenio sevillano bautizó al Metrosol Parasol, esta vanguardista estructura, como "las setas" © Margaret Stepein / Lonely Planet 

5. Anticuarium y Metrosol Parasol

Sin alejarnos mucho de esta Alameda, al sur, nos encontramos con uno de los nuevos, y polémicos, iconos de Sevilla: las conocidas popularmente como las “setas”, que es como han bautizado los sevillanos al Metrosol Parasol, una estructura diseñada por Jürgen Mayer en 2011 que alberga un mercado de abastos y un mirador con bar incluido. Pero lo mejor está debajo: las excavaciones previas a su construcción dejaron al descubierto 13 siglos de la historia de Sevilla, desde los romanos a los almohades, un espectacular conjunto que incluye pozos de una fábrica romana de salazones del s. I, villas romanas con más de 30 mosaicos y hasta una casa del s. XIII. 

6. Palacio de las Dueñas

A un paso de las populares y modernas setas, es obligado acercarse a uno de los palacios más representativos y más ricos de Sevilla. El Palacio de las Dueñas, propiedad de la Casa de Alba, está abierta al público desde 2016 y permite contemplar un auténtico palacio renacentista del s. XV que conserva vestigios de su estilo original gótico-mudéjar. El conjunto de obras que conserva es admirable, y todavía resuenan en su patio los versos de Antonio Machado, nacido en este palacio, sobre su infancia en “un patio de Sevilla y huerto claro donde madura el limonero”. Y el limonero sigue allí, a la vista de todos.

Sevilla, patio del Espacio Santa Clara, Andalucía, España © Ana Rey / Flickr Palacio, convento y, finalmente, espacio cultural. El Espacio Santa Clara tiene mucho que contar © Ana Rey / Flickr 

7. Espacio de Santa Clara

Y una última “escapada” cultural a un paso de la Alameda, antes de lanzarse a la búsqueda de tapas y copas. El Espacio Santa Clara fue un palacio almohade, en forma de sorprendente laberinto, habitado desde el s. XII. Después fue convento de Clarisas hasta que fue abandonado en 1996. Ahora está restaurado en parte (tiene más de 8000 m2), y ha logrado conjugar el espíritu del monasterio mudéjar y renacentista que fue en el pasado con nuevos usos: exposiciones, teatro, conciertos y flamenco. La programación de espectáculos es continua. 

8. Mesa, mantel y tapas por la Alameda

La zona de la Alameda y todas las calles de alrededor se ha convertido desde hace años en el sitio en el que quedan los sevillanos para comer, beber, tapear o simplemente verse. La zona es una sucesión de bares y restaurantes, pero podemos comenzar por el más antiguo de todos, antes de llegar a la zona de la Alameda, en la calle Gerona: El Rinconcillo, visita obligada por ser el bar más antiguo de Sevilla (fundado en 1670) y sobre todo por sus famosas espinacas con garbanzos.

En la misma Alameda se encuentra El Aljibe, una de las típicas casas del barrio con sun porche lleno de plantas que se ha convertido en un elegante bar y restaurante donde no falta una azotea para cuando el tiempo acompaña.

También podremos sentarnos en la terraza de La Mata, casi un palco para contemplar la vida que discurre por la Alameda mientras se prueba una pastela de pollo o un carré de cordero a las finas hierbas.

Referencia imprescindible son La Azotea, con sus tapas de autor o Eslava, atestado siempre de gente que no se resiste a sus creaciones con productos andaluces de primera, imaginación y mucho cariño. Para los enamorados de las nuevas cervezas artesanas, también hay propuestas interesantes como Maquila, una fábrica donde producen y sirven su propia cerveza y buenas tapas para maridar rodeado de una sugerente decoración industrial.

Sevilla, tapa de autor de La Azotea, Andalucía, España © http://ift.tt/1yRXdv2 Tapa de autor de La Azotea, Sevilla © http://ift.tt/2zmHtHC;

9. De copas y “alamedeando”

Muchos sevillanos van a hacer su propio peregrinaje por los bares de la zona de la Alameda y alrededores. Y muchos visitantes también acuden a este punto porque saben que es fácil entablar conversación y conocer gente, además de beber y tapear de lujo.

Por ejemplo, en Corral de Esquivel, en la misma Alameda, con sus paredes llenas de interesantes exposiciones y siempre animado a cualquier hora del día. O en el Habanilla Café, que para muchos es el punto de encuentro en la Alameda, tanto para la primera cerveza como para la última copa, y que además ofrece actuaciones y exposiciones.

Hay también bares con una larga historia como Los Claveles, abierto en 1841 como bodega, famoso por su “completo”: un montadito con secreto de cerdo, jamón y huevo de codorniz; o el Bar Plata, otro clásico, con más de un siglo a sus espaldas, que sirve exquisitas tostadas con aceite y jamón ibérico y está siempre lleno hasta los topes.

En la zona existen varios clubs que programan actuaciones, desde pop español o rock sevillano hasta flamenco. Dos propuestas: La Caja Negra, con actuaciones flamencas por la noche y rock sevillano los domingos, o el Fun Club, uno de los pocos clubes que se mantiene abierto y con la misma filosofía desde 1987. Por aquí ha pasado lo mejor del panorama del rock y pop español. 

10. Un poco de devoción en la Macarena

Y para terminar, algo de “devoción” al estilo sevillano. No muy lejos de la Alameda está uno de los grandes hitos de la cultura religiosa de la ciudad: la basílica de la Macarena donde se puede contemplar la imagen de la Esperanza Macarena (s. XVII) a quien los sevillanos rinden encendidos piropos durante la Semana Santa y visitan durante todo el año. La basílica se construyó en 1941 pero es fiel al más puro barroco andaluz. Y una nota arqueológica: en torno a la Macarena se puede ver un trozo de la muralla almorávide del s. XII.

En definitiva, arte, arqueología, cultura y buena gastronomía por todas partes. 

Sevilla, Top 1 del 'ranking' de las 10 mejores ciudades para viajar en 2018. Toda la información sobre el Best in Travel 2018, aquí. 

Best in Travel 2018: las 10 mejores ciudades © Lonely Planet

 

 

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Lonely. Tallin, Best in Travel 2018

Tallin, Best in Travel 2018

Tallin, más allá del casco antiguo

El tremendamente pintoresco casco antiguo de Tallin, la capital estonia, es una de las principales atracciones de la ciudad. Iglesias con agujas que dibujan el perfil urbano, plazas animadas, calles sinuosas y bonitas casas de mercaderes compiten con las murallas medievales de la ciudad por la atención del visitante. 

Puntos de interés como la Plaza del Ayuntamiento, el Castillo de Toompea (hoy sede del parlamento estonio), y la catedral ortodoxa Alexander Nevsky son indispensables, pero si uno se aleja de los confines del trillado casco antiguo, descubrirá que en Tallin hay mucho más por explorar.

Divertirse con los lugareños en Kalamaja

Antiguo barrio obrero lleno de casas históricas de los años veinte y treinta, Kalamaja se ha reinventado por completo. Hoy sus casas bien conservadas se codean con bares bohemios, cafés de diseño, boutiques y acogedoras galerías. La Telliskivi Creative City –el núcleo artístico de Tallin– está aquí. Lo que antaño fuera una colección de edificios maltrechos se ha restaurado para transformarse en un conjunto de tiendas y galerías de arte, restaurantes y locales de ocio.

Tallin, Telliskivi Creative City, Kalamaja © Andrew Bain / Getty Images Telliskivi Creative City, en Kalamaja © Andrew Bain / Getty Images

De paseo en Kadriorg

Kadriorg es un bonito barrio al este del centro que destaca por su bello palacio y su parque. Los días soleados uno podría pasar horas paseando por el cuidado parque Kadriorg antes de visitar el palacio Kadriorg, construido por Pedro el Grande para Catalina I. Es buena idea aprovechar para pasear por el resto del barrio y admirar las magníficas villas de madera de los ss. XIX y XX, o ir a ver la gran colección de arte estonio del excelente museo de arte Kumu.

Bajo tierra

Por debajo del cerro Harju y el cerro Linda, en la linde de Toompea, se halla un mundo oculto, los Bastion Passages. Estos túneles subterráneos se construyeron durante la década de 1670, cuando Tallin estaba bajo dominio sueco, para proteger la ciudad de los ataques rusos. Quedaron abandonados hasta la II Guerra Mundial, cuando se usaron como refugios antiaéreos, y hoy pueden visitarse como parte de un circuito (reservas en Kiek in de Kök). Lo más fascinante es que no son los únicos túneles de Tallin: hay otros por toda la ciudad, y uno de ellos fue descubierto en el 2003.

Alquilar una bicicleta

Si al viajero le gusta pedalear, en Tallin abundan los carriles-bici, y es bastante fácil desplazarse por la ciudad en bicicleta. Los circuitos ciclistas ofrecen un itinerario estructurado, con paradas en puntos de interés que, de visitarse a pie, consumen mucho tiempo. Algunos de estos puntos son el parque Kadriorg y el palacio Kadriorg, la antigua prisión de Patarei (pero solo el exterior, ya que el recinto de la prisión ya no se puede visitar), la playa de Pirita y el palacio Presidencial. Si uno prefiere ir por su cuenta, puede conseguir planos y detalles de la ruta en cualquier punto de información turística.

Tallin, playa de Pirita © robertharding / Getty Images Ciclistas en la playa de Pirita, Tallin © robertharding / Getty Images

De bares

Al caer la noche, Tallin cambia de personalidad. En la ciudad hay muchos bares, pero merece la pena alejarse de la turística plaza del Ayuntamiento. Aunque es bastante conocido, Koht bien merece una visita por su selección de cervezas artesanales, mientras que Tops, en Kalamaja, es un bar moderno y un buen sitio para saciar el hambre con auténtica comida estonia, como ensaladas de patata y sándwiches de espadín, servidos a diario. Para escuchar jazz y blues en directo se puede ir a Philly Joe’s Jazz Bar. Que nadie se corte para iniciar una conversación, un tercio de los estonios aseguran hablar inglés con fluidez.

Un safari gastronómico

Que el viajero se prepare para una aventura gastronómica, porque Tallin ofrece mucho más que la comida típica estonia. Si uno se mezcla con los lugareños, alejándose de las zonas más turísticas, podrá gozar de un brunch de domingo en cafés como NOP y Boheem. La cocina nórdica moderna de restaurantes como Ö y Noa atrae a la clientela más moderna, mientras que F-Hoone eleva la comida de pub a otro nivel. Sean cuales sean las particularidades dietéticas de cada uno, siempre habrá un sitio en el que estará bien atendido: Kivi Paber Käärid (piedra, papel, tijeras), por ejemplo, sirve comida sin gluten. Y quien desee probar los contundentes platos típicos estonios encontrará carne a la parrilla, sedosos patés, panes negros y abundantes patatas en casi todos los locales del casco antiguo.

Tallin, F-Hoone © EraySnaps / Getty Images Un filete tártaro en F-Hoone © ERaySnaps / Shutterstock

La costa

La costa de Tallin está salpicada de playas y paseos, y cada rincón de su tramo panorámico merece una visita. La playa de Pirita es la más grande y popular de Tallin, mientras que la de Russalka es un apacible enclave de arena próximo al monumento al Russalka en Kadriorg. Por otra parte, la playa de Stroomi suele ser popular entre las familias.

Cómo llegar

A Tallin se llega fácilmente en avión desde casi todas las capitales europeas, con aerolíneas como airBaltic, easyJet y Ryanair. El aeropuerto internacional Lennart Meri está a solo 4 km del centro de la ciudad; en taxi se tardan 10 min. La estación principal de trenes y el puerto de Tallin están ambos a un paseo del casco antiguo de la ciudad.

Por Tatyana Leonov, autora de Lonely Planet 

Tallin, Top 1 del 'ranking' de los 10 mejores destinos calidad-precio para viajar en el 2018. Toda la información sobre Best in Travel 2018, aquí.

Best in Travel 2018: los 10 mejores destinos calidad-precio © Lonely Planet

 

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jueves, 2 de noviembre de 2017

Lonely. Gotland, TOP 2 del 'ranking' de destinos Best in Europe 2017

Gotland, TOP 2 del 'ranking' de destinos Best in Europe 2017

Rastrear la historia en Visby, Gotland, Suecia

Si uno se escapa a la isla de Gotland, en el mar Báltico, cerca de la costa sureste de Suecia, enseguida descubre por qué es un refugio para los suecos. Al pisar la isla y su capital medieval, Visby, uno se siente transportado a la Edad Media, con sus calles adoquinadas, edificios antiguos y fortalezas raídas por el tiempo, todo ello oculto tras una muralla caliza que antaño protegía la ciudad de los saqueadores. 

Sumergida en historia medieval de principios del s. XIII y protegida por la Unesco, Visby es un ejemplo muy bien conservado de ciudad comercial europea de la Liga Hanseática, con más de 200 almacenes y casas de mercaderes conservados tras sus murallas del s. XIII.

Retroceder en el tiempo

La condición de Visby como punto clave del comercio del mar Báltico durante la Edad Media hizo que la isla de Gotland fuera objeto de ataques e invasiones. La más importante fue la exitosa invasión de 1361, a cargo del rey danés Valdemar Atterdag, que convirtió la isla en colonia danesa hasta que Suecia la recuperó en 1645.

St Karins, Visby, Gotland, Suecia © RPBaiao / Shutterstock St Karins kyrka, Visby, Gotland, Suecia © RPBaiao / Shutterstock

A pesar de su pequeño tamaño, Visby es la ciudad con más ruinas conservadas de todo el norte de Europa: se conservan las de 10 iglesias y 27 fortalezas medievales de los 29 puestos militares construidos para defenderla. Dentro de las murallas hay más iglesias que en cualquier otra ciudad sueca. La construcción de algunos de estos edificios de culto comenzó en el s. XII, gracias a familias ricas que habían hecho fortuna con el comercio cuando Visby entró en la Liga Hanseática. Hay icónicos edificios religiosos, incluida la catedral gótica St Karins kyrka, fundada por los franciscanos en 1233, y St Nicolai kyrka, construida por los monjes dominicos en 1230, a pocos minutos la una de la otra.

Paseando por sus calles compactas se encuentran ruinas de iglesias medievales casi en cada esquina, y hoy muchas de ellas ofrecen conciertos enriquecidos por el singular ambiente del espacio.

En cuanto a artefactos vikingos y mitología nórdica, Visby está bien surtida. Los más de 31 ooo restos y objetos arqueológicos rescatados de toda la isla indican que Gotland ya estaba habitada hace 8000 años. Hay esqueletos humanos y herramientas de piedra, los restos más antiguos de Gotland que datan de la Edad de Piedra (hacia el año 1800 a.C.) hallados en unas de las tumbas más antiguas de Suecia en Stenkyrka, Lummelunda y Big Karlso. El impresionante Gotland Historical Museum alberga muchas de estas piezas. Se pueden ver estelas grabadas, hachas, dagas, hoces, espadas, lanzas, objetos de plata y obeliscos de varios períodos históricos, desde la Edad de Piedra y la Edad del Bronce hasta la época vikinga y la medieval.

Visby, ruinas de una iglesia gótica, Gotland, Suecia © a40757 / Getty Images Ruinas de una de las muchas iglesias góticas de Visby, Gotland, Suecia © a40757 / Getty Images

Historia viva en la ciudad

En Visby conviven hoy en armonía la historia y la vida moderna. La ciudad está rodeada por una muralla de piedra medieval de 3,5 km de longitud llamada Ringmuren, construida en el s. XIII para protegerla de los invasores. Los muros se modelaron con roca caliza, arcilla y mortero. Hay tres entradas principales a la ciudad, y más de 50 torres. A lo largo del muro hay señales que ofrecen información a los visitantes sobre las fortalezas clave, los edificios de piedra y las iglesias en ruinas que rodean Visby.

Dentro de las murallas se conservan unos 200 edificios en excelente estado, algunos de ellos con fachadas de inspiración gótica, otros con gabletes escalonados y puntiagudos. También hay algunas casas de madera clásicas del s. xviii, con las puertas pintadas de verde, todas ellas conectadas por calles estrechas y adoquinadas y arcos de piedra.

Pero el edificio más icónico de Visby es la Burmeister House, de madera roja, situada en el corazón de la plaza Donners plats y construida por el mercader alemán Hans Burmeister a mediados del s. XVII. En verano se convierte en museo para que la gente admire su decoración, de inspiración barroca; las históricas chimeneas de arenisca y los cuadros del artista sueco Johan Bartsch.

Visby, Gotland, Suecia © loneroc / Shutterstock Visby, Gotland, Suecia © loneroc / Shutterstock

Explorar Visby hoy

Los lugareños viven y trabajan en los edificios históricos de Visby, y muchas tiendas, negocios y restaurantes ofrecen un guiño histórico al incorporar detalles medievales y náuticos en su decoración interior.

El principal parque de Visby, Almedalen (“el valle de los olmos”) debe su nombre a los olmos que allí se plantaron en la década de 1870, y hoy es un lugar estrechamente vinculado a la política sueca: a él acuden la primera semana de julio de cada año los políticos suecos más importantes a dar discursos y mantener debates, en la que es conocida como la Almedalsveckan (Semana de Almedal).

El paseo de la playa, Strandpromenaden, recién renovado, es un sendero para peatones y ciclistas de 5 km que recorre la costa norte de Visby ante fortalezas, torres, ruinas y playas. Los 800 km de costa de Gotland ofrecen vistas panorámicas del Báltico, y un recorrido por el paseo marítimo de Visby durante la puesta del sol regala vistas espectaculares del mar.

Cada agosto las calles de Visby se llenan de bufones, campesinos y cuentacuentos, mientras los lugareños se visten con ropa medieval y regresan a la Edad Media durante la popular Medeltidsveckan (Semana Medieval). Las plazas y las estrechas calles de la ciudad se transforman en alegres mercados con torneos de caballeros y magos que cautivan al público. La Semana Medieval programa actuaciones musicales, lecturas históricas y obras de teatro para celebrar la rica historia de Visby.

Visby, Gotland, Suecia © Daniel76 / Getty Images Visby, Gotland, Suecia © Daniel76 / Getty Images

Cómo llegar

Gotland está a 90 km de la Suecia continental, y se puede llegar en ferri o en avión. El aeropuerto se halla a 4 km de la ciudad, y aerolíneas como SAS vuelan desde Estocolmo y Gotemburgo; el vuelo dura 30-40 min. Los trayectos en ferri (3-4 h) desde Nynashamn, al sur de Estocolmo, y Oskarshamn, en Småland son un popular sistema de transporte a Gotland. Si el viajero busca un alojamiento histórico, el Clarion Hotel Wisby ocupa un antiguo almacén del s. XVII en el casco antiguo y mezcla ambiente medieval con modernidad nórdica. 

Por Lola Akinmade Akerstrom, autora de Lonely Planet

Toda la información sobre el 'ranking' de destinos Best in Europe 2017, aquí.

Best in Europe 2017 © Lonely Planet

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Lonely. Keong Saik Road, TOP 4 del 'ranking' de destinos Best in Asia 2017

Keong Saik Road, TOP 4 del 'ranking' de destinos Best in Asia 2017

La calle del buen comer de Singapur: la mejor comida de Keong Saik Road

Antaño cuna de criminales de medio pelo, Keong Saik Road dejó de ser el barrio rojo de Singapur para convertirse en uno de los enclaves culinarios más eclécticos y experimentales del país.

De brunchs contundentes a copas nocturnas, la que fuera tan solo una sórdida calle ofrece hoy tentadoras opciones gastronómicas para todos los gustos.
Cruzando el Chinatown de Singapur, Keong Saik Road es una pintoresca calle de sentido único y tradicional arquitectura porticada. Habitada en su origen por tenderos, vendedores de incienso y tiendas de café entre casas privadas, en los años sesenta adquirió mala fama por el auge de la prostitución callejera, cuando muchas de sus preciosas mansiones de dos y tres pisos se convirtieron en burdeles.

Las coloridas casas de Keong Saik Road, Singapur © Juriaan Wossink / Getty Images Las coloridas casas de Keong Saik Road albergan una variedad de excelentes restaurantes © Juriaan Wossink / Getty Images

En 1991, a las casas-tienda de transición y estilo art déco se les garantizó el estatus de conservación como parte de la Bukit Pasoh Conservation Area, más extensa, lo cual atrajo a restauradores refinados, modernas galerías de arte, hoteles-boutique y cafeterías como antaño. Hoy algunas de las mejores opciones culinarias de Singapur están en la corta Keong Saik Road, y sirven desde premiados festines de cocina-fusión hasta cócteles de autor en amplios locales de varias plantas. Con gruesas y jugosas hamburguesas, bao (bollos al vapor), o carrillera de res, esta calle alberga los mejores locales para comer y beber.

Tortitas de ricota con frutas del bosque y nata en LUXE Sydney, Keong Saik Road, Singapur © LUXE Sydney Tortitas de ricota con frutas del bosque y nata en LUXE Sydney © LUXE Sydney

‘Brunchs’ contundentes y cafés de moda

LUXE Singapore, en The Working Capitol, un espacio de trabajo compartido, sirve los mejores desayunos de la calle. De estilo surfista-chic, este bullicioso café australiano ofrece brunchs hasta las 16.00, con gruesas tortitas de ricota, frutas del bosque y nata, o desayunos tijuanenses: tiras de carne de cerdo con huevos pochados, patatas estofadas y salsa chipotle picante.

En el mismo edificio está la elegante y moderna crepería The Daily Round Up, cuyo tentador menú incluye tortitas ligeras con limón, azúcar o mantequilla al yuzu, y ricas crepes saladas con confit de pato, salmón ahumado o chorizo.

Los más madrugadores pueden ir al animado Neil Road a por su café matinal. The Populus Coffee & Food Cafe es una cafetería especializada que elabora el café local Two Degrees North Coffee; y The LoKal sirve buena comida casera, como las tostadas kaya o la granola con calabaza asada, semillas de chía y yogur casero de vainilla.

Obras de arte culinarias del Meta Restaurant, Keong Saik Road, Singapur © Meta Restaurant Meta combina sabrosa cocina francesa y un toque asiático en obras de arte culinarias © Meta Restaurant

Cocina-fusión y ‘slow food’: sitios elegantes para comer

Para disfrutar a lo grande se puede ir a Meta, cuyo chef Sun Kim, de Corea del Sur, sirve cocina de inspiración francesa con un toque asiático. La decoración, con luz tenue y asientos de bar, es obra del premiado diseñador Peter Tay. El aroma artístico de la cocina convierte el menú degustación (pechuga de pato con kimchi y rico cordero con doenjang, pasta de soja fermentada) en una imaginativa obra de creatividad culinaria.

El chef Andrew Walsh ofrece la vivencia slow food perfecta en Cure, un restaurante íntimo y tranquilo con un gran menú degustación de cinco platos. La comida es de temporada y variada, desde foie gras brûlée a la canela y maíz a la barbacoa hasta chuletas wagyu australianas con calabaza tostada y chorizo. También hay maridaje de vinos. Para probar algo diferente se puede pedir el contundente “almuerzo obrero irlandés”, con carne de la tierra natal de Walsh.

La escalera de Potato Head Folk, Keong Saik Road, Singapur © Chris Zeiher / Lonely Planet La escalera de Potato Head Folk parece un dibujo de M. C. Escher © Chris Zeiher / Lonely Planet

Bares en azoteas y otros locales modernos

El art déco y el modernismo juguetón convergen en Potato Head Folk, un famoso local de cuatro plantas. Bar de copas, hamburguesería y barra tropical de azotea, es símbolo del Singapur moderno. Entre muebles de mimbre, curiosas obras de arte, bolas de discoteca y banderitas, este país de las maravillas de la gastronomía, las copas, el diseño y el arte tiene pintorescos guiños coloniales.

Cerca de allí está el lujoso The Library (47 Keong Saik Road), el secreto peor guardado de Singapur. Para entrar hay que dar una contraseña (se consigue en el restaurante The Study, al lado), y una vez dentro se ojea una larga lista de cócteles creativos con nombres absurdos. La carta es típicamente singapurense, con delicias como el helado de tostada kaya o los bao de carrilleras de ternera.
Si al viajero le apetece una copa ya entrada la noche, que visite Don Ho, con una refrescante carta de cócteles de frutas, o Neon Pigeon, una izakaya (gastropub japonés) moderna con paredes de obra vista que sirve ricas tartas de cangrejo con aguacate, wasabi y acederilla, y una honorable selección de whisky japonés. 

Por Chris Zeiher, autor de Lonely Planet.

Toda la información sobre el 'ranking' de destinos Best in Asia 2017, aquí.

Best in Asia 2017 © Lonely Planet

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Lonely. Nuevo número de la revista Lonely Planet Traveller

Nuevo número de la revista Lonely Planet Traveller

El número de noviembre de Lonely Planet Traveller desvela los destinos imprescindibles para viajar en 2018.

Con mucha ilusión porque es uno de los acontecimientos del año, en esta revista proponemos el “Best in travel” de Lonely Planet, o lo que es lo mismo: los mejores destinos a los que merece la pena viajar a lo largo de 2018. Países, ciudades y regiones con enorme potencial que darán mucho que hablar. Y ahora, algunos spoilers. La mejor ciudad para visitar el año que viene es Sevilla. Redescubrimos su encanto a través de un recorrido por sus barrios: desde el clásico Casco Antiguo, pasando por Triana y llegando al vanguardista centro alrededor de las Setas. Chile es el país ganador y por eso nos hemos lanzado a explorarlo de sur a norte disfrutando de su riqueza natural, con paradas en Valparaíso y el valle de Elqui. La mejor región la encontramos en Irlanda del Norte: viajamos por carretera para conocer de primera mano a una nueva generación de jóvenes productores de alimentos a la altura de los épicos paisajes que copan el país.

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martes, 24 de octubre de 2017

Lonely. Best in Travel 2018: las 10 mejores ciudades

Best in Travel 2018: las 10 mejores ciudades

Un año más, los expertos de Lonely Planet escrutan concienzudamente cientos de recomendaciones en busca de los mejores destinos del momento. Nuestros autores y editores, así como la comunidad de viajeros, han estrujado su cerebro para dar con las 10 mejores ciudades a donde viajar en el 2018.

1. Sevilla, España 

Sevilla se ha transformado en los últimos 10 años. Ha pasado de ser una urbe congestionada por el tráfico y dormida en sus laureles históricos a una ciudad llena de bicicletas y tranvías, ávida de revigorizar su pasado artístico. Semejante metamorfosis no ha pasado desapercibida.

Sevilla, Plaza España, Andalucía, España © LucVi / Shutterstock La porticada y semicircular Plaza de España ha aparecido en varias películas, como Star Wars y Lawrence de Arabia © LucVi / Shutterstock 

La capital de Andalucía albergará la 31ª edición de los Premios del Cine Europeo en el 2018, y luce su mejor cara en la aclamada serie Juego de Tronos. Pintando de color este renacimiento artístico, Sevilla celebra el 400º aniversario del nacimiento de su pintor barroco, Bartolomé Esteban Murillo, con media docena de singulares exposiciones que seguirán abiertas en el 2018. 

 

2. Detroit, EE UU 

Tras décadas de abandono, Detroit vuelve a ponerse en marcha. Es como si toda la ciudad hirviera de ideas; jóvenes creativos la arrancaron de nuevo transformando un montón de enormes locales abandonados en destilerías, tiendas de bicicletas y galerías. 

Detroit, EEUU © Reese Lassman / EyeEm / Getty Images Los rascacielos de estilo art déco en el centro de Detroit, la ciudad que vuelve a latir tras años de declive © Reese Lassman / EyeEm / Getty Images

Aquello incentivó nuevas obras públicas, como el recién inaugurado estadio de hockey y baloncesto y el tranvía QLine, que facilita el acceso a los sitios de moda de la ciudad. Hay más en camino: tres nuevos parques ampliarán la ruta ribereña (ideal para pedalear gracias al sistema de bicicletas compartidas, con 43 estaciones, en la zona metropolitana) y se alzarán elegantes hoteles en una antigua tienda de pelucas y en un aparcamiento abandonado.

 

3. Canberra, Australia 

Injustamente ignorada, Canberra es una ciudad pequeña con mucho por ofrecer. Alberga tesoros nacionales por todas partes, y han surgido nuevos e interesantes barrios de estilo boutique, repletos de enclaves gastronómicos y culturales

Canberra, Australian War Memoria, Australia © CoolR / Shutterstock El Australian War Memorial celebrará el centenario del armisticio de la II Guerra Mundial © CoolR / Shutterstock

La ciudad acogerá, por primera vez, un partido de críquet en el singular Manuka Oval, y más avanzado el 2018 el protagonismo recaerá en el Australian War Memorial, que celebrará el centenario del armisticio de la II Guerra Mundial. Significativamente, Canberra fija un Día de la Reconciliación en su calendario estatal a partir del 2018 para simbolizar su compromiso con la tolerancia entre los australianos indígenas y los no indígenas. 

 

4. Hamburgo, Alemania

Parecía que su construcción iba a durar más que el ciclo completo de las óperas de El anillo del nibelungo de Wagner, pero la flamante nueva Filarmónica del Elba, con un coste de 790 millones de euros, compensa hasta el último año extra de retraso.

Hamburgo, Filarmónica de Elba, Alemania © carol.anne / Shutterstock La Filarmónica de Elba, en la zona de HafenCity, muy chic © carol.anne / Shutterstock

La superficie vidriada de la parte superior brilla como velas cristalinas mientras que la base refleja la estética de ladrillos de HafenCity, la histórica zona del puerto –ideal para pasear– donde se alza el edificio. Desde allí, la atractiva y accesible Hamburgo se extiende a lo largo de su amplio puerto y del río Elba. Las sorpresas abundan: bares ribereños, una de las mejores vidas nocturnas de Europa y encantos sencillos que recompensan a los paseantes que se fijan en las docenas de agujas de la ciudad como punto de referencia. 

 

5. Kaohsiung, Taiwán

Un enorme centro de arte y auditorio de 100 000 m2, con plazas adornadas con higueras de Bengala y pasarelas acariciadas por las olas, se está alzando en el templado paseo marítimo de Kaohsiung, el escaparate al mundo de la arquitectura experimental taiwanesa. 

Kaohsiung, Taiwán © Fabio Nodari / Moment RF / Getty Images Casi todas las pagodas y templos que rodean el lago del Loto de Kaohsiung se construyeron en el s. XX, incluidos los pabellones de Primavera y Otoño, que son de 1953 © Fabio Nodari / Moment RF/ Getty Images

Se le añadirá una espectacular terminal de cruceros para aquellos que prefieren una aproximación ‘odiséica’ a esta ciudad portuaria y una elegante red de trenes ligeros que conecta con el resto de Kaohsiung. Más hacia el norte, en la Zona Recreativa de Xiaogang Shan, los excursionistas pueden contemplar el estrecho de Taiwán desde el nuevo puente ‘Eye of the Mountain’, de 88 m, que recuerda la omnipresencia del agua. Kaohsiung rebosa nuevas posibilidades: hay que visitarla antes de que se corra la voz.

 

6. Amberes, Bélgica

Amberes, antaño una de las grandes ciudades de Europa, es hoy uno de sus secretos mejor guardados. La capital oficiosa de Flandes está repleta de riquezas históricas y alberga arte y diseño de primera línea, y este año se lucirá celebrando su gloria barroca.

Amberes, Museum aan de Stroom, Bélgica © repistu / iStock Editorial / Getty Images Amberes no tiene reparos en mostrar su modernidad junto al arte barroco; el modernísimo Museum aan de Stroom se inauguró en el 2011 © repistu / iStock Editorial / Getty Images

Inspirado por su residente más famoso, Rubens, en el evento Antwerp Baroque 2018 los maestros flamencos se codearán con el talento moderno en una programación que incluye desfiles, conciertos, arte urbano, espectáculos multimedia y talleres. No es que los habitantes de Amberes necesiten una excusa para liberar su creatividad: la ciudad, sobre todo sus antiguos muelles, está llena de bares pop-up, restaurantes de Km 0 y grandes obras de arquitectura.

 

7. Matera, Italia

Con una corona de casas de color miel encaramadas sobre un barranco, Matera tiene un aspecto espectacular. Pero esto solo es la mitad de la historia: bajo tierra hay un laberinto de casas, iglesias y monasterios con más de 9000 años de antigüedad que convierte Matera en una de las ciudades vivas más antiguas del mundo

Matera, Italia © bluejayphoto / Getty Images Túneles en ruinas, callejones y casas de roca suben por las colinas de Matera, en la región italiana de Basilicata © bluejayphoto / iStockphoto / Getty Images

Ampliamente restaurada cuando estaba al borde de la ruina, Matera capitaliza su cavernoso encanto con hoteles, restaurantes y bares que componen un panorama tan bonito como sus muros tallados en roca. Hay un montón de eventos planeados antes de que la ciudad ejerza como Capital Europea de la Cultura del 2019, por lo que es buena idea visitar este destino subterráneo antes de que salga a la luz. 

 

8. San Juan, Puerto Rico

San Juan se hace notar. Es un lugar donde convergen lo antiguo y lo nuevo, donde el pasado colonial de la ciudad se mezcla cómodamente con una emergente urbanidad moderna

San Juan, Viejo San Juan, Puerto Rico © mikolajn / iStockphoto / Getty Images Las frondosas calles adoquinadas del Viejo San Juan colonial son deliciosas para pasear © mikolajn / iStockphoto

El Viejo San Juan es un enclave amurallado con calles de adoquines, plazas frondosas e iglesias y fuertes históricos. Más allá de las murallas, San Juan está envuelto en murales, y sus museos y galerías forman un dinámico panorama artístico. Se inauguran restaurantes nuevos y originales, con muchos locales de Km 0, que atraen por igual a gourmets y comensales de paso. La exuberante vida nocturna –discotecas, lounges, bares, casinos– siempre ha destacado mucho, y las playas de San Juan cautivan igualmente.

En septiembre de 2017, el huracán María tocó tierra en Puerto Rico y se convirtió en la tormenta más destructiva que ha afectado a la isla en 89 años. Aunque San Juan no ha escapado a la destrucción del huracán, no cabe duda de que se reconstruirá y continuará siendo la encantadora ciudad que siempre ha sido. 

 

9. Guanajuato, México

De las minas de plata a la gran pantalla, la pequeña ciudad de Guanajuato, en las tierras altas centrales de México, se codea con las grandes por su intrínseco atractivo. 

Guanajuato, México © Robert Powais / 500px Fundada como enclave minero de plata por los españoles en el s. XVI, la colorida Guanajuato es hoy Patrimonio Mundial de la Unesco © Robert Powais / 500px

La riqueza generada por los filones de plata locales creó un impresionante paisaje urbano de iglesias ornamentadas, bellas plazas y casas coloridas que se extiende desde el verde valle donde se alza la ciudad. Esta belleza natural y artificial llamó la atención de los productores de Pixar, que usaron Guanajuato como modelo para crear el país de los muertos en su nueva película Coco. 

 

10. Oslo, Noruega

Durante muchos años, la capital de Noruega se ha visto eclipsada por sus estilosos vecinos escandinavos. Pero Oslo, junto con el resto de la nación, va a celebrar un gran evento: en el 2018, los queridos reyes de Noruega conmemoran sus bodas de oro

Oslo, Ópera de Oslo, Noruega © Mats Anda / Moment RF / GettyImages Las nítidas diagonales de la Ópera de Oslo forman parte del paisaje desde el 2017, y demuestran el gusto de la ciudad por la arquitectura innovadora © Mats Anda / Moment RF

Cabe esperar pompa y boato, además de un calendario repleto de eventos civiles, culinarios y culturales. Además, en el 2018 cumple 10 años la emblemática Ópera de Oslo, y lo celebra con una temporada de conciertos y actuaciones. No hay mejor año para visitar esta ciudad.

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