miércoles, 19 de noviembre de 2025

Viajes. Costas Christ: “El turismo puede destruirlo todo o ayudarnos a prosperar”

Durante la inauguración del Sun&Blue – Blue Tourism Innovation Congress, que se lleva a cabo del 19 al 20 de noviembre en Almería, el auditorio, compuesto por expertos internacionales, representantes de instituciones públicas, empresas y universidades, no solo escuchó datos sobre turismo: asistió a una interpelación directa sobre el futuro del planeta. 

El encargado de abrir la tercera edición consecutiva de este encuentro dedicado al turismo, la sostenibilidad y la economía azul fue Costas Christ, una de las voces más influyentes del turismo responsable a escala internacional. Explorador, antiguo editor de National Geographic Traveler, fundador y presidente de Beyond Green Travel y figura clave en la definición de estándares globales de sostenibilidad, Christ es también el viajero cuyos periplos juveniles por Tailandia inspiraron la novela que dio origen a la película La playa, protagonizada por Leonardo DiCaprio.

Su mensaje, sin embargo, miró mucho más allá del mito cinematográfico. “Cerca del 80% del turismo es costero, cerca del mar”, recordó. El turismo, añadió, se ha convertido en una de las tres industrias más grandes del planeta: alrededor del 10% del PIB mundial está relacionado con este sector y más de una de cada diez personas en el mundo trabaja en él. Al mismo tiempo, el 40% de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros de la costa, y es precisamente esa franja demográfica la que más crece.

Turismo: oportunidad o amenaza

Ese peso convierte al turismo en un actor decisivo. “Mi pregunta es: ¿el turismo es una oportunidad o una amenaza? Mi respuesta es: ambas cosas”, planteó Christ. La oportunidad económica es evidente, pero no inocua. En ciudades europeas como Barcelona o Venecia, señaló, los efectos del overtourism son ya cotidianos.

Contó el caso de una mujer veneciana de 83 años que, en la carnicería de toda su vida, se encontró aplastada contra la pared por la multitud de visitantes. “Queremos el turismo, pero no este turismo”, le dijo la mujer. La escena resume una tensión actual: cómo conciliar la actividad turística con la calidad de vida de los residentes y la integridad de los ecosistemas.

Asistentes de la conferencia de Costas Christ durante en el Sun&Blue

Durante décadas, el sector se ha guiado por la idea de carrying capacity, la “capacidad de carga”: llenar los destinos hasta su saturación máxima. Los turistas a escala global han pasado de ser 25 millones en 1950 a 1.400 millones en 2020, y se estima que serán 1.900 millones en 2030. Christ cuestionó ese paradigma y propuso cambiarlo por otro: el limit of acceptable change, el “límite de cambio aceptable”. Se trata de dejar de preguntar cuántas personas caben y empezar a preguntarse “¿qué tipo de turismo es mejor?”, “¿qué queremos?”, “¿cuál es el equilibrio adecuado?”. La cuestión desde hace tiempo ya no es solo cuánto turismo, sino qué turismo.

La lección de Tailandia

La reflexión de Christ está atravesada por su propia biografía. Nació en una isla de New Jersey, EE. UU., en una familia de pescadores. Cada verano, la isla se llenaba de turistas; en invierno, apenas quedaban unos pocos residentes. Aquella experiencia de lugar estacionalmente desbordado marcó su mirada. A los 18 o 19 años, decidió buscar “una isla como la suya, pero sin turistas” y la encontró en Tailandia.

Este mochilero estadounidense convenció a un pescador para que lo llevara a un lugar secreto solo para lugareños, y el nativo lo condujo a la isla de Koh Phangan. Christ quedó abrumado por la belleza del lugar y reveló la ubicación de la playa. Ahora, aquel primer turista occidental que llegó a Koh Phangan afirma que se arrepiente de haber revelado ese secreto, en el documental titulado The Last Tourist (2021), que analiza los efectos del turismo masivo como la degradación ambiental, el maltrato animal y la explotación de las comunidades locales.

La experiencia de Tailandia lo empujó a hablar, ya a principios de los años noventa, de conservación y de los riesgos del turismo descontrolado. Entonces, recordó, los directivos de grandes compañías le respondían con una mezcla de incredulidad y desinterés: querían oír hablar de oportunidades económicas, de empleo para las poblaciones pobres, de cómo el turismo evitaba la emigración.

En aquel entonces, la pregunta recurrente era si el turismo sostenible “funcionaba”. “Treinta años después, esa pregunta está obsoleta, porque sabemos que sí funciona”, subrayó durante su ponencia. “Ahora la verdadera pregunta es: ahora que tenemos las herramientas para implementar el turismo sostenible, ¿las usamos?”.

Tres pilares para transformar el turismo

En su intervención, Christ dibujó tres pilares esenciales sobre los que debe asentarse cualquier proyecto turístico que aspire a ser sostenible: la naturaleza, la cultura y la comunidad. La naturaleza y el patrimonio cultural constituyen el corazón de la experiencia de viaje; la comunidad local debe ser la principal beneficiaria. “Cualquier negocio se funda sobre oferta y demanda”, explicó. “¿Y qué ofrece realmente el turismo? Dos cosas: naturaleza y cultura”. Ni un folleto turístico muestra playas cubiertas de plástico. De ahí su interpelación directa al sector: “¿Qué estáis haciendo realmente para proteger vuestra oferta? Porque ahora lo que se está haciendo es destruir esa oferta”.

Christ advirtió también contra la trampa del greenwashing y la filantropía cosmética. “Los viajeros actuales son más inteligentes y atentos a estos trucos”, advirtió. La sostenibilidad, insistió, no puede quedar relegada a una partida de marketing, sino que debe situarse “en el corazón de la empresa, como uno de sus pilares”. Solo así dejará de ser un eslogan y se convertirá en un criterio que guía la gestión diaria de destinos y negocios. “El turismo sostenible consiste en obtener algo más y mejor”, resumió. No se trata de renunciar, sino de transformar para ganar en calidad, resiliencia y justicia.

 

Costas Christ durante su conferencia en el Sun&Blue

El mar ocupa un lugar central en esa transformación. Christ recordó que los océanos son responsables de alrededor del 70% del oxígeno que respiramos. “Dependemos del océano aunque vivamos en las montañas de Suiza”, dijo. Por eso, cuando se habla de economía azul, no se habla de una etiqueta sectorial, sino “de la vida misma”. Citó a su amiga Jane Goodall: en tiempos de crisis ecológica, recuperar la esperanza es una tarea urgente, pero esa esperanza debe apoyarse en decisiones concretas.

Para ilustrar el poder transformador y a la vez potencialmente destructivo del turismo, recurrió a una metáfora sencilla: “El turismo es como el fuego: sin control, lo destruye todo a su paso. Pero, adecuadamente planificado y gestionado, es una oportunidad que nos permite prosperar”. El fuego, recordó, fue un punto de inflexión en la historia humana cuando se aprendió a manejarlo. El reto actual es aprender a “manejar” el turismo con la misma responsabilidad.

Al final de su ponencia, Christ elevó el foco más allá de las cifras y los modelos de negocio. “Pensamos siempre que la naturaleza está ahí fuera. Nosotros somos la naturaleza”, afirmó. “Si salvamos la naturaleza, estamos salvándonos a nosotros mismos”. Y lanzó una advertencia cargada de oportunidad: “Los destinos y negocios de la economía azul que entiendan la transformación del turismo sostenible que está en marcha hoy se convertirán en los líderes de la industria del mañana”.

En un congreso volcado en imaginar el futuro del turismo, sus frases resonaron como una hoja de ruta: “No existe un país, existe un solo planeta. Earth first!”, concluyó. 



via Angelo Attanasio https://ift.tt/WGsqxr8

No hay comentarios:

Publicar un comentario