6 ciudades románticas para San Valentín
Escapadas poco típicas para viajar en pareja
Al pensar en un viaje romántico uno siempre se imagina lugares como Venecia, París, Verona, o Viena. Pero basta mirar un poco más allá en el mapa y consultar algunas guías para descubrir fácilmente otras ciudades igual de románticas y probablemente más originales y baratas para viajar. En esta propuesta hay seis destinos románticos y deliciosos para sorprender en San Valentín: Oporto, Niza, Trieste, Kotor, Heidelberg y Kioto.
Oporto, saudade romántica junto al Duero
Cuesta imaginar una ciudad más romántica que Oporto, la segunda ciudad de Portugal, envuelta en la bruma nostálgica del Duero. Las vistas de la fachada de la ciudad desde el río son magníficas y entre sus estrellas callejuelas peatonales, se descubren muchas iglesias barrocas, teatros, cafés, pequeños comercios clásicos y amplias plazas. Para descubrir la peculiar personalidad de Oporto se pueden recorrer sus barrios, como Miragaia, Massarelos, el Oporto judío, la zona de Miguel Bombardi (el nuevo barrio hipster, con sus galerías, boutiques, tiendas vintage y concept stores), o acercarse al pequeño pueblo de pescadores de Afurada. El barrio de Ribeira, Patrimonio Mundial de la Unesco, queda a un lado del emblemático puente sobre el Duero y frente a las seculares bodegas de Vila Nova de Gaia, donde se puede probar el mejor oporto del mundo.
Dos recomendaciones para los más románticos y nostálgicos: en primer lugar, tomar algo en el Café Majestic (Rua Santa Catarina 112), el más famoso de Oporto, decorado con querubines, tallas doradas y butacas de cuero; y en segundo lugar, curiosear en el interior de la Livraria Lello (Rua das Carmelitas 144), una de las más bellas del mundo. Esta tienda neogótica de 1906, con sus molduras de yeso que imitan madera y su claraboya de cristal de colores, llama la atención sobre todo por la retorcida escalera que sirvió de inspiración para J. K. Rowling, que escribió el primer libro de Harry Potter mientras trabajaba en Oporto como profesora de inglés.
Tan cerca y tan bien comunicada, Oporto tiene todos los ingredientes para una escapada romántica de un par de días.
Niza, puestas de sol cinematográficas
Dicen que la luz de Niza es mágica. Así lo afirmaron muchos de los pintores y viajeros que se quedaron cautivados por esta ciudad y en general por toda la Corniche mediterránea del sur de Francia. De origen griego, luego romana y siempre en juego entre Francia y los reinos del norte de Italia, esta ciudad conoció su esplendor en la época victoriana. La suavidad del clima atrajo a la aristocracia inglesa y la realeza europea y también a todos los movimientos artísticos de la época, desde el impresionismo hasta el neorrealismo. El resultado es una ciudad interesante y fotogénica como pocas. Lo más famoso es la Promenade des Anglais, con sus magníficas fachadas frente al mar (el Hotel Negresco o el Palais de la Mediterráne). Y a ellos se añaden unas famosas puestas de sol a las que no se resiste ninguna pareja de enamorados. Además, la Vieux Nice (el laberíntico casco antiguo) invita a perderse entre sus callejuelas y los amantes del arte podrán disfrutar a tope en los museos de Matisse y de Marc Chagall.
Con una escapada en coche se podrán contemplar las impresionantes vistas del Mediterráneo a lo largo de la Grande Corniche. Las espectaculares carreteras costeras, a cual más alta y con unas curvas que ponen los pelos de punta, evocan imágenes de película de Grace Kelly, la vida de lujo de la Costa Azul y la cercana Mónaco… Todo mientras se goza de amplias vistas del mar azul que acaricia la costa más mítica de Europa. Para redondear un día perfecto, lo indicado es comprar lo necesario para un pícnic en el mercado matinal de Cours Saleya antes de salir de Niza.
Trieste, para románticos literatos
Si queremos huir de las ciudades italianas más clásicas, el país tiene opciones. Por ejemplo, Trieste, una ciudad italiana del Adriático rodeada casi completamente por Eslovenia, y físicamente aislada del resto de la península, de ahí su singularidad. Fue hogar de los príncipes de Habsburgo y “playa” de Austria durante siglos. Para muchos, es toda una sorpresa y de hecho, no hay muchos españoles que la incluyan en sus planes de viaje, a pesar de que la ciudad fue una de las joyas del imperio de los Habsburgo desde 1382 hasta 1918, y atrajo a escritores y filósofos de la talla de Thomas Mann y James Joyce a sus animados cafés de la Piazza dell’Unità d’Italia. Allí disfrutaban del ambiente abierto de la ciudad, que siempre fue un punto de encuentro de las culturas latina, eslava, judía y germánica.
No está demasiado lejos de Venecia, pero aquí el ambiente es más tranquilo. La verdad es que no hay ningún monumento inolvidable, ni una gastronomía especial, pero es una ciudad que cautiva por su ambiente, sus cafés belle époque y, sobre todo, la ausencia de turismo. Su elegante centro diseñado en el estilo urbanístico austrohúngaro, nos invita a conocer el Borgo Teresiano (la ciudad que construyó la emperatriz María Teresa en el siglo XVIII), incluído el fotogénico Canal Grande. Un destino perfecto para seguir la huella de escritores y sentirse protagonista de un auténtico descubrimiento.
Kotor, la mejor escapada para 2016
Kotor es un nombre que se va a poner de moda en los próximos meses. Mientras lo hace, será un auténtico placer viajar hasta esta ciudad de la costa de Montenegro, elegida por los viajeros de Lonely Planet como la mejor ciudad para descubrir en 2016. Tras sus murallas, el viajero retrocede en el tiempo a una Europa de ciudades amuralladas con foso, con sombreados callejones e iglesias de piedra en cada esquina. Hay quien la compara con Dubrovnik, aunque no tenga su majestuosidad, o con Budva, otra de las bellas ciudades de la costa de Montenegro, pero la ciudad antigua de Kotor es más acogedora y no menos espectacular que todas estas.
A primera vista parece como si la ciudad surgiera de la piedra, rodeada por montañas, junto al mar. De cerca, lo mejor son sus cafés, sus tiendas tradicionales y su vida local, todavía no contaminada por el turismo masivo que llega a otras ciudades similares de la costa dálmata. En los alrededores se pueden descubrir románticas aldeas en donde los romanos levantaron villas y los venecianos, palacios.
Sin duda, en 2016, Kotor se convertirá en una grata sorpresa para los viajeros más románticos.
Heidelberg, en la ruta romántica
Heidelberg, uno de los hitos de la llamada ruta romántica, es célebre por su universidad y sus edificios barrocos. Hasta esta ciudad llegan cada año millones de visitantes dispuestos a seguir los pasos de los románticos del siglo XVIII y principios del XIX. El principal, por supuesto, fue el poeta Goethe, que encontró belleza e inspiración en la ciudad universitaria más antigua de Alemania. Pero por aquí pasaron muchos otros personajes célebres, como Mark Twain o el pintor británico J. M. W. Turner, entre otros.
Generaciones de estudiantes han poblado las aulas de su universidad, han cantado con jarras de cerveza en la mano, han grabado sus nombres en las mesas de las tabernas y, en ocasiones, han sido enviados a su cárcel para estudiantes. Y todo esto ha dejado huella en la ciudad actual, donde tradiciones muy antiguas coexisten con la investigación más avanzada, muestras de vanguardia y una vida nocturna bastante movida.
El encanto de las calles antiguas de la ciudad tiene mucho con ver con una circunstancia excepcional: Heidelberg sobrevivió prácticamente intacta a la II Guerra Mundial y hoy puede presumir de ser una de las ciudades más románticas del país. Altstadt, el centro, es un paisaje de uniformes tejados rojos coronados por el famoso castillo, como una imagen de cuento de hadas. En resumen, una ciudad que puede ser perfecta para despertar el lado más romántico de cada uno.
Kioto, paseos románticos entre jardines y gheisas
Para los que puedan permitirse una escapada romántica exótica de larga distancia, Kioto puede ser el destino perfecto. Hay pocos lugares tan bellos como esta ciudad japonesa, la mejor para comprender la esencia de la cultura nipona. Con 17 lugares Patrimonio Mundial de la Unesco, más de 1600 templos budistas y 400 santuarios taoístas, es una de las ciudades más ricas del mundo a nivel cultural. A la arquitectura tradicional se suman las fascinantes danzas de las geishas, el estilizado y mágico teatro kabuki y una increíble diversidad de tiendas y restaurantes. Es una de esas ciudades que todo el mundo debería visitar al menos una vez en la vida.
Con tantos templos para elegir, el problema será a cuál dirigirse. Quienes prefieran lo suntuoso y recargado, quedarán encantados del deslumbrante esplendor de Kinkakuji. A quienes les gusta más el wabi-sabi que rococó, les cautivará la serenidad de Hōnen-in o Shōren-in. No hay que olvidarse de que en los templos están los mejores jardines, como los de Ginkaku-ji, Ryōan-ji y Tōfuku-ji.
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