Ésta es una Argentina que yo no había imaginado nunca. Aquí no suena nada que se parezca al tango o a la milonga. No se habla del “Boca Juniors” como si fuera el único equipo de fútbol, ni se oye ese voseo tan cantarín. Me encuentro en la ciudad de Salta, a 1500 kilómetros de distancia de Buenos Aires, y naturalmente aquí todo es distinto. El lejano noroeste argentino es una región de maravillosos contrastes. En una palabra es la más pintoresca, la más seductora de las regiones de la República.
Uno tiene los Andes al oeste, este altiplano de grandes soledades e hiriente silencio que es la Puna, desiertos montañosos rotos por cientos de quebradas y valles de insólitas formas, verdes llanuras frutales, e incluso serranías cuya niebla oculta tupidos bosques subtropicales.
El escenario es ideal para los que, como yo, disfrutan de los grandes espacios abiertos, del cincel divino que ha esculpido los más sorprendentes paisajes, y de esa sensación que produce la altura -mezcla de euforia y ensoñación-, convirtiéndote en un viajero que palpita, liviano y feliz.
La población es en su mayoría mestiza e indígena, lo que hace que a menudo dude si no estoy en la vecina Bolivia. Los indios reciben el nombre de coyas y su lejanía de los centros de poder ha preservado su cultura y costumbres. Si bien muchos llaman a su lejano norte la Argentina profunda, la verdad es que es aquí donde nació la historia del país. Salta, patria de Güemes (célebre general gaucho y héroe de la independencia ordena su sueño colonial en torno a una bella plaza blanca, donde se mantiene todavía, a la sombra de la catedral barroca, la encantandora costumbre del paseo al atardecer.
Efectivamente, a pesar de que el movimiento independentista nació aquí, el rápido liderazgo de Buenos Aires relegó el norte a un progresivo segundo plano. Los visitantes de hoy casi lo agradecemos, pues el alma pura y heroica de esta tierra es el gran gancho de su redescubrimiento.
Hoy, me encuentro en Cafayate (al sur de Salta), centro de los famosos vinos salteños y puerta de entrada a los Valles Calchaquíes. En esta tranquila localidad uno puede ir andando a todas partes, bien para visitar sus bodegas, apreciar el trabajo de sus reconocidos artesanos o admirar su catedral de cinco naves. De hecho, Cafayate es uno de los centros más urbanizados aquí, en los Valles Calchaquíes. Aunque decir urbanizado en esta región no es precisamente hablar de avenidas y semáforos.
Sin embargo, la gran atracción del lugar es la Quebrada de Cafayate. No vacilo ni un momento cuando afirmo que es uno de los mejores regalos del viaje. El embrujo de su prodigioso paisaje se debe a los ríos que descienden de los Andes. A lo largo de los siglos, éstos han cortado con sus aguas profundas quebradas y cañones, dejando al descubierto todo un mar de insospechados colores, sedimentados bajo la superficie. El extraordinario efecto queda aumentado por la erosión producida por el viento.
Siguiendo la Quebrada de Cafayate, que de hecho es la Quebrada del río de las Conchas, se llega a un mundo baldío y hechizado, de oníricas formas. A lo largo del camino aparecen formaciones rocosas con los perfiles y trazos más curiosos. La imaginación del hombre ha dado a cada una de ellas los nombres más variopintos. Así, el nombre más impresionante de los cañones recibe el nombre de la Garganta del Diablo, en reñida competencia con otros caprichos geológicos como el Anfiteatro, el Fraile y Tres Cruces.
La ruta que se adentra en los Valles Calchaquies, con su mezcla de asombrosos paisajes y pueblos tan cautivadores como Cachi, lleva hasta el Parque Nacional de los Cardones, otra visión paisajística fantástica. Los cactus candelabro, conocidos como cardones (de ahí el nombre del parque) conforman un escenario único, de aspecto árido y desolado. Pero esto ya es otra historia…
Texto: Oriol Pugés; Fotos: Andrés Magai
CÓMO IR
Primero a Buenos Aires y desde allí, utilizando compañías locales, a las ciudades más importantes del norte, Jujuy o Salta. Desde aquí, lo mejor es alquilar un automóvil.
QUÉ VER
Quebrada de Humahuaca. En Jujuy. La grandeza de este cañón, de accidentadas y multicolores laderas, le ha valido ser declarado Patrimonio de la Humanidad.
Salta. Capital de la región homónima. Es la ciudad más activa del noroeste andino.
Parque Nacional Los Cardones. Su nombre procede de los cactus candelabro, también llamados cardones, que inundan la zona.
Valles Calchaquíes. Es una de las zonas más singulares, por su belleza natural y por sus elementos históricos y culturales. Su población más importante es Cachi.
Quebrada de Cafayate. Recibe este nombre la quebrada del río de las Conchas, cuyas aguas erosionaron el incomparable cañón. Su extraordinario paisaje se caracteriza por la aridez de su tierra de color piedra arenisca rojiza. Un buen punto de partida para explorar la zona es la profunda Garganta del Diablo. Alquilar un coche para recorrer la región.
Cafayate. Es el centro de una importante región vinícola. Se pueden visitar muchas bedegas y catar sus vinos.
DÓNDE DORMIR
EN JUJUY
Hotel Ohasis (http://ift.tt/1KRcLlH)
EN SALTA
Gran Hotel Presidente (http://ift.tt/1KkPZb1)
EN CAFAYATE
Hotel Patios de Cafayate (http://ift.tt/QQvhiM)
DÓNDE Y QUÉ COMER
La carne de ternera es el producto estrella de la gastronomía. Se asa a la parrilla, con chorizo, pollo, costillas… Las especialidades de la región son: el locro, un estofado picante de ternera, cerdo y chorizo; el estofado de llama; el conejo con salsa de mostaza; y las humitas o maíz rallado con queso fundido. Nosotros lo hemos probado: El Rancho (Av.General Guemes, Cafayate)
MÁS INFORMACIÓN
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