Cómo planificar un viaje a las Olimpiadas de Río de Janeiro
Ya no queda nada para que, del 5 al 21 de agosto, el mundo entero mire hasta Río de Janeiro. Si eres de los que no quieres ver los Juegos Olímpicos desde casa ya puedes empezar a planificar tu escapada.
Los Juegos Olímpicos pueden ser una de las mejores excusas viajeras para planificar un viaje a Río de Janeiro. Y lo mejor, aún no es demasiado tarde y tu también puedes vivir la ceremonia inaugural y ver la antorcha olímpica completar su largo viaje bajo la atenta mirada del Cristo del Corcovado. Aquí van algunos consejos sobre cómo organizar un viaje a la conocida como ‘cidade maravilhosa’.
Río de Janeiro es la segunda ciudad más grande de Brasil, el idioma principal es el portugués, aunque puedes entenderte perfectamente en inglés, sobre todo en hoteles y restaurantes y la moneda local es el Real Brasileño (1BRL equivale a unos 0,25 €). Aunque toda la ciudad será una fiesta, en el ámbito olímpico serán cuatro los barrios que concentrarán la mayoría de los eventos deportivos: Deodoro, Maracana, Barra, y Copacabana. Y aunque el más conocido de todos ellos sea precisamente el último (su playa con forma de media luna es una de las más importantes y sexys del mundo), Barra será el centro neurálgico del gran evento deportivo, donde habrá una mayor concentración de sedes. Sobre la climatología, nuestro agosto corresponde al invierno brasileño, y aunque no es una ciudad particularmente fría, las temperaturas suelen oscilar entre los 20 y 23ºC durante los meses más fríos.
Con prácticamente todas las entradas para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro vendidas, no son muchas las posibilidades de encontrar pases, aunque siempre quedan opciones a nivel local o bien reventa en páginas como Ebay. En cualquier caso, y aunque a día de hoy no cuentes con un pase para algún evento deportivo, siempre tendrás una de las ciudades más deseadas del mundo por descubrir. Por eso, aquí van algunos de los lugares que no deberías perderte en un viaje a Río de Janeiro.
Una de las mayores (literalmente) novedades en Río de Janeiro es el conocido como Museo del Mañana. Se trata de una enorme estructura proyectada por el arquitecto español Santiago Calatrava sobre la bahía de Guanabara, una zona hasta ahora bastante denostada de la ciudad pero que, gracias a la llegada de este homenaje a la ciencia y la tecnología en forma de museo, ha logrado recuperarse de sus horas más bajas dotando de esplendor a la bonita bahía. En él, además de exposiciones temporales, se puede encontrar un homenaje a la figura del hombre en particular y de la humanidad en general, acompañado, además, por numerosas actividades interactivas.
Mucho menos modernos pero igualmente fundamentales son dos de los iconos de la ciudad: el Cristo del Corcovado y el Pan de Azúcar. Ambos suelen estar (casi) siempre cubiertos por una especie de niebla o nubes altas, que, cierto es, pueden empañar un poco la vista. Aún así, merece la pena la visita. Acceder a ambos, a pesar de estar en direcciones opuestas, es muy sencillo. La entrada al Pan de Azúcar cuesta unos 17 € y promete vertiginosas vistas dividas en dos tramos no aptos para cardíacos y ver aterdecer acompañado de unas caipiriñas. En el caso del famoso Cristo del Corcovado, la mejor opción es subir a bordo del tren, que además es bastante auténtico. La entrada cuesta unos 12 €, tren incluido, en un trayecto de unos 20 minutos. El mayor símbolo de la ciudad luce unos impresionantes 30 metros de altura y el orgullo de ser la estatua art decó más grande –y famosa– del mundo.
¿Dónde dormir en Río de Janeiro?
No es ningún secreto que el inventario de habitaciones de hotel en Río de Janeiro es hoy por hoy, limitado. De ahí que en los últimos meses hayan proliferado numerosas opciones de alojamiento que completan la planta hotelera de la ciudad brasileña. De entre todas esas opciones, son los pequeños hoteles con encanto los más populares y novedosos, suelen estar un poco más alejados del centro, en barrios como Santa Teresa y ofrecen un trato más personalizado en antiguas mansiones como la que ocupa el hotel Mama Ruisa, uno de los más estilosos de la ciudad. Con una decoración entre lo kitsch y lo naíf, cuenta con solo 8 espaciosas habitaciones, numerosas antigüedades por doquier y una preciosa piscina. Desde el hotel Mama Ruisa se puede, además, ir caminando hasta la famosa Escadaria Selarón, la escalera que el artista chileno Jorge Selarón vistió de coloridos mosaicos y cuya visita no hay que perderse en Río de Janeiro, sean las Olimpiadas o no.
A pocos kilómetros de Rió de Janeiro se esconde un rincón plagado de islas apacibles y playas de color esmeralda, es La Costa Verde de Brasil, el paraíso de los amantes de la naturaleza y de la adrenalina.
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