Milán está más de moda que nunca. Apenas hace unos meses que clausuró su Expo, lo que permitió una renovación de la ciudad, y ya está encima la final de la Champions con dos equipos madrileños en pugna. Para los que acudan a ver esta final, para los que decidan quedarse unos días más o para los que vayan a la capital de Lombardía en cualquier otro momento, proponemos 20 vivencias que hay que tener en cuenta.
Visitar el Duomo. Es el monumento más característico y el centro vital de la ciudad. Es una de las más grandes y sorprendentes catedrales del mundo. El baptisterio y el tesoro necesitan una entrada independiente, aunque si hay poco tiempo no es imprescindible visitarlos. Lo que sí vale la pena es subir a su terraza desde la que contemplar las vistas. La entrada cuesta entre 8 y 12 euros según si es por la escalera o en ascensor.
Pasear por la Galleria Vittorio Emanuele II. La entrada principal está junto a la plaza del Duomo y es uno de los pasajes comerciales más bonitos del mundo. Están algunas de las tiendas más caras del mundo, pero uno puede conformarse con ver los escaparates.
Recorrer la Scala. Saliendo por el lado contrario de la Galleria se encuentra la Plaza de la Scala, una de las más animadas de Milán. Aquí está el Teatro alla Scala, un lugar que, aunque no es tan espectacular como la ópera de París o Viena, vale la pena visitarlo porque el interior es suntuoso. Aquí se han representado las grandes obras de los mejores artistas de la lírica. Hay visitas guiadas al Museo del Teatro y la sala principal por sólo 6€.
Contemplar “La última cena” de Leonardo. Aunque también la fachada es anodina, la iglesia Santa Maria delle Grazie alberga el célebre fresco de “La última cena”, de Leonardo da Vinci, situado en el refectorio del convento. Además del encuadre de las figuras en forma de diversos triángulos hay que fijarse en el efecto de falsa perspectiva que alarga la sala de forma ilusoria. Hay que reservar la visita con antelación.
Visita al Castello Sforzesco. Es una de las visitas gratuitas más atractivas de Milán, se trata de un antiguo castillo construido en el siglo XIV que está muy bien conservado y fue morada de los Duques de Milán. Dentro se encuentran también varios museos de arte (estos no son gratuitos) que convierten al Castello en la sede del patrimonio cultural, histórico y artístico de Milán.
Pasear por el barrio de los Navigli. Nada más apetecible que dar un paseo al atardecer por el barrio de los canales de Milán, los Navigli. Están siempre animados y hay muchas terrazas en las que tomar un café o una cerveza, también discotecas y pubs donde tomar una copa al caer la noche. En esta zona también hay numerosos bares donde tomar los famosos “aperitivi” italianos. Hay que visitar el Vicolo dei Lavandai, en un viaje en el tiempo a los años 50, cuando las mujeres de la zona iban a lavar la ropa. El último domingo del mes, además, la zona se anima todavía más con el Mercado de Anticuarios.
Disfrutar en la Expo Gate. Junto al Castello Sforzesco, los dos pabellones de la Expo Gate, gemelos y transparentes, que fueron abiertos en 2015 para la Expo, han sido rebautizados por los milaneses como “las dos pirámides”. Hoy acogen diversos eventos gratuitos abiertos a todo el mundo. Desde las conferencias más serias hasta talleres para niños, pasando por actividades deportivas.
Ir de compras al “Cuadrilátero de la Moda”. Formado por cuatro calles: Via Montenapoleone, Via Sant’ Andrea, Via Monzani y Via della Spiga. Allí se encuentran las mejores boutiques de las más prestigiosas marcas del mundo: Gucci, Armani, Versace, Dolce & Gabana, Valentino, Prada… Solo por ver los escaparates merece la pena darse una vuelta. Tras recorrer las citadas calles y las perpendiculares hay que dirigirse al Corso Vittorio Emanuele II, otra zona comercial donde las tiendas no tienen precios prohibitivos.
Tomar una copa en la mejor terraza. Hay dudas sobre si la mejor terraza para tomar una copa o cenar es la del Triennale, sobre el museo de diseño donde disfrutar de sus aperitivos y elaborados platos de cocina tradicional italiana del restaurante “Osteria con vista” o la Terrazza Aperol, en un segundo piso sobre la Galleria Vittorio Emanuele, en la misma Piazza Duomo, con música pop de fondo y fiestas con Dj, donde probar los famosos aperitivos y cocktails de Aperol Spritz, tradicional bebida italiana similar al Campari, pero algo más suave. La fórmula o estilo varían según las especialidades del barman o del local.
Descubrir la arquitectura más vanguardista. No puede abandonarse Milán sin echar un vistazo a algunas de sus obras más vanguardista. Modernos edificios se alzan junto a antiguos palacios de los siglos XIX y XX, iglesias y antiguos monumentos muestran cómo en Milán pueden convivir una variedad de estilos arquitectónicos muy distintos entre sí, ejemplos de la riqueza urbana de esta ciudad culta y vivaz, caracterizada por una intensa vida social y cultural.
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