1. Peloponeso, Grecia
Los viajeros que visitan Grecia suelen ir a sus islas o a maravillarse ante la icónica Acrópolis, pero a menudo olvidan una de las regiones más diversas y vibrantes del país: el Peloponeso. Y sin embargo es un destino asequible con magníficos puntos de interés antiguos, como Olimpia, Micenas y Mistrá, ubicados entre un rico paisaje de pueblos de piedra, mares verdiazules y montes coronados de nieve.
El año 2016 ofrece la ocasión de recorrer el nuevo sendero del Ménalo o disfrutar de una copa en la región vinícola de Nemea, cuyas cosechas están ganando prestigio en el mundo entero. Se puede bucear entre pecios frente a la costa de Pilos ‒localidad también conocida con su antiguo nombre de Navarino‒, o visitar la salvaje y remota Mani, hogar de antiguas torres de piedra transformadas en alojamiento de lujo. La hermosa Nauplia combina arte contemporáneo con una arquitectura pintoresca y clásicas plazas rurales; es perfecta para gozar de un almuerzo largo y tranquilo.
El Peloponeso es, hoy más que nunca, el destino ideal para empaparse de la vida tradicional griega, de su fascinante historia y de sus paisajes inspiradores.
2. Aarhus, Dinamarca
Que Copenhague se haga a un lado; no es la única ciudad danesa con barrios elegantes, llamativa arquitectura y magia culinaria. Aarhus se está granjeando admiradores con rapidez –y honores. En el 2017 será, entre otras cosas, Capital Europea de la Cultura y Región Europea de Gastronomía. Quien quiera ir un paso por delante del resto, debe visitarla ahora.
Hoy su zona portuaria exhibe nuevos y fabulosos espacios públicos, como el Dokk1, con la mayor biblioteca de Escandinavia, y el espectacular y fotogénico edificio Iceberg. Los grandes museos ARoS y Moesgaard cautivan al visitante con su osado diseño y sus curiosos detalles, el primero con su pasarela multicolor en el tejado y el segundo con la milenaria «momia del pantano». En cuanto a fiestas, hay desde recreaciones históricas vikingas hasta festivales de música, y los productos locales vuelven loco a todo el mundo. Se aconseja reservar mesa en alguno de sus restaurantes galardonados con estrellas Michelin en el 2015, año en que la biblia de los amantes de la comida se aventuró más allá de las capitales escandinavas.
3. Venecia, Italia
Las 124 islas de Venecia se desprenden de la costa noreste italiana como esquirlas de cristal. Desde allí, los primeros venecianos contemplaron el mundo y construyeron un imperio naval a la altura del de Roma. Pero en el fondo se mantuvieron fieles a su amor por la tierra, y también levantaron una de las ciudades más hermosas del planeta con edificios de mármol nacarado.
Ahora es un momento fantástico para ahondar en su historia, pues en el 2016 Venecia celebra el 500º aniversario del antiguo barrio judío Ghetto, una isla en el corazón de la ciudad isleña. Como la propia Venecia, el Ghetto hizo de sus limitaciones físicas una virtud, y en su abarrotado espacio prosperaron las ideas y la cultura hebreas. Este año se conmemora su extraordinaria contribución a la historia en el Palacio Ducal con una gran exposición, y vale la pena explorar el Museo Judío y las sinagogas, recién restaurados, o disfrutar de El mercader de Venecia, de Shakespeare, que por primera vez se representa en este barrio que dio nombre a todas las juderías del mundo.
4. La Dordoña, Francia
La Dordoña practica la joie de vivre como ningún otro sitio. Es un sereno Jardín del Edén salpicado de castillos de ensueño, ciudades medievales y bosques de nogales. Tiene bistrós selectos y, los sábados por la mañana, mercados de alimentos donde las dulces fresas Gariguette y las trufas negras de temporada son grandes protagonistas de los puestos y las paradas. Para los viajeros que se guían por el mantra en boga «producto local hecho en casa», esta región sibarita es más atractiva que nunca, pero sin el gentío de la Provenza y cien por cien natural.
El prehistórico hombre de Cromañón fue pionero en el arte rupestre en el valle del Vézère. La gruta de Lascaux es la joya de la región; además, el complejo Le Thot-Espace Cro-Magnon, que permite descubrir animales prehistóricos ya desaparecidos, y el laberinto de raíces prehistóricas en Le Bugue sur Vézère son solo aperitivos de la gran fiesta tecnológica que promete Lascaux 4. No es de extrañar que British Airways ofrezca vuelos directos entre Londres y Bergerac a partir de mayo.
5. Leópolis, Ucrania
Ucrania ha vivido una época turbulenta, pero pocos saben que lo sucedido no ha hecho mella en el oeste del país. De hecho, ciertos destinos han prosperado en estos últimos años. Uno de ellos es Leópolis, una acogedora ciudad centroeuropea que ofrece lo mejor de Ucrania. Es la capital de los festivales de la región, con más de un centenar de eventos este año, los más populares dedicados al café, al jazz y a la independencia ucraniana. Y todos tiene como telón la mayor concentración de tesoros arquitectónicos del país.
Este 2016 es sin duda el año ideal para visitarla, pues sus vecinos están más contentos que nunca de ver extranjeros paseando por su tierra. Por si eso fuera poco, los tipos de interés son favorables, con lo que se obtiene más por menos. Leópolis suele compararse con Praga y Cracovia; se aconseja ir antes de que su secreto deje de serlo.
6. Warwickshire, Reino unido
Es fácil dejarse seducir por los sublimes castillos, las bucólicas colinas, los históricos pueblos con mercado y el ritmo lento de la Inglaterra profunda del condado de Warwickshire, pero su indiscutible derecho a la fama lo brinda Stratford-upon-Avon, cuna de William Shakespeare, que en el 2016 brilla más que nunca, pues se celebra el 400º aniversario de la muerte del dramaturgo.
Una vez cumplido el cupo de entretenimiento shakespeariano, merece la pena visitar las pintorescas ruinas del castillo de Kenilworth (que incluyen los aposentos de la reina Isabel I, cerrados al público durante tres siglos y medio hasta el 2014), especialmente fotogénico durante la puesta de sol. Luego vale la pena una cena en The Cross, uno de los gastropubs más aclamados del Reino Unido, galardonado por la guía Michelin.
Este año el castillo de Warwick ha restaurado su fundíbulo de 22 toneladas, la mayor arma de asedio del mundo, que hoy vuelve a exhibir. Se recomienda reservar un día para revivir las guerras medievales y luego relajarse admirando su arquitectura estilo Regencia, sus parques y las Royal Pump Rooms (Salas de Bombas y Baños Reales) del cercano Leamington Spa.
7. Extremadura, España
Extremadura ha sido históricamente una de las regiones más desconocidas de uno de los países más conocidos de Europa. Pero las cosas están cambiando y Extremadura aparece ya en el radar de los viajeros con criterio deseosos de explorar una España libre de estereotipos.
La región tiene incontables atractivos intemporales. En Mérida reinan las mejores ruinas romanas de España; joyas medievales como Trujillo y Cáceres rebosan historia por todos los costados y aun no sufren la aglomeración turística de otros lugares, y el Parque Nacional de Monfragüe es un espectacular desfile natural de aves y belleza. Además, Extremadura produce algunos de los mejores quesos y jamones del país.
Sobre esos extraordinarios cimientos se están reabriendo al público antiguos palacios y formidables castillos restaurados. En el 2015 se nombró a Cáceres "Capital Española de la Gastronomía", título que ha propiciado la aparición de incontables bares de tapas y restaurantes nuevos. Además, los planes del gobierno regional para subvencionar vuelos a Badajoz prometen hacer de Extremadura un destino mucho más accesible.
8. Costa oriental de Tenerife, islas Canarias
Puede que Tenerife no sea el primer destino que viene a la mente cuando se oyen las palabras «joya oculta», pero si se huye del bullicioso jolgorio y de los resorts con todo incluido se hallará una extraordinaria isla de paisajes lunares volcánicos, sencillos pueblos pesqueros e impresionantes acantilados. Eso y su clima cálido la convierten en una opción excelente si se busca el sol de invierno.
La costa oriental de Tenerife suele pasarse por alto, pero es una deslumbrante diadema de bellezas poco conocidas, como Abades –un tranquilo pueblo pesquero dominado por una extraordinaria leprosería– y El Médano. Este último es hogar de la mejor playa natural de la isla, partida en dos por un cono volcánico. Pero si de verdad se quiere huir del mundanal ruido, hay que ir al imponente macizo de Anaga, en el remoto noreste, cuyos lugareños aún se quedan mirando a los turistas con cara de sorpresa.
9. Texel, Países Bajos
Texel es la mayor de las islas del mar de Frisia, en los Países Bajos. Holandeses y alemanes la adoran, pero para el resto es más bien ignota. Está 3 km al norte de la costa septentrional de Holanda y se llega en ferri desde Den Helder. Mide 25 km de largo por 9 km de ancho, y alberga las dunas vírgenes que forman parte del Nationaal Park Duinen van Texel (Parque Nacional de las Dunas de Texel), así como reservas de fauna, playas desiertas de arena blanca y bosques de pinos.
Vale la pena planificar un viaje este año para empaparse de sus múltiples festivales, como el espectacular Ronde om Texel, la mayor carrera de catamaranes del mundo, que en el 2016 se celebra el 25 de junio. La isla ofrece toda clase de actividades, desde cruceros a paseos a caballo y paracaidismo, además de exquisitos productos locales ‒Texel tiene bodega, fábrica artesanal de cerveza y varias granjas de productos lácteos‒ y alojamiento único, como las caravanas Airstream de Camp Silver, de diseño holandés. Hay que ir antes de que se entere el resto de Europa.
10. Norte de Dalmacia, Croacia
El escarpado y salvaje norte de Dalmacia contiene las mayores joyas culturales de un viaje por el Adriático, junto con parte de la naturaleza virgen más fabulosa de Europa. Rodea la región la imponente cordillera de Velebit, declarada Reserva Mundial de la Biosfera por la Unesco y centro de la iniciativa europea Rewilding, un interesante proyecto de restauración de la naturaleza. Constituye uno de los destinos más gratificantes e ignorados de Europa, sobre todo para amantes de la naturaleza.
Zadar, eclipsada largo tiempo por Split y Dubrovnik, sus vecinas sureñas más famosas, es el corazón del norte de Dalmacia y está ganando adeptos entre los viajeros ávidos de explorar una ciudad croata menos célebre. Es un núcleo de transporte misterioso y lleno de vida con una ubicación preciosa frente al mar, y combina una historia cultural de excepcional riqueza con una actitud muy moderna. Si a ello se suman sus altos montes kársticos, cinemáticas cascadas y cristalinas aguas azules, el norte de Dalmacia se convierte en destino obligado en el 2016.