Las 18 mejores experiencias en Italia
Italia es una de las mecas viajeras, un destino interminable: desde la perfección de Venecia hasta el inconfundible sabor de Sicilia, elegir es una ardua tarea. Pero estas 18 experiencias en Italia son apuestas seguras para captar la esencia del país.
1. ROMA ETERNA
La antigua caput mundi (capital del mundo), fundada según la leyenda por unos gemelos amamantados por una loba, fue la primera potencia de Europa occidental, se convirtió luego en el núcleo espiritual del cristianismo y ha pervivido como un archivo de más de dos milenios de arte y arquitectura. Hay tanto que ver en Roma –desde el Coliseo hasta la Capilla Sixtina, pasando por el Panteón y las obras de Caravaggio– que no es suficiente con una visita. Como manda la tradición, se puede lanzar una moneda a la Fontana di Trevi con la promesa de regresar un día.
2. LA PERFECCIÓN DE VENECIA
Qué sentiría un humilde jornalero medieval al contemplar por primera vez los mosaicos dorados del s. XII que adornan las cúpulas de la basílica de San Marcos? No cuesta mucho imaginárselo: cada paso adelante de la imaginación humana parece insignificante comparado con las imágenes divinas que conforman los millones de piedrecitas. De hecho, nunca basta con una visita: el enorme tamaño de la basílica, sus innumerables detalles y la luz en constante cambio prometen un sinfín de revelaciones.
3. EL EMBRUJO DE LOS DOLOMITAS
A lo largo y ancho del planeta existen cordilleras mucho más altas, extensas y variopintas que los Dolomitas, pero pocas enamoran tanto como este paisaje granítico rosáceo. Su encanto reside quizá en las cumbres puntiagudas, las flores primaverales de sus faldas y un repertorio infinito de leyendas ladinas, o simplemente en la opulencia y el glamur de Cortina d’Ampezzo, la estación de esquí más mítica de Italia. Sea como fuere, este rinconcito del norte del país eleva la fascinación hasta cotas insospechadas.
El trecho litoral más famoso de Italia ofrece un bello paisaje de peñascos, pueblos soleados y bosques frondosos. Entre el mar y el cielo, los senderos de las cumbres brindan unos panoramas gloriosos del Tirreno. Hay quien prefiere las Cinque Terre de Liguria o la Costa Viola calabresa, pero solo la Costa Amalfitana fue descrita por el escritor estadounidense John Steinbeck como “un lugar de ensueño que no parece real mientras se está allí, pero que se hace real en la nostalgia cuando te has ido”.
5. UNA VUELTA POR LA TOSCANA
No existe una región más idealizada que la Toscana, hecha a medida de los estetas más exigentes. Según la Unesco, Florencia tiene “la mayor concentración de obras de arte a nivel mundial”, desde el Duomo de Brunelleschi hasta los frescos de Masaccio en la Cappella Brancacci. Más allá de sus museos, sus iglesias y sus paisajes urbanos, la Toscana esconde una larga lista de tesoros: el esplendor gótico de Siena, la silueta medieval de San Gimignano o los cerros de Chianti, la prestigiosa región vinícola.
6. LOS GRANDES MAESTROS
Cualquier libro de historia del arte habla del clasicismo, el Renacimiento, el barroco y el futurismo: todos surgieron de la mano de Giotto, Da Vinci, Miguel Ángel, Botticelli, Bernini, Caravaggio, Boccioni, Balla y De Chirico. Las obras más deslumbrantes se pueden contemplar en el Museo e Galleria Borghese y los Museos Vaticanos de Roma, la Galleria degli Uffizi de Florencia, las Gallerie dell’Accademia de Venecia, el Museo del Novecento de Milán y el Palazzo Reale di Capodimonte de Nápoles.
7. EL PIAMONTE EN BANDEJA
El centro neurálgico de la gastronomía italiana se halla en el Piamonte, un paraíso para cualquier sibarita. Sobre todo en otoño, la región invita a buscar setas en el bosque o a saborear delicias de cacao en una cafetería bañada en oro, por no hablar de los vinos tintos de culto que se producen en algunos pueblos. Nadie se puede perder la tienda que Eataly tiene en Turín, las trufas blancas de Alba ni los caldos de Barolo o Barbaresco, que se obtienen de los viñedos de las Langhe.
8. LAS RUINAS DE POMPEYA
El tiempo se detuvo hace ya casi dos mil años en Pompeya, que conserva sus calles, varias casas y termas decoradas con frescos, mercados, teatros y hasta un prostíbulo. Sobrecoge dirigir la vista hacia el imponente Vesubio y recordar el relato aterrador que Plinio el Joven escribió sobre las últimas horas de la ciudad: “Luego volvieron las tinieblas y otra vez la densa y espesa ceniza. De cuando en cuando nos levantábamos para sacudírnosla; de lo contrario, nos hubiera cubierto”.
9. NÁPOLES EN ESENCIA
En Nápoles todo el mundo es consciente de su papel en el gran teatro de la vida. Ninguna otra ciudad italiana se la compara en espectáculo e intensidad. Las vetustas calles napolitanas conforman un escenario donde los amantes más apasionados figuran junto a una comparsa de matriarcas y camareros escandalosos. Para saborearla, merece la pena dar una vuelta por el mercado de Porta Nolana, una zarzuela de gritos, marisco fresco y un aroma irresistible a sfogliatelle (dulces de requesón) recién horneadas.
10. MURALES Y MOSAICOS
Durante los años oscuros de la Edad Media, el arte brilló con luz propia. Quizá fueran los mosaicos dorados de las basílicas bizantinas de Rávena, pero lo cierto es que Giotto di Bondone se inspiró para emerger de las sombras con sus frescos naturalistas de la Cappella degli Scrovegni de Padua y la basílica de San Francisco de Asís, que establecieron un nuevo lenguaje artístico y derivaron en La Trinidad de Masaccio y los albores del Renacimiento.
11. EL LITORAL DE CERDEÑA
Es difícil encontrar un término exacto para expresar la variedad de tonos azules, verdes y púrpuras que ofrece el mar de Cerdeña. La jet set suele elegir la radiante costa Smeralda para recrearse, pero gran parte del litoral sardo permanece virgen. Por tanto, nada como recubrirse el cuerpo de protección solar y lanzarse a explorar la belleza ribereña de la isla, desde las peñas de Santa Teresa di Gallura y los acantilados del golfo de Orosei hasta las dunas de la costa Verde.
12. PURO LUJO EN EL LAGO DE COMO
Enclavado al pie de los Alpes Réticos, el lago de Como es el más bello de Lombardía. De hecho, hasta George Clooney se enamoró de él. El del actor no es el único caso: magnates del cine, eminencias de la moda y jeques árabes tienen una mansión en la orilla. Está rodeado de bosques, y entre sus joyas destacan Villa Melzi d’Eril, Villa Carlotta y Villa Balbianello, que se cubren de camelias, azaleas y rododendros en abril y mayo.
13. SENDERISMO EN LA RIVIERA ITALIANA
Antiguamente, los pecadores de las cinco localidades que conforman las Cinque Terre –Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore– hacían penitencia ascendiendo a pie hasta el santuario local por el borde del acantilado. Hoy se puede seguir la misma ruta entre terrazas de viñedos y laderas de macchia (arbustos). Al contemplar el panorama, cuesta imaginarse un castigo más blando.
14. SUBIDA AL ETNA
Los antiguos griegos denominaban al monte Etna “la columna que sostiene el cielo” y creían que el gigante Tifón moraba en su cráter e iluminaba el cielo con un espectáculo pirotécnico colosal. Con sus 3329 m sobre el nivel del mar, domina la costa jónica siciliana y es el volcán más alto de Europa. No importa si se asciende a pie o en todoterreno: la recompensa es en todo caso un panorama increíble y la emoción de enfrentarse cara a cara con una bomba de relojería imponente.
15. EL SABOR DE SICILIA
Amargo, picante, dulce... La variedad de sabores que ofrece Sicilia refleja numerosas culturas, y se traduce en especialidades tan diversas como los panelle (tortas fritas de garbanzo) de Palermo, el cuscús de Trapani o el chocolate de Módica. Desde el Mercato di Ballarò de Palermo hasta la Pescheria de Catania, los puestos rebosan de pistachos de Bronte, aceitunas, queso canestrato... Y como colofón, un trozo de cassata (tarta de nata, mazapán, chocolate y fruta confitada).
16. GASTRONOMÍA DE EMILIA-ROMAÑA
Bolonia recibe el apodo de la grassa (la gorda) porque muchos de los productos italianos que todo el mundo conoce tienen aquí su origen, desde la mortadela y los tortellini hasta los tagliatelle al ragù. Después de recorrer los puestos del Quadrilatero, se pone rumbo a Módena, la ciudad del vinagre balsámico. El viaje culmina en Parma, cuna del queso parmigiano reggiano y el prosciutto, que se acompañan con una copa de lambrusco y el sauvignon blanc de la región.
17. EL BARROCO DE LECCE
Una cosa es el barroco, y otra, el barocco leccese (barroco de Lecce), el extravagante estilo derivado que define a muchas localidades apulianas. Se caracteriza por el uso de la piedra regional, tan suave que se dice que podría trabajar con una navaja. Los artesanos de la época decoraron las fachadas con diseños vegetales, gárgolas y extrañas figuras zoomorfas. La joya de la corona es la Basilica di Santa Croce, que al marqués de Grimaldi le recordaba a la pesadilla de un lunático.
18. UNA ESCAPADA AL PARAÍSO
Quien prefiera alejarse del mundanal ruido en plena naturaleza tiene una cita con los 724 km de senderos señalizados que atraviesan el Parque Nacional Gran Paradiso. Situado en los Alpes Grayos, comprende 57 glaciares y praderas cubiertas de pensamientos, gencianas y rododendros. Se creó para proteger al íbice de los Alpes y cuenta con una población numerosa de ejemplares de esta especie. El monte homónimo (4061 m) es el único que hay en el parque, y se accede a él por el tranquilo pueblo de Cogne.
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