5 escapadas veraniegas por si (aun) no te vas de vacaciones
Hay destinos que son para el verano. Lugares que con la llegada del buen tiempo se embellecen y activan con propuestas turísticas muy interesantes.
Huele a verano en cada esquina pero todavía queda un tiempo para hacer las maletas y poner rumbo a una playa paradisíaca o ese safari que con tantas ansias esperas. Mientras tanto, para preparar el cuerpo para las vacaciones, puedes calentar motores con el submarinismo en Benidorm, tumbarte en la arena de Santorini o Ré y vivir las rusas “noches blancas”. Adelántate a las vacaciones con cualquiera de estas 5 escapadas de verano.
1. Benidorm, Alicante
Durante el verano esta emblemática ciudad costera muestra al máximo todo su atractivo turístico. Sus largas playas, el amplio menú de actividades acuáticas, su animado ambiente nocturno, su característico skyline y la vasta y diversa oferta hotelera la convierten en uno de los destinos más destacados de la costa de España. Sin olvidar los seis parques temáticos abiertos en el municipio: Mundomar, Terra Mítica, Terra Natura, Aqualandia, Iberia Park y Aqua Natura. El cogollo histórico de Benidorm, donde sobresale la iglesia de San Jaime, se encuentra sobre un promontorio situado entre los dos arenales más largos de la ciudad: las playas de Levante y Poniente. Con un total de dos y tres kilómetros de longitud, respectivamente, ambas concentran una gran animación durante el día y la noche. Otros rincones costeros de Benidorm más recogidos son Mal Pas, junto al puerto, y Ti Ximo y La Almadrava, dos calas situadas a los pies de Serra Gelada y cuyos fondos son atractivos para la práctica del buceo de superficie.
Wakeboard, esquí acuático y kitesurf son otras de las actividades náuticas que se pueden practicar, además de los tradicionales paseos en barco a la pequeña isla de Benidorm, cuyos fondos marinos atraen a muchos aficionados al submarinismo. Si te gusta el senderismo, cálzate las botas y descubre la ruta que lleva hasta La Cruz, un recorrido de 5 kilómetros ida y vuelta donde contemplarás la mejor panorámica sobre Benidorm. Para los amantes de la música indie, el rock o los sonidos underground apúntate en la genta: el Low Festival (29-31 julio), el Iberia Festival (20 agosto) y el FuzzVille Festival (9-10 septiembre).
2. Oslo, Noruega
Los noruegos lo tienen claro. Los días soleados no se desperdician quedándose en casa. Por eso la llegada del verano transforma la ciudad de Oslo y la llena de animación en parques, terrazas, paseos marítimos... Un buen sitio donde comprobarlo es Aker Brygge, antigua zona industrial reconvertida en zona de encuentro y compras, con numerosos restaurantes y cafés y unas magníficas vistas sobre el muelle y el Fiordo de Oslo. Este animado enclave forma parte de Tjuvholmen, el barrio artístico de la ciudad, un verdadero ejemplo de arquitectura contemporánea donde tienen su sede varias galerías de arte. La iglesia de Mortensrud, la villa Stenersen y el centro noruego de diseño y arquitectura DogA son otros de los enclaves contemporáneos de la capital de Noruega. El verano también vuelve a Oslo muy festiva, que en estos meses propone una activa programación de eventos. En el plano musical, en junio destaca el veterano Festival Norwegian Wood. Oslo Pride es la otra gran propuesta festiva del mes, un gran evento que celebra el Orgullo Gay durante 10 días (del 17 al 26) con conferencias, desfiles, conciertos gratuitos al aire libre y un largo etcétera. Para que tu escapada a Oslo en verano sea perfecta no te olvides de visitar el parque de Vigeland que gracias a sus 200 esculturas se ha convertido en una de las atracciones más concurridas del país.
3. Santorini, Grecia
Siempre es un buen momento para ir –o incluso volver– a esta isla modelada hace 3.500 años por una gran explosión volcánica. A la erupción se debe su característica forma de media luna y sus impresionantes acantilados, al borde de los cuales se levantan Fira y Oia, sus dos localidades más relevantes y famosas por las puestas de sol que se observan desde sus terrazas. Pero quizás sea mejor visitarla a principios y finales del verano, cuando los turistas aún no la desbordan y las temperaturas son más suaves. No en vano, el fuerte de Santorini es el encanto de sus poblaciones de casas encaladas con marcos azules en ventanas y puertas. Porque aunque la isla cuenta con más de una docena de playas y calas, la mayoría suelen destacar más por la belleza del conjunto que por la calidad de su arena volcánica o sus fondos, como demuestran las playas de Vlychada –muy popular entre los locales-, Perivolos, Aspri y Kókini Paralía –con espectaculares acantilados rojos–. En la isla, el viajero se encuentra también pequeños pueblos en los que el turismo pasa de puntillas y uno de los vestigios arqueológicos más destacados y mejor conservados del país: Akrotíri. Esta antigua ciudad minoica, una de las más importantes de su tiempo, fue sepultada bajo capas de piedra pómez y ceniza durante la gran erupción que acaeció a mediados del segundo milenio antes de Cristo.
4. San Petersburgo, Rusia
La segunda ciudad más grande del país tiene un casco histórico tan hermoso que cualquier momento sería bueno para descubrirlo. Pero, ciertamente, el verano la favorece especialmente. Primero, porque las suaves temperaturas presentes ya en estas fechas animan a los largos paseos entre sus edificios y avenidas monumentales. Y, segundo, porque desde finales de mayo y hasta mediados de julio San Petersburgo, como otras localidades de su latitud, vive un largo mes alejado de la oscuridad. Las llamadas “noches blancas”, que a más de un viajero le dificulta el sueño, más que noches parecen ocasos, pues la luz queda detenida en ese momento en que el sol se ha ocultado, pero aún asoma el residuo de su iluminación.
Hay una tercera razón. Durante este período la ciudad celebra el Festival de las Estrellas de las Noches Blancas, una destacada cita artística que ofrece casi cada día representaciones de ballet, ópera y música clásica en el histórico Teatro Mariinsky. Además de las visitas imprescindibles, como el Museo del Hermitage, la iglesia de Salvador sobre la Sangre Derramada, la plaza del Palacio y la fortaleza de Pedro y Pablo, en verano hay que incluir en el cuaderno de viaje el jardín de Verano, el parque de Peterhof y el jardín de Alexander, preciosos por estas fechas.
5. Isa de Re, Francia
Un puente de casi tres kilómetros de longitud une la ciudad costera de La Rochelle con la isla de Ré, una suerte de paraíso para los amantes del ciclismo, la naturaleza, el ritmo pausado, el buen vivir francés y las ostras, que aquí son una de las especialidades gastronómicas. Con apenas 85 kilómetros cuadrados de superficie –la misma extensión que Formentera–, esta isla es tan llana que su máxima elevación no alcanza los 20 metros de altura. Por eso no es de extrañar que la bicicleta sea el principal medio de locomoción para los viajeros, que encuentran en Ré una red de vías ciclistas que alcanza los 100 kilómetros de longitud. De los itinerarios marcados, destacan Saint Martin - La Couarde, que transcurre entre viñedos y huertas; La Couarde - Loix, que bordea el mar y las salinas, y La Couarde - Les Portes en Ré, que cruza la reserva natural de Lilleau des Niges. De las diez localidades existentes en la isla, tiene especial interés la capital, Saint-Martin-de-Ré. Y no solo por su encanto marinero, sino por el valor de las fortificaciones en forma de estrella que la rodean y que la Unesco clasificó como Patrimonio de la Humanidad junto a otras 13 obras maestras de la arquitectura militar diseñadas en el siglo XVII por el ingeniero francés Vauban. La amplia oferta de restaurantes, cafés, boutiques y tiendas de antigüedades le dan una gran animación, sobre todo al caer la tarde y por la noche.
Hay quien en en sus vacaciones huye del tándem sol y playa y prefiere alguno de estos destinos frescos para desafiar el verano.
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