¡Papi queremos volver a Dinópolis! Esta petición no la hemos escuchado una, ni dos, ni tres veces durante el último año. Teo y Oriol habían quedado tan contentos con su estancia en el parque temático de los dinosaurios de Teruel que querían hacer otra escapada parecida. ¿Y qué padres pueden resistirse a los deseos de sus hijos?
Sin embargo esta vez sería algo distinto, la ruta constaría de planes por igual para niños y adultos. Íbamos a mezclar propuestas enfocadas a los peques con visitas más clásicas para conocer algunos de los pueblos más pintorescos de España. Y Teruel tiene unos cuantos dentro del Territorio Dinópolis.
Además de la sede central que se encuentra en la capital de la provincia, Dinópolis cuenta con seis museos ubicados en otras tantas localidades de la provincia: Inhóspitak en Peñarroya de Tastavins, Legendark en Galve, Región Ambarina en Rubielos de Mora, Bosque Pétreo en Castellote, Mar Nummus en Albarracín, Titania en Riodeva y Valcaria en Ariño. En un finde tuvimos tiempo de explorar hasta la mitad de ellos, pero vamos a empezar la historia por el principio.
Mar Nummus, la sede de Territorio Dinópolis en Albarracín
Sabíamos que Albarracín sería una apuesta segura para grandes y pequeños. En este precioso pueblo turolense se encuentra una de las sedes de Territorio Dinópolis más peculiares, el llamado Mar Nummus. Nada más llegar la mirada se inclina, casi sin querer, hacia arriba. No es que sea un edificio especialmente alto, pero la impresionante réplica a tamaño real de un Liopleurodon hace que los niños se queden petrificados. Este gigantesco reptil acuático fue el mayor depredador conocido. Vivió en los mares jurásicos y tiene unos dientes tan enormes que casi duplicaban el tamaño de los de un Tyrannosaurus rex.
Una vez en el interior empieza una visita guiada bastante entretenida y que, además, no es excesivamente larga. Las guías te van contando que Albarracín hace más de 150 millones de años estaba cubierta por un mar jurásico, en concreto el Mar de Tethys. Es por ello que en el precioso entorno de la localidad se han encontrado tantos fósiles de animales marinos prehistóricos.
En Mar Nummus, la sede de Territorio Dinópolis en Albarracín, te explican cómo se forma un fósil y cómo lo utilizan los paleontólogos para para investigar cómo fue la vida en el pasado. Los visitantes pueden disfrutar con la enorme colección de fósiles entre los que hay cocodrilos, esponjas, braquiópodos, ammonites, bivalvos, gasterópodos y equinodermos, entre otros. Una de las especies más curiosas es la “Albarracinites albarracinensis” una ammonites única en el mundo que fue encontrada exclusivamente en esta localidad de Teruel.
También aprendimos que hay zonas paleontológicas protegidas y que la compra-venta de fósiles está penalizada en España. Así que cuidadín si te encuentras alguno, porque nos pertenecen a todos.
Además de disfrutar con las explicaciones y algunos elementos interactivos, Mar Nummus también cuenta con una pequeña zona de juegos habilitada para que los niños jueguen a sus anchas. Eso sí, bajo la atenta mirada del descomunal Liopleurodon.
Albarracín y su espectacular conjunto histórico
Tras explorar la sede de Territorio Dinópolis en Albarracín nos dirigimos a dar un paseo por este magnífico pueblo de Teruel. Olvídate de GPS en este municipio porque hay algunas callejuelas tan estrechas y empinadas que es mejor aparcar el coche en uno de los parkings que hay cerca del río y patear por su espectacular conjunto histórico.
Antes de llegar a la localidad ya te darás cuenta que está encaramada sobre unos formidables peñones y que el casco urbano va esquivando las curvas que dibuja el río Guadalaviar. Nosotros nos alojamos en el precioso Hotel Albarrán y desde allí fuimos andando, ya que las distancias son cómodas aunque viajes con niños. Aquí puedes buscar los mejores hoteles para tu estancia en Albarracín.
Luego es recomendable tomarse la visita con calma y disfrutar del camino a sorbos pequeños, como si degustaras un buen vino. Este pueblo turolense fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1961 y actualmente está propuesto por la UNESCO para ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Aunque tiene algunos puntos destacados, nuestro consejo es que te dejes llevar y te pierdas conscientemente por sus callejas.
Desde el río, poco a poco irás subiendo las cuestecitas adoquinadas que te conducirán irremediablemente a la parte más bella del pueblo. Desde muchos puntos del casco urbano podrás contemplar una buena parte de las murallas levantadas durante el siglo XIV y que todavía conservan un aspecto imponente.
Cuando subas el trecho más empinado verás que el camino se bifurca. En realidad da igual la senda que escojas pues la ruta es circular y te llevará hasta monumentos como la Catedral del Salvador, el Palacio Episcopal o la rectangular Torre del Andador. En la plaza del Ayuntamiento hay unos miradores fantásticos.
Otra recomendación para tu visita a Albarracín es que te dejes seducir por su gastronomía. A nosotros nos gustó especialmente la propuesta culinaria del restaurante El Buen Yantar una mezcla de tradición y productos de la tierra que siempre suele funcionar muy bien.
Sinceramente nos quedamos con ganas de disponer de más tiempo en Albarracín y de visitar otros lugares como su Museo del Juguete. Como la tenemos relativamente cerca, queda pendiente otra visita a la provincia de Teruel y, de paso, ir obteniendo más sellos en nuestro Pasaporte Territorio Dinópolis.
Fotos de Albarracín y Mar Nummus de Territorio Dinópolis
via Pau http://ift.tt/1VOz6co
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