martes, 10 de junio de 2025

Viajes. El cerebro cambia físicamente cuando aprendemos

El cerebro es el rompecabezas eterno de la biología. Una masa de alrededor de un kilo y medio que nos permite ser quienes somos, pero que también cambia según las condiciones que experimenta a lo largo de la vida. Debido a su complejidad, los eruditos de antaño trataron de comparar su funcionamiento con la vanguardia de la tecnología de su época. Por ello, Descartes explica el cerebro mediante animáculos hidráulicos, Volta y Galvani lo comparan con un telégrafo, y en la actualidad el símil por antonomasia son otras máquinas de funcionamiento complejo, como los ordenadores o, en su versión más exótica: los ordenadores cuánticos.

Pero lo cierto es que comparar un cerebro con una máquina es una receta perfecta para el desastre, puesto que, como nos explica el Dr. David Bueno, catedrático en neuroeducación, el cerebro tiene una característica que las máquinas no: está en un proceso de cambio constante en interacción con el entorno. Una máquina está diseñada con una arquitectura concreta, y de ese diseño dependen tanto sus capacidades como aquello que podrá lograr.

Quizá, indica, la unión de máquinas con inteligencias artificiales, cuyas respuestas cambian dependiendo de los datos que van adquiriendo, sí que podrían tener alguna similitud, pero no es algo que podamos encontrar en la actualidad. Por ello el cerebro es una pieza única, una maravillosa creación de la naturaleza de la que todavía estamos empezando a comprender su grandeza.

Cada cerebro es único

Las estimaciones más recientes indican que el cerebro humano tiene alrededor de 86.000 millones de neuronas, así como otras células llamadas glía. El conjunto de poblaciones celulares está empaquetado en alrededor de 1,3 kilos de masa celular, aunque se han visto personas con las capacidades cognitivas intactas con cerebros desde 0,95 hasta 1,5kg. Y es que el número de neuronas no hace al cerebro, si no que sus conexiones, llamadas sinapsis las que nos hacen ser quienes somos.

Para llevar a cabo su función, cada neurona se conecta con decenas, cientos o miles de otras neuronas creando circuitos. Por ellos, la información de los sentidos llega, es analizada, y la respuesta que se elabora se envía, por impulsos eléctricos y químicos, hasta las células que han de realizar la acción. Pero como cada cerebro es distinto, para alcanzar su máximo potencial, se necesitan establecer diferencias en los estímulos que se le dan.

En su libro, Cerebroflexia, David nos compara estos cerebros con el arte de la papiroflexia. “Partes de un papel que puede ser rectangular o no, y aquí están las diferencias. Cada persona parte de un sustrato genético diferente, pero según qué hagamos con el sustrato, podemos hacer un avión que vuele bien, o que se estrelle. Nuestra genética [el papel del que partimos] nunca la podremos tocar, pero el ambiente, es decir, cómo usamos esta genética, sí está en nuestras manos”.

Aplicado esto al campo de la educación, si establecemos las mismas pautas de aprendizaje para las personas, las que se adapten al sistema de educación preestablecido lo tendrán sencillo, podrán llegar a su máximo potencial. En cambio, aquellas que no, lo tendrán mucho más complicado. Por ello, flexibilizar los métodos de aprendizaje es necesario para que cada cerebro desarrolle las capacidades y vaya cambiando su arquitectura al desarrollar las capacidades que más interesen.

Aprender cambia el cerebro

David nos relata las evidencias de estos cambios citando un experimento realizado en los años 2000 en taxistas londinenses. En él, la Dra. Eleanor Maguire siguió con detenimiento las pruebas previas a la obtención de la licencia de taxi que llevan a cabo todos los años en la capital inglesa. El test más complejo, llamado The Knowledge, implica conocer las más de 25.000 calles, así como 320 rutas londinenses, sin ayuda de ningún mapa ni dispositivo electrónico. Una auténtica proeza de la memoria.

Prepararse esta parte de la prueba cuesta, por lo general, más de dos años en los que los futuros taxistas recorren con motos o bicicletas todas y cada una de las calles, y anotan los puntos de interés en cuadernos. Pero mientras hacían esto, lo que no sabían los examinados es que estaban desarrollando y haciendo crecer a su hipocampo, una parte del cerebro relacionada con la memoria y la navegación espacial.

Esta es una de las muchas pruebas que muestran cómo el entorno influye en el cerebro y provoca cambios tangibles y medibles para adaptarlo a sus circunstancias. Por ello, aunque partamos de una base distinta a otra persona, podemos acabar modificándola mediante el aprendizaje.

Y para modificarla y conseguir esta mejora de nuestras capacidades, lo mejor es ponerse a ello. Si queremos aumentar nuestra memoria, como un taxista, lo mejor es entrenarla. Lo mismo con nuestro cálculo, y con nuestra capacidad lectora y argumentativa. Nada mejor que memorizar, calcular, o leer para que nuestro cerebro cambie y se adapte a ese ideal que nos hemos marcado.

Cómo sacarle el máximo partido a nuestro cerebro

Pero además de entrenarlo, David nos explica que hay una acción todavía más importante: “Evitar el estrés crónico. El estrés puntual no tiene que preocuparnos jamás, va y viene e incluso está vinculado con la supervivencia. Pero el estrés crónico dificulta y perjudica todas las funciones de nuestro cerebro y de nuestro cuerpo”. Entre ellas, destaca una bajada importante de las funciones ejecutivas, como reflexividad, planificación o toma de decisiones, así como la memoria de trabajo.

Y no son los únicos efectos que tiene el estrés crónico. En estudios recientes se ha podido observar cómo los ambientes estresantes afectan desde el sistema inmunitario, hasta la capacidad de regeneración de los tejidos o el envejecimiento celular y a nivel de organismo. Por tanto, huir del estrés es una de las mejores formas que tenemos de lograr mantenernos sanos. Tanto a nivel cerebral, como en la salud general.



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lunes, 9 de junio de 2025

Viajes. El único país que produce suficiente comida para alimentar a toda su población

En una era de interdependencia extrema, donde las rutas comerciales se tensan como cuerdas bajo tormentas geopolíticas, la autosuficiencia alimentaria aflora como una joya esquiva.

En un meticuloso estudio publicado en Nature Food, se han analizado los sistemas de producción agrícola de 186 países, descubriendo un dato tan sorprendente como revelador: solo uno de ellos logra cubrir todos los grupos de alimentos esenciales para una dieta saludable sin necesidad de importar un solo bocado.

El análisis se basó en la comparación entre la producción nacional de cada país y las necesidades dietéticas según el modelo Livewell del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), considerando siete grupos clave: frutas, verduras, lácteos, carnes, pescados, proteínas vegetales y alimentos básicos ricos en almidón.

La conclusión es inquietante: más de un tercio de los países no alcanza la autosuficiencia ni siquiera en dos de estos grupos.

Europa: bien posicionada

Al observar el mapa de la autosuficiencia global, se revelan patrones regionales inquietantes. En Europa y América del Sur se encuentran la mayoría de los países con autosuficiencia en al menos cinco grupos alimentarios. En cambio, seis países, entre ellos Afganistán, Catar y Yemen, no logran producir cantidades suficientes en ninguno de los siete grupos. Subregiones enteras como África subsahariana muestran deficiencias graves en carne, lácteos y vegetales.

En el caso de productos animales, el panorama es desigual. Si bien el 65% de los países cubren sus necesidades de carne, solo el 44% lo hace en lácteos. Para el pescado, los datos son aún más alarmantes: apenas uno de cada cuatro países puede considerarse autosuficiente.

Guyana es el único país que aparece en verde en cada uno de los siete mapas del estudio. Su combinación de tierras fértiles, baja densidad poblacional y climas favorables lo convierte en un raro oasis alimentario.

Otros países como China y Vietnam siguen de cerca a Guyana, alcanzando seis de los siete grupos. Sin embargo, su alta densidad poblacional y el estrés hídrico limitan sus márgenes de maniobra. La situación en África subsahariana es especialmente crítica, con solo un puñado de países logrando autosuficiencia parcial en vegetales y almidones.

Las uniones económicas no son la solución

Las uniones económicas tampoco logran una autosuficiencia completa. El estudio revela que, por ejemplo, el Consejo de Cooperación del Golfo solo es autosuficiente en carne, mientras que la Comunidad del Caribe alcanza apenas dos grupos. La excesiva dependencia de importaciones, especialmente de un único socio comercial, pone en jaque la resiliencia regional, como quedó demostrado durante el bloqueo del Canal de Suez en 2021.

La sobredependencia en unos pocos socios comerciales genera un patrón peligroso, especialmente en los pequeños estados insulares y regiones como Centroamérica, que confían casi exclusivamente en Estados Unidos para el abastecimiento de alimentos básicos. La diversificación de fuentes se vuelve una necesidad estratégica.

¿Qué podemos esperar?

En cuanto al futuro, los pronósticos para 2032 ofrecen un panorama de luces y sombras. Se espera una mejora moderada en la autosuficiencia de carne (12 puntos porcentuales en promedio), pero los avances en lácteos y pescado serán mucho más limitados. Las mejores perspectivas están en el ámbito vegetal: legumbres, frutas, almidones. Europa y África muestran un potencial significativo de mejora si se invierte en innovación agrícola.

Pero incluso con estos avances, pocos países podrán satisfacer sus necesidades solo con producción interna. Como explica el estudio, alcanzar la autosuficiencia total implica una combinación de factores: condiciones climáticas favorables, políticas agrarias inteligentes, tecnologías de cultivo de alta eficiencia y, sobre todo, voluntad política sostenida.

Y sin embargo, los modelos dietéticos más estrictos como el de EAT-Lancet elevan aún más la vara. Bajo este enfoque, que prioriza una dieta saludable y sostenible para el planeta, ningún país alcanza la autosuficiencia en más de cinco grupos. Solo el 16% logra producir localmente suficientes legumbres, frutos secos y semillas.

En un mundo cada vez más incierto, la autosuficiencia alimentaria se revela no como un lujo, sino como una aspiración necesaria. Porque quizá el verdadero lujo del siglo XXI no sea el oro ni el litio, sino la capacidad de llenar una mesa con comida variada.



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sábado, 7 de junio de 2025

Viajes. Siguiendo a los grandes tiburones para salvar los océanos

¿Qué tienen en común los tiburones, las ballenas, las tortugas marinas y las focas? Pues además de ser una parte fundamental de los ecosistemas marinos, estas especies han visto su modo de vida gravemente alterado por las acciones humanas. «Hemos encontrado que estos animales comparten espacios con la pesca, las rutas comerciales, contaminación por plásticos y temperaturas cada vez más altas», incide Ana Sequeira, profesora asociada en la Australian National University que ha liderado MegaMove, una investigación con cerca de 400 científicos de 50 países.

Durante años, estos investigadores y conservadores han seguido la friolera de 15.845 individuos de 121 especies de lo que se conoce como megafauna oceánica. En total, han observado 11 millones de puntos en los mapas de los océanos con lo que han podido desenmarañar áreas claves para su ciclo vital, como aquellas que usan como residencia o para las migraciones. Todo este trabajo tiene un fin muy concreto: conocer para proteger.

En la actualidad, el 8 % de la superficie de los océanos tiene la consideración de área de protección marina, pero según explican en el artículo, esto no es, ni de lejos suficiente, y llevan años trabajando para que el territorio protegido se amplíe hasta, al menos, el 30 %. Por ello, según explica el Dr. Jorge Rodríguez, coautor del estudio del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos de Palma de Mallorca. Han esbozado las zonas claves clasificándolas en función de su uso por las especies de megafauna marina.

Las zonas clave para la protección

«Nuestro análisis identifica qué zonas del océano mundial utilizan estas especies como residencias o corredores migratorios. En concreto, nos hemos centrado en clasificar mejor las zonas utilizadas por el mayor número de especies» Continúa, ya que de este modo podrán garantizar que los esfuerzos de conservación sean lo más beneficiosos posible para estos magníficos animales.

Pero como también indican en el estudio, el objetivo del 30 % de protección se queda muy corto. Los datos muestran que los animales utilizan como residencia o como corredor migratorio al menos el 63 % de los océanos durante el 80 % del tiempo. Es decir, que con un 30 %, aunque es una mejora importante, seguirá siendo insuficiente para garantizar la conservación de la megafauna marina.

Aunque pueda parecer contraintuitivo, ya que se comen a otras especies, los superdepredadores como los tiburones cumplen una función esencial en los ecosistemas, y su desaparición podría suponer el colapso de muchas otras especies de las que se alimentan.

Otro hecho a tener en cuenta, como explica Simon Thorrold, científico senior en el Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) y coautor de estudio, es que los esfuerzos de conservación y gestión también han de adaptarse al dinamismo de los ecosistemas oceánicos. Y justo en por ello, haber conseguido reunir datos de cientos de científicos es una forma realmente eficaz de establecer estrategias para proteger correctamente a la megafauna.

Además de las áreas protegidas, la Dra. Sequeira también ha evaluado el impacto que tienen otras regulaciones en cómo se explotan las áreas marinas. Por ejemplo, regulando el tráfico marino, implementando luces en las redes de pesca, o usando técnicas más tradicionales y respetuosas, pueden aliviar significativamente la presión a la que están sometidas muchas especies marinas.

Cómo seguir a un tiburón

Para lograr seguir a estas especies han utilizado todo tipo de sistemas de localización. Desde etiquetas visuales hasta equipos avanzados de geolocalización vía satélites. Algunos de estos dispositivos se adhieren al animal sin causarle daño y pueden estar durante meses, o incluso años, enviando señales que los investigadores reciben y añaden a la base de datos.

Como explica el Dr. Camrin Braun, investigador en WHOI y explorador de National Geographic, «Necesitamos todas las herramientas posibles si queremos equilibrar con éxito los objetivos de conservación con los usos humanos en un océano cambiante». Pero no sólo físicas, si no también herramientas digitales y voces que se alcen para que los datos se traduzcan en acciones reales.

Estas investigaciones son claves de cara a un futuro en el que cada vez la humanidad es más consciente acerca de la importancia de la biosfera para nuestra propia supervivencia. Como ya se ha demostrado en otros lugares del mundo, las reservas marinas no sólo ayudan a salvaguardar las especies, si no que también ayudan a las comunidades que viven de la pesca a sus alrededores. Por ello, conociendo las dinámicas de las especies en los océanos, y estableciendo planes para crear más zonas críticas de protección es una situación beneficiosa para todos los animales que dependemos de los mares y océanos.



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lunes, 2 de junio de 2025

Viajes. Un nuevo cuerpo celeste reaviva la teoría del Planeta Nueve

En los márgenes oscuros del sistema solar, donde la luz del Sol apenas susurra y el tiempo se estira en ciclos de decenas de miles de años, ha surgido un nuevo protagonista. Bautizado como 2017 OF201, este cuerpo celeste de alrededor de 700 kilómetros de diámetro transita una órbita tan excéntrica como esquiva. 

Se trata de un posible planeta enano, hallado tras una meticulosa revisión de imágenes captadas entre 2010 y 2017 por los telescopios Blanco (Chile) y Canadá-Francia-Hawái (EE.UU.). Su recorrido, más una elipse alargada que un círculo regular, lo lleva a alejarse hasta 1.600 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, un periplo que tarda cerca de 25.000 años en completarse.

El hallazgo, presentado en arXiv el pasado 21 de mayo, aún espera revisión por pares, pero ya ha sido reconocido oficialmente por el Minor Planet Center de la Unión Astronómica Internacional. 

Los astrónomos estiman que su último paso cercano al Sol ocurrió en 1930, curiosamente el mismo año en que se descubrió a Plutón. Desde entonces, 2017 OF201 ha seguido alejándose en una danza solitaria hacia los confines del sistema solar, desafiando tanto a la lógica como a los modelos actuales de dinámica planetaria.

¿El hipotético Planeta Nueve?

El carácter extremo de su órbita ha despertado un renovado interés en el debate sobre el Planeta Nueve, ese hipotético gigante oculto que muchos creen que aún se esconde más allá de Neptuno. 

Y es que, aunque 2017 OF201 no sigue el patrón de alineación orbital que ciertos objetos transneptunianos presentan (y que ha sido utilizado para justificar la existencia de ese planeta), su mera presencia sugiere que el mapa que tenemos de nuestro propio sistema solar está aún lleno de lagunas y sorpresas.

Lo que hace aún más intrigante a este nuevo cuerpo es que apenas pasa el 1% de su tiempo orbital lo suficientemente cerca como para ser visible con la tecnología actual. Si hemos logrado detectarlo bajo tales circunstancias, los investigadores se preguntan cuántos más podrían estar allí fuera, moviéndose lentamente por rutas invisibles, escapando incluso a los telescopios más poderosos.

 

Imagen compuesta que muestra los cinco planetas enanos reconocidos por la Unión Astronómica Internacional, además del recién descubierto objeto transneptuniano 2017 OF201.

El astrofísico Sihao Cheng, miembro del Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, lo sugiere con claridad: "Podría haber decenas, quizá cientos de objetos similares, simplemente demasiado lejanos para ser vistos ahora".

La comunidad científica lleva décadas persiguiendo un misterio que ya ha adoptado múltiples nombres: Planeta X, Planeta Nueve o simplemente “ese algo” que perturba las órbitas en el cinturón de Kuiper. En 2016, los astrónomos Konstantin Batygin y Mike Brown del Instituto de Tecnología de California propusieron, a partir de análisis gravitacionales, la existencia de un planeta aún no observado, con una masa entre cinco y diez veces la de la Tierra y una órbita extremadamente alargada, capaz de alterar el movimiento de objetos como Sedna, 2012 VP113 y otros TNOs.

Imagen que muestra la ubicación actual de Plutón, Neptuno y el 2017 OF201.

Pero 2017 OF201 parece desafiar incluso esa hipótesis. Si el Planeta Nueve estuviera realmente allí, sus fuerzas gravitacionales habrían expulsado ya a este nuevo objeto del sistema solar, escriben los autores del estudio. Este punto de fricción podría indicar una complejidad aún mayor en la dinámica de los confines solares, en la que además de Neptuno, el propio tirón de la Vía Láctea podría haber jugado un papel en moldear la trayectoria de este errante glacial.

Más allá del hallazgo

El descubrimiento también pone en tela de juicio la idea de un cinturón de Kuiper relativamente vacío más allá de ciertas distancias. Si el cosmos lejano está más poblado de lo que creíamos, entonces muchos de nuestros supuestos sobre la evolución temprana del sistema solar necesitan ser replanteados. 

Cheng y su equipo utilizaron sofisticadas herramientas computacionales para rastrear la firma orbital de este objeto y desentrañar los pasos que lo llevaron a su posición actual: "Podría haber sido arrojado primero hacia la nube de Oort y luego retornado por alguna interacción cósmica aún desconocida."

El eco de 2017 OF201 resuena con un matiz histórico: nos recuerda que, igual que con Plutón hace casi un siglo, los grandes descubrimientos no siempre ocurren de golpe, sino que se gestan en el análisis meticuloso, en la mirada paciente y en la voluntad de cuestionar lo establecido

Porque en la vastedad del cosmos, el conocimiento no siempre avanza en línea recta. A veces, como 2017 OF201, lo hace en curvas lentas, casi imperceptibles, orbitando nuestras certezas hasta transformarlas.



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miércoles, 28 de mayo de 2025

Viajes. El estigma que la película 'Tiburón' causó en los escualos

El próximo 20 de junio se cumplen 50 años del estreno de Tiburón. El filme de Steven Spielberg no solo fue un éxito de taquilla, también significó la primera aproximación del público al mundo de los escualos. Sin embargo, la imagen que daba de estos majestuosos peces dista mucho de la realidad. Charlie Sarria, biólogo marino y divulgador especializado en tiburones, explica por qué no debemos creer todo lo que vemos en la gran pantalla.

National Geographic: ¿Es el tiburón blanco tan voraz como se muestra en la película?
Charlie Sarria: No en el contexto referente al ser humano. El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) es un superdepredador, sí, pero eso no significa que ataque todo lo que se mueve. Es un cazador eficiente y especializado que prefiere presas como focas, lobos marinos o peces grandes como túnidos. El ser humano no forma parte de su dieta. De hecho, muchos de los pocos ataques a humanos se consideran “errores de identificación”: el tiburón muerde, pero rara vez consume.

Por desgracia, a veces se producen casos fatales, aunque estos se dan como consecuencia de encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado y variables como aguas turbias, animales muertos cerca de zonas estuáricas o chapoteos. Cabe recalcar que, si fuéramos un alimento habitual, los ataques serían mucho más frecuentes y letales. Hay numerosos videos de surfistas en California practicando deporte junto con tiburones blancos al lado, y normalmente no pasa nada.

El biólogo marino Charlie Sarria, junto a un tiburón azul (Prionace glauca) en Bermeo, País Vasco.

National Geographic: ¿Hasta qué punto Tiburón contribuyó a tener una idea equivocada de los escualos? 

Charlie Sarria: Tuvo mucho que ver. Más allá de ser una obra maestra del suspense, la película instauró una narrativa de terror alrededor de los tiburones, especialmente del blanco. Su éxito fue tal que generó un miedo colectivo a bañarse en el mar y, lo que es más grave, justificó campañas de exterminio. En los años posteriores a su estreno, miles de tiburones fueron cazados bajo la falsa premisa de estar “limpiando” las playas. Hoy sabemos que los ataques de tiburones blancos son extremadamente raros, pero la imagen del tiburón como “asesino insaciable” sigue presente en el imaginario popular

A pesar de que nací 11 años después del estreno de esta película, recuerdo a mis padres diciéndome que la gente tenía miedo de nadar en las playas de Málaga por temor a que un tiburón apareciese y se los llevase al fondo del océano. El condicionamiento psicológico fue enorme, pero quiero pensar que todo ello también hizo que tanto yo como algunos de los mayores expertos de elasmobranquios hoy en día se interesaran, quizás desde el morbo, por estos animales tan importantes en el planeta, cambiando su punto de vista radicalmente.

National Geographic: A pesar de ser la especie más representada en el mundo del cine, no es ni de lejos la más conocida. Al contrario, muchos datos ecológicos, como su área de cría, siguen siendo un misterio. ¿A qué crees que se debe?

Charlie Sarria:  Se debe a que los tiburones blancos son unos peces esquivos, de movimientos amplísimos, y habitan zonas muy difíciles de estudiar: aguas abiertas, lugares remotos o profundidades complicadas. Además, su baja densidad poblacional hace difícil rastrearlos. En los últimos años, tecnologías como los transmisores vía satélite han revelado rutas migratorias increíbles, pero aún hay lagunas: no sabemos con certeza, por ejemplo, cómo se reproducen, cuánto viven en libertad o cuántos individuos aproximados puede haber. Algo que quedó claro con la noticia sobre el posible avistamiento de un neonato de tiburón blanco en aguas estadounidenses publicada en National Geographic España. Esta falta de datos es peligrosa, porque sin conocimiento no hay conservación, o no tanta como quizás debería.

National Geographic: A pesar del miedo que muchos espectadores tienen a los escualos, estos son imprescindibles para los ecosistemas marinos. ¿Por qué son tan importantes?

Charlie Sarria: El tiburón blanco es un auténtico superdepredador. Se encuentra en lo más alto de la cadena trófica y, por lo tanto, regula los ecosistemas desde la cima, lo que en inglés se conoce como top-down. Son especies vitales, pues, aunque su número no es elevado, tienen la capacidad de regular los ecosistemas. Su pérdida implicaría la desaparición del rol al no existir otra especie con el mismo papel y cambios abruptos en la cadena trófica. Si desaparecen, el ecosistema entra en desequilibrio: aumentan los mesodepredadores (de niveles intermedios), bajan las poblaciones de peces pequeños y se altera toda la red trófica.

Estos peces regulan las poblaciones de presas como lobos marinos y focas, y su sola presencia influye en el comportamiento animal. Cuando no hay tiburones, estos cambian las rutas migratorias y los hábitos de caza, incluso cambian sus rutas, su forma de cazar, incluso sus zonas de alimentación. Lo vimos en False Bay, Sudáfrica: al desaparecer los tiburones blancos, aumentaron las focas y cayeron las poblaciones de tiburones más pequeños y peces. Es el típico ejemplo de “efecto cascada”. Por todo ello, conservar al tiburón blanco no es solo proteger a una especie, es cuidar de todo el océano.

National Geographic: Como explorador marino, en más de una ocasión has estado rodeado de escualos. ¿Qué recomendaciones darías a algún inexperto? ¿Qué debemos hacer —y qué no debemos hacer— cuando nos ataca un tiburón?

Charlie Sarria:  Lo primero es conocer el entorno, dónde estás, cómo funciona el lugar, si vas a ir solo o con expertos y guías locales. El contexto es vital para que la manera de ver a esos escualos sea la más segura y que menos altera el comportamiento natural de la especie o especies.

  • Si vamos a bucear con tiburones o hacer snorkel, debemos estar lo más calmados posible. Los ataques son rarísimos, y un comportamiento errático solo atrae curiosidad
  •  Si ves un tiburón: mantén el contacto visual, retrocede lentamente y sal del agua sin salpicaduras si es que no estabas buscando el avistamiento.
  • No nades solo ni al amanecer o atardecer o extrema las precauciones (horas de mayor depredación de grandes especies pelágicas).
  • Evita zonas con bancos de peces, sangre o residuos orgánicos. Podrías ser un POI (Point of Interest) de los tiburones al adentrarte en una zona que aumenta tus posibilidades de interacción negativa con ellos.
  •  No lo acorrales ni intentes tocarlo. Evita perseguirlos, ni invadir su espacio o ponerte frente a ellos. Los tiburones miden constantemente su dominancia tanto con individuos de su especie como con otros. Nadan en paralelo, persiguen a otras especies y llevan a cabo un sinfín de comportamientos para expresar quién es más dominante. Intenta mantener una posición vertical y no ir directamente hacia ellos.
  • Si el tiburón denota giros bruscos, pectorales hacia abajo o curiosidad excesiva, sal del agua y aborta el buceo. ¡Siempre podrás volver y disfrutar de esta maravillosa experiencia en otro momento!


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domingo, 25 de mayo de 2025

Viajes. Lo que los científicos recomiendan para protegerte de los microplásticos

Imagina que cada vez que respiras, masticas una manzana o simplemente te sirves un vaso de agua, introduces en tu cuerpo fragmentos diminutos de un material que nunca debería haber estado allí: plástico. No se ve, no se siente, pero está presente. 

Y, como si de una niebla invisible se tratara, impregna el aire, el agua y los alimentos que consumimos cada día. Bienvenidos al mundo de los microplásticos, una amenaza insidiosa que se ha infiltrado hasta en los rincones más remotos del planeta… y de nuestros cuerpos.

Los microplásticos —esas partículas menores a cinco milímetros— están tan presentes en nuestra vida cotidiana que científicos como Richard Thompson, pionero en su estudio, no dudan en afirmar: “El aire que respiramos, el agua que bebemos, la comida que comemos... están en todo”. 

Frente a este panorama, y mientras se investiga la verdadera magnitud del daño que podrían causar a la salud humana, la comunidad científica empieza a trazar un mapa de acciones concretas para protegernos.

¿Qué son exactamente los microplásticos?

Aunque parecen invisibles, los microplásticos son fragmentos que provienen de la descomposición de plásticos más grandes, como envases, bolsas y fibras sintéticas. Un paso más allá están los nanoplásticos —tan pequeños que pueden atravesar membranas celulares y circular por la sangre hasta llegar al cerebro o los pulmones—, cuya peligrosidad potencial empieza a preocupar cada vez más a los investigadores.

La ropa de poliéster, los utensilios de cocina, los empaques de alimentos y hasta los filtros de cigarrillo pueden ser fuentes de estas partículas. Y su viaje hacia nuestros cuerpos no tiene una única ruta: los respiramos, los ingerimos y, posiblemente, incluso los absorbemos a través de la piel.

¿Qué podemos hacer entonces para protegernos?

Aunque la eliminación total de los microplásticos en nuestra vida parece una quimera, los expertos coinciden en que hay medidas que, sin requerir un cambio radical, pueden ayudarnos a reducir nuestra exposición significativamente. 

La primera, y quizás más sencilla, es evitar el uso de botellas de plástico de un solo uso, especialmente aquellas que han estado expuestas al sol o al calor. El calor ablanda el plástico y favorece la liberación de partículas y sustancias químicas nocivas.

Otra recomendación clave: no calentar comida en recipientes plásticos. Pasar los alimentos a un recipiente de vidrio o cerámica antes de ponerlos al microondas puede marcar una gran diferencia. Lo mismo aplica a sartenes con revestimiento antiadherente rayado y a tablas de cortar de plástico muy gastadas. El calor y el uso constante aceleran la fragmentación de estos materiales.

La cocina, epicentro de la exposición diaria

En palabras de la doctora Tracey Woodruff, experta en salud ambiental, “la cocina es probablemente la estancia donde más fácilmente podemos reducir nuestra exposición diaria”. 

Desde desechar utensilios dañados hasta reducir el consumo de alimentos ultraprocesados —donde la presencia de microplásticos puede multiplicarse debido a su embalaje y proceso industrial—, hay pasos sencillos que pueden marcar una diferencia significativa.

Y no es solo cuestión de lo que usamos, sino de cómo limpiamos. Aspirar con filtros HEPA, fregar con paños húmedos y ventilar bien los espacios interiores reduce la cantidad de microplásticos en suspensión en el hogar. 

También es importante prestar atención a la ropa: las prendas sintéticas, como el nylon o el poliéster, liberan fibras con cada lavado y uso, que acaban flotando en el aire que respiramos. Optar por tejidos naturales, como el algodón o la lana, puede ser una medida útil a largo plazo.

¿Hasta qué punto debemos preocuparnos?

La ciencia aún está en las primeras etapas de comprensión de los efectos exactos de los microplásticos en los humanos, pero algunos estudios ya apuntan a vínculos con inflamación crónica, enfermedades cardiovasculares e incluso disminución de la calidad del esperma. 

Un estudio reciente demostró cómo los microplásticos pueden suprimir el sistema inmune en animales, lo cual plantea interrogantes alarmantes sobre los efectos acumulativos en nosotros.

Pese a todo, los expertos insisten en no caer en el alarmismo paralizante. “No podemos eliminar por completo nuestra exposición, pero sí podemos reducirla significativamente con pequeños ajustes”, afirma la profesora Christy Tyler. 

El truco está en identificar nuestras fuentes principales de exposición y actuar con sentido común: menos plásticos en la cocina, mejor ventilación en casa, tejidos naturales en el vestuario y, sobre todo, evitar el uso de plásticos con calor o deterioro.

Regulación y responsabilidad colectiva

No todo recae en el ciudadano. Los científicos y activistas coinciden en que se necesita una intervención decidida por parte de gobiernos y organismos internacionales. La prohibición de microperlas en cosméticos en EE.UU. y Europa o el tratado internacional que negocian 175 países para frenar la contaminación por plásticos son pasos necesarios. Pero aún queda mucho camino por recorrer.

Dejar de utilizar pajitas de plástico o cambiar a una botella reutilizable no resolverá por sí solo el problema. Sin embargo, cada gesto cuenta, y cada decisión consciente puede sumar para disminuir el torrente de microplásticos que circula dentro y fuera de nosotros.




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sábado, 24 de mayo de 2025

Viajes. Un megatsunami amenaza a EE.UU.


Bajo las aguas profundas del Pacífico, en la zona de subducción de Cascadia, una falla sísmica de más de mil kilómetros de longitud se extiende desde la isla de Vancouver hasta el norte de California. 

Allí, donde las placas tectónicas de Juan de Fuca y América del Norte se encuentran en un abrazo tenso, los científicos han identificado un escenario tan aterrador como plausible: un megaterremoto de gran magnitud que podría desencadenar un megatsunami de hasta 300 metros de altura.

El impacto de este fenómeno, según las proyecciones presentadas por investigadores de Virginia Tech y publicadas en Proceedings of the National Academy of Sciences sería devastador. Las gigantescas olas recorrerían la costa oeste en cuestión de minutos, afectando gravemente los estados de Washington, Oregón y el norte de California, donde más de 70.000 kilómetros cuadrados están en riesgo directo.

19 eventos

Los cálculos del equipo de investigación liderado por la científica geológica Tina Dura destacan que este fenómeno no es meramente teórico. Las capas de sedimentos marinos analizadas muestran evidencia de al menos 19 eventos similares en los últimos 10.000 años. 

El más reciente ocurrió en 1700 y generó olas que alcanzaron incluso las costas del Japón. Pero lo que preocupa a los expertos no es el pasado, sino la certeza con la que se anticipa el próximo gran evento: un temblor que podría alcanzar magnitudes superiores a 9.0 en la escala de Richter, y que desataría una pared líquida de destrucción incontenible.

Radiografía de una amenaza

Para entender mejor esta amenaza, es vital comprender la mecánica tectónica de la zona de subducción. Las placas involucradas no se deslizan suavemente, sino que quedan trabadas durante siglos, acumulando energía que, al liberarse repentinamente, da lugar a terremotos colosales. 

Esta liberación de energía es también la que desplaza enormes volúmenes de agua, generando los megatsunamis. A diferencia de un tsunami común, donde las olas pueden medir entre 10 y 20 metros, un megatsunami puede arrasar ciudades enteras incluso antes de que su sombra haya tocado tierra.

Los investigadores también han comenzado a modelar con inteligencia artificial diferentes escenarios de impacto. Uno de los modelos más alarmantes sugiere que las ciudades costeras como Seattle y Portland podrían ser arrasadas en menos de 15 minutos después del sismo inicial. 

Esto deja poco o ningún margen de tiempo para la evacuación, lo que incrementa exponencialmente la cantidad de víctimas potenciales. En el peor de los casos, las pérdidas humanas y materiales podrían superar las de cualquier desastre natural registrado en la historia moderna de EE. UU.

Los datos son tan contundentes que han motivado a varias agencias gubernamentales y organizaciones científicas a redoblar esfuerzos en la creación de infraestructuras de alerta temprana, simulacros de evacuación y reforzamiento de edificaciones costeras. Sin embargo, el desafío va más allá de lo técnico: se trata también de generar conciencia real y sostenida en una población que, muchas veces, vive de espaldas al mar que podría convertirse en su verdugo.

El megatsunami no solo amenaza con su furia a nivel local, sino que podría tener consecuencias geopolíticas. Según el análisis, el colapso de las principales ciudades portuarias y económicas del oeste estadounidense modificaría rutas comerciales, economías regionales y podría precipitar una respuesta militar o humanitaria de escala internacional.

Así, bajo el reflejo turbio del Pacífico, el tiempo corre en silencio. Mientras millones continúan su vida cotidiana en la costa oeste, un titán dormido espera su momento. No hay certeza del “cuándo”, pero sí del “cómo”. Y en ese “cómo” yace la urgencia de prepararse, de comprender que el verdadero monstruo no es la ola, sino la ignorancia ante su existencia.



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miércoles, 21 de mayo de 2025

Viajes. Esta es la mayor preocupación de Bill Gates

En un mundo sacudido por las heridas aún frescas del COVID-19, Bill Gates no ha dudado en advertir que: “Si logramos evitar una gran guerra, entonces sí, habrá otra pandemia, probablemente en los próximos 25 años”. Así lo ha declarado recientemente el fundador de Microsoft en una entrevista. 

No se trata de una predicción apocalíptica gratuita, sino de una evaluación fría y meticulosa de las tendencias actuales, donde factores como el cambio climático, la densidad poblacional y la globalización configuran el terreno fértil para la propagación de nuevos virus.

Gates no es ajeno al papel de profeta moderno. Desde hace casi dos décadas ha alertado sobre los riesgos globales que amenazan la estabilidad de nuestras sociedades, desde desastres climáticos hasta ciberataques. 

Pero entre todas las amenazas, hay dos que ocupan un lugar prioritario en su lista de preocupaciones: el estallido de una guerra de escala global y el resurgimiento de una pandemia que vuelva a poner de rodillas al planeta. Y si evitamos la primera —dice—, la segunda es prácticamente inevitable.

Mundo descoordinado

El multimillonario recuerda con claridad lo que ocurrió en 2020, cuando el mundo, sorprendido y mal preparado, enfrentó el embate del coronavirus. Incluso la nación que debía liderar la respuesta —Estados Unidos— falló, afirma Gates. 

La descoordinación política, la falta de estrategias de contención efectivas y la desinformación socavaron cualquier posibilidad de liderazgo efectivo. “El país que el mundo esperaba que liderara, no estuvo a la altura”, sentencia con una mezcla de decepción y determinación.

A raíz de esa experiencia, Gates publicó en 2022 el libro How to Prevent the Next Pandemic, donde detalló una hoja de ruta con recomendaciones claras: invertir en investigación de vacunas, fortalecer los sistemas de detección temprana, implementar políticas de cuarentena más estrictas y crear infraestructuras globales de respuesta rápida. 

Aunque reconoce ciertos avances —sobre todo en la inversión para la preparación pandémica—, su juicio sobre el progreso general es pesimista. “Se han aprendido algunas lecciones, pero mucho menos de lo que esperaba”, lamenta.

Y no es el único en sostener esta visión crítica. En el documental de Netflix What’s Next? The Future with Bill Gates, el magnate se sienta a conversar con el Dr. Anthony Fauci. En este episodio centrado en la prevención de enfermedades globales, ambos coinciden en que los países con mayores recursos, como Estados Unidos, tienen una “responsabilidad moral” de actuar con liderazgo y compartir sus medios para evitar futuras catástrofes sanitarias.

Fauci, que también publicó recientemente sus memorias bajo el título On Call, expone en ellas una de las amenazas menos visibles pero más corrosivas del presente: la erosión de la confianza pública en la ciencia, alimentada por la desinformación. “Estamos en medio de una crisis de la verdad”, advierte. 

No obstante, conserva una chispa de esperanza. En una entrevista con People expresó su creencia en que los valores fundamentales de la humanidad acabarán prevaleciendo. “Todavía soy un optimista cauteloso. Creo que los mejores ángeles de cada persona terminarán por manifestarse”.

¿Cuándo y cómo?

Mientras el reloj avanza hacia una posible nueva emergencia sanitaria, la pregunta que flota en el aire no es si habrá otra pandemia, sino cuándo, y sobre todo, cómo reaccionaremos ante ella. Las divisiones políticas, que en su momento dificultaron una respuesta eficaz ante el COVID-19, siguen presentes. 

Y para Gates, ese sigue siendo el mayor obstáculo. “Todavía no estamos reflexionando seriamente sobre lo que hicimos bien y lo que hicimos mal”, afirma. “Tal vez en los próximos cinco años eso empiece a mejorar. Pero hasta ahora, es sorprendente lo poco que hemos avanzado”.

El legado de esta advertencia está claro: no podemos permitirnos la complacencia. La historia ya nos dio una muestra de lo que puede ocurrir cuando no estamos listos. 



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martes, 20 de mayo de 2025

Viajes. Nieve y silencio

El blanco inmaculado de la Laponia sueca domina esta escena capturada en la ruta de Kungsleden, también conocida como el “Camino del Rey”. Un caminante avanza en medio del silencio helado arrastrando su pulka, un trineo diseñado para transportar provisiones y equipo durante expediciones en terrenos nevados. Esta forma de viajar, tan exigente como austera, permite adentrarse en los paisajes más remotos del Ártico, donde la huella humana es casi inexistente.

Kungsleden se extiende a lo largo de unos 440 kilómetros por el norte de Suecia, y cruza algunos de los paisajes más salvajes del continente europeo. Durante el invierno, las temperaturas pueden caer por debajo de los -30 °C, y el día apenas dura unas pocas horas. Aun así, cada año aventureros de todo el mundo se enfrentan a este desafío, combinando deporte, aventura y la búsqueda de una conexión profunda con la naturaleza más inmaculada. Aquí no hay carreteras, ni electricidad, ni siquiera un refugio calentito: solo nieve y silencio.



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lunes, 19 de mayo de 2025

Viajes. ¿Puede un avión solo con el piloto automático?

El 17 de febrero de 2024, un vuelo de Lufthansa que cubría la ruta entre Frankfurt (Alemania) y Sevilla (España) sufrió un percance que, por suerte, no tuvo consecuencias graves. Sin embargo, la publicación del informe anual de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil de España (CIAIAC) ha reabierto el debate sobre los protocolos de seguridad.

Lo que sucedió fue que, mientras el avión se encontraba en fase de crucero con el piloto automático activado, el capitán abandonó momentáneamente la cabina para ir al baño. En ese breve intervalo, el copiloto sufrió una pérdida repentina de conciencia y, como resultado, el avión voló unos 10 minutos sin supervisión, manteniéndose en curso gracias al piloto automático. Cuando el capitán regresó y comprobó que su compañero no le abría la puerta, uso un código de emergencia para acceder a la cabina y decidió desviar el vuelo al aeropuerto de Madrid para que el copiloto recibiera atención médica.

El informe de la CIAIAC destaca la importancia de mantener siempre a dos personas autorizadas en la cabina de vuelo, incluso durante breves ausencias, debido a posibles imprevistos como este: aunque el piloto automático permitió mantener el rumbo, si se hubiera dado alguna circunstancia que requiriese intervención manual, podrían haber surgido complicaciones.

¿Cómo funciona el piloto automático de un avión y cuánto tiempo puede operar?

El piloto automático es un sistema informatizado que permite controlar el avión sin intervención constante de los pilotos, pero no sustituye su presencia ni supervisión. Concretamente, el sistema puede mantener constante el rumbo, la altitud y la velocidad de la aeronave, y asegurarse de que esta se mantenga dentro de una ruta preprogramada. En los aviones más modernos, puede incluso realizar aterrizajes de forma semiautomatizada en condiciones meteorológicas adversas, como niebla espesa o lluvia intensa.

En teoría, un avión comercial moderno podría completar casi todo el vuelo en piloto automático, siempre que esté correctamente programado y no surjan desviaciones imprevistas. De hecho, en la aviación civil los pilotos suelen automatizar el control una vez que el avión ha alcanzado la altitud y velocidad de crucero, ya que simplemente se trata de mantener constantes los parámetros hasta que empieza la fase de aproximación previa al aterrizaje.

Sin embargo, el piloto automático depende aún de la supervisión humana para la toma de decisiones ante imprevistos, como cambios meteorológicos, turbulencias o emergencias, es decir, cualquier movimiento que se salga de lo programado previamente. Esto es especialmente importante durante la fase de aproximación y aterrizaje, ya que puede haber cambios si, por ejemplo, hay mucho tráfico aéreo sobre el aeropuerto o si hay que cambiar de pista de aterrizaje.

Este incidente ha servido para recordar que, aunque la automatización aérea es extremadamente avanzada, la supervisión del piloto y el copiloto sigue siendo insustituible. También ha reabierto el debate sobre el llamado protocolo de presencia obligatoria en cabina, ya que, tras la tragedia del vuelo de Germanwings en 2015, muchos países adoptaron la regla de que siempre hubiera dos personas en cabina. En teoría, si el piloto o el copiloto deben salir aunque sea por pocos minutos, una persona de la tripulación debe quedarse en la cabina hasta que regrese.



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Viajes. ¿Por qué un barco mexicano chocó contra el puente de Brooklyn?

 

Lo que en principio tenía que ser una celebración de despedida tras una visita de cinco días se convirtió en un trágico accidente. El pasado sábado por la tarde, el buque escuela Cuauhtémoc, perteneciente a la Armada de México, se precipitó contra un puente de Brooklyn cuando se disponía a abandonar el puerto. Los tres mástiles del barco se rompieron como consecuencia del incidente, segando la vida de dos tripulantes y causando heridas en otros 20 cadetes. ¿Qué sucedió exactamente? ¿Por qué se precipitó hacia el puente? Al parecer, nada iba como se esperaba.

Se movía en la dirección equivocada

El Cuauhtémoc no tenía la intención de pasar cerca del puente de Brooklyn. Según explicó a CNN un alto funcionario municipal familiarizado con la investigación, el navío estaba siguiendo una ruta incorrecta.

El plan original era que, tras zarpar del puerto, hiciera una parada en un muelle de Bay Ridge (Brooklyn) para reabastecerse de combustible, antes de continuar su viaje hacia Islandia. Sin embargo, fueron las corrientes marinas las que arrastraron al barco por debajo de la estructura, llevándolo en una dirección que no correspondía con su itinerario planeado.

De acuerdo con la información proporcionada por un alto funcionario municipal, el comandante del Cuauhtémoc declaró a los investigadores que perdió dominio sobre la nave cuando el sistema de dirección falló. "Se quedaron sin energía y, al no poder utilizar el mecanismo de dirección, fueron incapaces de controlar el rumbo del barco", explica esta fuente a la cadena CNN, aclarando, sin embargo, que se trata de una valoración inicial que podría modificarse conforme avance la investigación.

Anteriormente, Eric Adams, alcalde de Nueva York, había mencionado que la embarcación sufrió una pérdida de potencia. Otros representantes de la administración municipal habían sugerido que podría haber algún "desperfecto técnico" que podría estar relacionado con el accidente.

La cadena estadounidense explica que el cuerpo de bomberos de la ciudad de Nueva York les comunicó por correo electrónico que recibieron un aviso sobre la colisión del barco aproximadamente a las 8:39 horas de la noche, por lo que enviaron más de un centenar de bomberos y personal de emergencias al lugar, según afirmó en un comunicado el departamento de bomberos de la ciudad. 

La mayor flota de grandes veleros del país, llamada Sail4th, que prepara una exhibición para celebrar el 250 aniversario de la fundación de Estados Unidos en 4 de julio de 2026, explicó a la cadena estadounidense que el velero había recibido a varias personalidades del país y a medios de comunicación como parte de su escala en Nueva York en su gira mundial. Hasta la fecha había visitado 212 puertos en 64 países, y navegado más de 700.000 millas, o lo que es lo mismo, 35 vueltas al mundo.

Un velero con historia construido en España

El buque escuelaARM Cuauhtémoc, llamado también "El Caballero de los Mares", es un velero de entrenamiento naval perteneciente a la Armada de México en el que realizan prácticas los cadetes de la Escuela Naval Militar mexicana. Construido en España en 1982, se trata de una embarcación de tipo bergantín-barca, dotado de tres mástiles.

Conocido como "El Caballero de los Mares", fue construido en España, botado al agua en 1982, y actualmente realiza viajes internacionales como parte del entrenamiento de los futuros oficiales, sirviendo además como embajador cultural de México en los puertos en los que hace parada alrededor del mundo. 

El buque escuela fue bautizado con el nombre del último emperador mexica, quien lideró la resistencia contra los conquistadores españoles en el siglo XVI. Hasta la fecha, la embarcación ha completado numerosos viajes alrededor del mundo y participado en regatas y concursos marítimos internacionales, lo que lo ha convertido en un orgullo de la Armada mexicana que es exhibido en ocasiones en numerosos eventos en armas internacionales. 



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sábado, 17 de mayo de 2025

Viajes. Hacia el infinito y más allá

Esta impresionante fotografía, premiada en la categoría “Motion” (“movimiento”) de los Sony World Photography Awards 2025, captura con maestría el despegue de un cohete espacial. El efecto de la larga exposición convierte el movimiento del cohete en un haz vertical de luz amarilla, perfectamente recto, que rompe la quietud del cielo. La fotografía refleja perfectamente la fuerza brutal del despegue y la sensación de velocidad imparable. Una forma visualmente poderosa de mostrar cómo la humanidad sigue empujando sus límites más allá de nuestro planeta.

La escena refleja la creciente presencia de China en la carrera espacial. El gigante asiático ha emergido como una potencia espacial en la última década, con una hoja de ruta ambiciosa que incluye estaciones espaciales propias, misiones a la Luna y a Marte, y una fuerte inversión en cohetes de nueva generación. Este avance no solo responde a intereses científicos o económicos, sino también estratégicos, ya que el espacio se ha convertido en un terreno clave.



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viernes, 9 de mayo de 2025

Viajes. El iceberg más grande del mundo se desintegra lentamente, pero su futuro sigue siendo incierto

Durante más de tres décadas, el iceberg A-23A ha surcado las aguas del hemisferio sur como una reliquia flotante del pasado glacial del planeta. Sin embargo, desde marzo de 2025, su gélido reinado parece llegar a su fin

Encajado frente a la remota isla de Georgia del Sur, este bloque monumental ha comenzado a deshacerse lentamente, víctima del sol austral, el oleaje inclemente y el paso inevitable del tiempo.

Aunque todavía ostenta el título del mayor iceberg a la deriva en el planeta, las cifras muestran una pérdida alarmante de masa. Según el Centro Nacional del Hielo de Estados Unidos (USNIC), entre el 6 de marzo y el 3 de mayo, ha visto desaparecer más de 360 kilómetros cuadrados de superficie: una extensión superior a la mitad del municipio de Madrid. 

Este fenómeno, conocido como “edge wasting” o desgaste del borde, ocurre cuando pequeñas porciones de hielo se desprenden a lo largo de sus flancos, sin alterar su forma general pero reduciendo notablemente su tamaño.

A pesar de no haberse desplazado significativamente desde marzo, A-23A ha continuado su desintegración pasiva. Las imágenes captadas por el espectrorradiómetro MODIS a bordo del satélite Aqua de la NASA el pasado 3 de mayo muestran una estructura erosionada, rodeada de escombros helados. 

Esta zona del Atlántico Sur, particularmente el fondo marino poco profundo cercano a Georgia del Sur, es conocida por atrapar icebergs en su viaje hacia el norte. A-23A no ha sido la excepción: lleva meses varado, expuesto a temperaturas más cálidas de lo habitual para su biografía antártica.

La escena que rodea al iceberg es tanto poética como alarmante: miles de fragmentos flotan en sus inmediaciones, recordando un cielo estrellado que se refleja sobre un océano sombrío. Algunos de estos pedazos, como el A-23C—nombrado oficialmente por el USNIC tras desprenderse en abril—alcanzan dimensiones preocupantes para la navegación marítima. Muchos miden más de un kilómetro de ancho y representan amenazas flotantes invisibles para embarcaciones que surcan estas rutas.

El coloso ya había mostrado signos de fragilidad durante 2024, cuando fue captado girando dentro del Pasaje de Drake, una de las regiones más hostiles para los icebergs. 

Ahora, a casi 55° de latitud sur, se encuentra alejado de las frías aguas antárticas que lo conservaron desde que se desgajó del Filchner Ice Shelf en 1986. En esas décadas, había sobrevivido casi intacto, resistiendo tanto el tiempo como la corriente.

Científicos que estudian el comportamiento de estos gigantes flotantes mediante imágenes satelitales reconocen tres patrones principales de fragmentación: el “edge wasting”, la fractura en grandes bloques y la desintegración total. 

El A-23A, hasta ahora, parece seguir el primero, aunque con señales de estar evolucionando hacia una fase más crítica. La extensa franja de hielo desprendido a lo largo de su flanco norte sugiere eventos recientes de debilitamiento acelerado.

Futuro escrito

Sea cual sea el desenlace, el destino de este iceberg está casi escrito. Más del 90 % de los témpanos que se desprenden del continente antártico siguen una ruta similar: se incorporan al Giro de Weddell, avanzan hacia el norte bordeando la Península Antártica y cruzan el Pasaje de Drake. 

Una vez allí, quedan a merced de las aguas más cálidas del Atlántico Sur, y, como todos los anteriores, terminan por derretirse, invisibles ante los ojos humanos pero profundamente transformadores para el equilibrio oceánico.



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domingo, 4 de mayo de 2025

Viajes. El invento que cambió el mundo (y tu factura de la luz)

Hubo un tiempo en el que encender una bombilla era un pequeño lujo. Y sí, puede que ahora no sea, precisamente, económico, pero a mediados del siglo XX era mucho peor. La electricidad era algo impensable para las clases bajas, las bombillas se fundían con frecuencia, suponiendo un gran gasto, y cada foco encendido era un tirón más a la factura del mes. Y no hablemos ya del calor que emitían. Las bombillas incandescentes funcionaban calentando un fino filamento hasta hacerlo brillar. Literalmente, generaban luz a base de calor.

¿El gran problema? Que el 95% de la energía que consumía se iba en calor, y solo un 5% se convertía en luz. Es decir, era casi como encender una estufa para leer un libro. Y, durante muchos años, no hubo alternativas. Los tubos fluorescentes mejoraban algo la eficiencia, pero eran frágiles, tardaban en encender y a veces parpadeaban descontroladamente. ¿Acaso la iluminación tendría que ser siempre cara, ineficiente y limitada?

Afortunadamente, algo empezó a cambiar, poco a poco, con una lucecita tenue y de color rojo.

DE LA CHISPA A LA ILUMINACIÓN

Todo comenzó en 1962, cuando un joven ingeniero estadounidense llamado Nick Holonyak inventó el primer LED visible: una pequeña fuente de luz roja. Era débil, sí, no servía para iluminar una habitación, pero tenía algo especial: no se calentaba, no se fundía y consumía poquísima energía. Durante años, los LED rojos y verdes se usaban solo como indicadores en aparatos electrónicos. Estaban en relojes digitales, calculadoras, mandos de televisión… Es decir, luces discretas, pero sin aspiraciones a reemplazar bombillas.

De hecho, el gran obstáculo de esta iluminación era crear un LED azul. Parece un simple detalle, pero la verdad es que sin ese color no se podía hacer luz blanca (la que usamos para iluminar espacios). Fue un gran reto que ruta décadas y que requirió muchos esfuerzos pero, finalmente, en los años 90, tres investigadores japoneses - Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura - lo lograron. Gracias a ellos, por fin se podían combinar los tres colores primarios de la luz y obtener la blanca.

Este descubrimiento fue tan importante para el avance de esta tecnología, que en el año 2014 ganaron el Premio Nobel de Física. Y no es para menos: habían, literalmente, abierto la puerta a una nueva era de iluminación.

Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura durante la ceremonia de los Nobel.

LA EFICIENCIA A OTRO NIVEL

Pero lo fascinante de todo esto no es solo su pequeño tamaño o la potencia con la que brillan, sino cómo son capaces de producir esa luz. A diferencia de las bombillas tradicionales, que generan luz calentando materiales, los LED funcionan a través de un fenómeno llamado electroluminiscencia. Es decir, cuando se les aplica corriente eléctrica, ciertos materiales especiales - llamados semiconductores - hacen que los electrones se excitan y suban de nivel energético, “saltando”. Al volver a su sitio, liberan energía en forma de luz y… ¡tenemos el brillo del LED!

Se trata de un proceso que genera muy poco calor, algo que realmente revolucionó el panorama. Menos consumo, más duración y, lo más importante, menos riesgo de averías. De hecho, los números no mienten: una bombilla LED puede durar entre 15.000 y 50.000 horas. Es decir, que si la usaras 3 horas al día, podría durarte hasta 20 años. Algo impensable antes de los LED.

Por si esto fuera poco, son elementos que consumen un 80% menos de energía que una bombilla incandescente. Por eso, aunque bien es cierto que al principio su precio era más alto, con el tiempo se han ido convirtiendo en una de las mejores inversiones para hogares, negocios y ciudades. En pocas palabras, no solo ahorras dinero, sino que también ayudas a reducir el consumo global de energía.

Nick Holonyak junto al equipo que colaboró en la creación del primer LED.

LA LUZ QUE CAMBIÓ TODO

Hoy en día, los LED están en todas partes. No solo en las bombillas domésticas, sino también en los faros de los coches, en las pantallas de las televisiones, los semáforos, linternas, luces de emergencia, quirófanos, invernaderos, espectáculos… Incluso en los móviles que usamos a diario. Son pequeños, resistentes, de bajo consumo y vienen en todos los colores imaginables.

Incluso, su versatilidad ha hecho que los LED también revolucionen el diseño de interiores o la arquitectura. Seguro que alguna vez has visto habitaciones decoradas con tiras LED que cambian de color o edificios que, durante la noche, brillan como si se tratase de obras de arte. ¿Sabías que además existen algunos modelos que permiten incluso ajustar la temperatura de la luz para imitar la luz natural y mejorar el descanso?

Y esto es solo el comienzo. La tecnología LED no para de evolucionar: cada año son más potentes, más eficientes y más inteligentes. Se integran en sistemas de domótica, se controlan con la voz o desde el móvil, y se adaptan a nuestras rutinas. Gracias a ellos, estamos más cerca de un futuro sostenible y eficiente.



via Noelia Freire https://ift.tt/MrWOhVE

jueves, 1 de mayo de 2025

Viajes. Jerusalén bajo amenaza: los incendios más feroces en una década cercan la Ciudad Santa

El cielo se ha tornado gris ceniza sobre las colinas de Judea. El olor a humo se adentra en cada rincón, mientras un fuego voraz arrasa los bosques del oeste de Jerusalén, avanzando con una furia impetuosa que parece decidida a devorar la historia misma.

La amenaza ya no es solo para los árboles o las carreteras; es una carrera contra el tiempo por salvar a la Ciudad Santa, que ve acercarse las llamas como una profecía ardiente.

Las autoridades israelíes han elevado la alerta al máximo este miércoles 30 de abril de 2025, tras declararse múltiples focos de incendio en zonas montañosas a las afueras de Jerusalén. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha calificado la situación como una "emergencia nacional", subrayando que los vientos del oeste podrían empujar las llamas hasta los barrios periféricos y, en el peor de los escenarios, hasta el corazón de la capital

El fuego ya ha forzado la evacuación de miles de personas y ha obligado al cierre de la autopista principal que conecta Jerusalén con Tel Aviv, un hecho sin precedentes en los últimos años.

Fuego en una de las ciudades más emblemáticas del mundo

Eyal Caspi, comandante de la brigada de bomberos, ha advertido en una rueda de prensa que el país probablemente está enfrentando el mayor incendio en Israel en una década. Las imágenes captadas por medios locales muestran vehículos atrapados entre el humo y la desesperación, mientras helicópteros de rescate sobrevuelan zonas boscosas calcinadas y una fina línea de fuego amenaza incluso un monasterio católico cercano. 

Según los servicios médicos de emergencia Magen David Adom (MDA), al menos 23 personas han sido atendidas por heridas leves, y 12 de ellas fueron trasladadas al hospital.

Las llamas avanzan sin tregua por la región de Shoresh, donde los equipos de emergencia han tenido que evacuar a decenas de ancianos de una residencia geriátrica. Durante la noche, cerca de 40 personas mayores fueron retiradas de la zona por precaución, mientras el viento azotaba con fuerza las montañas, frustrando cualquier intento de contener el fuego. 

Las escenas que llegan desde el terreno recuerdan a las catástrofes forestales que han azotado países mediterráneos en años recientes, pero con el agravante de que aquí, el fuego se aproxima a una de las ciudades más emblemáticas del mundo.

En un esfuerzo por frenar el avance de las llamas, Israel ha solicitado ayuda internacional. Ya están en camino aviones cisterna y unidades especializadas provenientes de Francia, España, Italia, Croacia, Macedonia del Norte y Ucrania. El ministro de Defensa, Israel Katz, ordenó el despliegue de unidades del ejército para colaborar con los servicios de emergencia, y señaló que la prioridad es proteger vidas humanas y evitar que el fuego penetre en áreas urbanas.

La policía ha evacuado al menos cinco localidades, todas situadas a unos 30 kilómetros al oeste de Jerusalén, en una zona ya devastada por incendios la semana pasada. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad vigilan de cerca la situación en rutas estratégicas como la carretera que conecta Latrun con Bet Shemesh, donde helicópteros y brigadas de tierra luchan contra un frente de fuego imparable.

Aunque las temperaturas extremas y el viento complican el trabajo de los bomberos, la solidaridad regional ha encendido otra llama: la de la cooperación. España, entre otros países, ha respondido con prontitud a la solicitud de auxilio, enviando recursos aéreos para apoyar la lucha contra los incendios. Este gesto refuerza los lazos diplomáticos y humanos en medio de una tragedia compartida por todos los que entienden el valor de preservar el legado de Jerusalén.



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miércoles, 30 de abril de 2025

Viajes. ¿Cuántas centrales nucleares hay en España?

Hay estructuras que, aunque silenciosas y a menudo invisibles al ojo cotidiano, son columna vertebral del suministro eléctrico. Tal es el caso de las centrales nucleares de España, cuyo papel en el mix energético ha vuelto al centro del debate tras el reciente y sorpresivo apagón que dejó al país temporalmente a oscuras. 

Aunque a menudo son relegadas en las conversaciones sobre sostenibilidad, estas instalaciones siguen siendo cruciales en la estabilidad del sistema.

Actualmente, España cuenta con cinco centrales nucleares en funcionamiento, albergando un total de siete reactores repartidos estratégicamente por el territorio. Las plantas activas se ubican en Almaraz (Cáceres), Ascó (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Trillo (Guadalajara) y Vandellós II (también en Tarragona). Entre ellas, Almaraz y Ascó operan con dos reactores cada una, mientras que el resto cuenta con uno. 

Todos son reactores de agua a presión, con una potencia eléctrica conjunta que supera los 7.398 megavatios (MW).

Más allá de estas instalaciones en activo, existen otras que ya están fuera de servicio y actualmente en proceso de desmantelamiento, como Vandellós I, José Cabrera (Zorita) y Santa María de Garoña. Estos antiguos baluartes de la energía nuclear forman parte de una generación anterior de infraestructuras que jugaron su papel en el desarrollo eléctrico del país, pero que hoy son testimonio del cambio de era energética.

Durante el año 2024, la energía nuclear ha vuelto a demostrar su relevancia: aproximadamente el 20% de la electricidad generada en el país provino de sus reactores. Esto la convierte en la segunda fuente de generación, tan solo por detrás de la energía eólica, según datos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y otros organismos especializados.

Una red frágil

El gran apagón que sacudió a España y parte de Europa recientemente destapó la fragilidad de una red eléctrica cada vez más dependiente de fuentes renovables. En apenas cinco segundos, una pérdida súbita de 15 gigavatios (GW) forzó la desconexión del sistema ibérico del resto del continente. Las primeras investigaciones apuntan a una pérdida inesperada de generación fotovoltaica en el suroeste del país como posible detonante.

Este evento ha reabierto interrogantes sobre la solidez del modelo energético basado casi exclusivamente en fuentes renovables. La intermitencia de la solar y la eólica —vulnerables al clima y difíciles de gestionar en tiempo real— genera desafíos técnicos considerables. 

A esto se suma que, en el momento crítico del apagón, cinco de los siete reactores nucleares se encontraban inactivos por motivos empresariales, lo que desató una lluvia de críticas sobre la planificación y gestión de estas infraestructuras críticas.

Uno de estos críticos ha sido Operador Nuclear, quien ha denunciado por X que las centrales nucleares aportan inercia al sistema eléctrico y ayudan a evitar apagones por oscilaciones de frecuencia, como ocurrió el lunes. Sin embargo, en ese momento la mitad de la potencia nuclear estaba desconectada, en gran parte por los bajos precios de la electricidad y una carga impositiva que ha aumentado un 71 % desde 2019, según PwC. Fue RedElectrica, dependiente del Gobierno, quien autorizó esas paradas, lo que redujo la disponibilidad de generadores síncronos capaces de estabilizar la red.

Frente a esta realidad, la energía nuclear vuelve a aparecer como un pilar indispensable. Su capacidad para suministrar grandes cantidades de electricidad de forma continua, sin depender de factores externos, la posiciona como un recurso esencial para asegurar la estabilidad en un sistema cada vez más tensionado por la transición energética.

No obstante, el camino por delante está trazado. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 contempla el cierre progresivo de las centrales nucleares entre 2027 y 2035. Esta hoja de ruta, concebida para acompañar el crecimiento de las energías limpias, ahora se encuentra bajo revisión informal, pues tras el apagón, muchas voces reclaman repensar esos plazos.

Mientras se perfilan los próximos años del sistema energético español, lo cierto es que las cinco centrales nucleares activas siguen siendo guardianas discretas de una parte esencial del suministro. Su presencia no solo aporta estabilidad técnica, sino que también sirve como puente necesario hacia un futuro renovable aún en construcción.



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martes, 29 de abril de 2025

Viajes. El kit de emergencia que la UE recomienda tener en todos los hogares

En el corazón de una Europa cada vez más sacudida por las turbulencias del clima, la sombra persistente de la guerra y la amenaza invisible de los ciberataques, la Comisión Europea ha alzado la voz con una advertencia clara: es momento de estar preparados

Bruselas presentó recientemente una ambiciosa estrategia de preparación civil con la que espera tejer una red de resiliencia a nivel continental. El objetivo no es otro que dotar a los ciudadanos de las herramientas necesarias para afrontar, desde sus propios hogares, las primeras 72 horas tras una emergencia de gran escala.

El plan propone una implicación directa y consciente de la población civil. No se trata solo de que los Estados miembros refuercen sus defensas ante un escenario hostil. 

Se trata, también, de apelar al compromiso cotidiano del ciudadano común, quien deberá mantener en su casa un pequeño arsenal de resistencia: agua potable, alimentos no perecederos, medicamentos esenciales, baterías eléctricas y otros recursos básicos que permitan sobrevivir durante tres días sin apoyo externo.

Programa ReArm

La Comisión considera que en un contexto de emergencia —ya sea un conflicto bélico, un desastre natural agravado por el cambio climático, una pandemia o un apagón digital masivo—, las 72 horas iniciales pueden marcar la diferencia entre el caos absoluto y una respuesta ordenada

Esta estrategia forma parte del programa “ReArm”, un plan integral impulsado por la presidenta Ursula von der Leyen que busca reforzar las capacidades defensivas del continente ante el avance de amenazas como la rusa.

Lejos de sembrar el pánico, el objetivo de Bruselas es fomentar una “cultura de preparación”, una conciencia cívica donde el autocuidado se entienda como el primer eslabón de la cadena de seguridad colectiva. Para ello, la nueva hoja de ruta contempla no solo el almacenamiento de suministros, sino también la implementación de 30 medidas clave, entre ellas formaciones especializadas y simulacros conjuntos, que serán coordinados a través de los gobiernos nacionales.

Además, la estrategia plantea campañas informativas para que cada hogar europeo sepa exactamente qué debe contener su kit de supervivencia. Entre los elementos imprescindibles se encuentran: bidones de agua potable suficientes para cada miembro del hogar, medicamentos básicos y de uso habitual, linternas y baterías eléctricas, así como víveres con una vida útil prolongada. La Comisión subraya que no basta con tener estos elementos, sino que es necesario mantenerlos actualizados y en buen estado, revisándolos de forma periódica.

Esta iniciativa llega en un momento en el que las instituciones europeas han comenzado a hablar con una franqueza inusual. “Europa debe prepararse para la guerra”, declaró von der Leyen semanas atrás, marcando un giro discursivo que refleja la creciente tensión geopolítica. Más allá de lo militar, la Comisión advierte que los ciudadanos deben asumir un papel activo en la protección civil, como sucede en países nórdicos donde estas prácticas ya son habituales.

A este cambio de paradigma se suma una serie de colaboraciones con entidades científicas y tecnológicas, que contribuirán a evaluar los riesgos más probables y diseñar respuestas rápidas y eficientes. La inclusión de ciberamenazas y crisis climáticas en la misma categoría de riesgo que los conflictos armados subraya la complejidad del nuevo tablero de amenazas. Las infraestructuras críticas —desde hospitales hasta redes de comunicación— podrían verse comprometidas, y por eso la preparación ciudadana no es un complemento, sino un eje central de esta nueva política de seguridad.

La Unión Europea no solo quiere blindar sus fronteras y sus sistemas, sino también fortalecer la fibra invisible que une a sus ciudadanos: la capacidad de cuidarse mutuamente comenzando por uno mismo. La estrategia que Bruselas pondrá sobre la mesa no es una advertencia apocalíptica, sino una llamada a la sensatez. Porque en tiempos inciertos, la prevención ya no es una opción: es la única brújula fiable que nos queda.



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miércoles, 23 de abril de 2025

Viajes. Bertha Benz, la pionera del automovilismo que cambió para siempre la forma de conducir

¿Te imaginas recorrer más de 100 kilómetros en coche, por caminos rurales, sin señalización, sin estaciones de servicio, sin un mapa y, desde luego, sin teléfono móvil? Quizás, si eres un amante del automovilismo, no te parezca del todo una pesadilla, sino una forma de disfrutar de la experiencia de la conducción en su estado más básico. No obstante, ahora imagina hacerlo en 1888, en un vehículo que nadie había visto antes, propulsado por un motor que aun generaba desconfianza…. Y siendo mujer, en una sociedad que apenas le permitía votar o estudiar.

Pues bien, Bertha Benz no solo fue capaz de imaginarlo, sino que lo llevó a la práctica. Sin embargo, mientras el nombre de su esposo, Karl Benz, quien destaca en los libros como el inventor del primer automóvil, quedó como una palabra inolvidable, el de Bertha fue perdiéndose con el paso de los años. No obstante, su visión fue la que impulsó la consolidación del automóvil como medio de transporte y su célebre viaje, lejos de ser una aventura romántica, representó un momento estratégico para demostrar que el vehículo funcionaba.

DETRÁS DEL VOLANTE

Bertha Ringer nació en 1849 en Pforzheim, en el Gran Ducado de Baden, en Suiza. Desde joven, Bertha demostró poseer una gran curiosidad hacia los temas científicos, algo que en su entorno se consideraba poco adecuado para una mujer. Las condiciones de la época le prohibieron formarse académicamente pero, cuando a los 23 años se casó con Karl Benz, un ingeniero apasionado por la idea de crear un vehículo autónomo, se le abrió la oportunidad de tomar las riendas de su vocación: en un momento en el que las mujeres no podían legalmente participar en empresas, Bertha financió a su esposo invirtiendo su dote en la compañía Benz & Cie., un gesto que mantuvo el proyecto vivo cuando los recursos escaseaban.

Sin embargo, su rol no se limitó a la parte financiera. Bertha estuvo presente durante los ensayos, observó y debatió sobre cada mejora técnica y, aunque no firmaba patentes, aportó sugerencias clave para mejorar el diseño y la funcionalidad del motorwagen. A pesar de no tener formación en ingeniería, al contrario que su marido, sí entendía el vehículo desde la la práctica: sabía identificar cuándo algo no funcionaba y, lo más importante, cómo hacerlo funcionar.

Pero, a medida que el vehículo iba tomando forma, también crecían las dudas internas en la compañía sobre el propósito del proyecto. ¿Para qué necesitaba el mundo una máquina para moverse, si ya existían caballos y carruajes? Karl, más reservado y cauteloso, no acababa de atreverse a presentar su invento al público, temeroso de las críticas y las malas reacciones. Sin embargo, Bertha sabía que no bastaba con conducir el coche: había que demostrar su utilidad. Y decidió hacerlo ella misma.

Bertha Benz a la edad de 18 años

EL VIAJE QUE CAMBIÓ LA HISTORIA

Así, en la madrugada del 5 de agosto de 1888, Bertha Benz dejó una nota en la casa familiar de Manheim, despertó a sus dos hijos adolescentes y los llevó con ella en el Patent-Motorwagen modelo III, el último prototipo fabricado por Karl. Su destino era Pforzheim, su ciudad natal, situada a 106 kilómetros de distancia. Ni pidió permiso, ni avisó: sabía que Karl temía el fracaso, pero ella confiaba en el potencial del invento.

El trayecto fue realmente épico. Viajaron por caminos sin pavimentar, cruzaron pueblos donde la gente los miraba como si se tratasen de fantasmas, y se enfrentaron a todo tipo de contratiempos. El combustible, que en aquel momento era la ligroína, un derivado del petróleo, era escaso, pero Bertha lo consiguió en una farmacia de Wiesloch, la cual pasó a la historia como la primera estación de servicio del mundo. Cuando un conducto se atascó, ella lo desobstruyó con una aguja de su sombrero. Cuando un cable se soltó, ella usó su liga para improvisar una conexión.

Pero el reto más difícil fue el sistema de frenos: en una bajada pronunciada, Bertha notó que las zapatas de madera se desgastaban rápidamente. Así, entró a un taller de un zapatero y pidió que forraran las zapatas con cuero para mejorar la fricción y la resistencia. Así de sencillo, simplemente solucionando un pequeño inconveniente, inventó el primer sistema de freno con revestimiento, antecesor directo de las actuales pastillas de freno.

Y sí, aunque el viaje duró varias horas, cumplió con su objetivo: demostró que el automóvil era viable. A su regreso, la prensa y los medios comenzaron a interesarse por el coche, los inversores empezaron a llamar a la puerta de Benz & Cie., y el automóvil dejó de ser considerado una rareza para convertirse en toda una posibilidad.

Grabado que representa a Bertha, junto a sus hijos, en el Benz Patent-Motorwagen en medio de su ruta de 106 kilómetros.

INNOVADORA, PROMOTORA Y CONDUCTORA

De esta forma, Bertha Benz se convirtió, no solo en la primera mujer en conducir un automóvil a larga distancia, sino que también en la primera persona en comprender que la tecnología necesita validación social para sobrevivir. Su viaje, lejos de ser una simple excursión, representó un acto de marketing visionario, una prueba de un concepto en movimiento. Ella entendía que el futuro del coche dependía tanto de su funcionamiento técnico como de su aceptación cultural.

Lamentablemente, a pesar de sus múltiples contribuciones, el nombre de Bertha fue quedando abandonado con el paso del tiempo, hasta terminar completamente eclipsado por el de su marido. No firmó patentes, no escribió memorias, y rara vez buscó protagonismo. Sin embargo, hacia finales del siglo XX, varios historiadores y periodistas comenzaron a reconocer el papel clave que tuvo en el automovilismo. De hecho, hoy, su ruta de 1888 está señalizada como la Berthe Benz Memorial Route, un recorrido turístico e histórico que rinde homenaje a su ejecutora.

Además, su contribución también fue muy poderosa en el lado más simbólico. En un momento donde a las mujeres se les prohibía estudiar y ejercer oficios considerados “masculinos”, Bertha desafió el status quo y se convirtió en innovadora, promotora y conductora, no solo de su propio destino, sino de toda una industria naciente.



via Noelia Freire https://ift.tt/r3MFhfi

viernes, 11 de abril de 2025

Viajes. Tragedia en Nueva York: más preguntas que respuestas

La tarde del jueves 10 de abril, un helicóptero turístico se desplomó sobre las aguas del río Hudson, tiñendo de luto los cielos neoyorquinos. A bordo, viajaba una familia de Barcelona que había cruzado el Atlántico en busca de recuerdos: el padre, la madre, dos niños (11 y 4 años) y una niña de 5

La nave, un Bell 206L-4 LongRanger IV, se precipitó al agua tras un errático descenso que culminó en un violento impacto, invertida, como si el cielo hubiese decidido devolverla al suelo de la forma más cruel. Tres de los ocupantes fallecieron en el lugar, mientras que otros dos —niños— fueron trasladados a hospitales locales, donde poco después se confirmó su deceso.

Entre los fallecidos se encontraba Agustín Escobar, ejecutivo de Siemens, junto a su familia. La noticia fue confirmada por el alcalde de Nueva York, Eric Adams, quien expresó su consternación en una conferencia de prensa. 

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, calificó el suceso de "tragedia inimaginable", y se unió al duelo de los allegados. La comunidad internacional respondió con un mismo tono: incredulidad y pesar.

Cronología de la tragedia

Según datos de FlightRadar24, la aeronave había despegado desde el helipuerto de Manhattan a las 14:59 y realizó una ruta turística clásica: surcando el río Hudson, pasando por la Estatua de la Libertad, y alcanzando el puente George Washington. 

Fue entonces, al iniciar el viraje hacia el sur por la costa de Nueva Jersey, cuando se perdió el control. Todo el trayecto duró apenas dieciséis minutos, tiempo suficiente para transformar una jornada de maravilla en una escena de horror.

 

Vídeos compartidos en redes sociales muestran el momento en el que el helicóptero cae en el río Hudson. 

A las 15:17 horas se registraron las primeras llamadas de emergencia al 911 alertando del accidente en las inmediaciones del muelle Pier A, en Hoboken, Nueva Jersey. Equipos de rescate del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) y de los Bomberos (FDNY) acudieron de inmediato, sacando a seis personas del agua. 

Sin embargo, ya era demasiado tarde para la mayoría de ellas. La aeronave, operada por la compañía New York Helicopter Charter, quedó sumergida, envuelta en un silencio trágico bajo las aguas.

Aunque el helicóptero contaba con un certificado de aeronavegabilidad válido hasta 2029, las investigaciones apuntan ya a posibles fallos estructurales.

Causas del accidente

Las condiciones meteorológicas eran moderadas: visibilidad de 16 km, vientos con rachas de hasta 40 km/h y una leve lluvia sobre la ciudad. No obstante, algunos informes sugieren que piezas del helicóptero comenzaron a desprenderse antes de la caída, lo que ha llevado a las autoridades a investigar posibles fallos mecánicos previos. La Administración Federal de Aviación (FAA) y la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) ya han desplegado un equipo especializado para investigar lo ocurrido.

En 2023, la FAA emitió una directiva que instaba a revisar y reemplazar el eje de transmisión del rotor de cola en varios modelos Bell 206L, incluidos los L-4, debido a incidentes previos. En 2022, otra alerta obligaba a inspeccionar las palas del rotor principal por riesgo de de laminación, una falla que puede tener consecuencias catastróficas.

Además, la compañía responsable del helicóptero ya había estado involucrada en otros dos incidentes investigados por autoridades federales. En 2015, un aterrizaje de emergencia en Nueva Jersey reveló posibles corrosiones en partes clave del aparato. Y en 2013, otro vuelo acabó sobre el agua, tras oírse un “bang” seguido de la alarma de motor apagado.

Otras tragedias en el HUDSON

El cielo de Nueva York ha sido también escenario de múltiples tragedias aéreas que han dejado su eco en las aguas del Hudson. En 2009, un avión de US Airways, milagrosamente amerizado por el capitán Chesley "Sully" Sullenberger tras chocar con una bandada de aves, convirtió al río en pista de salvación y símbolo de esperanza.

Pero no todos los desenlaces fueron tan afortunados. En 2018, un helicóptero turístico se estrelló cerca de la isla Roosevelt, cobrando la vida de cinco personas; en 2013, otra aeronave cayó al agua con cuatro pasajeros a bordo, tras un fallo mecánico que activó una alarma de motor. Incluso en 2011, un helicóptero privado se precipitó en las cercanías del Pier 6, dejando un saldo fatal. 

Cada uno de estos episodios, aunque separados por años, comparten un mismo telón de fondo: la conjunción entre turismo aéreo, zonas densamente transitadas y fallos que el tiempo aún no ha logrado borrar del todo.



via Sergio Parra https://ift.tt/Vt4DZNB

jueves, 10 de abril de 2025

Viajes. El alzhéimer es más fácil de detectar que nunca gracias a un análisis de sangre

La enfermedad de Alzheimer podría ser detectada ahora con un simple análisis de sangre mucho más preciso que los anteriores, gracias a un avance que suena a ciencia del futuro, pero que ya es presente.

Investigadores del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC) y del Instituto de Investigación del Hospital del Mar, en colaboración con centros de Suecia e Italia, han diseñado una herramienta diagnóstica basada en el análisis del biomarcador phospho-tau217 en sangre

Este indicador, que aparece en fases muy tempranas del deterioro cognitivo, ha demostrado ser capaz de detectar con más del 90% de precisión la presencia del alzhéimer en pacientes con síntomas incipientes, según publica la revista Nature Medicine.

Concretamente, en la investigación participaron 1.767 personas con síntomas cognitivos de cinco cohortes en Suecia, España e Italia. La prueba mostró una precisión del 89 al 91 % en entornos de atención secundaria y del 85 % en atención primaria. Sin embargo, la precisión disminuyó al 83 % en participantes mayores de 80 años.

Este nuevo análisis, sencillo de realizar en laboratorios hospitalarios, representa una alternativa menos invasiva y más accesible que las pruebas actuales. 

Mucho más accesible

Hasta ahora, para detectar la enfermedad de forma temprana, era necesario recurrir a técnicas como la punción lumbar —para extraer líquido cefalorraquídeo y analizar proteínas tau anómalas— o al PET de amiloide, una prueba de imagen altamente especializada y costosa. Ambas opciones, aunque precisas, presentan limitaciones logísticas y éticas, especialmente si se plantean como cribados masivos en población sin síntomas.

La aparición de estos biomarcadores en sangre no solo abre la puerta a un diagnóstico temprano, sino también a una transformación en la forma en que abordamos la enfermedad. Detectar el alzhéimer en sus primeras etapas es esencial para preparar un tratamiento adecuado y ralentizar, aunque sea levemente, el imparable avance de la neurodegeneración

Una enfermedad devastadora

El alzhéimer es actualmente la enfermedad neurodegenerativa más común, y en España afecta a alrededor de 800.000 personas. Aunque los tratamientos actuales apenas logran frenar su evolución, cada nuevo avance en el diagnóstico y la intervención temprana se percibe como una victoria.

En este sentido, ya se vislumbra un cambio de paradigma: no solo tratar cuando los síntomas sean evidentes, sino anticiparse a ellos, incluso décadas antes de que la enfermedad se manifieste clínicamente.

Estudios previos en personas con predisposición genética al alzhéimer han revelado que los cambios en el cerebro comienzan mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas. Las alteraciones en proteínas como la tau o el beta-amiloide pueden acumularse silenciosamente durante años. Detectar estos indicios en sangre, sin necesidad de someter al paciente a procedimientos invasivos, puede marcar una diferencia sustancial en la calidad de vida futura de los afectados.

Lecanemab

La ciencia no camina sola. Avanza a menudo en tándem con la tecnología, el diagnóstico precoz y las decisiones políticas. En las últimas semanas, la Agencia Europea de Medicamentos ha aprobado la comercialización del lecanemab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra las placas de beta-amiloide, una de las proteínas implicadas en la enfermedad de Alzheimer. Aunque sus efectos clínicos son limitados —ralentiza de forma modesta el deterioro cognitivo en fases tempranas—, representa el primer paso tangible hacia un tratamiento farmacológico con base biológica para esta dolencia neurodegenerativa.

El ensayo clínico más reciente, de 2023, mostró que el fármaco redujo la progresión de los síntomas un 27 % en comparación con el placebo, tras 18 meses de tratamiento. No es una cura, pero sí una señal de que el abordaje etiológico, y no solo paliativo, es posible.

Más allá de su impacto directo, algunos expertos ven en el lecanemab una pieza que encaja dentro de un enfoque más ambicioso: la prevención. Si se combina su uso con pruebas diagnósticas basadas en sangre —como las que miden niveles de phospho-tau217, una variante de la proteína tau asociada con los primeros cambios en el cerebro— podríamos estar ante una revolución silenciosa. La posibilidad de detectar la enfermedad antes de que aparezcan los síntomas clínicos abre una nueva era: la de la medicina preclínica personalizada.

El horizonte del alzhéimer ya no está teñido únicamente de incertidumbre. Con cada avance, se perfila una ruta más clara hacia la esperanza. Puede que aún falte para que esta enfermedad sea totalmente prevenible o curable, pero con tecnologías como el análisis de phospho-tau217, estamos más cerca de ese escenario.



via Sergio Parra https://ift.tt/ic83z2D