lunes, 6 de octubre de 2025

Viajes. Un nuevo descubrimiento reaviva la hipótesis de que podría haber vida en una luna de Saturno

En las profundidades del sistema solar exterior, más allá del alcance de la calidez del sol, una pequeña luna de Saturno parece haberse convertido en uno de los mejores candidatos para encontrar vida fuera de la Tierra. 

Encélado, ese enigmático cuerpo helado de apenas 500 kilómetros de diámetro, siempre ha suscitado la curiosidad científica. A través de las heridas de su superficie (fracturas cerca del polo sur) expulsa géiseres de hielo y vapor que han sido estudiados durante décadas. 

Ahora, una nueva lectura de esos antiguos datos sugiere que no solo se trata de agua: compuestos orgánicos complejos afloran desde su océano oculto, como susurros químicos de una química potencialmente viva.

Este hallazgo, anunciado en Nature Astronomy, parte de una reevaluación de la información capturada en 2008 por la misión Cassini, una colaboración entre la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana (ASI).

Durante un sobrevuelo crucial (conocido como E5) la sonda atravesó un penacho recién eyectado con una velocidad sin precedentes, permitiendo que el instrumento Cosmic Dust Analyzer (CDA) obtuviera datos más detallados que nunca.

Por primera vez, los científicos pudieron distinguir moléculas que hasta entonces habían permanecido ocultas entre el ruido del agua congelada. A velocidades menores, las partículas de hielo se fragmentaban de manera que los grupos de moléculas de agua enmascaraban los compuestos más delicados. Pero al aumentar la velocidad de impacto, el CDA logró penetrar ese velo. Lo que encontró fue sorprendente: compuestos alifáticos, ésteres, alquenos, éteres, y lo más desconcertante, señales de compuestos que podrían contener nitrógeno y oxígeno, ingredientes clave en las rutas químicas prebióticas.

Los compuestos no son nuevos para los científicos: ya habían sido detectados en los granos de hielo del anillo E de Saturno, que se nutre de los materiales que Encelado expulsa. Sin embargo, aquellos materiales estaban alterados por la radiación solar y la intemperie del espacio. Esta vez, los datos provinieron directamente del corazón del océano interno de Encelado, minutos después de haber sido lanzados al espacio, lo que ofrece una instantánea más pura y representativa de la química interna de la luna.

Procesos hidrotermales

Los científicos sospechan que estos compuestos podrían originarse en procesos hidrotermales, similares a los respiraderos que en la Tierra albergan comunidades biológicas enteras en la oscuridad abisal. El hecho de encontrar moléculas que, en nuestro planeta, forman parte de las reacciones químicas que conducen a la vida, sugiere que las condiciones subterráneas de Encelado no solo son dinámicas, sino también químicamente prometedoras.

“Estos resultados son realmente intrigantes”, dice Kevin Hand, astrobiólogo del Jet Propulsion Laboratory de la NASA. “Plantean interrogantes sobre la verdadera naturaleza y origen de los compuestos orgánicos en el océano de Encelado.” 

Cautela

Pero los científicos son cautos. Nadie afirma aún que exista vida en Encelado. La detección de moléculas orgánicas no implica necesariamente la existencia de organismos, pero sí allana el camino para investigaciones futuras. 

Incluso si no se detectara vida, el descubrimiento tendría un impacto profundo: nos obliga a replantearnos qué más se necesita, además de las condiciones aparentemente adecuadas.



via Sergio Parra https://ift.tt/r9yaYvh

viernes, 3 de octubre de 2025

Viajes. Un submarino chino consigue un hito en la exploración del Ártico

En los últimos días de septiembre, el buque rompehielos Xuelong 2 regresó a Shanghai. Fue la decimoquinta exploración científica organizada por China en las aguas profundas del mar Ártico, pero por primera vez lo hicieron con una nave tripulada con el sumergible Jiaolong. Esta novedad representa todo un hito en las sofisticadas misiones que diferentes países vienen realizando.

La historia comenzó durante la Guerra Fría. El 3 de agosto de 1958, un submarino de Estados Unidos se sumergió en Alaska con dirección el Polo Norte y tras cruzar el Polo Norte, emergió en el mar de Groenlandia. La misión Nautilus daba inicio a la investigación topográfica.

La historia de la exploración del Ártico

Durante mucho tiempo, Estados Unidos fue el líder en indagar el territorio. Sin embargo, en los últimos años el escenario geopolítico se fue modificando. El mundo bipolar ya no era el mismo y la Unión Soviética había dejado de existir cuando en 2007, Rusia desplegó dos mini submarinos en el Ártico. Al terminar la misión izaron una bandera que en todo el mundo fue visto como un mensaje geopolítico.

Los recursos del Ártico y su ubicación en el planeta, de pronto, transformaron al Polo Norte en una zona estratégica. En 2015, otra potencia mundial, China, anunció que tendría una nueva frontera a la que prestaría especial interés. Diez años después, consigue lo que hasta ahora nadie se había atrevido: lanzar un submarino tripulado.

Las aguas del Ártico son extremadamente peligrosas por las condiciones climáticas. Además del frío, existe la posibilidad de que colisionar con bloques de hielo en medio de la expedición. Las comunicaciones con los buques de superficie o las bases de mando pueden verse afectadas en ese contexto gélido. Los sistemas satelitales y las maquinarias a temperaturas bajo cero también dificultan la operación.

La competencia por la investigación y el dominio de las aguas del Ártico se ha acelerado en los últimos años a causa del cambio climático. El Polo Norte es uno de los sitios más afectados por el calentamiento del mundo. El deshielo podría estar inaugurando nuevas rutas acuáticas o terrenos desconocidos. Para comprender la inmensidad que representa la zona, cabe recordar que hace apenas unos meses un rompehielos de Estados Unidos encontró una estructura submarina que parecería ser un volcán de 1.600 metros de profundidad.

En el último invierno se ha registrado el mínimo histórico de hielo en el Ártico, principalmente por las altas temperaturas del verano. A comienzos de este año, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos arrojó otro dato apocalíptico. Al ritmo acumulado de los últimos años, el hielo del Ártico podría no estar más entre 2027 y 2030.

¿Quién será capaz de habitar esta enigmática zona del planeta? Posiblemente los que mejor conozcan el terreno. Por eso, el interés científico por el Ártico también tiene su costado geopolítico. Y con este último hito parecería que China es el que marca el camino.



via Pedro Molina https://ift.tt/LCrvQy5

jueves, 2 de octubre de 2025

Viajes. Descubren la explicación científica a 'las llamas del más allá'

Desde tiempos inmemoriales, en las noches oscuras donde la ciencia se mezcla con la superstición, se han divisado pequeñas llamas que flotan sobre ciénagas y cementerios. Algunos aseguraban que eran huesos danzantes, otros, las almas errantes de niños perdidos. 

A estas luces erráticas y espectrales se las conoce como fuegos fatuos, y aunque la ciencia ha intentado explicar su origen, el misterio ha persistido... hasta ahora. Una nueva investigación reciente apunta a un mecanismo insospechado: diminutas explosiones eléctricas, generadas por burbujas microscópicas, podrían ser responsables de encender estos efímeros resplandores.

Durante años, la hipótesis más aceptada afirmaba que el metano, liberado por la descomposición de materia orgánica en pantanos, era el combustible de estos fuegos. Sin embargo, algo faltaba en esa ecuación: ¿cómo se encendía este gas sin una fuente evidente de ignición? 

Richard Zare, químico de la Universidad de Stanford, y su equipo creen haber hallado la respuesta en un fenómeno que recuerda a una tormenta eléctrica en miniatura.

El experimento

En su laboratorio, Zare diseñó un experimento singular: una boquilla sumergida que liberaba microburbujas de aire y metano en el agua. Con la ayuda de cámaras de alta velocidad, los investigadores observaron minúsculos destellos de luz que se producían cuando las burbujas colisionaban. El hallazgo crucial fue que incluso sin metano, las descargas aparecían, lo que sugiere que estas no se deben a una combustión espontánea, sino a una separación de cargas eléctricas en las superficies de las burbujas.

Este mecanismo, que genera campos eléctricos intensos en distancias minúsculas, puede provocar "microrrelámpagos", capaces de desencadenar reacciones químicas. Cuando se añadió metano a la mezcla, la intensidad de la luz aumentó y se detectó luz ultravioleta asociada a la formación de formaldehído, un subproducto clásico de la combustión del metano.

Para algunos científicos, como James Anderson, químico de la Universidad de Harvard, el descubrimiento marca "un paso fascinante" hacia la comprensión de cómo pueden iniciarse reacciones químicas en ambientes insospechados. Y no solo eso: estas reacciones inducidas por burbujas podrían haber sido fundamentales para los primeros pasos de la vida en la Tierra.

En una instalación experimental, las cámaras de alta velocidad capturaron flashes de microluz (en el centro inferior) que se producían entre aire microscópico y burbujas de metano en el agua.

¿El primer aliento de la vida?

Por ejemplo, ya se está usando esta técnica para llevar a cabo miles de reacciones químicas simultáneas, en busca de nuevas rutas de síntesis para compuestos complejos. Además, Zare han demostrado que estas microburbujas pueden unir aminoácidos para formar péptidos y combinar ácidos nucleicos para formar polinucleótidos, es decir, los bloques fundamentales de la vida.

Zare plantea una hipótesis aún más audaz: que estos microrrelámpagos burbujeantes podrían haber sustituido la necesidad de los grandes rayos atmosféricos, como los invocados en el famoso experimento de Miller-Urey. Dado que las burbujas estaban por doquier en la Tierra primitiva, podrían haber sido el catalizador silencioso de la química prebiótica.

Sin embargo, como las propias llamas titilantes que inspiraron estas investigaciones, la idea aún permanece flotando entre la ciencia y la posibilidad. Los fuegos fatuos, esos fantasmas brillantes del folclore, podrían no ser manifestaciones del más allá, sino testigos de procesos eléctricos minúsculos que aún hoy nos cuesta ver... pero que podrían haber sido el primer aliento de la vida.



via Sergio Parra https://ift.tt/6fIrV9z

lunes, 22 de septiembre de 2025

Viajes. Estos son los países que reconocen al Estado de Palestina

Por si todavía había dudas sobre qué término emplear para describir la situación en la Franja de Gaza, un nuevo informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Territorio Palestino Ocupado ha sido contundente*: Israel está cometiendo un genocidio, al cumplir con cuatro de los cinco criterios definidos para ser considerado como tal, a saber, "matar, causar graves daños corporales o mentales, infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción total o parcial de los palestinos e imponer medidas destinadas a impedir los nacimientos", señala el documento.

El scroll digital, en el que no pasa desapercibida la barbarie y la presión de una sociedad civil que, desde fuera y dentro del área afectada, denuncia la hambruna generalizada en la Franja de Gaza o el asesinato de periodistas palestinos, hace imposible que la comunidad global continúe mirando hacia otro lado: para la próxima Asamblea General de la ONU, que se celebrará entre el 23 y el 29 de septiembre en Nueva York, se prevé que Estados Unidos e Israel den un paso más hacia su aislamiento internacional.

Y es que, de los 193 países contabilizados por esta organización, alrededor de 147 ya han reconocido oficialmente al Estado de Palestina. Para más énfasis, de acuerdo con la hoja de ruta del evento, la cifra podría ascender a más de 150, entre los que se encontrarían algunos de los principales socios comerciales del gigante norteamericano y su protegido en Oriente Medio. 

dE 1988 A 2018: treinta años de reconocimiento

Fue el 15 de noviembre de 1988 cuando el líder político Yasser Arafat, de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), declaró la Independencia del Estado de Palestina, redactada por el poeta Mahmoud Darwish. Ese mismo día, Argelia, que fue el primero, y otros once países de la Liga Árabe y de la Organización para la Cooperación Islámica la reconocieron. Y a finales de dicho año, ya eran más de 70, incluyendo China, Cuba, India, Nicaragua, Turquía, la URSS y Checoslovaquia, entre otros.

De 1990 hasta el 2000, a la lista se sumaron más países africanos y asiáticos. Y más tarde, entre 2005 y 2012, un gran grueso de naciones americanas -desde Costa Rica hasta Brasil, Argentina o Paraguay- dio también el paso: el último de ellos fue Colombia, en 2018, y en la actualidad los únicos dos gobiernos del continente que no lo han hecho son Estados Unidos y Panamá. Entonces, este amplio reconocimiento llevó a que, por un lado, en 2011 la UNESCO reconociera a Palestina como miembro pleno y, por otro, en 2012 la Asamblea General de la ONU le otorgase el estatus de Estado Observador no miembro, con el voto favorable de 138 países.

Una nueva oleada europea y global

El reconocimiento del Estado de Palestina ha recibido una oleada de nuevos adheridos en los últimos años, especialmente después del comienzo del conflicto, en octubre de 2023. Mientras que a principios de 2024, tal y como te contamos en este artículomenos de una tercera parte de los países de la Unión Europea había tomado esta decisión, en mayo ya lo hicieron España, Irlanda y Noruega. Luego, en junio, Eslovenia y Armenia se unieron. 

Y esto nos lleva al punto de inicio: en pleno 2025, frente a la evidencia del genocidio, el número de países que reconoce al Estado de Palestina ha aumentado tanto en número como en relevancia internacional: el anuncio de la decisión (que se hará oficial en esta Asamblea General de la ONU) por parte de Francia, Reino Unido, Canadá, Australia (todos aliados de Estados Unidos y pertenecientes al G20), además de Portugal, constituye un hito en una lucha que se ha extendido por décadas, y una acción que la comunidad internacional considera clave para comenzar a establecer la paz en el territorio.

Esta es la lista de los países que han reconocido al Estado de Palestina

  • Algeria
  • Bahréin
  • Afganistán
  • Bangladés
  • Cuba
  • Jordania
  • Madagascar
  • Nicaragua
  • Pakistán
  • Catar
  • Arabia Saudita
  • Emiratos Árabes Unidos
  • Serbia
  • Zambia
  • Albania
  • Brunéi
  • Yibuti
  • Mauricio
  • Sudán
  • Chipre
  • Chequia (disputado)
  • Eslovaquia
  • Egipto
  • Gambia
  • India
  • Nigeria
  • Seychelles
  • Sri Lanka
  • Namibia
  • Rusia
  • Bielorrusia
  • Ucrania
  • Vietnam
  • China
  • Burkina Faso
  • Comoras
  • Guinea
  • Guinea-Bisáu
  • Camboya
  • Mali
  • Mongolia
  • Senegal
  • Hungría (disputado)
  • Cabo Verde
  • Corea del Norte
  • Níger
  • Rumanía
  • Tanzania
  • Bulgaria
  • Maldivas
  • Ghana
  • Togo
  • Zimbabue
  • Chad
  • Laos
  • Sierra Leona
  • Uganda
  • República del Congo
  • Angola
  • Mozambique
  • Santo Tomé y Príncipe
  • Gabón
  • Omán
  • Polonia
  • República Democrática del Congo
  • Botsuana
  • Nepal
  • Burundi
  • República Centroafricana
  • Bután
  • Ruanda
  • Etiopía
  • Irán
  • Benín
  • Kenia
  • Guinea Ecuatorial
  • Vanuatu
  • Filipinas
  • Esuatini (Swazilandia)
  • Kazajistán
  • Azerbaiyán
  • Turkmenistán
  • Georgia
  • Bosnia y Herzegovina
  • Tayikistán
  • Uzbekistán
  • Papúa Nueva Guinea (disputado)
  • Sudáfrica
  • Kirguistán
  • Malaui
  • Timor-Leste
  • Paraguay
  • Montenegro
  • Costa Rica
  • Líbano
  • Costa de Marfil
  • Venezuela
  • República Dominicana
  • Brasil
  • Argentina
  • Bolivia
  • Ecuador
  • Chile
  • Guyana
  • Perú
  • Surinam
  • Uruguay
  • Lesoto
  • Sudán del Sur
  • Siria
  • Liberia
  • El Salvador
  • Honduras
  • San Vicente y las Granadinas
  • Belice
  • Dominica
  • Antigua y Barbuda
  • Granada
  • Islandia
  • Tailandia
  • Guatemala
  • Haití
  • Suecia
  • Santa Lucía
  • Colombia
  • San Cristóbal y Nieves
  • Barbados
  • Jamaica
  • Trinidad y Tobago
  • Las Bahamas
  • Irlanda
  • Noruega
  • España
  • Eslovenia
  • Armenia
  • México
  • Canadá
  • Australia
  • Reino Unido
  • Portugal

*La conclusión de la Comisión de Investigación de la ONU no equivale a una sentencia judicial: sus informes son de carácter político y recomendatorio. Solo tribunales internacionales como la Corte Penal Internacional o la Corte Internacional de Justicia pueden dictar una condena jurídicamente vinculante por genocidio.



via Constanza V. Paura https://ift.tt/Pefz6ad

viernes, 19 de septiembre de 2025

Viajes. Las bacterias del intestino pueden 'hablar' directamente con las neuronas

En la actualidad, el denominado eje cerebro-intestino es uno de los campos más fértiles de la biomedicina. Se trata de una comunicación bidireccional entre el cerebro y las bacterias que tenemos en nuestro intestino a través de sustancias como vitaminas y hormonas que se mueven siguiendo la circulación de la sangre. Estos mensajes constantes no son una cuestión baladí, puesto que el intestino es el segundo órgano que contiene más neuronas y, además, es un importantísimo centro de regulación del sistema inmunitario, que nos protege de patógenos.

“Sabíamos que la microbiota puede influir en el cerebro, pero siempre a través de rutas indirectas, como el sistema inmune o la circulación sanguínea”. Celia Herrera-Rincón, investigadora Ramón y Cajal en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Pero en su laboratorio han demostrado que una bacteria viva puede modificar directamente la actividad de una neurona con solo tocarla.

Es decir, que las neuronas no sólo notan la presencia de las bacterias, sino que también actúan en consecuencia y reaccionan emitiendo señales al propio interior de la célula o a sus compañeras a través de señales eléctricas. «Es un cambio de paradigma en nuestra forma de entender la comunicación entre microorganismos y el sistema nervioso», añade.

Formando un “minicerebro” en el laboratorio

Para lograr llevar a cabo su experimento, tomaron neuronas de un cerebro de rata y las sembraron en una placa de cultivo. Para «engañar» a las células y que creyesen que seguían en el interior de un organismo, añadieron medios de cultivo celular muy específicos y las situaron en un incubador a la temperatura del cuerpo. De este modo, las neuronas comenzaron a crecer y a dividirse durante 14 días hasta cubrir toda la superficie de crecimiento, interconectándose unas con otras.

Una vez tenían listo el minicerebro, añadieron al cultivo una bacteria característica de la microbiota humana: Lactiplantibacillus plantarum, que se encuentra en muchos alimentos y se considera beneficiosa para la salud. Así, dejaron que las bacterias crecieran junto a las neuronas y tomaron muestras en varios tiempos y para observar lo que iba sucediendo.

Cultivo 2D de células neuronales corticales (de cerebro): neuronas (verde) y células de glía (rojo). Los núcleos de las células están tintados de azul.

Mediante técnicas de microscopía avanzada y genéticas pudieron detectar cómo las bacterias se adhieren a la superficie de las neuronas, pero no las invaden. Es decir, se quedan «a las puertas» pero sin llegar a entrar en su interior. Aún sin entrar en las neuronas, su mera presencia induce ciertos cambios tanto en la actividad eléctrica como en la expresión de los genes de las neuronas. Unos cambios que podrían estar relacionados con la plasticidad neuronal, la inflamación o incluso algunas enfermedades. Es decir, que de alguna forma, estas bacterias están enviando mensajes a las neuronas, comunicándose con ellas.

Como comenta Juan Lombardo Hernández, investigador predoctoral y primer autor del artículo: «Es fascinante pensar que neuronas y bacterias, a pesar de pertenecer a reinos biológicos distintos, podrían compartir un lenguaje bioeléctrico común basado en canales iónicos y potenciales de membrana».

Cómo nos afecta este descubrimiento

Hay aproximadamente 100 billones de bacterias viviendo en nuestro intestino, cada una con sus cualidades. Por ello, estudiar la microbiota es una empresa extraordinariamente compleja, debido a la enorme cantidad de variables e interacciones que hay que tener en cuenta. En la actualidad apenas estamos comenzando a arañar la superficie de las implicaciones que supone tener a estas bacterias en nuestro interior y hasta qué punto condicionan nuestra salud o nuestra forma de pensar.

Aún con estas dificultades, las personas dedicadas al mundo de la investigación son muy capaces de resolver puzles aparentemente irresolubles y por ello, están poco a poco comprendiendo la función de la microbiota y lo que ocurre cuando se perturba. Estas perturbaciones pueden ocurrir por el uso de antibióticos, la dieta, o infecciones, y estudiar los cambios que ocurren puede ayudar a diseñar estrategias en el futuro que ayuden a patologías no sólo intestinales, sino también trastornos mentales o del sistema inmunitario.

Haber descubierto este nuevo modo de comunicación abre un camino más para comprender el papel de las bacterias intestinales en el sistema nervioso central. Se trata una visión holística del cuerpo, en el que las partes funcionan como un todo interconectado. Con esta premisa, el estudio podría acabar derivando en futuras terapias neuroactivas basadas en bacterias vivas o inactivadas que mejoren nuestra salud.



via Daniel Pellicer Roig https://ift.tt/XxaRTuV

martes, 16 de septiembre de 2025

Viajes. Budas en la roca

En las orillas del río Yi, en la provincia china de Henan, se alzan las Grutas de Longmen, uno de los mayores tesoros del arte budista en el mundo. Entre los acantilados de piedra caliza se extienden más de cien mil estatuas talladas directamente en la roca, que van desde diminutas figuras de apenas unos centímetros hasta colosos de más de 17 metros. Su construcción comenzó en el siglo V, durante la dinastía Wei del Norte, y se prolongó durante siglos, reflejando el auge del budismo en China y la influencia cultural de la Ruta de la Seda.

Cada escultura representa a bodhisattvas que simbolizan la protección y la iluminación. Para los peregrinos y monjes que visitaban el lugar, estas imágenes no eran solo obras de arte, sino un puente hacia la trascendencia, un recordatorio de la compasión y la fuerza interior. Hoy, las grutas de Longmen siguen siendo un testimonio de cómo la fe puede esculpir la piedra y convertir un paisaje natural en un santuario eterno.



via Abel G.M. https://ift.tt/vy98nKU

martes, 9 de septiembre de 2025

Viajes. El oleaje del mar Mediterráneo está cambiando: ¿qué consecuencias tiene?

Es habitual que al hablar de cambio climático pensemos en las consecuencias que tiene respecto a la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, su impacto no se limita exclusivamente a ello.

Hace unos años, un informe de la OCDE había estimado que el deshielo en los mares árticos podía reducir el tiempo del tránsito marítimo un 40% entre Asia y Europa. Esta vez, un grupo de investigadores de la Universidad del País Vasco (EHU) ha realizado proyecciones sobre el mar Mediterráneo, el más afectado por el cambio climático.

Disminución del viento y el oleaje

El estudio, publicado recientemente en Science Direct, estima que la disminución de viento y oleaje en estas aguas serán del 2% por década hasta finales de siglo. Y aunque pueda no parecer significativo, tiene múltiples consecuencias.

Nuevo oleaje mar Mediterráneo

Para arrojar las conclusiones, analizaron las modificaciones de cuatro variables durante tres ventanas temporales: 1985-2014, 2031-2060 y 2071-2100. Con los datos preexistentes de referencia, estimaron su variación en el futuro según la altura de las olas, el período medio de ola, el flujo de energía y la velocidad de los vientos en superficie.

Hasta el año 2010, los datos del oleaje del mar Mediterráneo se mantienen constantes sin comportamientos anómalos. Sin embargo, es a partir de esa década cuando el cambio climático comienza a provocar sus consecuencias y provoca que, si permanece el escenario actual de emisión de gases de efecto invernadero, su reducción sea aún mayor hacia finales de siglo.

Una de las particularidades del estudio es que la proyección muestra resultados muy diferentes respecto a los otros mares:

“Uno de los principales patrones globales que emergen en las proyecciones de vientos y olas hasta 2100 es una intensa asimetría entre los hemisferios Norte y Sur, concentrándose en este último los mayores incrementos”.

Las consecuencias de la disminución del oleaje

La metodología del estudio es inédita para el mar Mediterráneo. Las exhaustivas simulaciones de oleaje se realizaron con ocho modelos climáticos globales del programa Working Group of Coupled Modeling (WGCM). A través de este proyecto se plantearon proyecciones desde el escenario climático más optimista (SSP1-2.6) hasta el más pesimista (SSP5-8.5).

La disminución del oleaje tiene múltiples consecuencias. Por un lado, la biodiversidad marina verá modificado su ecosistema. Si bien el estudio no se detiene en este aspecto, es posible que afecte al movimiento de nutrientes en las aguas. Por otro lado, también significará un cambio en las costas. Además, industrias específicas como el sector eólico y los parques marinos podrían ver afectada su producción ante la disminución de los vientos.

Lo que sí destacan los investigadores de la Universidad de País Vasco es que la reducción “harán la navegación más sencilla y, en este contexto, las rutas marítimas preferentes, tanto para actividades legales como ilegales podrían cambiar”.

Que el futuro del mar Mediterráneo sea seguro es un reto de máxima relevancia, sobre todo, por otra característica que han destacado en el estudio: hacia 2100, como los vientos del hemisferio sur se incrementarán, las vías alternativas serán aún más peligrosas.

A lo largo de la historia y hasta la actualidad, el control del tráfico marítimo ha sido uno de los elementos clave en la geopolítica del mundo. ¿Estamos ante una nueva etapa para el mar Mediterráneo?



via Pedro Molina https://ift.tt/oh0OLzd

sábado, 30 de agosto de 2025

Viajes. Cómo pudo la peste negra acabar con 75 millones de personas

Aunque pueda parecer una enfermedad de la época medieval, siguen dándose casos de peste bubónica en algunos países de Norteamérica y Asia. Esta enfermedad es consecuencia del contagio de Yersinia pestis, una bacteria identificada en 1894 por el bacteriólogo Alexander Yersin, del Instituto Pasteur.

Esta bacteria tiene como reservorio las pulgas, es decir, se aloja en las pulgas de forma provisional hasta que puede pasar a otros animales o humanos cuando el insecto hematófago chupa la sangre de su víctima para alimentarse. Por este y otros motivos es aconsejable el uso de collares antipulgas en los animales domésticos, así como reforzar la protección mediante insecticidas cuando se les va a llevar a un lugar en el que puedan estar expuestos a pulgas.

Cuando la pulga transmite Y. pestis, la bacteria coloniza los neutrófilos del hospedador, es decir, entra en el sistema de defensa que trata de acabar con ella y, así, acaba en el sistema linfático del enfermo. Debido a la inflamación, aparecen grandes bultos negros por el cuerpo del paciente, lo que, junto a la fiebre elevada, crea el cuadro conocido como peste bubónica.

Ahora bien, la bacteria también puede colonizar otros tejidos, como los pulmones, dando lugar a la peste neumónica secundaria. En este punto, si no se trata, la bacteria puede acabar con la vida de la persona en 3 a 5 días por una septicemia. Además, en los casos de peste neumónica, el animal o la persona enferma puede infectar a otra a través de las gotículas expectoradas mediante la respiración y provocar más casos de peste neumónica, por lo que se trata de una enfermedad muy peligrosa.

En la actualidad la peste se puede curar con antibióticos, pero la rapidez del diagnóstico es clave para garantizar el éxito del tratamiento. Si no se trata, la enfermedad tiene una mortalidad asociada de un 60 %, mientras que, con los antibióticos, esta mortalidad se reduce a entorno al 10 %, lo que sigue siendo un número muy elevado.

La muerte negra

Un triste ejemplo de la mortalidad provocada por esta bacteria la encontramos en lo que se denominaría en latín como atra mors, la “plaga terrible” o la “Muerte negra”. Esta epidemia, que comenzó en el año 1347 se estima que acabó con la vida de entre 50 y 200 millones de personas en el viejo continente, casi un tercio de la población. Existen registros de epidemias de peste bubónica anteriores, como la Plaga de Justiniano (541 – 750) y posteriores, (hasta el siglo XIX) que también fueron extremadamente letales, pero debido a su crudeza, esta es la más conocida.

Inscripción funeraria de la peste justiniana

Respecto a su entrada en Europa, existen dos hipótesis principales. La enfermedad es endémica de Asia, por lo que es posible que la apertura de la Ruta de la Seda, además de importar riquezas, pulgas infectadas con la peste fuesen polizones de los animales de carga, domésticos, o ratas que acompañaban a las caravanas. La segunda, en cambio, habla de un cargamento de grano proveniente de Caffa, del Mar Negro, en el que ratas contaminadas con pulgas llegaron a Sicilia. De ahí, los roedores fueron expandiéndose por la isla, acabaron cruzando a la península itálica y encontraron las puertas abiertas en el resto de Europa.

La tormenta perfecta para el desastre

A partir de 1347 comenzaron los reportes de personas que desarrollaban bultos negros en axilas e ingles. Estos bultos, dolorosos al tacto, iban seguidos por llagas negras y fiebres muy intensas que debilitaban a la persona. La debilidad era tal que, a los 3 días, hasta el 75% de las personas con síntomas fallecían sin que nadie pudiese hacer nada.

La letalidad de la enfermedad fue tal porque llegó en un momento especialmente cruento para Europa. Durante el siglo XIV, una serie de cambios en el clima provocaron una pequeña edad del hielo en el continente, con inviernos especialmente crudos, que derivaron en fuertes hambrunas. Además, la mayoría de los recursos restantes se empleaban para alimentar los combates de la Guerra de los 100 años entre Inglaterra y Francia. Por otro lado, la presencia de ratas y otros animales que podían alojar pulgas era muy habitual en los pueblos y urbes de la época y, al no conocer el método de transmisión, tampoco podía cortarse.

De hecho, los estudiosos de la época asociaron la enfermedad con una pestilencia. Es decir, un contaminante del aire que entraba en el cuerpo y que acababa provocando los síntomas. Para combatir el aire, aconsejaban a la población que llevase sustancias dulces o amargas, como flores, vinagres o inciensos cerca de la nariz. 

Los médicos de la peste

La tormenta perfecta resultante permitió que, en sólo 5 años, la enfermedad acabara con entre 20 y 30 millones de personas. El resto de la población vivía sumida en el caos. Pueblos y ciudades cerraron accesos y, en el momento en el que a alguien se le detectaban los bultos, se le apartaba o desterraba y mucha de la población huía a otros asentamientos, lo que facilitaba la expansión de la enfermedad.

La Muerte estrangula a una víctima de la Peste Negra, de la colección de tratados del Clementinum de Praga (Thomas von Stitny, 1376).

En este desolador panorama apareció la figura del “médico de la peste” que, al contrario de la creencia popular, no llevaban máscaras con largos picos en el siglo XIV. Concretamente, la primera vez que aparecen mencionados es en el siglo XVII, en el año 1619 por Charles de Lorme, que dice haber creado un traje para protegerse de la peste hecho con cuero de cabra. Por otro lado, los médicos de la peste no eran médicos al uso, sino que su función consistía mayoritariamente en ofrecer consuelo y registrar el número de fallecimientos en las poblaciones.

Afortunadamente, en la actualidad el conocimiento de los métodos de transmisión de patógenos es mucho mayor que en la antigüedad y la vigilancia epidemiológica permite cortar los brotes de raíz en cuanto se detecta un único caso. Aun así, sigue siendo aconsejable protegerse contra pulgas (y otros insectos como las garrapatas por otras enfermedades) en salidas al campo, especialmente en zonas donde la enfermedad es endémica.



via Daniel Pellicer Roig https://ift.tt/AO4xsDX

martes, 26 de agosto de 2025

Viajes. El viaje que buscó alcanzar el Polo Norte... y terminó en tragedia

En junio de 1871, un barco de madera de aspecto robusto y con nombre épico, el Polaris, zarpó del puerto de Nueva York. A bordo viajaban marineros curtidos, científicos, carpinteros, un médico y un capitán conocido por su testarudez y su valentía: Charles Francis Hall. ¿Su objetivo? Tan claro como ambicioso: ser los primeros en alcanzar el Polo Norte.

En aquella época, el Ártico era una vasta extensión desconocida, llena de peligros y promesas. Cada milla ganada era un paso hacia lo que se consideraba uno de los mayores logros geográficos posibles. Y Hall soñaba con plantar la bandera estadounidense en el punto más septentrional del planeta y, de paso, devolver a casa a los patrocinadores y a la prensa con una historia épica. Lo que nadie sabía era que este viaje, planeado para ser una gran hazaña, acabaría convertido en una de las historias más tensas y misteriosas de la exploración polar del siglo XIX.

El sueño polar de Hall

Charles Francis Hall no era un marino común. Nacido en Vermont en 1821, había trabajado como grabador y editor de periódico antes de que el magnetismo de las historias árticas lo atrapara por completo. Esa fascinación se encendió con las noticias de la desaparición de la expedición de John Franklin, que en 1845 había partido con dos barcos, el Erebus y el Terror, para encontrar el Paso del Noroeste… y nunca volvió.

El misterio de Franklin conmocionó al mundo y desató una oleada de expediciones de búsqueda. Hall, convencido de que podía ayudar a resolverlo, se lanzó al Ártico por su cuenta. Entre 1860 y 1869 realizó dos largas expediciones, viviendo durante años con comunidades inuit, aprendiendo sus métodos de supervivencia y recogiendo relatos orales que aportaron pistas sobre el destino de Franklin y su tripulación. Hall no encontró los barcos, pero su experiencia le dio fama como explorador y un conocimiento directo de las durísimas condiciones del Ártico.

Así, con el respaldo del gobierno de los Estados Unidos y de varios inversores privados, se construyó y equipó el Polaris. El barco fue reforzado para soportar el hielo y cargado con víveres, carbón y materiales científicos. A bordo viajaba una tripulación internacional: estadounidenses, alemanes, escandinavos e inuit, todos con un mismo objetivo: navegar lo más al norte posible por el estrecho de Smith, al oeste de Groenlandia, y desde allí avanzar en trineos hasta alcanzar el Polo. La realidad, sin embargo, sería mucho más complicada.

Charles Francis Hall, líder de la expedición Polaris.

Un viaje cada vez más frío… y más tenso

La expedición avanzó durante el verano, aprovechando las ventanas libres de hielo. El paisaje era un mosaico de glaciares, montañas nevadas y mares salpicados de témpanos. Hall tomaba notas constantes, registrando coordenadas y observaciones meteorológicas.

Pero conforme se adentraban en las aguas del norte, surgían problemas. El hielo marino comenzaba a cerrarse antes de lo esperado, obligando a maniobrar constantemente para evitar quedar atrapados. El frío se volvía más intenso y la oscuridad del invierno polar se acercaba. Las diferencias culturales y lingüísticas entre los tripulantes, sumadas al aislamiento, alimentaban tensiones a bordo.

En octubre, cuando parecía que habían encontrado un fondeadero seguro en Thank God Harbor (actualmente Hall Basin), ocurrió lo inesperado: Hall enfermó gravemente tras beber una taza de café. Sufrió vómitos, delirio y parálisis parcial. Antes de morir, dos semanas después, acusó a miembros de la tripulación de haberlo envenenado.

Ruta seguida por la expedición Polaris, 1871-1873.

Muerte, hielo y supervivencia

La muerte de Hall dejó a la expedición sin su líder. El mando pasó al ingeniero Emil Bessels, con quien Hall había tenido conflictos previos. La falta de liderazgo claro y las tensiones internas complicaron la misión. Se abandonó la idea de alcanzar el Polo Norte; ahora la prioridad era sobrevivir y volver a casa.

En octubre de 1872, mientras intentaban avanzar hacia el sur, el Polaris quedó atrapado por el hielo y comenzó a ser empujado hacia mar abierto. En medio del caos, diecinueve personas —entre ellas varios inuit, mujeres y niños— quedaron varadas sobre un témpano cuando el barco se separó del hielo. Ese grupo sobrevivió a la deriva durante 196 días y recorrió más de 2.400 km antes de ser rescatado por un barco de caza de focas.

El resto de la tripulación logró salvar el Polaris y navegar hasta la costa de Groenlandia, donde fueron recogidos por otro barco estadounidense. Ninguno había alcanzado el Polo, pero todos llevaban consigo una historia que parecía salida de una novela de aventuras… o de misterio.

Supervivientes de la expedición, fotografiados en San Juan de Terranova después de ser rescatados.

El legado de una expedición fallida

La expedición del Polaris no cumplió su objetivo principal, pero dejó archivos importantes. Los mapas y registros que elaboraron aportaron valiosa información sobre el estrecho de Smith, la costa de Groenlandia y las condiciones del hielo ártico. Además, la odisea del grupo que sobrevivió a la deriva en un témpano sigue siendo uno de los relatos más extremos de resistencia humana en el Ártico.

El misterio sobre la muerte de Hall nunca se resolvió del todo. En 1968, un equipo de investigadores exhumó su cuerpo en Groenlandia y encontró niveles elevados de arsénico, lo que reforzó la sospecha de envenenamiento. Sin embargo, nunca se identificó a un culpable ni se pudo descartar del todo la posibilidad de que se tratara de un tratamiento médico mal administrado.



via Noelia Freire https://ift.tt/EZ3RQYz

jueves, 21 de agosto de 2025

Viajes. Tres robots exploran cuevas "lunares" en Lanzarote

La ciencia lleva años intentando descifrar cómo se puede adaptar el ser humano a las condiciones de vida fuera del planeta Tierra. Más de 250 exploraciones se han realizado desde 1958. Gracias a esto existe valiosa información respecto a las condiciones atmosféricas y de las superficies.

Sin embargo, un nuevo enfoque desde la perspectiva geológica podría ser la solución para algún día permanecer más allá de nuestro suelo: indagar lo que está debajo de la superficie.

El misterio de los tubos de lava

En realidad, desde hace tiempo se cree que allí podría estar la clave, pero la ciencia aún no logra conocerlo al detalle. Puntualmente, se trata de los tubos de lava, unas arterias por donde circula la roca fundida que ha sido expulsada por la actividad volcánica. Estas condiciones podrían repetirse fuera del planeta Tierra.

En la Luna, por ejemplo, se sabe que hubo una intensa actividad volcánica hace más de 3.000 años. La muestra más evidente son los mares lunares, esas manchas oscuras que se pueden observar a la distancia y surgieron fruto del vulcanismo. Pero sabemos muy poco de sus tubos de lava.

No es que sea fácil estudiarlo. Los problemas para investigar eran dos: primero, cómo acceder a un territorio similar. Segundo, cómo minimizar los riesgos para los científicos de la misión. Ante lo primero, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha comprobado que había un sitio donde las condiciones se estimaban análogas a las de la Luna o Marte: los tubos de lava de Lanzarote.

El segundo problema es en lo que está trabajando actualmente un equipo de científicos de la Universidad de Málaga. El Laboratorio de Robótica Espacial, liderado por Carlos Pérez del Pulgar, acaba de publicar en Science Robotics, una detallada explicación de los robots que están desarrollando en conjunto con otros investigadores europeos.

“El blindaje natural que ofrecen estas cuevas frente a la radiación y a pequeños meteoritos las hace muy adecuadas para preservar firmas exobiológicas y proteger instalaciones humanas”, explica el estudio sobre la importancia de los tubos de lava.

Cómo ha sido la misión en Lanzarote

Para conocer las profundidades de los tubos se desplazaron hasta Lanzarote para realizar una misión con tres robots equipados con hardware y software específicos, desarrollados en centros alemanes y uno belga.

El volcán Etna en la costa de Sicilia tuvo actividad reciente.

El primer robot fue SherpaTT, el primer aparato en ingresar al tubo de lava. Después, LUVMI-X, más ligero y con escáneres 3D, para transportar una carga útil. Ambos realizaron navegación y cartografía de manera completamente autónoma. La tríada de robots la completó Coyote III, que contiene un radar de penetración en el suelo

Los resultados de la prueba en Lanzarote identificaron posibles rutas para descender en rapel, pero por problemas de humedad ante inesperadas lluvias tuvieron problemas para sondear la parte superior del tubo de lava.

El objetivo de la misión fue cumplido: los robots han sido capaces de construir un modelo tridimensional del terreno debajo de la superficie.

“Los resultados obtenidos demuestran la viabilidad del concepto de misión propuesto, que incluye tres vehículos exploradores planetarios de nueva generación coordinados para obtener información significativa sobre la morfología externa e interna de la cueva de lava”, sintetizaron en el artículo.

Más allá del importante avance, aún queda definir la adaptación de los robots a condiciones ambientales disímiles en la Luna o en Marte. Antes de esta misión, el equipo del Laboratorio de Robótica Espacial de la Universidad de Málaga había trabajado en dos fases con la Agencia Espacial Europa (ESA). Desarrollaron algoritmos para la planificación de los caminos en los tubos de lava y también el sistema de control para que el vehículo pudiera recoger las muestras.



via Pedro Molina https://ift.tt/vq40VOs

martes, 19 de agosto de 2025

Viajes. La IA ayuda a explicar una de las explosiones estelares más extrañas jamás vistas

La supernova SN 2023zkd, detectada a 730 millones de años luz de la Tierra, ha desconcertado a los astrofísicos por su naturaleza doble, su preparación inusualmente lenta... y la sospecha de que, en lugar de envejecer y colapsar por sí sola, pudo haber sido inducida por una colisión cósmica: una estrella masiva que intentó, sin éxito, devorar un agujero negro.

A diferencia de la narrativa tradicional que dicta que las supernovas son el desenlace natural de una estrella agotada, SN 2023zkd propone un giro más dramático. Gracias a una herramienta de inteligencia artificial denominada Light curve Anomaly Identification and Similarity Search, integrada a un bot de Slack, los científicos recibieron una alerta en tiempo real. 

Esta intervención tecnológica fue clave para que los telescopios terrestres pudieran captar el fenómeno antes de que desapareciera.

Light curve Anomaly Identification and Similarity Search

La herramienta (una suerte de vigía digital incansable) permitió filtrar entre miles de fluctuaciones lumínicas captadas cada noche por telescopios robóticos. Su utilidad reside no solo en su velocidad, sino en su capacidad para detectar rarezas en patrones de luz que, a simple vista, podrían pasar desapercibidas. 

En palabras de V. Ashley Villar, astrofísica de Harvard y coautora del estudio, la IA se ha convertido en una colaboradora cotidiana para clasificar explosiones estelares, inferir propiedades físicas con rapidez e identificar sistemas celestes insólitos como este.

Este evento en particular no solo tuvo una única explosión, como ocurre normalmente, sino que presentó dos destellos separados por ocho meses, una especie de bis cósmico imposible de ignorar. Más aún, los registros archivados revelaron que el sistema estelar había aumentado gradualmente su brillo antes del primer estallido, algo completamente fuera del guion tradicional de una supernova, que suele ser repentina.

Cómo mueren las estrellas

Todo esto nos obliga a replantear lo que creíamos saber sobre cómo mueren las estrellas. ¿Podría ser que algunas explosiones no sean muertes naturales, sino asesinatos celestes? La presencia de un agujero negro cercano, que pudo alterar la estructura de la estrella o incluso penetrar su núcleo antes de que esta reaccionara violentamente, es una hipótesis plausible. 

Este tipo de interacciones extremas serían aún más difíciles de detectar sin herramientas modernas como las IA generativas, que además de identificar patrones, son capaces de aprender y adaptarse a nuevos comportamientos astronómicos.

De hecho, los astrónomos llevan décadas utilizando métodos de IA más rudimentarios para filtrar datos, pero ahora, gracias a la evolución de la inteligencia artificial generativa, se ha dado un salto cualitativo. Villar afirma que su equipo la usa no solo como filtro, sino como asistente inteligente capaz de plantear hipótesis, comprobar resultados y hasta sugerir nuevas rutas de investigación, siempre bajo la supervisión crítica de los científicos.

Este descubrimiento ha sido recibido con entusiasmo y escepticismo a partes iguales, como suele ocurrir cuando el universo nos muestra algo que no encaja del todo. Y es que SN 2023zkd no solo rompe las reglas: las reescribe. Es un recordatorio de que aún sabemos muy poco sobre lo que ocurre más allá del velo de las estrellas.

La existencia de un evento de esta magnitud plantea la posibilidad de que haya muchas más explosiones “anómalas” esperando ser descubiertas, escondidas entre millones de puntos de luz en la inmensidad del cielo nocturno.



via Sergio Parra https://ift.tt/oMrcp97

Viajes. La ley invisible que decide cómo se mueve todo

¿Alguna vez te has preguntado por qué una pelota que lanzas siempre cae en el suelo siguiendo una trayectoria curva, o por qué la luz que atraviesa una ventana entra siempre por el camino más directo? Puede parecer que estos movimientos son simples o incluso casuales, pero en realidad, están guiados por una ley invisible que funciona en el mundo entero, desde lo más pequeño hasta lo más grande.

Por ejemplo, imagina que estás en la cocina y tienes que verter agua en un vaso que está un poco alejado. ¿Por dónde decides mover la jarra? Probablemente eliges el camino que te parezca más rápido y sencillo, sin dar muchas vueltas ni hacer movimientos innecesarios. Sorprendentemente, la naturaleza hace algo parecido con todos los objetos y las fuerzas que existen. Siempre busca el camino “más eficiente”, el que requiere menos esfuerzo o energía. Esta regla mágica se llama principio de mínima acción, y es el secreto que explica por qué todo en el universo se mueve de cierta manera, desde una pelota rodando hasta la luz que viaja por el espacio.

El secreto de los caminos más cortos

Pero para entender el principio de mínima acción, debemos empezar por algo que todos conocemos: caminar de un lugar a otro. Cuando vas a casa de un amigo, ¿cómo decides por dónde ir? Lo más probable es que elijas el camino que te lleva más rápido o con menos esfuerzo, ¿verdad? Pues bien, la naturaleza hace algo parecido. Cuando una pelota cae, o un rayo de luz viaja, ellos “eligen” el camino que requiere la menor “acción”, una especie de medida que combina tiempo, energía y distancia.

Un ejemplo clásico es la luz en un espejo. Cuando prendes una linterna y la luz rebota en un espejo, la luz no se dispersa al azar; sigue un camino muy especial: el camino que tarda menos tiempo en recorrer. Esto se llama el principio de Fermat, que es en realidad una manifestación del principio de mínima acción. Así, aunque parezca que la luz “sabe” qué camino tomar, en realidad está siguiendo esta regla invisible.

Este principio no solo explica cosas simples, sino también movimientos complejos como la órbita de los planetas. La Tierra, por ejemplo, no gira al azar alrededor del Sol; su trayectoria es la que “minimiza” la acción, lo que hace que su movimiento sea estable y predecible. Todo un GPS cósmico.

La luz no se dispersa al azar; sigue un camino muy especial: el camino que tarda menos tiempo en recorrer.

¿Qué es exactamente la “acción”?

Puede sonar un poco abstracto, pero la “acción” en física es una especie de “puntuación” que mide lo que cuesta para algo moverse de un punto a otro, teniendo en cuenta energía y tiempo. El principio de mínima acción dice que la naturaleza siempre busca el camino donde esta “puntuación” sea el más bajo posible.

Imagina que eres un ciclista y tienes que llegar a la cima de una colina. Puedes ir directo, pero será muy difícil; o tomar un camino más largo, pero más fácil. La “acción” sería algo así como la cantidad de energía que usas multiplicada por el tiempo que tardas. La naturaleza, en cambio, “elige” la ruta con la menor puntuación, no necesariamente el camino más corto, sino el que es más eficiente en términos de energía y tiempo.

Este concepto fue desarrollado formalmente por el físico Lagrange en el siglo XVIII y más tarde perfeccionado por Hamilton. Lo increíble es que esta idea se aplica en todos los rincones de la física, desde el movimiento de un simple péndulo hasta las ecuaciones que describen partículas subatómicas. La mínima acción es como el lenguaje secreto que habla el universo.

Cuando una pelota es lanzada, su trayectoria no es aleatoria. Va describiendo una parábola porque esta es la forma en que la acción total se minimiza

la simplicidad en la naturaleza

Una de las cosas más fascinantes del principio de mínima acción es cómo refleja una especie de “economía” en la naturaleza. El universo siempre busca la forma más simple y eficiente de hacer las cosas. En vez de gastar energía de más o complicar movimientos, todo sigue esta regla de oro.

Por ejemplo, cuando una pelota es lanzada, su trayectoria no es aleatoria. Va describiendo una parábola porque esta es la forma en que la acción total se minimiza, combinando la gravedad y la velocidad inicial. Es como si la pelota “supiera” el camino que le va a costar menos energía seguir.

Este mismo principio aparece en la óptica, en la mecánica clásica, y en la física cuántica. Incluso, en el mundo cuántico, donde las partículas parecen bailar al azar, la acción mínima también dicta las probabilidades de que algo suceda. Es como si el universo, a nivel microscópico, también prefiriera los caminos “más baratos” en energía.



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viernes, 15 de agosto de 2025

Viajes. El mar podría tragarse los moáis de Rapa Nui en menos de 60 años

Las costas de Rapa Nui, conocidas por sus colosales moáis, afrontan una amenaza existencial. No se trata solo de la erosión de rocas o el avance de la marea: lo que está en juego es la memoria esculpida en piedra. 

Un estudio reciente publicado en el Journal of Cultural Heritage por investigadores de la Universidad de Hawái en Mānoa ha revelado que, para el año 2080, el aumento del nivel del mar podría provocar que las olas alcancen de forma estacional el Ahu Tongariki, la majestuosa plataforma ceremonial que forma parte del Parque Nacional Rapa Nui, declarado patrimonio mundial por la UNESCO.

Pero el peligro no se limita a este enclave icónico. Según el equipo científico, hasta 51 activos culturales repartidos por la isla están en la mira de las futuras inundaciones costeras. Los moáis podrían quedar atrapados entre el oleaje y el olvido.

Para Noah Paoa, autor principal del estudio y doctorando en Ciencias de la Tierra en la Escuela de Oceanografía y Tecnología de la Tierra de UH Mānoa, el asunto trasciende el ámbito académico.

“Esta investigación revela una amenaza crítica para la cultura viva y el sustento de Rapa Nui”, ha afirmado. “Estos sitios son esenciales para reafirmar la identidad del pueblo y revitalizar sus tradiciones. Económicamente, sustentan el turismo, columna vertebral de la isla. No actuar frente a esta amenaza podría poner en riesgo incluso el estatus de Rapa Nui como patrimonio mundial”.

Costa recreada digitalmente

El equipo de investigación ha usado tecnología de punta para recrear digitalmente la costa de la isla. Gracias a modelos computacionales avanzados, simularon el comportamiento del oleaje en escenarios futuros de aumento del nivel del mar. 

Superpusieron luego estas proyecciones sobre mapas geoespaciales que indicaban la ubicación de los bienes culturales, proporcionados por colaboradores locales. Así lograron identificar, con precisión milimétrica, qué estructuras serían afectadas.

La precisión del trabajo fue tan certera como desoladora: el mar no tardará en reclamar lo que durante siglos se mantuvo en tierra firme. Ahu Tongariki, con sus quince moáis imponentes alineados como centinelas ancestrales, podría convertirse en una península estacional, cercada por el agua durante ciertos meses del año.

“Científicamente, los resultados no nos sorprendieron”, ha confesado Paoa. “Sabemos que el ascenso del mar es una amenaza directa para las costas del mundo. La verdadera incógnita no era si habría impacto, sino cuándo y con qué gravedad. Ahora sabemos que en menos de 60 años podríamos ver las olas besar los pies de los moáis”.

Más allá de Rapa Nui

Este fenómeno no es exclusivo de Rapa Nui. Tal como señalan los investigadores, las islas del Pacífico —incluyendo Hawái— afrontan desafíos similares. Chip Fletcher, coautor del estudio y decano de la escuela SOEST, ha enfatizado la urgencia de proteger no solo la infraestructura, sino también los sitios sagrados. “Debemos documentar lo que es significativo para las comunidades y planear cómo preservarlo. De eso depende que nuestras culturas sigan vivas”, declaró.

El modelo aplicado en Rapa Nui podría convertirse en una hoja de ruta para otras regiones insulares. Según Paoa, el siguiente paso es utilizar los datos disponibles para evaluar cómo afectará la subida del mar a los activos culturales de Hawái. Además, en colaboración con líderes locales de Rapa Nui, planean estudiar medidas de mitigación y adaptación que permitan salvaguardar su legado.




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miércoles, 13 de agosto de 2025

Viajes. El deshielo de un glaciar en Groenlandia podría transformar la biodiversidad marina

En la helada inmensidad del oeste de Groenlandia, una corriente ascendente está transformando lo que creíamos conocer sobre la vida marina del Ártico. El glaciar Jakobshavn (también llamado Sermeq Kujalleq), el más activo de la isla, no solo libera enormes masas de hielo al mar: también fertiliza sus aguas. 

Allí, en la bahía Disko (Qeqertarsuup Tunua), las aguas oscuras comienzan a ser verdes en pleno verano, una señal de que la vida microscópica se multiplica gracias a un proceso impulsado por el propio deshielo.

Este fenómeno, detallado en un estudio recientemente publicado en Nature Communications Earth & Environment, revela que el aumento estacional del caudal de agua dulce procedente del glaciar induce una intensa corriente ascendente que arrastra nutrientes desde las profundidades hasta la superficie iluminada. 

Este mecanismo alimenta una segunda floración de fitoplancton en agosto, que complementa la explosión primaveral tradicional del Ártico. Según el equipo de investigadores, esta productividad biológica adicional podría alterar la estructura de los ecosistemas marinos, desde el plancton hasta los grandes depredadores.

Implicaciones en el delicado equilibrio

Los científicos emplearon modelos numéricos de alta resolución y supercomputadoras para analizar datos obtenidos entre 1992 y 2021. Descubrieron que el deshielo estival de Sermeq Kujalleq, que supera los 1.200 metros cúbicos de agua por segundo, genera una turbulenta pluma subglacial.

 A medida que esta agua dulce (más liviana que el agua marina) asciende desde una profundidad de 850 metros, arrastra consigo aguas profundas cargadas de nitrato y hierro. El resultado es un flujo vertical estimado en más de 45.000 metros cúbicos por segundo, una magnitud casi cuarenta veces superior al caudal de deshielo inicial.

Este proceso resulta crucial, pues en verano los nutrientes de superficie suelen estar agotados tras la floración de primavera. La llegada de nuevos nutrientes desencadena entonces una segunda oleada de productividad fitoplanctónica. Los modelos, validados con datos satelitales y mediciones in situ, muestran incrementos del 15% al 40% en la producción primaria estival en años con deshielos intensos como 2012 y 2019.

Sin embargo, este incremento biológico no se traduce automáticamente en una mayor captura de carbono. El estudio estima que el aumento anual en la absorción de dióxido de carbono (CO₂) apenas llega al 3%. La razón: el agua que asciende es más cálida y menos salina, lo que reduce su capacidad para disolver CO₂. Así, aunque el fitoplancton retira más carbono de la atmósfera durante el verano, esta ventaja queda parcialmente neutralizada por la menor solubilidad del gas en el agua superficial.

Este delicado equilibrio tiene implicaciones para el papel del océano ártico como sumidero de carbono en un mundo en calentamiento. A medida que los glaciares de Groenlandia siguen derritiéndose, podrían intensificar la productividad biológica costera sin que ello implique una mayor captura neta de carbono atmosférico.

Impacto en la cadena alimentaria

Más allá de la química oceánica, el impacto sobre la cadena alimentaria marina podría ser profundo. El fitoplancton, invisible pero esencial, constituye la base de los ecosistemas oceánicos. 

Un aumento sostenido en su biomasa podría modificar la composición de especies, favorecer la proliferación de algas nocivas y alterar los ciclos alimentarios que sostienen tanto a peces como a mamíferos marinos. Especies como el fletán de Groenlandia, las focas anilladas, los narvales o incluso los osos polares podrían ver modificadas sus rutas migratorias, presas o hábitats esenciales.

Para estudiar un sistema tan remoto y de acceso limitado, los científicos recurrieron a herramientas punteras como el modelo ECCO-Darwin. Esta simulación integra décadas de observaciones sobre temperatura, salinidad y biomasa recogidas por satélites y sensores autónomos, y permite anticipar cómo podrían evolucionar los ecosistemas costeros bajo distintos escenarios climáticos. La NASA, con su infraestructura computacional de alto rendimiento, resultó clave para desentrañar la dinámica oculta bajo el hielo.

La importancia del hallazgo radica también en su alcance potencial. En Groenlandia existen más de 250 glaciares similares a Sermeq Kujalleq. Si mecanismos parecidos se activan en otras zonas, podríamos estar presenciando un cambio sistémico en las regiones costeras del Ártico. Las proyecciones apuntan a un deshielo acelerado en las próximas décadas, lo que podría amplificar estos procesos y plantear desafíos inéditos a la gestión de la pesca, la conservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.




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martes, 12 de agosto de 2025

Viajes. La cafeína podría ser muy beneficiosa para la salud y la longevidad

Todas las mañanas miles de personas siguen el mismo ritual: Despertar, levantarse de la cama e ir en un estado somnoliento desde la cama hasta la cocina. Una vez allí, bien sea en cápsulas, bien soluble o con cualquier método de filtrado, se preparan un café. En cuanto acaban de tomar el brebaje comienzan a ser personas funcionales una vez que la magia (o, mejor dicho, la química) de un compuesto que recibe el nombre de la misma planta comienza a hacer efecto: la cafeína.

La historia de esta bebida es intrincada, y encadena episodios en los que fue prohibida con otros en los que se incitaba su consumo. Aunque siempre desde un prisma cargado de intereses y desinformación. Pero durante el siglo XX y XXI, cientos de grupos de investigación han tratado de averiguar exactamente cómo nos afecta la cafeína y cuáles son los beneficios de su consumo, si existen.

Recientemente, un grupo de investigación de la Queen Mary University College ha tratado de ir un poco más allá y ver si existe un vínculo entre el consumo de cafeína y la longevidad. Para ello han empleado un tipo de levadura conocida en inglés como fission yeast o Schizosaccharomyces pombe, que comparte un porcentaje importante del genoma con el ser humano.

Una levadura rejuvenecida

En un artículo anterior, el equipo de investigación inglés demostró que la cafeína activa un regulador de crecimiento denominado TOR (Target of Rapamicine). TOR es lo que se conoce como un interruptor celular. Es decir, que cuando la célula tiene una cantidad adecuada de alimento y energía, enciende las rutas moleculares que permiten su crecimiento. Este interruptor es muy antiguo, de hecho, se estima que apareció en las células hace aproximadamente 500 millones de años, y por ello, se encuentra en seres tan dispares como levaduras y humanos.

En aquel estudio llegaron a la conclusión que la cafeína podía activar directamente TOR. Así, tras su activación, la célula comenzaba a reparar más eficientemente su ADN, y respondían mejor a situaciones de estrés que, de otro modo, podían dañarlas. Pero en este segundo estudio han descubierto que no es tan sencillo, ya que la cafeína realmente no tiene ningún efecto directo sobre TOR.

Células de S. Pombe en las que el transportador de glucosa Ght5 está marcado con proteína fluorescente verde (GFP).

Si la cafeína activa TOR es porque antes activa otra ruta molecular denominada AMPK que, de nuevo, comparten las levaduras y los humanos. «Cuando a tus células les falta energía, AMPK está ahí para ayudarles», explica el Dr. Charalampos (Babis) Rallis, catedrático de Genética, Genómica y Biología Celular Fundamental de la Queen Mary University College de Londres, y autor principal del estudio. «Y nuestros resultados muestran que la cafeína ayuda a activarla».

AMPK, una vieja conocida

Como indican los autores, AMPK es una vieja conocida en los estudios relacionados con el envejecimiento, ya que además de la distribución energética, AMPK está relacionada con la autofagia. A este proceso también se le conoce como «renovación celular» ya que es una fase en la que entran las células cuando su metabolismo falla, por lo que digieren los componentes que tienen en su interior y generan nuevos.

Estudios independientes han demostrado que la metformina también tiene un efecto sobre AMPK. Este medicamento, utilizado comúnmente para el tratamiento de la diabetes, ha mostrado que puede retrasar el envejecimiento en modelos animales de mosca, gusano y levadura. Aunque sus efectos no están demostrados en humanos, sí que se ha tratado de estudiar cómo su suplementación junto con rapamicina podría extender la esperanza de vida entre un 10 y un 15%.

Por ello, como indica el autor principal del estudio, el Dr. John-Patrick Alao: estos hallazgos podrían indicar cómo la cafeína también podría tener un beneficio en la salud y la longevidad. Además, abre la puerta a futuros estudios acerca del impacto de la dieta y el estilo de vida en cuánto y cómo envejecemos.

Ahora bien, es importante tener en cuenta que el estudio está realizado en levaduras que, aunque comparten gran parte de las rutas metabólicas con los humanos, siguen siendo muy distintas como para extrapolar los resultados directamente. Es decir, que si nos tomamos un café no sea pensando en nuestra longevidad, si no por darnos ese pequeño aporte de energía matutino, porque disfrutamos de nuestra rutina, por socializar o, simplemente, por saborearlo apaciblemente por la mañana o tras una comida.



via Daniel Pellicer Roig https://ift.tt/zycQsVl

lunes, 11 de agosto de 2025

Viajes. Así es el cable submarino que unirá Canarias y Marruecos

Pronto se tenderá un hilo invisible que unirá a Canarias con Tarfaya, en Marruecos. No será de seda ni de acero, sino de fibra óptica: un corredor lumínico capaz de transportar información a velocidades que rozan lo instantáneo

Se trata de un proyecto impulsado por Canalink, que ya ha asegurado 7,5 millones de euros procedentes de fondos europeos para iniciar las obras en 2025, con el respaldo institucional del Cabildo de Tenerife y el objetivo de atraer también la participación del Gobierno de Canarias y del Estado.

Más allá de los discursos oficiales, la iniciativa representa una pieza clave en la estrategia tecnológica del archipiélago: conectar con el norte de África para diversificar rutas de datos, mejorar la resiliencia de la red y abrir nuevas oportunidades de negocio digital.

Sin embargo, su trazado ha encendido algunas chispas políticas al atravesar aguas cercanas al Sáhara Occidental, un territorio cuya soberanía sigue siendo objeto de disputa internacional.

¿Cómo funciona?

En términos técnicos, un cable submarino como este es mucho más que un tubo sellado. Es una estructura compleja compuesta por fibras de vidrio ultrafinas recubiertas por capas de aislamiento, protección metálica y revestimientos diseñados para soportar presiones abisales, corrientes marinas y hasta la curiosidad de criaturas oceánicas. 

Cada fibra transporta pulsos de luz modulados (miles de millones de bits por segundo) que pueden sostener el tráfico combinado de voz, vídeo, datos financieros o aplicaciones científicas. Este nuevo enlace ampliará el mapa de conexiones internacionales de Canarias, que ya incluye sistemas como el ACE (Africa Coast to Europe), el WACS (West African Cable System) o el 2Africa, integrando a las islas en redes globales de telecomunicaciones.

El despliegue se enmarca en una visión más amplia que abarca proyectos de alto impacto como la constelación de satélites Alisios, el telepuerto de control espacial, la ampliación del supercomputador del ITER o la creación de nuevos espacios tecnológicos en Tenerife. Todos ellos buscan consolidar al archipiélago como un polo de excelencia en investigación y tecnología y generar empleo cualificado para las generaciones jóvenes.

Además de la conectividad internacional, el cable aportará una ventaja crítica: la redundancia. En telecomunicaciones, esto significa que si una conexión se ve interrumpida por un fallo técnico o un evento fortuito, la red puede desviar el tráfico por otra ruta sin afectar a los usuarios. Esta capacidad es esencial para un territorio insular como Canarias, donde gran parte de la economía depende de la estabilidad digital, desde el turismo hasta la investigación científica.

El proyecto también se inscribe en un momento de transformación global del tráfico de datos. El crecimiento de los servicios en la nube, el auge de las plataformas de streaming, la proliferación de dispositivos conectados y la expansión de la inteligencia artificial están multiplicando la demanda de ancho de banda internacional. Los cables submarinos, que transportan más del 95% del tráfico global de Internet, se han convertido en infraestructuras tan estratégicas como los oleoductos o los corredores ferroviarios.

Controversia

No obstante, el trazado del futuro cable no está exento de controversia. Diversas organizaciones y plataformas solidarias con el Sáhara Occidental han advertido que parte del recorrido se adentraría en aguas adyacentes a este territorio, cuya soberanía sigue siendo objeto de disputa y cuya situación permanece sin resolver según las resoluciones de Naciones Unidas. Este punto, sostienen, podría situar la infraestructura en un terreno diplomático delicado, especialmente en un contexto donde Marruecos ha reforzado en los últimos años su control administrativo y marítimo sobre la zona.

El despliegue, con previsión de funcionamiento en 2026, se ejecuta sin el consentimiento del pueblo saharaui, contraviniendo el mandato de la ONU que garantiza su derecho a decidir sobre su futuro político. La más reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, emitida el 4 de octubre de 2024, recuerda que cualquier acuerdo o proyecto que involucre el Sáhara Occidental y cuente con implicación europea exige la aprobación expresa de su representante legítimo, el Frente Polisario, para no vulnerar el principio de autodeterminación.

Si bien el proyecto se presenta como una infraestructura tecnológica, expertos como el catedrático Juan Soroeta advierten que su trazado y puntos de amarre implican, de facto, una consolidación del control marroquí sobre aguas que no le pertenecen legalmente. Este movimiento se inscribe en una estrategia más amplia de Rabat: integrar el Sáhara Occidental en sus redes nacionales para conferir apariencia de normalidad a una ocupación que carece de respaldo jurídico internacional.

El reto ahora está en coordinar la ejecución. Con la financiación europea asegurada, las autoridades insulares y regionales trabajan para integrar fondos estatales y asegurar que la obra se ejecute dentro de plazos y sin contratiempos técnicos. Paralelamente, el sector privado analiza oportunidades derivadas de esta nueva conexión: centros de datos, servicios financieros de baja latencia, redes de distribución de contenidos o incluso sistemas de observación y monitorización ambiental.

Desde una perspectiva histórica, Canarias siempre ha sido punto de encuentro y cruce de rutas. Hoy, ese papel se reinventa bajo el mar: las rutas ya no transportan especias o viajeros, sino haces de luz que condensan el pulso digital del planeta. 



via Sergio Parra https://ift.tt/q3uX14T

miércoles, 23 de julio de 2025

Viajes. El Mediterráneo estuvo a punto de secarse, pero una megainundación lo revivió

Las serenas aguas turquesas del mar Mediterráneo ocultan un secreto: bajo la cuenca acecha una capa de sal de hasta 3,2 kilómetros de grosor. Los minerales blancos como la leche son uno de los pocos vestigios de un antiguo mar Mediterráneo que desapareció hace millones de años. Algunos científicos creen que el mar entero se evaporó durante un tiempo, desecándose como el Sáhara al sur.

Tras décadas de estudio, los detalles respecto a la desecación del mar y los torrentes de agua que rellenaron la cuenca siguen siendo un misterio. El rellenado del Mediterráneo hace unos cinco millones de años podría haber sido la mayor inundación en la historia de nuestro planeta y que, según la hipótesis, puso fin a la denominada Crisis de Salinidad del Messiniense. Según una estimación, la cascada de agua que llenó la enorme cuenca fue unas 500 veces superior al caudal del río Amazonas.

«Fue algo sensacional», afirma Daniel García-Castellanos, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En un análisis publicado en Earth-Science Reviews en 2020, García-Castellanos y su equipo identificaron un cuerpo de sedimentos que podría haber sido depositado por la megainundación.

Sin esta reconexión con el océano Atlántico, no existiría el Mediterráneo tal y como lo conocemos. Los barcos no podrían haber cruzado esta vía acuática para abastecer las ricas culturas que han salpicado su litoral desde las primeras etapas de la civilización humana. En la actualidad, el mar Mediterráneo es una surtidor vital para la circulación global de agua. La evaporación infunde sus aguas con una dosis adicional de sal, que confluye con el Atlántico y contribuye a impulsar las cintas transportadoras oceánicas que circunnavegan el planeta, influyendo en las temperaturas y los patrones de tormentas, entre otros factores.

Conforme las temperaturas modernas siguen aumentando y los casquetes glaciares siguen menguando en los polos, averiguar qué procesos nos dieron el planeta que tenemos actualmente es «muy importante», explica Rachel Flecker, geóloga de la Universidad de Bristol.

La inundación del eón

Hoy en día, los 3 735 000 kilómetros cúbicos de agua del mar Mediterráneo se evaporan constantemente: cada año se convierten en vapor casi 120 centímetros de agua. Las lluvias y los ríos no son suficientes para saciar el sistema. La única fuente de agua que preserva la estabilidad de esta masa es un flujo constante del vecino océano Atlántico a través del estrecho de Gibraltar.

Hace millones de años, los movimientos tectónicos bajo la superficie podrían haber desplazado el paisaje hacia arriba, obstaculizando este vínculo vital entre el Mediterráneo y el Atlántico. Es probable que siguiera entrando agua en la cuenca, pero el cambio podría haber cortado la ruta de escape de las densas corrientes salinas que circulaban por el fondo de la cuenca. Hace unos seis millones de años, las sales empezaron a amontonarse. Esta acumulación habría sido suficiente para proporcionar a los 7700 millones de habitantes de la Tierra el equivalente a casi 50 grandes pirámides de Guiza llenas de esta sustancia.

Algunos investigadores sugieren que la región se desecó parcialmente antes de la inundación y dejó una cuenca enorme con una profundidad superior a 1600 metros por debajo del nivel del mar actual. Lo único habría quedado entre la cuenca vacía y el poderoso Atlántico es una estrecha franja de tierra en la ubicación actual del estrecho de Gibraltar (aunque la amplitud exacta de este antiguo puente terrestre aún es incierta).

Hace unos 5,3 millones de años, una inundación masiva (denominada megainundación del Zancliense) traspasó esta divisoria y reconectó el océano y el mar. Sin embargo, tanto el grado de desecación del Mediterráneo como la magnitud de la inundación son temas de debate. Ante las pocas pruebas disponibles, García-Castellanos y su equipo se preguntaron con qué rapidez podría haberse rellenado una cuenca mediterránea. Es probable que al principio esta brecha fuera solo un goteo sobre la presa natural que conecta las actuales Europa y África, según sus modelos de un estudio de 2009. Pero la erosión enseguida asumió el control. «El proceso enseguida se vuelve imparable», afirma García-Castellanos.

Conforme el agua aumentaba, salía por una vía cuya profundidad aumentaba y permitía el paso de más agua. En su punto álgido, el flujo podría haber sido de 100 millones de metros cúbicos por segundo y haber llenado el mar en dos años o menos. Un fenómeno de tal envergadura habría excavado una cantidad de sedimento equivalente a al menos 400 millones de piscinas olímpicas, creado un canal por el estrecho de Gibraltar y tallado un cañón que se prolonga hasta el fondo marino.

«Es como el agua que sale de una manguera antiincendios», explica William Ryan, geólogo marino de la Universidad de Columbia que participó en el trabajo preliminar de identificar los depósitos de sal mediterráneos.

Este fenómeno transformó toda la región, no solo por mover el agua, sino que también cortó fragmentos de roca, arena y cualquier cosa que se interpusiera en su camino. «Con este tipo de energía, no se mueven sedimentos como granitos que rebotan en el fondo. Se arroja de todo en un estado caótico y muy turbulento», afirma Victor Baker, geólogo de la Universidad de Arizona y experto en megainundaciones.

Las piezas de un rompecabezas prehistórico

Los geólogos del siglo XIX no pensaban que fueran posibles inundaciones de esta escala. Exigían pruebas de procesos modernos para probar que hubiera ocurrido un fenómeno antiguo. «El problema es que las inundaciones gigantes son poco comunes», afirma Baker. De forma similar al catastrófico impacto del asteroide de Chicxulub que cambió para siempre la vida en la Tierra, las megainundaciones no ocurren cada año ni cada millón de años.

Los científicos empezaron a analizar la historia del Mediterráneo en la década de 1950, cuando hallaron depósitos de sal en el litoral que apuntaban a un mar antiguo particularmente salobre. En la década de 1970, los investigadores a bordo del Glomar Challenger extrajeron testigos del fondo marino, lo que al fin les permitió observar los restos salinos de esta época tumultuosa de la historia del mar.

Hallaron rasgos incrustados en las capas superiores de sal que se parecían a la superficie agrietada de un lodazal cuando se queda a secar al sol, una pista de que las aguas no siempre habrían fluido en la superficie, según Ryan. Con todo, aún hay un debate acalorado respecto a la cantidad exacta de agua que desapareció del Mediterráneo y durante cuánto tiempo lo hizo.

Con el paso de los años, muchos investigadores se han zambullido de lleno en el análisis de estas aguas misteriosas y, conforme aumentan las pruebas, más desconcertante es la situación. Wout Krijgsman, geólogo de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, afirma que en la cuenca se han hallado fósiles de criaturas que apuntan a un Mediterráneo casi lleno de agua justo antes de reconectarse con el Atlántico. Quizá antes de que se produjera la megainundación la región no era un desierto, sino un mar reducido.

Una de las preguntas principales que García-Castellanos y otros expertos han tratado de responder es a dónde se fue todo el sedimento. Se estima que habrían esparcido por la cuenca mediterránea 1000 kilómetros cúbicos de sedimento, acumulados en embolsamientos donde el flujo de agua era reducido. Pero los sedimentos, asentados mucho antes de que las personas pisaran esta regi��n, están sepultados bajo el fondo marino.

Para conseguir pistas antiguas, los investigadores usan un método similar a una ecografía geológica: envían al fondo del Mediterráneo vibraciones sísmicas desde un barco y miden los ecos. Así, descubrieron un embolsamiento de roca y arena, posiblemente depositado por la inundación, justo al este de la frontera que divide las cuencas occidental y oriental. García-Castellanos y sus colegas analizaron datos sísmicos antiguos y creen haber encontrado otro cuerpo de sedimentos en forma de cuña que se extiende tras un volcán submarino. Flecker indica que aunque el descubrimiento de sedimentos resulta intrigante, no han extraído muestras, así que los científicos desconocen cuándo se formaron exactamente.

Con todo, es posible que las respuestas no tarden mucho en llegar. Flecker y otros expertos esperan perforar en varios lugares del Mediterráneo en busca de más pistas sobre estos momentos clave del pasado geológico de la región.

«Las perforaciones futuras podrían repercutir mucho a la hora de revelarnos qué pasó y cómo pasó», afirma Ryan.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.


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Viajes. ¿Qué es la terapia somática? Descubre su beneficios mentales y físicos

En los últimos años, el debate en torno a la salud mental ha cambiado radicalmente y cada vez más personas buscan ayuda y exploran diversas opciones terapéuticas. En este panorama en evolución, la terapia somática ha surgido como un enfoque prometedor para quienes se sienten estancados o insatisfechos con la terapia tradicional.

Jay Hughes, residente en Salt Lake City, se encontró en esa encrucijada tras ocho años de terapia. "Quería ver el presente y empezar a controlar mejor mi vida", dice.

Su búsqueda de un nuevo camino le condujo a la terapia somática, una práctica que tiende puentes entre la mente y el cuerpo para fomentar la curación. "Pude construir una hoja de ruta a través de mi cuerpo que me permite saber cómo seguir adelante", dice Hughes.

Pero, ¿qué es exactamente la terapia somática y cómo funciona? Esto es lo que hay que saber sobre este innovador enfoque de la salud mental y el creciente interés por utilizar el cuerpo como puerta de entrada al bienestar emocional.

¿Qué es la terapia somática?

A diferencia de la terapia conversacional tradicional, que se centra en las funciones cognitivas, la terapia somática hace hincapié en el papel del cuerpo a la hora de almacenar emociones y experiencias.

"¿Esa creencia negativa que tienes sobre ti mismo? Tiene una resonancia física en el cuerpo. Nos permitimos entrar en contacto con ella y crear un espacio para soltarla", dice Shay DuBois, psicoterapeuta licenciada y formada en modalidades centradas en el trauma.

Este método terapéutico se remonta a la psicología de principios del siglo XX, donde pioneros como Wilhelm Reich exploraron cómo la tensión física y los patrones musculares se relacionan con los estados psicológicos. El concepto de "armadura corporal" de Reich sugería que las emociones reprimidas podían manifestarse físicamente y que abordar estas manifestaciones físicas podía conducir a la curación emocional.

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"¿Esa idea de que sólo intentamos cambiar los patrones de pensamiento o comportamiento de alguien? Bueno, eso es útil, pero no cambia el lugar donde se almacenan", dice Scott Lyons, psicólogo holístico licenciado y creador de Embody Lab, una plataforma de formación en técnicas somáticas.

Compara el trauma no abordado con una roca que cayó del cielo y aterrizó en tu casa. "Podrías reformular tu idea de ello o evitar esa habitación, pero la roca sigue ahí", dice. "En realidad tenemos las herramientas para disolver y metabolizar esa roca".

Aunque no está tan ampliamente investigada como la terapia cognitivo-conductual, la terapia somática ha mostrado resultados prometedores, en particular para las personas que lidian con el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los síntomas de ansiedad.

En 2015, el libro de Bessel van der Kolk, The Body Keeps The Score (El cuerpo lleva la cuenta), concienció sobre cómo pensamos y nos curamos de los traumas. Las actitudes sociales hacia la salud mental han minimizado o desestimado históricamente el impacto del trauma, pero este libro proporcionó validación para muchas personas.

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La terapia somática ha ganado aún más atención recientemente, en parte gracias a las redes sociales, donde los creadores de contenido y los terapeutas están creando conciencia y proporcionando educación a millones de personas. A medida que la terapia se ha vuelto más popular que nunca, hubo un aumento del 58 por ciento en la demanda de tratamiento relacionado con el trauma de 2020 a 2021.

Trauma se refiere a cualquier experiencia profundamente angustiante que abruma la capacidad de un individuo para hacer frente y deja efectos psicológicos y físicos duraderos. Puede deberse a un acontecimiento único, a una serie de acontecimientos o a un estrés continuado.

Sin embargo, el trauma no sólo se asocia a experiencias graves como la violación o el incesto. Según las investigaciones sobre el apego, la forma en que te trataron de bebé (si recibiste demasiada o muy poca atención) también puede provocar un trauma no resuelto.

Este concepto se ha malinterpretado durante mucho tiempo porque sus efectos no siempre son evidentes de inmediato. Tradicionalmente, la atención se ha centrado en los síntomas psicológicos, pasando por alto a menudo las formas sutiles en que el trauma se almacena en el cuerpo. "Hay cosas que pueden ocurrir en una etapa temprana de la vida y que no tenemos presentes, pero que nuestro cuerpo recuerda", dice DuBois.

Qué esperar de una sesión de terapia somática

Los terapeutas somáticos utilizan varias técnicas, pero lo fundamental es la conciencia corporal, dice Lyons.

Las sesiones suelen comenzar con un registro. Dubois suele hacer a sus clientes preguntas como: "¿En qué parte del cuerpo sientes la ansiedad? ¿Tiene alguna textura? ¿Tiene algún color? ¿Tiene peso? ¿Puede describírmelo? A veces, en las sesiones apenas se habla, lo que permite a los clientes dedicar tiempo a sus sentimientos.

Lyons afirma que esta conciencia corporal es crucial y que, a veces, las personas están tan desconectadas de su yo físico que pueden tardar días, semanas o meses en conseguirla. 

Una vez que los clientes están preparados para progresar, los terapeutas utilizan otras técnicas, como la pendulación. Este método gestiona los sentimientos abrumadores pasando de un estado a otro. Por ejemplo, Lyons puede reconocer una fuerte respuesta física al recuerdo de un cliente. Le diría: "Vamos a hacer una pausa aquí. Y quiero que te centres en algo que te haga sentir bien o que te centres en mi voz". Entonces, iban y venían, cambiando el enfoque entre el recuerdo estresante y el momento calmante.

La seguridad es un principio rector de la terapia corporal. A diferencia de la terapia cognitivo-conductual, que utiliza la exposición al malestar para promover la desensibilización, la terapia somática deja que el cliente controle el ritmo y la intensidad. DuBois recuerda cómo le temblaba la mandíbula y le temblaban las manos durante las sesiones. "Sentía mucha fuerza, y no siempre de la mejor manera", dice. "Pero siempre tenía permiso para decir: 'No, ya he terminado'".

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La terapia somática ofrece un enfoque holístico de la curación que puede ser beneficioso para quienes no han tenido éxito con la terapia hablada y puede proporcionar herramientas para que las personas recuperen sus vidas de traumas pasados.

Aunque la investigación aún está en desarrollo, las experiencias anecdóticas como las de Hughes y Dubois son alentadoras. "Sentía que siempre estaba intentando encontrar un problema", dice Hughes, "ahora me estoy dando cuenta de que yo soy la solución".



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