El País Vasco es uno de los destinos más espectaculares para visitar en España durante las vacaciones. Sus ciudades, las playas y la riqueza natural son algunos de los múltiples atractivos que merece la pena visitar. Pero entre tantas propuestas hay algunas menos populares por los turistas que guardan historias con más de 50 millones de años.
Para muchas personas el valle de Labetxu es un sitio desconocido. Ubicado sobre la costa entre Pasaia y Hondarribia, su difícil acceso ha conservado a esta exótica formación como un secreto para pocos. Para el Instituto Geológico y Minero de España se trata de uno de los lugares de interés más notable del País Vasco.

El origen marino del valle
Sus orígenes se remontan a hace 50 millones de años, cuando estaba a más de mil metros de profundidad del mar. Los sedimentos marinos se han ido acumulando por la erosión y la sedimentación de la plataforma hasta que habría sido el choque de placas lo que muchos años después lo llevó a adoptar su forma actual por fuera del mar y como una extensión del continente.
Por eso, visitar Labetxu es como caminar bajo el agua. La paleta que varía entre el gris, el ocre, los tonos rojizos y amarillentos le han valido el mote de “el valle de los colores”. El motivo es que se trata de arenisca cuarzosa con cemento carbonatado.
La erosión de esta composición natural tiene dos consecuencias. Por un lado, los colores, derivados de la oxidación del óxido de hierro, presente en la arenisca. Al contar con minerales naturales como la sílice, el manganeso y el hierro, las reacciones químicas tienen tonos diferentes. Por el otro, sus formas que parecen esculpidas. Estas estructuras son propias de zonas costeras, debido a los intensos vientos y la meteorización salina.
Pero estas transformaciones no son exclusivas del pasado: “La meteorización está actuando hoy día provocada por los cambios de humedad, la disolución del cemento carbonatado, la acción de la sal marina o el desgaste del viento que siguen desarrollando estas formas de modelado tan singulares que crean un paisaje de cuento”, explican desde el Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial del País Vasco.
el Valle de los Colores
Esta obra natural está presente en toda la formación Jaizkibel, pero es en la costa donde presenta sus geoformas más llamativas. Para acceder al Valle de los Colores no hay infraestructura turística y se accede por rutas de senderismo con poco más de 500 metros de elevación. Los puntos de partida pueden ser desde el Monumento a la Unión de los Pueblos o desde el antiguo Parador de Jaizkibel. La única recomendación es considerar que la marea no esté demasiada alta porque algunas atracciones pueden estar bajo agua.
Algunas de las estructuras tienen su nombre. Una de las más famosas es la Catedral de Jaizkibel. Así es cómo se llama una plataforma de arenisca roja con una belleza sobrenatural. También está el laberinto Blanco con rocas famosas como la Concha o Las Gemelas.
Una obra de arte natural que parece de otro planeta. Pero no: está en el País Vasco.
via Pedro Molina https://ift.tt/a3dSc2j