Pocos destinos han sido capaces de cautivarme tan rápido como lo hizo Perú. El ingente legado que ha dejado el Imperio Inca, su mezcla fascinante de culturas, la amabilidad de sus gentes, cumbres y naturaleza desbordante o una gastronomía capaz de seducir a los paladares más exigentes, son argumentos más que suficientes como para que este país andino ocupe un lugar de privilegio en tu corazón. Amor a primera vista, sin duda, es una buena forma de definir lo que se siente mientras descubres el denominado Valle Sagrado de los Incas.
Esta sensacional ruta que va desde Cusco a Machu Picchu es una sucesión de ríos, quebradas y valles capaces de sobrecoger al viajero más experimentado. Carreteras que serpentean en un continuo sube y baja donde el color verde y las cimas esconden algunos de los lugares más increíbles de Perú y del antiguo Imperio Tahuantinsuyo. Muchos de ellos parecen cosa de magia, pues resulta complicado imaginar cómo los arquitectos e ingenieros de la sociedad incaica pudieron erigir semejantes maravillas a más de 2.000 metros de altitud. Acompáñame en un viaje deslumbrante por los lugares más encantadores del Valle Sagrado de los Incas.
Cómo llegar al Valle Sagrado de los Incas
La forma más rápida y sencilla de llegar hasta el Valle Sagrado de los Incas es en avión. Como no hay ninguna aerolínea que conecte España con el Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete de Cusco, primero tendrás que volar hasta Lima. Puedes tomar un vuelo desde Madrid hasta el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de la capital peruana con Air Europa, Iberia, LATAM y Plus Ultra Líneas Aéreas.
Una vez has aterrizado en el Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete de Cusco tienes varias opciones para llegar hasta el centro de la ciudad, emplazado a tan sólo 3 kilómetros. La más barata es pillar una combi o autobús, pero el taxi tampoco te costará una fortuna teniendo en cuenta la poca distancia que hay. De hecho, los horarios de los vuelos están bastante restringidos para evitar molestias a los cuzqueños.
SI QUIERES HACER ESTA RUTA DE MANERA ORGANIZADA existe la posibilidad de hacer un viaje a Perú con una agencia especializada. El touroperador América Tours, con más de veinte años de experiencia en destinos del continente americano, permite recorrer ampliamente el país de los Incas. Dispone de circuitos individualizados o en grupo de 9 a 17 días de duración con la posibilidad de hacer extensiones de 4 días a otros destinos de Perú.
Cusco, la joya de los Incas
Preciosas calles empedradas, tráfico loco, niños con sonrisa perpetua vestidos de vivos colores, señoras arrastrando alguna llama o alpaca… fascinante. Los primeros instantes en Cusco son difíciles de describir con palabras. Es un caos adorable que poco a poco se va tornando en una sensación agradable y muy acogedora. Al principio más vale tomárse la visita con calma y aclimatarte bien a la altura, así que un buen punto para tomarle el pulso a la ciudad es su preciosa Plaza de Armas. Se trata de un espacio amplio que contrasta de forma notable con las callejuelas y cuestecitas que hay repartidas por toda la ciudad. Es como el centro del universo desde el que se ven las montañas y los barrios de las periferias ubicados en colinas. Además de contemplar el monumento al inca, te encandilarán sus preciosas arcadas coloniales y templos como la Catedral del Cusco jalonada a la izquierda por la iglesia de Jesús María, y a la derecha por la iglesia del Triunfo.
Además de caminar por los alrededores de la Plaza de Armas o subir hasta los miradores del barrio de San Blas, es muy interesante la visita al Qorikancha. Este lugar albergaba el templo más rico del Imperio Inca pero fue destruido por los conquistadores y se convirtió en una iglesia colonial y un convento dominico. El Qorikancha de Cusco estaba cubierto de oro, pero los españoles lo saquearon todo y no dejaron ni una sola muestra de aquella opulencia. Además, era muy importante a nivel espiritual porque se encontraron las momias de los incas fallecidos, los más nobles representantes del Imperio Tahuantinsuyo. Actualmente sus paredes están repletas de obras de arte del Perú colonial. El patio interior y la arcada del convento de Santo Domingo es una verdadera maravilla.
Otro lugar que no te puedes perder son los restos arqueológicos de Saqsayhuamán. Se cree que el gran inca Pachacutec diseñó la ciudad de Cusco con forma de puma y que esta fortaleza ceremonial era su cabeza. Tras la entrada de Pizarro, Manco Inca logró reconquistarla, aunque poco después un ataque a la desesperada de la caballería española logró hacerse con el control del lugar que quedó plagado de cadáveres.
Saqsayhuamán está formado por tres zonas separadas por unas preciosas fortificaciones en forma de zigzag. Las piedras se trabajaban una a una y se encajaban a la perfección con las de al lado. Todavía están muy bien conservados los restos de las torres de una fortaleza construida con piedras descomunales. Además, este lugar te brinda unas espléndidas vistas panorámicas del Cusco, ya que las ruinas están ubicadas a unos 3700 metros de altitud. También es el epicentro del Inti Raymi, la fiesta del sol que se celebra cada solsticio de invierno en la explanada de las ruinas.
Pisac y su popular mercado de artesanías
Pisac es un pintoresco pueblecito situado a poco más de 30 kilómetros al noroeste del Cusco y al que se llega por una serpenteante carretera que desciende por el valle cuyas vistas merecen un viaje por sí mismas. La ubicación privilegiada de este pueblo, de paso entre el Cusco y Machu Picchu, lo ha convertido en una parada técnica para las decenas de autobuses cargados de turistas que recorren esta zona en sus viajes a Perú.
Al calor de los dólares de estos turistas ha florecido un mercado de artesanía bastante importante, pero que no deja de vender los mismos productos que te puedes encontrar en casi todo Perú. El mercado de Pisac se lleva casi toda la atención de los efímeros viajeros que pasan por allí. De este modo, ignoran, entre otras cosas, el fuerte inca que se divisa en una de las muchas montañas que rodean y embellecen el municipio. Además, es muy interesante desviarte unos metro para perderte por las callejuelas empedradas que rodean los puestos. Basta andar unos pasos y el bullicio desaparece. Las calles son estrechas y están plagadas de pequeñas tiendecitas, colmados o boticas que le dan un colorido muy peculiar al pueblo. Las casas son de adobe y sobre sus tejados se ve el verde de la vegetación que viste las montañas.
Los espectaculares restos arqueologicos de Ollantaytambo
Si en Perú no existiera Machu Picchu muy probablemente los restos arqueologicos de Ollantaytambo se llevarían casi todas las miradas. Su fama contrasta sobremanera con el pueblecito homónimo que alberga los vestigios incas. Se trata de un lugar muy pintoresco en el que apenas viven unas 700 personas. Para mí es uno de esos pueblos perdidos en los que el tiempo se mide de forma distinta. Callejuelas adoquinadas y estrechas que cobran vida cuando los autobuses se detienen en su mercado o en sus ruinas.
Como la mayoría de fortalezas y ruinas incas, su historia se tiñe con los colores de la sangre de los conquistadores y conquistados, aunque a diferencia de otros lugares del Nuevo Mundo, Ollantaytambo fue testigo de una de las derrotas más importantes de los españoles a cargo de Manco Inca. Si logras abstraerte de esos hechos, quedarás sobrecogido por las empinadas escaleras y las panorámicas que te ven regalando mientras asciendes sus laderas. Conforme vas subiendo metros las panorámicas van adquiriendo más quilates y es necesario pararse para gozar con las vistas y también a recuperar el aliento. Por un lado, está el valle y el pequeño pueblo, que desde las alturas (más de 3.000 metros) parece más pintoresco si cabe. Por otro, las ruinas y las terrazas que le dan un aire primitivo, desgarrador. Una parada imprescindible antes de tomar un tren y afrontar la visita a Machu Picchu como guinda al recorrido por el Valle Sagrado de los Incas.
Machu Picchu, el sueño de los Incas
La vanidad y la estupidez del viajero a veces nos hace creer que hay lugares que no nos emocionarán porque son demasiado conocidos, son muy turísticos o están masificados. Dudar de Machu Picchu, es una mayúscula memez, pues no hay lugar sobre la faz de la Tierra que se pueda comparar a aquella antigua ciudad inca. Sólo por aquella maravilla merece la pena viajar a Perú y disfrutar de su grandeza.
De nada serviría que ahora tratara de describir la desgarradora belleza del Huayna Picchu y el valle repleto de bancales de cultivo, lo imponente de las construcciones que se conservan o la energía que emanan las piedras colocadas a más de 2.000 metros de altitud. Las palabras no harían nunca justicia a lo que se vive en Machu Picchu. Se trata de un lugar de sensaciones, de emociones, de ensoñaciones… casi místico.
Después de disfrutar de esta incomparable ciudadela, una de las vivencias que puedes regalarte es la de subir al Huayna Picchu. Se trata de una subida corta pero bastante exigente, sobre todo si no haces deporte habitualmente o no estás acostumbrado a la altura de los Andes. La cumbre está ubicada a 2.720 metros de altitud, así que poca broma. Las vistas que te regala esta cumbre parecen sacadas del cine más épico. Los riscos y la vegetación me recordaron a la Pandora de Avatar, sobre todo al principio del camino donde parece que haya islas elevadas como las que ideó James Cameron. En la cima hay unos restos de muralla inca que puedes utilizar para reponerte del esfuerzo y también de improvisado mirador de la ciudadela.
¿Te han gustado mis recomendaciones para visitar en el Valle Sagrado de los Incas? ¿Nos recomiendas otros lugares para visitar en esta hermosa zona de Perú? Cuéntamelo en los comentarios.
Galería de fotos del Valle Sagrado de los Incas en Perú
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