El turismo industrial ofrece un modo distinto de acercarse a la historia y al patrimonio. Permite visitar antiguas fábricas, minas, molinos y otras instalaciones que han cesado su actividad original y que han sido puestas en valor turístico y cultural. Asimismo las visitas a empresas en activo (industria viva) posibilitan conocer la realidad del territorio y su motor económico; comprender su desarrollo urbanístico e interpretar el paisaje. En definitiva, saber de qué han vivido y viven los habitantes del destino visitado.
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