Zagreb, la escapada perfecta
¡Destino n° 1 de Best in Europe 2017!
Durante mucho tiempo, Zagreb ha permanecido olvidada, eclipsada por la reluciente costa dálmata, por sus famosas islas, o por joyas arqueológicas e históricas como Duvrobnik o Split. 2017 es el año perfecto para una escapada a Zagreb, la elegante capital croata.
Centroeuropea hasta la médula, amante del café y la tertulia, y original hasta en sus museos, Zagreb es la gran sorpresa croata. Aquí no se encontrarán grupos masivos de turistas pero eso sí, hay que visitarla antes de que se ponga de moda.
La capital de Croacia no es muy grande y sin embargo presume de museos, música, diseño, arquitectura, gastronomía y sobre todo, una animada vida al aire libre: incluso en invierno, los zagrebinos se las ingenian para tomar café en unas caldeadas terrazas y disfrutar viendo pasar la vida, como solo ellos saben hacer.
Zagreb se llama a sí misma “la pequeña Viena”, un calificativo algo exagerado pero que refleja su inconfundible aire astrohúngaro, con cafés, pasajes comerciales acristalados, tranvías, avenidas en forma de anillo enlazando varios parques, e incluso una gastronomía que recuerda a Viena, Budapest o Belgrado.
Estos son algunos motivos por los que merece la pena acercarse al destino n° 1 de Best in Europe 2017:
1. TRG JOSIPA JELACICA: EL CORAZÓN DE LA CIUDAD
Trg Josipa Jelacica, Zagreb, Croacia © Dreamer4787 / Shutterstock
Hay que comenzar por donde empieza todo el mundo: en la plaza de Trg Josipa Jelacica, punto de encuentro y lugar por donde se pasa una y otra vez. Desde alguna de sus terrazas o en los puestos de salchichas y cerveza se puede contemplar el trajín de los tranvías, de la gente saludándose y de los vendedores de periódicos y flores.
La plaza debe su nombre a Ban Jelacic, el ban (virrey o gobernador) del s. XIX que llevó a las tropas croatas a una desastrosa batalla contra el ejército húngaro en su intento de conseguir la secesión del imperio. La estatua ecuestre de Jelacic presidió la plaza entre 1866 y 1947, pero Tito ordenó su retirada por sus obvias connotaciones nacionalistas. El gobierno de Rudman la recuperó de un almacén en 1990 y la devolvió a su lugar.
2. LA ‘SPICA’: EL RITO DE LOS MUY CAFETEROS
Pocas ciudades disfrutan tanto de tomar un café al aire libre como Zagreb. Aquí el café es mucho más que un café: se toma a todas horas, en verano o invierno, y en cualquiera de las muchas terrazas que hay por toda la ciudad. Allí se pasan las horas, sin prisas, viendo a la gente pasar. Para empezar, se puede probar, por ejemplo, en alguna mesa de la peatonal y adoquinada calle Tkalciceva, donde se alinean una tras otra las terrazas, o entre Trg Petra Preradovica y Bogoviceva, el centro del centro, donde se suceden media docena de bares y cafés especialmente animados en verano.
Trg Petra Preradovica, Zagreb, Croacia © joyfull / Shutterstock
Sobre todo, no hay perderse la spica de la mañana del sábado (de las 11 a las 14 h), antes o después de ir al mercado de Dolac, un ritual de tomar café y ver gente que supone el cenit del programa social semanal de Zagreb, algo así como nuestro aperitivo de los domingos. Es el momento de lucir las últimas compras y ponerse al día de lo que pasa en la ciudad.
Entre los cafés más clásicos, el Palainovska (1846), al estilo vienés, presume de ser el café mas antiguo de Zagreb y sirve unos deliciosos cafés y pasteles bajo unos bonitos techos pintados con frescos. El Kino Europa (años 20), el cine más antiguo de Zagreb acoge ahora un espléndido café acristalado, un bar de vinos y una grapperia. Todos los días se proyectan películas y a veces organizan fiestas de baile.
3. UN PASEO POR LA CIUDAD ALTA
La parte alta de la ciudad es la zona más antigua de Zagreb y allí, entre escaleras pintorescas, callejones, jardines, plazuelas e incluso funiculares, están las iglesias y los edificios más emblemáticos.
Son calles señoriales y bastante solitarias que guardan la elegancia que debió de tener antes del régimen socialista yugoslavo. El centro es la plaza Markov, presidida por la iglesia de San Marcos, del s. XIII, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad con un portal gótico y un colorido tejado que representa los escudos medievales del país y la ciudad y que recuerda a la mismísima San Esteban de Viena. Aquí cada sábado y domingo al mediodía (de abril a octubre) tiene lugar la ceremonia del cambio de guardia.
Iglesia de San Marcos, Zagreb, Croacia © Phant / Shutterstock
En esta plaza están también el Sabor (Parlamento) de Croacia, de estilo neoclásico y, al otro lado, la residencia de los virreyes croatas (hoy palacio presidencial).
En la zona alta además de callejear se pueden visitar museos y galerías muy interesantes, como el de las Relaciones Rotas, el de Historia de Croacia o el de Arte Naif. Caminando se encuentran rincones muy especiales como la antigua entrada a la ciudad medieval de Gradec, convertida hoy en un conmovedor rincón de culto en semipenumbra, donde siempre hay alguien rezando en silencio o dejando velas y flores ante la pintura de una virgen que se considera milagrosa. Una vez visto lo básico hay que alzar la mirada hacia la fabulosa iglesia jesuita de Santa Catalina, subir a la torre de Lotrscak para empaparse de las vistas de la ciudad y sacar la mejor foto, para después bajar en el funicular o por unas arboladas escaleras hacia Illica, la gran calle comercial de Zagreb, en la zona baja de la ciudad.
4. EL MUSEO DEL DESAMOR
Museo de las Relaciones Rotas, Zagreb, Croacia © Hideaki Tsuda / 500px
Zagreb puede presumir de tener uno de los museos más originales y románticos del mundo: el Museo de las Relaciones Rotas, instalado en elegante palacio barroco Kulmer, que ha recibido premios al más innovador de Europa. Y ciertamente lo es porque consigue una exposición de lo más interesante con objetos que van desde una lata de incienso de amor de Indiana que “no funciona”, hasta una plancha noruega utilizada sobre un vestido de boda. Es un ejemplo de museo colaborativo, que reúne donaciones llegadas de todos los rincones del mundo, y las expone en una sucesión de salas en blanco inmaculado con techos abovedados, ilustradas con historias (traducidas a muchos idiomas) que terminan enganchado, como una buena obra literaria que te lleva de un capítulo a otro. Sin duda, es una experiencia diferente. El remate es un acogedor café con mesas a pie de calle.
5. LA BUENA MESA: DEL MERCADO DE DOLAC A LOS FOGONES
Mercado de Dolac, Zagreb, Croacia © Jelena990 / Shutterstock
Dolac, el colorista mercado de frutas y verduras de Zagreb, es una de las visitas imprescindibles, tanto o mas que la catedral o los museos. Está justo al norte de Trg Josipa Jelacica y es el bullicioso y cotidiano epicentro de los comerciantes venidos de todo el país. Dolac es un hervidero de actividad: a pie de calle hay tenderetes cubiertos que venden carne y productos lácteos y, un poco más hacia la plaza, un mercado de flores. En el extremo norte hay puestos de miel de la zona, artesanía y comida económica. Especialmente interesante es el espacio dedicado al mercado de pescado, con una variedad asombrosa para una ciudad de interior.
Aquí, en Dolac, es también donde arrancan algunos tours gourmet organizados que se han convertido en una buena experiencia para conocer las particularidades de los productos y de la cocina croata. Para empezar, se acompaña al chef al mercado y se compran los productos frescos que luego se prepararán en las cocinas de un restaurante y se degustarán más tarde acompañados de una magnífica selección de vinos croatas.
6. DE LA 'HAUTE CUISINE' AL 'STREET FOOD'
Stari Fijaker 900, Zagreb, Croacia © www.starifijaker.hr
Las calles principales del centro (Ilica, Teslina, Gajeva y Preradovíceva) están llenas de locales de comida rápida y bares baratos, pero también hay muy buenos restaurantes por toda la ciudad. Uno de los nuevos locales de moda es Lari & Penati, en la Ciudad Baja, un pequeño y estiloso bistró con innovadores platos de almuerzo y cena que cambian a diario en función del mercado. La comida está francamente bien y si hay buen tiempo las mesas de la calle son perfectas. Otras apuestas seguras son el Vinodol, con un patio cubierto muy agradable, o el moderno Mano, en un precioso edificio de ladrillo con un amplio comedor de paredes de piedra vista, columnas de acero y una cocina acristalada.
Y si lo que se quiere es conocer una típica cervecería croata, el más clásico es el Stari Fijaker 900, con bancos corridos donde se sirven salchichas caseras, estofados de judías, y los típicos strukli (buñuelos de queso fresco).
7. LA NOTA DULCE
Vincek, Zagreb, Croacia © www.vincek.hr
Como herederos de la tradición centroeuropea, los zagrebinos son golosos y amantes de los buenos pasteles que acompañan al café. Por eso es imprescindible visitar la pastelería más clásica de la ciudad: Vincek (en la comercial calle Illica). Esta antigua slasticarna (pastelería) sirve algunos de los pasteles más exquisitos de Zagreb y se pueden comprar para llevar o tomar en las mesas del fondo.
Otro clásico es Dinara, la mejor panadería de la ciudad, con una abrumadora variedad de delicias horneadas. Hay que probar el bucnica (pastel de hojaldre relleno de calabaza).
8. ENTRE JARDINES Y PALACETES: LA CIUDAD BAJA
Para encontrar lo que los zagrebinos llaman realmente “la pequeña Viena” hay que ir a la Ciudad Baja, un ensanche del s. XIX y ppios. del XX que se extiende desde la plaza de Trg Josipa Jelacica hasta la gran estación de tren. Y es que en realidad esta zona de la ciudad fue construida a imagen y semejanza de la capital austríaca, con grandes edificios que todavía hoy conservan su empaque imperial, y un gran anillo de jardines que unía los diferentes edificios más representativos. Aquí están también algunos de los hoteles más elegantes, como el inevitable Hotel Palace, y muchas galerías de arte.
Pabellón de Arte, Zagreb, Croacia © Nadezhda Kharitonova / Shutterstock
A pesar de su referencia vienesa, el “anillo” es mucho más modesto y se puede recorrer en un agradable paseo entre jardines que permite asomarse a algunos de los museos más interesantes de la ciudad, como el Museo Mimara o la galería Strossmayer de los Maestros Antiguos.
El Museo Mimara ocupa una antigua escuela de estilo neo-renacentista y en realidad es una heterogénea colección de arte privada en la que lo mismo se encuentran piezas de arqueología que una colección de muebles de diferentes siglos o una ambiciosa sección de pintura con obras de Rembrandt, Velázquez, Goya, Rafael, Caravaggio, Renoir o Degas.
La galería Strossmayer de los Maestros Antiguos ocupa otro cercano edificio también neo-renacentista del s. XIX y es una impresionante colección de bellas artes donada por un obispo a la ciudad en 1884. Aquí hay muchas obras de maestros italianos como Tintoretto, Veronés y Tiépolo, pintores holandeses y flamencos o españoles como El Greco.
La tercera visita interesante entre jardín y jardín es el Pabellón de Arte, un edificio estilo art nouveau que programa exposiciones temporales.
9. UNA ESTACIÓN PARA EL ORIENT EXPRESS
Hotel Esplanade, Zagreb, Croacia © Gordana Sermek/ Shutterstock
El Esplanade es un gran hotel, de esos que invitan a viajar con solo contemplarlo. Remonta a los tiempos del Orient Express, cuando los grandes viajeros pasaban por Zagreb camino de Estambul. El hotel se construyó en 1924, junto a la estación, expresamente concebido para recibir a los pasajeros del lujoso tren. Desde entonces ha hospedado a reyes, artistas, periodistas y políticos. Durante la guerra se convirtió en el cuartel general de la Gestapo y la Wehrmacht y acogió muchas historias de espías y luchas entre alemanes y partisanos (de hecho, aquí transcurre Kaputt, una de las novelas más conocidas de Curzio Malaparte). En su lista de clientes figuran Josephine Baker, Charles Lindbergh, Elizabeth Taylor, Orson Welles, Tina Turner, Sting, los príncipes de Mónaco y Japón y el mediático Cristiano Ronaldo.
Reformado hace unos años, es una auténtica obra maestra del art décoy luce cantidades de mármol, inmensas escaleras y ascensores de madera. No hay que irse sin antes echar un vistazo al salón esmeralda, tomar o un café o, si el bolsillo lo permite, comer en el soberbio Zefandel’s.
El hotel más antiguo de la ciudad es el Palace, una elegante mansión de época secesionista que se erigió en 1891. Las mejores habitaciones son las delanteras por sus fantásticas vistas del parque.
10. DE JARDÍN EN JARDÍN: MIROGOJ Y EL JARDÍN BOTÁNICO
Cementerio Mirogoj, Zagreb, Croacia © xbrchx / Shutterstock
La ciudad está llena de espacios verdes, pero si se desea más contacto con la naturaleza, a unos 10 minutos en autobús desde el centro, a los pies del monte Medvednica, se sitúa uno de los cementerios más bonitos de Europa. El Mirogoj fue diseñado en 1876 por el arquitecto de origen austriaco Herman Bolle, quien también proyectó muchos edificios de Zagreb. La majestuosa sucesión de pórticos coronados por cúpulas parece una fortaleza por fuera, pero en su interior reinan la paz y el refinamiento. El cementerio es como un frondoso jardín surcado por senderos y salpicados con esculturas y tumbas de diseño.
En la misma ciudad el viajero puede tomar un respiro en algún parque, como el Jardín Botánico, creado en 1890 y lleno de rincones apacibles y senderos, aunque, para desconectar de todo lo que realmente hacen los zagrebinos, lo mejor es escaparse al Parque Natural de Medvednica, al norte de la ciudad y muy accesible en tranvía y autobús. Hay refugios, zonas con vistas de la ciudad y senderos para conocer otra cara del país e incluso una romántica fortaleza del s. XIII. En invierno aquí están las pistas de esquí más cercanas.
11. DISEÑO, CORBATAS Y MUCHOS CORAZONES: COMPRAS AL ESTILO CROATA
Zagreb, Croacia © Gordana Sermek / Shutterstock
Hay tiendas de recuerdos llenas de corazones de todos los tamaños y colores, el souvenir más típico de Croacia. En Illica, la calle principal, hay grandes almacenes, como Nama, tiendas de moda, zapaterías, etc. Pero en Zagreb se pueden comprar objetos mucho más bonitos que los típicos corazones.
Por ejemplo, corbatas, que nacieron en este país. El mejor sitio para comprarse una es en Croata, en el Oktogon Passage, un pasaje comercial decimonónico y con mucho encanto. Se dice que su origen se remonta a 1635, cuando miles de soldados de esta zona de Europa acudieron a París para apoyar al rey Luis XIII. Para extrañeza de los franceses, los croatas llevaban anudado al cuello una especie de pañuelo con un nudo hacia la mitad del cuerpo. Los franceses lo adoptaron y poco a poco le fueron dando un aire más sofisticado. Finalmente se adoptó de forma oficial en la corte de Luis IV y de ahí saltó a Europa y América como símbolo de distinción. En Croacia se celebra el Día de la Corbata el 18 de octubre.
Callejeando entre la zona alta y la baja encontramos también una serie de pequeñas tiendas de diseñadores locales que están impulsando una nueva moda croata desde la década de 1990. Por ejemplo, los vestidos casi escultóricos pero cómodos de I-GLE. Otra buena compra son las joyas y la bisutería de diseño: buena, bonita y barata.
Más información sobre Zagreb en la guía Croacia de Lonely Planet y geoPlaneta.
via http://ift.tt/2qOhLof
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