Periodismo viajero. VARSOVIA (POLONIA): El resurgir del Ave Fénix

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No es la primera vez que me acusan de poco original cuando digo que Varsovia es como el Ave Fénix que resurgió de sus cenizas. Para mi es una viva ilustración de los dramas polacos. Desde que es capital (1595), ha vivido todos los desastres y conocido todas las rebeliones. Medio destruida por los suecos a mediados del siglo XVII, diezmada por la peste cincuenta años después, reconstruida en el estilo clásico y rococó que encantaba a las cortes europeas, fue ocupada en dos ocasiones por los rusos, que efectuaron una matanza en toda regla de la población resistente.

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Todos estos pensamientos me vienen a la memoria mientras contemplo en los kioskos postales de cómo quedó la ciudad tras los bombardeos alemanes de 1944. Y es que el 17 de enero de 1945, cuando los 100.000 refugiados, aproximadamente, apeados en la orilla derecha del Vístula, vieron cómo los carros de combate rusos (por una vez liberadores) penetraban sobre los escombros de lo que había sido Varsovia , no quedaba más que un puñado de moribundos en los sótanos y algunos pedestales de monumentos todavía en pie. Eso era todo.

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Ningún polaco en su sano juicio nos admitiría que juzgáramos fríamente a Varsovia en un plano estrictamente estético. Varsovia es un milagro, y los milagros no se pueden juzgar.
En su reconstrucción se siguieron las doctrinas del arquitecto Mieczyslaw Kuzma, quien buscó reedificar la hermosa ciudad cambiando lo menos posible el estilo urbano original. Para ello utilizó fotografías, grabados e incluso cuadros de Canaleto, que había pintado detalladamente muchos rincones.
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Hoy, mientras paseo por la ciudad en compañía de Andrés, fiel fotógrafo, me surgen emociones románticas, como si la amalgama que une sus piedras estuviera amasada con las notas melancólicas de Chopin.
Federico Chopin, el gran compositor polaco, pasó su infancia y juventud en Varsovia. El músico cuenta con un homenaje en el dieciochesco parque Lazienki, un jardín enorme tapizado de palacios, castillos, lagos y torres antiguas. En la entrada está el monumento que le rinde homenaje y, como es costumbre, allí están las parejas de recién casados tomando instantáneas inmortales. Por cierto, para los mitómanos, es bueno saber que el corazón de Chopin reposa en la iglesia de Santa Cruz, por expreso deseo del músico.

Foto iglesia Santa Cruz
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Santa Cruz se inscribe en la llamada Senda Real, la vía más elegante de la ciudad, allí donde se alinean iglesias, palacios y la Universidad. Son cuatro kilómetros de recorrido que desembocan en el palacio de Wilanow, el “Versalles polaco”, construido a finales de 1600 como residencia de verano de los reyes locales . Es, sin duda, uno de los mejores monumentos barrocos de Polonia.
Del palacio de Wilanow, al sur, hasta el parque de Traugutta, al norte, un verdadero rosarios de verdes parques y jardines jalonan las orillas del río Vistula. En estos auténticos pulmones de la capital corretean las ardillas a sus anchas.

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La “Senda Real” es un recorrido obligado, desde luego. Lo mismo que la llamada “Ruta de la Lucha Judía”. No se la pierdan. Provoca emociones sinceras, profundas.
En 1939 vivían alrededor de 400.000 judíos en Varsovia; en 1940 se formó el gueto; en 1942 comenzaron los traslados a los campos de exterminio. La ruta comienza en el monumento a los héroes del gueto y sigue hasta Umschlagplatz, que era el lugar donde los judíos eran deportados hacia los campos de concentración. Toda la ruta está balizada con bloques de granito negro.

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Otro de los itinerarios clásicos nos introduce en la Ciudad Vieja. La ciudad Vieja está sembrada de callejuelas y edificios cargados de arte e historia, entre los que destaca la catedral de San Juan. Levantada en el siglo XIII en estilo gótico vistuliano, alberga las tumbas del primer presidente de la Polonia independiente y del Premio Nobel de Literatura Henryk Sienkiewicz. Siguiendo por la misma calle, es fácil llegar a la Plaza del Mercado antiguo, corazón de la vida social de Varsovia a través de los siglos.

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Ahí comienza lo que es considerado como Patrimonio de la Humanidad. En los alrededores son interesantes las distintas casas de familias ilustres con sus marcas de antaño. Así, está la casa Urban, la Kucznik, la de Santa Ana, la Giza y la Wojt entre otras 20 más que representan los diversos estilos de la aristocracia polaca. La casa Fukier, en la que hoy funciona el restaurante más célebre de la ciudad, es visita obligada de todo personaje conocido que pasea por Varsovia: Miterrand, Yoko Ono, Sarah Ferguson, son algunos de sus clientes habituales. Hoy es administrado por Magda Gessler, que fue cocinera de Juan Carlos I.

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Pero amigos, estando en Polonia y en Varsovia en particular, sería un pecado abandonar la ciudad sin entrar en el Museo de Historia. Situado en uno de los lados de la Plaza del Mercado aquí se ilustran los trágicos acontecimientos vividos durante la Segunda Guerra Mundial.

GUIA

LOS DIEZ PUNTOS CLAVE

Palacio de la Cultura y de la Ciencia. Regalo a Varsovia de la Unión Soviética. Ofrece una vista espectacular de la ciudad.
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Parque Lazienki. En pleno camino Real. Aquí está el Palacio sobre el Agua y el monumento a Chopin.
Plaza del Mercado de la Ciudad Vieja. Corazón de la Ciudad vieja. Al norte, está el Museo de la Ciudad
Plaza del Castillo. Entrada natural a la Ciudad Vieja
Gran Teatro. Uno de los más grandes de Europa
Catedral de San Juan.
Palacio de Wilanow. Palacio Real de verano. Hermoso jardines.
Ruta de la Lucha. Desde el monumentos a los héroes del gueto hasta Umschlagplatz.
Museo Historia.
Calle Freta. en el n 16 está la casa museo de Madame Curie, descubridora del radio y del Polonia, y Premio Nobel de Fisica en 1903 y de Quimica en 1911.
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