Cuando uno aterriza en Ibiza un curioso reclamo de una popular compañía aérea anuncia: “Bienvenidos a Ibiza, el mejor lugar para la fiesta y la siesta”. Efectivamente, ésta ha sido siempre la imagen que siempre nos ha llegado de la isla pitiusa: su desbordante vida nocturna y la constante afluencia de turismo de sol y playa. Pero hay otra Ibiza, más selecta, más exquisita y probablemente más auténtica. Y ésta es la que he tenido la oportunidad de disfrutar justo ahora, cuando los ecos del verano quedan ya muy lejos.
El sol de invierno se cuela por la ventana de mi habitación y empieza a dibujar franjas horizontales de luz sobre el agua de la piscina del hotel rural en el que he pasado estos días. A lo lejos se escucha el repicar de las campanas de una iglesia cercana. Salgo a la terraza y, mientras espero a que me traigan un suculento desayuno, preparo los planes de día.
Ibiza fuera de la estación del verano tiene muchas posibilidades. Sus playas, sus pueblos y su naturaleza mantienen la esencia marinera y la luz de la isla durante todo el año. Pasear por la playa al amanecer, ir a comprar tranquilamente a algunos de sus mercadillos o probar algunos de los platos de su gastronomía, son algunas opciones muy relajantes.
Empiezo el día con un paseo matinal por las callejuelas de Dalt Vila, Patrimonio de la Humanidad. Es la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. Aún es posible descubrir la impronta de fenicios, cartagineses, romanos y musulmanes, hasta la conquista catalana en el siglo XIII.
A media mañana, cuando el sol aprieta de lo lindo, decido acercarme a las playas más renombradas: Cala d´Hort, Aigües Blanques, Cala Conta o Cala Salada… Si se quiere se puede combinar un día de playa con una buena jornada gastronómica pues existen recomendaciones con restaurantes de primera.
El Mercadillo de las Dalias es un momento clave en nuestro viaje. Situado en Sant Carles, en el norte, rememora el ambiente Hippie del pasado. Recorriéndolo me sumergo en un fascinante entramado de telas, abalorios, objetos únicos y puestos donde el talento de los artesanos más vanguardistas se funde con una atmósfera de armonía y esa herencia de los hippies de la que Ibiza se siente tan orgullosa.
Tanto en el popular mercadillo de los sábados (abierto todo el año) como en las versiones más relajadas de los mercadillos nocturnos (domingos, lunes y martes del verano) podrás descubrir que el único común denominador de artistas y visitantes es el buen gusto por las cosas hechas con cariño.
¿TE GUSTA EL VINO?
La ruta del vino en Ibiza también sorprende mucho. Desde el siglo VIII a.c., la influencia de los fenicios, griegos y romanos, generó una importante tradición vinícola en las islas. La economía agraria de minifundio consiguió mantener el cultivo de la vid y el arte de la elaboración del vino para consumo propio, una tradición transmitida de padres a hijos hasta hoy.
En 1990 se desarrolló el comercio del vino en las Pitiusas, que en poco tiempo se ha situado entre los mejores vinos de esencia mediterránea. Se trata de producciones muy limitadas donde prima la calidad frente a la cantidad y de las que se obtienen unos vinos de aromas profundos, provocadores y balsámicos, con cuerpo suave pero estructurado, ideales para acompañar cualquier plato de la gastronomía local.
Las variedades autóctonas son la Monastrel (mourverde) y Garnacha en tintos, mientras que en blancos destaca la variedad Malvasía. Los vinos Ibicencos se se elaboran y producen en las zonas de Sant Mateu, Buscatell y Sant Josep.
AGROTURISMO DE LUJO
En los últimos años la isla ha aumentado considerablemente su oferta de hoteles de calidad. Recuerdo cuando, con anterioridad a 2006, el único hotel de lujo se encontraba –y se encuentra- en Sant Miquel de Balasant: Na Xamena. Hoy la oferta ha crecido y lo ha hecho con hoteles realmente espectaculares. Uno de ellos es Can Lluch. Con sus sólidas paredes de piedra y una cuidada decoración con antigüedades, constituye el típico ejemplo de arquitectura rural pitiusa.
Para mi es es colofón ideal de este espectacular fin de semana.
MÁS INFORMACIÓN
DÓNDE COMER
Comida típica de Ibiza en el restaurante Can Cires y en el restaurante Can Correu
Para ver unas espectaculares puestas de sol recomiendo el hotel y restaurante La Torre
Para hacer buenas catas de vinos: sacovaibiza
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