martes, 18 de marzo de 2025

Viajes. El milagro del Pacífico: un pescador peruano sobrevive 95 días a la deriva

El océano es un lugar mucho más inhóspito de lo que parece. Que se lo digan a Máximo Napa Castro, un pescador peruano de 61 años. Lo que debía ser una travesía de dos semanas en alta mar se convirtió en una odisea de 95 días que desafió los límites de la resistencia humana. 

Náufrago en el inmenso Pacífico, sin más compañía que su voluntad inquebrantable, logró sobrevivir alimentándose de lo que el mar y el aire le ofrecían: tortugas, aves y hasta cucarachas. Una historia con claras reminiscencias a El viejo y el mar de Ernest Hemingway.

El 7 de diciembre, Napa partió desde Marcona, en la costa sur de Perú, con la esperanza de un regreso seguro. Sin embargo, apenas diez días después, una tormenta lo lanzó al olvido, alejándolo de su ruta y dejando su destino en manos de las corrientes y el azar

Su familia, angustiada, inició la búsqueda, pero los patrullajes marítimos no lograron hallarlo. Así comenzó un viaje de incertidumbre y desesperación.

una historia de SUPERVIVENCIA

Con los víveres agotándose rápidamente, Napa Castro tuvo que recurrir a su instinto de supervivencia. Capturaba agua de lluvia en su bote para no sucumbir a la deshidratación y cazaba aves marinas cuando podía. Pero con los días, la escasez lo obligó a medidas extremas

La carne de tortuga se convirtió en su principal fuente de alimento, mientras que los insectos le proporcionaban un mínimo de nutrientes. En los últimos 15 días, su cuerpo resistió sin comida, alimentado solo por la esperanza y el recuerdo de su familia.

Su fe y la imagen de su madre fueron su ancla en medio del vacío oceánico. "Pensaba en ella todos los días", confesó al ser rescatado. Con su nieta de apenas dos meses esperándolo en casa, la idea de verla crecer le dio fuerzas para seguir adelante. Pero cada día era una batalla contra el hambre, la sed y la desesperanza.

EL AVISTAMIENTO

El destino quiso que su historia no terminara en el olvido. A más de 1.000 kilómetros de la costa, el barco ecuatoriano Don F avistó su pequeña embarcación y lo rescató en estado crítico. 

Deshidratado y debilitado, pero vivo, Napa Castro fue trasladado a la localidad de Paita, cerca de la frontera con Ecuador, donde recibió atención médica antes de volar a Lima. Allí, en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, su hija Inés lo recibió entre lágrimas y con una botella de pisco en la mano, símbolo del regreso a casa.

En San Andrés, su pueblo natal en la región de Ica, la noticia de su regreso fue celebrada con júbilo. Calles decoradas y abrazos interminables marcaron su retorno

Su familia, que temía haberlo perdido para siempre, decidió honrar su resistencia con una celebración especial: un cumpleaños atrasado, ya que, durante su travesía, su única comida en esa fecha fue una galleta solitaria. "Para nosotros, ha vuelto a nacer", expresó su sobrina Leyla Torres Napa.

OTROS CASOS

Casos como el de Napa Castro no son únicos en la historia. En 2014, el pescador salvadoreño José Salvador Alvarenga pasó 14 meses a la deriva, sobreviviendo de manera similar. Y en 2023, el ruso Mikhail Pichugin fue rescatado tras más de dos meses perdido en un bote inflable en el mar de Ojotsk. Estas historias, lejos de ser simples relatos de resistencia, son testimonios del espíritu humano ante lo imposible.

Su hija Inés, quien vivió meses de angustia esperando un milagro, expresó su gratitud en redes sociales: "Gracias, hermanos ecuatorianos, por rescatar a mi papá. Dios los bendiga". Su abuela, en cambio, había comenzado a perder la esperanza, pero ahora celebra un reencuentro que parecía inalcanzable.

Hoy, Máximo Napa Castro no solo es un superviviente, sino un símbolo de la lucha incansable por la vida. Su historia, escrita en las olas del Pacífico, nos recuerda que, incluso en la inmensidad del océano, la esperanza puede ser la brújula que nos lleve de vuelta a casa.



via Sergio Parra https://ift.tt/cGLM8uv

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