El mejor jazz viajero
6 lugares emblemáticos de la historia del jazz
Hay ciudades que suenan a jazz, a noches de trompeta, a garitos oscuros llenos de buena música y humo. Hay lugares que han hecho de esta música una de sus señas de identidad, aunque todo comenzó en Nueva Orleans y desde allí se dispersó por el mundo entero. Regresamos a algunos de los lugares emblemáticos de la historia del jazz y algunos no tan conocidos donde se pueden encontrar los mejores locales del mundo y escuchar otros ritmos hermanos, como swing, bop, y jazz latino o fusión.
Nueva Orleans, el origen
El Vieux Carré, o Barrio Francés, de Nueva Orleans sobrevivió milagrosamente al huracán Katrina en agosto del 2005. Esta cuna del dixieland o hot jazz se ha convertido casi en un parque temático, con clubes tan atrayentes como Preservation Hall, Patout`s o Palm Court Jazz Cafe. Bourbon Street y Royal Street, el French Market, las fachadas coloniales de estilo español, y los famosos buñuelos de Luisiana atraen a muchos turistas. Pero Nueva Orleans, foco vudú, ha conservado también un carnaval muy animado. Sus cementerios, las Ciudades de los Muertos, con sus construcciones barrocas, no tienen equivalente en EE UU.
Trombone Shorty & Orleans Avenue en New Orleans Jazz & Heritage Festival © Douglas Mason
Si se visita la ciudad del lago Pontchartain en primavera, no hay que perderse el Jazz Fest, 10 días de conciertos en abril-mayo, un caleidoscopio de todos los sones caribeños y jazzy y un impresionante público vestido para la ocasión. Se celebra en el hipódromo, bajo unas carpas.
París, el jazz de los cincuenta
En los años 50, las noches de París estaban envueltas en las notas desgarradas o envolventes del jazz. Podemos revivir ese ambiente caminando por la orilla derecha, frente a las terrazas iluminadas, tomando el ascensor en un edificio haussmaniano que ha conservado su enrejado y su caja de madera labrada, llevando una gabardina ceñida en la cintura y escuchando los tacones que repican.
Joris Roelofs quartet en Sunside, rue des Lombards © Luc Legay
A finales de la década de 1950, la reputación de París en el mundo del jazz estaba muy consolidada y los mayores artistas de la época actuaban en las locales de la orilla izquierda, como el Caveau de la Huchette, que sigue abierto después de 60 años. Actualmente, es la rue des Lombards, al otro lado del Sena, la que hace de faro del jazz en la capital, con tres clubes dedicados a este estilo de música.
Jazz a la polaca
Krzysztof Komeda fue el precursor del modern jazz en la Polonia comunista de la década de 1960. En plena época del Telón de Acero, no parecía muy buena idea dedicarse a una música que era sin duda sinónimo de libertad y que además llegaba de América. Pero Komeda, de profesión médico, supo meterse en la brecha de una tímida liberalización del régimen que permitió la aparición del jazz.
Polonia, como Escandinavia o la República Checa, vio cómo se aclimataba la música afroamericana entre los hielos europeos. Sofisticado pero poco conocido, este jazz del este ha generado auténticas joyas y uno de los festivales más antiguos del continente, el Jazz Jamboree de Varsovia, cuya primera edición se remonta a 1958. Cracovia, la capital cultural del país, posee un elenco de jazz importante, que se expresa tanto en las cavas de la ciudad antigua, como en el festival de verano del cabaret Piwnica pod Baranami.
Herbie Hancock en el Letni Festiwal Jazzowy © www.cracjazz.com
Ethio jazz en Addis Abeba
Etiopía se ha ganado un lugar singular en el mundo del jazz. A finales de la década de 1960, en los bares y hoteles de la capital, Addis Abeba, empezaron a sonar ritmos inéditos. ¿La receta? Una fusión entre jazz, ritmos latinos y sonidos de la música tradicional etíope. El swinging Addis Abeba iluminó los últimos años, por otra parte más bien sombríos, del reinado del emperador Haile Helassie antes de que cayera en el olvido. Debemos a la firma francesa Buda Musique la recopilación en su colección Éthiopiques de toda la riqueza del ethio jazz y el talento de sus grandes figuras, como Mahmoud Ahmed o Mulatu Astatke. Este último, además, firmó en el 2005 la banda sonora de la película Broken Flowers, de Jim Jarmusch.
Los farangi (extranjeros) siguen siendo poco frecuentes en Addis Abeba y, sin embargo, hay poderosas razones para visitar la capital de Etiopía. El Museo Nacional alberga una estrella planetaria en la persona de Lucy, nuestra abuela australopiteca, mientras que el Museo Etnológico ofrece una apasionante recopilación de las riquezas culturales de Etiopía. A continuación, hay que visitar uno de sus numerosos cafés, como el Tomoca, cuyo decorado remite a los fantasmas de la efímera presencia italiana. Para los oídos, si bien la escena jazzística ya no es la de la década de 1960, siempre se puede asistir a las jazz sessions del Itegue Taitu Hotel, el hotel más antiguo de la capital.
Keritu Kebede en el Jazzamba Lounge del Iteghe Taitu Hotel © www.afro.fm
Nueva York, los grandes genios
Fue en Nueva York donde nacieron las llamadas Big Bands de los años 20 que más tarde darían lugar al swing. Un poco más adelante: Billie Holiday, nacida en Baltimore, reposa en el Bronx, junto a la tumba de su madre, en el cementerio de St. Raymond. Si Manhattan lleva la impronta de su voz ronca y cariñosa, vale más buscarla lejos del bullicio de Broadway y de sus salas de espectáculo, en los rincones tranquilos y chics del Upper West Side o al fondo de Central Park, lejos de los lugares identificados con tantas otras músicas. El recuerdo de Billie Holiday nos remonta al Nueva York de las décadas de 1940 y 1950, el de los hoteluchos en la frontera de Harlem, el de un Brooklyn de antes de la bohemia artística o del Village Vanguard, el gran centro de jazz de la 7ª Avenida. Nueva York adquiere allí acentos. Abrió sus puertas en los años treinta y sigue siendo mítico. En su escenario se han presentado genios como John Coltrane o Bill Evans. También debemos visitar Blue Note, un local que ofrece lo mejor de la escena local e internacional.
Chicago, una ciudad de buenos clubs
A principios del siglo XX, tras el cierre del barrio de Storyville de Nueva Orleans, los músicos de jazz se trasladaron hacia el norte de Estados Unidos y la ciudad que los acogió fue Chicago. Situada a orillas de los grandes lagos, en aquella época Chicago disfrutaba de una gran vida nocturna y pronto proliferaron los clubs de jazz. Hoy hay que ir a Green Mill para conocer uno de los sitios más emblemáticos del jazz de la ciudad. Por su escenario han pasado legendarios exponentes del género como Franz Jackson o Eric Alexander.
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