Estoy convencido de que todos o casi todos hemos tenido el mismo impulso. No puede haber viaje a Bangkok sin visita al recinto que comparten el templo Wat Phra Kaew y el Gran Palacio y, además, suele ser el primer lugar por el que dejamos caer nuestros huesos. El asombro y la sensación de estar en uno de esos lugares especiales de Tailandia está más que asegurado.
Anticipando que este monumento histórico de Bangkok estaría hasta la bandera de turistas, tomé la acertada decisión de madrugar (el jetlag ayudó bastante en esta misión) y estar ante las puertas del enorme complejo en Ko Ratanakosin antes de que abriera al público a las 8:30 horas de la mañana.
A esas horas ya había bastantes grupos con sus guías haciendo cola, pero poco visitante individual, así que tras un pequeño control de seguridad, pagué los 500 Bath (unos 12,5 €) que cuesta la entrada y los 200 (5 €) del alquiler de la audioguía. A las 8:40 me encontraba dentro de los preciosos muros que protegen aquel lugar sagrado para los tailandeses cercano al río Chao Phraya.
Dos advertencias previas. El Wat Phra Kaew y el Gran Palacio de Bangkok son lugares de veneración muy importantes, así que hay que tener cierto decoro con la vestimenta. A ser posible, ir ataviados con pantalones largos y prendas que te cubran los hombros. También calzado cómodo que te permita ponerte y quitarte los zapatos con presteza. Por otra parte, antes de entrar te encontrarás gente bien vestida que te dirá que el monumento no está abierto ese día y que muy amablemente se ofrece a llevarte a otro lugar “más interesante”. Es mentira, así que desconfía de ellos y no salgas de la cola que accede a la puerta principal al templo.
Visita al Wat Phra Kaew o templo del Buda Esmeralda
El primer impacto al caminar por el entorno del Wat Phra Kaew o templo del Buda Esmeralda es similar a los instantes iniciales de una estancia en Bangkok. Desconcierto y admiración por partes iguales, es fácil sentirse como una hormiguita ante tanta belleza y detalle exquisito. Existen muchísimos elementos que tratan de llamar tu atención como si se tratasen de los luminosos de Times Square en Nueva York o Shibuya en Tokio, eso sí con una delicadeza y finura sin parangón.
Ante tanto esplendor lo único que puedes hacer es intentar abstraerte de las decenas de turistas armados con palos de selfie que te rodean (estúpida moda). Luego, escuchar las explicaciones de la audioguía mientras viajas en el tiempo a 1792, año en el que fue construido el complejo e imaginar a los monarcas de la Dinastía Chakri y el antiguo reino de Siam honrando al Buda Esmeralda.
Esta estatua de 66 centímetros tallada en una sola pieza de jade nefrítico está alojada en un extraordinario bòth de vivos colores al que tienes que acceder descalzo y donde está estrictamente prohibido hacer vídeos o tomar fotografías. El origen de la escultura es un misterio, pero parece que viajó por media Asia antes de ser trasladada desde Chiang Mai al norte de Tailandia. La talla descansa sobre una plataforma de varios pisos a la que sólo puede acceder el mismísimo rey. Cuentan que es el propio Bhumibol Adulyadej el que se encarga de cambiar de ropa al Buda Esmeralda tres veces al año durante sendos rituales que se celebran en verano, invierno y durante la temporada de lluvias.
Además de este lugar de adoración, el resto del templo cuenta con atractivos de sobra para un paseo sosegado en el que no puedes perder detalle. La arquitectura tailandesa es increíblemente refinada y los edificios tienen unas formas sinuosas muy seductoras. También destacan los ornamentos de cerámica brillante y de colores muy intensos. Elementos como venerada estatua del ermitaño (en piedra negra), los tornasolados guardias gigantes o yaksha, las estatuas de los elefantes (cuyas cabezas atraen la buena suerte), las decenas de estupas (entre las que destaca el Chedi Dorado), los prangs con forma fálica o los murales del Ramakian nos mantendrán entretenidos durante toda la visita al extraordinario Wat Phra Kaew o templo del Buda Esmeralda.
Visita al el Gran Palacio de Bangkok
Tras atravesar la puerta oeste flanqueada por dos gigantescos yaksha, accedes al Gran Palacio de Bangkok. Esta parte del complejo es mucho más grande que la que alberga el templo del Buda Esmeralda y la mayoría de edificios no se pueden visitar, así que se puede examinar en mucho menos tiempo que el impresionante Wat Phra Kaew.
Los edificios están dispuestos de una forma muy ordenada sobre una gran explanada que hace las veces de jardines. Lo que más me llamó la atención de esta visita son los espectaculares edificios mezcla de varios estilos arquitectónicos, con planta occidental pero con una inconfundible corona tailandesa con agujas y esas formas serpenteantes tan características. El más fastuoso es el conocido como Chakri Mahaprasat.
En la actualidad el rey Rama IX sólo emplea el Gran Palacio para ocasiones muy especiales, por lo que se ha convertido en una atracción turística más que un lugar ceremonial. Además de los edificios y los jardines, destaca la presencia de guardias reales ataviados con sus uniformes de gala y que suelen estar rodeados de turistas deseosos de inmortalizar el momento. El cambio de guardia es cuanto menos curioso.
En definitiva, el Wat Phra Kaew y el Gran Palacio de Bangkok son una cita imprescindible en cualquier viaje a Tailandia. Pasarás del desconcierto a la fascinación conforme avance la visita, el tiempo se te escapará entre los dedos y cuando te hayas dado cuenta habrá pasado toda una mañana entre edificios, estupas y estatuas sagradas.
Galería de fotos del Wat Phra Kaew y el Gran Palacio de Bangkok
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