Hay instantes que convierten una experiencia en inolvidable, algo que probablemente estés buscando para el inminente puente de diciembre. En nuestro viaje a Laponia Finlandesa coleccionamos muchos de esos momentos únicos y memorables, especialmente relacionados con la cruda y salvaje belleza de su naturaleza helada. Quizá a nuestros hijos les marcó más el hecho de conocer en persona a Papá Noel, pero a los adultos nos encantó la posibilidad de surcar los preciosos y extensos bosques de coníferas cubiertos por un espeso manto de nieve, mientras el sol mostraba sus primeros o últimos rayos.
En el Círculo Polar Ártico es muy sencillo confundir un amanecer con un atardecer. A principios de diciembre el sol sale sobre las 10:30 de la mañana y se pone a las 14:30, así que tratas de aprovechar al máximo las horas de luz para hacer actividades divertidas y pensadas especialmente para los que viajamos con niños. Estando en Laponia no puedes perder la oportunidad de visitar una granja de renos o charlar con los sami al calor de una rugiente hoguera, aunque para ello tengas que llegar a tu destino a lomos de unas motos de nieve.
Excursión en motos de nieve en Laponia con niños
En Rovaniemi es muy sencillo encontrar y reservar excursiones con motos de nieve, aunque cuando es temporada alta y viajas con tres niños no te la quieres jugar. Nosotros lo llevamos todo contratado desde España y así problema resuelto. Un mini bus te recoge en tu alojamiento y te lleva directamente al punto de partida, que en nuestro caso estaba a unos 8 kilómetros al norte de la ciudad. Lo primero que haces es cambiar tus atuendos por unos trajes térmicos para soportar las bajas temperaturas boreales y unas botas impermeables para caminar sobre el manto blanco. A los peques no les gusta demasiado lo de ponerse tanta ropa de abrigo, pero luego lo agradecen cuando están en los bosques helados y puden revolcarse y jugar con la nieve sin pasar frío.
En el viaje a Laponia Finlandesa eramos cuatro adultos y tres menores, así que fue suficiente con dos motos de nieve (una pilotada por el guía) y un remolque en el que cada niño fuera acompañado por uno de nosotros. Ni a Vero ni a mí nos tocó conducir, aunque las instrucciones que nos dieron para manejar los vehículos no parecían muy complicadas. Suponemos que será mucho más divertido ir a los mandos, pero en el remolque no se va nada mal y además puedes hacer fotos.
La travesía por los bosques boreales te conduce hasta una granja de renos que es una de las actividad que puedes hacer en Laponia junto a la excursión en motonieve. Las velocidades que se alcanzan no son mareantes, especialmente porque el firme no está asfaltado y vas dando saltitos muy divertidos mientras contemplas un paisaje realmente fascinante. Te sientes muy afortunado por estar contemplando un entorno tan hermoso, con mil tonalidades de blanco que te van hechizando y logran arrancarte una enorme y bobalicona sonrisa.
Para que el camino no se les hiciera muy pesado a los niños, de vez en cuando íbamos parando a descansar. No obstante, estas supuestas treguas eran rotas por un fuego a discreción de bolas de nieve, retoces en el suelo para “hacer el ángel” o simplemente subirse a la moto con el motor apagado para simular que eran los peques los que conducían los vehículos. Hay muchos claros con refugios de madera ideales para hacer estas divertidas y necesarias paradas en el bosque.
Granja y trineos de renos en Laponia Finlandesa
Casi sin darte cuenta llegas a la granja de renos. Hace unas cuentas décadas el norte de Europa estaba poblado exclusivamente por pueblos nómadas como los sami que se dedicaban a la cría de estos animales tan icónicos de Laponia. En otros países de Escandinavia esta práctica sigue siendo exclusiva de los sami, pero en Finlandia no.
Los rebaños alcanzan los millares de unidades, aunque está mal visto preguntarle a los pastores cuántos renos tienen en propiedad. Su espeso pelaje aguanta perfectamente los rigores del invierno lapón y sus astas se pueden cortar en distintas épocas del año. Con los cuernos se fabrican cuchillos y todo tipo de artesanías. Además, su carne es deliciosa y se encuentra muy fácilmente en supermercados y restaurantes de toda Finlandia.
Al llegar a la granja, lo primero que hace el pastor sami es invitarte a su casa donde practica una especie de exorcismo contra el estrés. En aquellas latitudes piensan que todos los que vivimos al sur tenemos un modo de vida un tanto agitado… y en cierto modo no le falta razón. Tras la purificación, visionas un vídeo en perfecto castellano sobre los renos, su vida y milagros en Laponia Finlandesa.
Nada que ver con la amena carrera en trineos de renos que te tocará vivir segundos después. Al ser siete nos dividimos en tres equipos. En principio la contienda no era muy justa porque Teo y yo partíamos en la pole position sin haber hecho ningún mérito. El circuito es circular y no demasiado extenso. Las instrucciones son sencillas, ya que lo único que debes hacer es darle suavemente al lomo del animal con la cuerda que va enganchada a su bozal.
3, 2, 1… go! A los pocos metros nuestro reno decidió pararse en seco, como si tratase de una mula que huele el peligro. Lo de conducir no es que sea mi fuerte, pero pensaba que con aquel reno de un solo cuerno sería todo más sencillo. El camino era tan estrecho que nuestros competidores no se atrevían a adelantarnos, pero la mofa sobre mi pericia al volante salió a relucir con la intención de ponernos nerviosos. Al final lo único que tenía el animal era ganas de hacer sus necesidades sobre la nieve, así que se puso a soltar obstáculos en plan Mario Kart.
Aprovechando nuestra avería temporal, el equipo de Vero y Oriol nos adelantó como si el Ferrari de Kimi Räikkönen sobrepasara a un caracol. Sin embargo, cuando nuestro reno acabó de evacuar se puso las pilas e inició un trote continuo y veloz que acabó por otorgarnos el triunfo sobre la línea de meta, con foto finish incluida. La competición concluye con un premio en forma de forraje para los animales y un carné de conducir de trineos de renos con caducidad de cinco años para los hábiles conductores. ¿Una buena excusa para regresar?
Lo más importante no fue el triunfo, sino el buen rato que pasamos en aquella granja de renos perdida en mitad de Laponia Finlandesa, una experiencia, sin duda, muy recomendable para todos los públicos. El camino de vuelta a casa nos regaló la visión de unos cuantos renos campando a sus anchas y medio camuflados por los bosques helados cercanos a Rovaniemi, uno de esos instantes de magia que recordaremos el resto de nuestras vidas. ¿Te atreverías con esta excursión en moto de nieve y la visita a la granja de renos en Laponia? Cuéntanoslo en los comentarios.
Actividades recomendadas para hacer en Rovaniemi con niños:
Safari en moto de nieve a una granja de renos
Visita la aldea de Papá Noel y la granja de renos en trineo
Safari en motonieve a una granja de huskies
Auroras boreales y paseo en trineo
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Y recuerda que cuando viajas al extranjero siempre es conveniente estar protegido por lo que pueda pasar. Te recomendamos hacer un viaje a Laponia con una buena póliza que te cubra en destino posibles accidentes, hospitalizaciones por enfermedad o contratiempos que puedan suponer un sobrecoste en tu presupuesto de viaje (ten en cuenta que la hospitalización o atención médica en muchos países es extremadamente cara). En nuestro caso para viajar a Laponia u otros países utilizamos el seguro de viaje de IATI Seguros porque tiene una cobertura superior a la media y ofrecen siempre un trato personalizado y rápido. Puedes contratar aquí el Seguro de viaje de IATI Seguros y por ser lector de el Pachinko te aplican directamente un 5% de descuento.
Galería de fotos de las excursiones por Laponia Finlandesa
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