Cómo está cambiando viajar a las ciudades
¿Vivir como un lugareño, a golpe de smartphone? ¿Reservar vuelo en el último minuto y conseguir una ganga? Todo es posible. Veamos cómo han evolucionado los viajes a ciudades en la última década.
Hace 10 años, los iPhones, Instagram y Uber no existían; los mapas se compraban en librerías o se imprimían desde internet, y alojarse en casa de un extraño no era muy habitual. Hoy, la velocidad a la que avanzan la tecnología y la economía colaborativa transforma nuestra forma de ver el mundo; algo que se hace muy evidente cuando se viaja a una gran ciudad.
Desplazarse es más fácil que nunca
Hace 10 años: mapas de papel y transporte público. Hoy: un mundo de posibilidades en el bolsillo
La app Google Maps (lanzada en el 2007) y su competencia –como Apple Maps y Maps.Me– han revolucionado los viajes modernos y resultan muy útiles en entornos urbanos laberínticos. Tanto si se usan como sistema de navegación en todo momento como si solo se utilizan cuando uno se ha perdido, estas apps permiten a los viajeros explorar una ciudad con total confianza.
Desplazarse nunca ha sido tan fácil. Las redes de bicicletas compartidas como Citi Bike en Nueva York, Vélib en París, Ofo y Mobike se expanden exponencialmente, y apps como Citymapper facilitan el uso de los sistemas de transporte locales. Después está Uber, posiblemente la evolución más revolucionaria (para bien y para mal) en los desplazamientos por la ciudad. Esta app que cambia las reglas del juego –junto con Juno, Lyft, Grab y un sinfín de otros proveedores de servicios– permite pedir un servicio de taxi a precios muy reducidos.
¿Qué sucede cuando se combinan mapas offline con expertos consejos de viaje? Para descubrirlo, lo mejor es descargarse Guides, de Lonely Planet.
¿No hay servicio de habitaciones? Da igual; cada vez más gente opta por un hogar lejos de su hogar © PeopleImages / Getty Images
Vivir como los lugareños, una prioridad
Hace 10 años: hoteles y B&B céntricos. Hoy: casas particulares en sitios insospechados
Atrás quedan los días en los que los turistas se aferraban a los centros turísticos. Los grandes puntos de interés siempre serán populares, pero los visitantes empiezan a aventurarse lejos de los enclaves céntricos, impulsados por el deseo de conocer mejor la ciudad y –como muchos se atreven a soñar– mezclarse con los lugareños.
Este cambio ha obrado maravillas en algunos de barrios que comienzan a ponerse de moda, y puede ayudar a reducir aglomeraciones molestas (Nueva York alenta la dispersión de visitantes por sus cinco distritos para reducir el impacto sobre Manhattan), aunque, como bien saben los neoyorkinos, esto es un arma de doble filo. La tendencia se refuerza con webs de alojamiento en domicilios particulares como Airbnb, HouseTrip y VRBO. Quien no la ha probado, terminará haciéndolo; y es probable que repita.
Viajes de trabajo en el meollo de la acción: solo hace falta wifi © Peter Ptzchelinzew / Getty Images
Viajes de trabajo, pero diferentes
Hace 10 años: los viajes de trabajo estaban reservados a altos cargos y representantes de ventas. Hoy: quien tenga un portátil, puede viajar
Combinar un viaje de trabajo con un par de días de vacaciones no es nada nuevo, pero esta tendencia, conocida como bleisure, no es nada comparada con un avance clave que está cambiando nuestra forma de trabajar. Trabajar fuera de la oficina es una tendencia en alza por todo el mundo; y aunque esto a menudo signifique teclear en pijama con el gato como única compañía, también es una oportunidad para trabajar desde el extranjero.
Las posibilidades aumentan si uno trabaja desde casa o si es freelance. Por todas partes han surgido espacios de coworking urbanos como WeWork e Impact Hub Network, desde Los Ángeles o Londres hasta Lisboa; pero los ‘nómadas digitales’ se apañan la mar de bien con un café y una buena conexión wifi.
Compartir un helado –o una comida– con un lugareño para saborear el auténtico día a día de una ciudad © SolStock / Getty Images
Las experiencias inmersivas son más diversas que nunca
Hace 10 años: circuitos estándar. Hoy: aventuras trazadas a medida
¿Clases particulares de tango en Buenos Aires? Hecho. ¿Una guía autóctona en Budapest? Sin problema. ¿Un circuito de arte urbano en Miami? ¡Si incluso es posible apuntarse a una clase de grafiti! Los viajeros ya no se conforman con los circuitos clásicos de toda la vida; la personalización es clave, y los avances tecnológicos la hacen posible. Confeccionarse un viaje a medida es hoy muy fácil, con una miríada de guías turísticos independientes y actividades a tan solo un clic de distancia.
Los amantes del buen comer lo tienen muy fácil: VizEat y Eatwith ofrecen miles de experiencias culinarias distintas para conectar con lugareños y compartir con ellos una deliciosa comida; mucho mejor que cualquier menú en inglés sobre un hule con la bayeta recién pasada…
Documentar un viaje con imágenes digitales es cada vez más importante para los viajeros © Alexander Spatari / Getty Images
Vivimos en un mundo más visual
Hace 10 años: instantáneas informales y selfis. Hoy: fotos con filtros y miedo a perderse algo
En la actualidad, los millennials y los fans de las redes sociales son más proclives a elegir el destino de sus viajes por lo que ven en Instagram que por lo que les cuenten en la agencia de viajes, movidos por imágenes espectaculares y, quizá también, por una pizca de envidia. Pero no todo se reduce a superar a seguidores y amigos; las redes pueden ser muy útiles para planificar un viaje y descubrir nuevos sitios, desde hoteles y restaurantes hasta países enteros.
La moda de compartir fotografías también nos lleva a mirar las ciudades de otra forma. La arquitectura urbana –los rascacielos de Hong Kong, los bellos templos de Kioto y el colorido casco antiguo de Cartagena– se presta a las perspectivas atrevidas, que se disfrutan mejor en un encuentro de instagramers o en un circuito fotográfico experto.
Trips es una forma bonita, sencilla e intuitiva de compartir experiencias de viajes.
Las aerolíneas son cada vez más competitivas en las rutas de larga distancia © Marser / Getty Images
Mejor, más barato, más rápido
Hace 10 años: planificar con antelación y precios elevados. Hoy: reservas último minuto y aerolíneas de bajo coste
Aquellos que critican los cargos extra y los viajes básicos lo consideran una carrera hacia el abismo, pero el fenómeno de los vuelos baratos no languidece. Famosas por sus tarifas bajas para visitar ciudades, algunas aerolíneas de bajo coste (como JetBlue o Ryanair) expanden su oferta a los vuelos de larga distancia con precios imbatibles. Eurowings vuela de Europa a Ciudad del Cabo, Bangkok y más allá, y Norwegian vuela desde Londres a las principales ciudades de EE UU, y tiene previsto ampliar su oferta.
El aumento de la competencia en el sector turístico se traduce en precios más económicos, los cuales, combinados con apps de reservas fáciles de utilizar, inspiran a los viajeros a tomar decisiones más impulsivas a la hora de viajar. Las ciudades son el mejor destino de última hora; solo hay que reservar un vuelo barato, encontrar alojamiento en HotelTonight.com, por ejemplo, y salir a explorar.
Por Emma Sparks, autora de Lonely Planet
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