Costa Rica a tu altura: un paseo por las cumbres más importantes
Cuando uno prepara un viaje, un gran viaje, siempre espera llegar al destino y que sus expectativas se vean cumplidas o, incluso, multiplicadas. Costa Rica es una apuesta segura.
Naturaleza por doquier; playas de ensueño y aguas celestes; gastronomía, tradiciones y cultura; y por supuesto, los ticos, gente hospitalaria y sonriente (el tico más famoso es Keylor Navas). Con estos antecedentes no hay quien se resista a viajar a Costa Rica, el país de la Pura Vida. Pero, además, si te queda alguna duda sobre si Costa Rica puede pasar a ser el primero en el ranking de tu lista de viajes, te damos 6 razones de altura:
CERRO CHIRRIPÓ
Situado dentro del Parque Nacional Chirripó, en la cordillera de Talamanca, el cerro del Chirripó Grande es el pico montañoso de mayor altitud del país con 3.819 metros de altura. En esta cordillera, que es la más extensa de Costa Rica, se encuentra una de las zonas con mayor biodiversidad del país. Para recorrerla, hay que viajar a San Gerardo de Rivas desde donde comienza la ruta. Durante el recorrido se puede disfrutar de una exuberante vegetación, unas increíbles vistas y miles de especies de aves exóticas que allí moran. La culmina el Cerro Chirripó, el punto más alto de Costa Rica, desde donde se pueden apreciar las costas caribeña y pacífica con solo girar la cabeza. Desde el Chirripó se puede disfrutar de hermosos paisajes glaciares que ofrecen los valles en forma de U, lagunas y terrazas.
CERRO BUENAVISTA
Sin salir de la Cordillera de Talamanca, se encuentra el macizo Cerro Buena Vista con una altitud de 3.491 metros. Cuenta la leyenda que los pioneros del Valle del General lo utilizaban como ruta natural y debido a las bajas temperaturas (entre 1º y 13º) muchos murieron en el trayecto. Por esto hoy en día es más conocido como Cerro de la Muerte. La vegetación que se puede encontrar en el recorrido, son principalmente extensos bosques de robles y encinas que se elevan hacia el cielo entre nieblas trasladándonos mentalmente a paisajes propios de los cuentos. En las cotas más altas, los páramos se adueñan del paisaje. Si estamos atentos podremos admirar entre la bruma, el vuelo esmeralda del mítico Quetzal.
VOLCÁN IRAZÚ
La montaña del Temblor y el Trueno en lengua indígena. Tras este poético nombre, se haya el volcán más alto de Costa Rica con 3.432 metros. De fácil acceso, el macizo que cuenta con cinco impresionantes cráteres, se encuentra a hora y media en coche desde San José. Llegar a la cima tiene premio ya que al despejar la neblina, desde esta atalaya impresionante, se despliega ante el visitante la vista de los dos océanos Pacífico y Atlántico; gran parte del territorio nacional de Costa Rica estará visible a tus pies, y si dispones de un pequeño telescopio llegarás a divisar el Lago de Nicaragua. Algunos de los ríos más importantes del país nacen aquí: el Reventazón, el Sarapiquí, el Toro Amarillo y el Sucio, algunos de ellos también míticos para los amantes de deportes de aventura como el rafting.
VOLCÁN POÁS
Con sus más de 2.700 metros de altitud el volcán Poás es otra de las grandes cumbres del país. El Parque Nacional que lleva su nombre fue fundado en 1971 y se encuentra cerca de la capital del país por lo que su visita resulta cómoda, más aun, teniendo en cuenta que su accesibilidad es excelente para todos hasta el mirador del cráter. En realidad se compone de tres cráteres: el principal, que está activo, es uno de los cráteres más grandes del mundo con sus más de 1.300 de diámetro y sus 300 metros de profundidad. Una laguna ácida ocupa su centro haciendo de él un cráter de tipo géiser. A veces las nubes cubren la cima, pero es un espectáculo ver cómo la bruma se disipa haciendo que la vista se despliegue ante nosotros como por arte de magia. El cráter Botos tiene también una laguna; ésta de color verde debido al contenido en ácido sulfúrico y está rodeado de bosque nuboso confiriéndole gran belleza. El tercer cráter presenta extensas coladas eruptivas. La flora y fauna de los alrededores también impresiona, como las sombrillas del pobre con sus descomunales hojas o los helechos arborescentes que nos trasladan a paisajes prehistóricos.
Para rematar la visita, merece la pena probar las deliciosas fresas de volcán que se pueden comer tal cual o preparadas en batidos con leche de la zona.
VOLCÁN TURRIALBA
El Volcán Turrialba con sus 3.340 metros de altitud es el más díscolo de Costa Rica y últimamente acapara las noticias debido a las columnas de cenizas que expulsa desde el mes de mayo. Es el segundo volcán más alto del país y con el volcán Irazú forma un solo sistema. Es un estratovolcán de forma ovalada formado gracias a eventos explosivos y efusivos de lavas. El hecho de ser el volcán más activo tiene como contrapartida, que sus suelos sean tremendamente ricos por lo que son de gran importancia para el cultivo de todo tipo de hortalizas y la cría de ganado por sus pastos.
En sus faldas se encuentra el Monumento Nacional Guayabo, uno de los yacimientos arqueológicos de la época precolombina más importantes del país y que merece la pena ser visitado.
VOLCÁN ARENAL
Con sus casi 1.700 metros de altitud, este volcán no es una de las cumbres más altas del país ni lo pretende. Sin embargo su orgullosa silueta es la más conocida de todos los volcanes de Costa Rica. Todos los calificativos le encajan: imponente, majestuoso, gallardo… su perfil se eleva desde las llanuras que lo circundan a modo de torre del campanario de una catedral. Como las dos caras de una misma moneda, impresiona la diferencia de sus laderas: una cuajada de densos bosques lluviosos siempre verdes; la otra, cubierta por la espectacular costra que forman las coladas de su última erupción en 1992. Existen rutas muy sencillas que nos llevan hasta los pies de las mismas para poder admirar la fuerza de la naturaleza, a la vez destructora y generadora de vida. El parque acoge en su seno casi 80 especies de mamíferos, más de 50 de anfibios, aves y reptiles que podemos admirar recorriendo los senderos con los que cuenta el parque. Un habitante muy especial es un espectacular ejemplar de árbol de ceiba de más de 400 años de edad.
A los pies del volcán y aprovechando los recursos que genera hay hoteles con spas y complejos hidrotermales que son la mejor forma de relajarse tras la aventura de recorrer las cumbres de Costa Rica.
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