Embobarse con los monos de la nieve, Japón
El mejor lugar para estar el 18 de diciembre
¿Por qué? Para ver monos dándose baños termales en pleno invierno
Entre las altas montañas, las estaciones de esquí y los volcanes del noroeste de Tokio destaca otra atracción natural: los monos de la nieve de Jigokudani Yaen Koen. Estos macacos japoneses viven más al norte y bajo temperaturas más frías que cualquier otro primate. Durante el gélido invierno japonés sobreviven a base de una dieta magra de cortezas y brotes de árboles, e intentando mantenerse calientes. Los monos de la nieve tienen una asombrosa capacidad para transmitir nuevas ideas; de hecho, el famoso “efecto del centésimo mono” (que las nuevas ideas se extienden de forma espontánea cuando alcanzan la masa crítica) surgió a raíz de un estudio científico por el cual varias generaciones de monos acabaron lavando su comida en el océano tras hacerlo una sola mona la primera vez.
El mismo patrón de conducta hizo que, después de que en 1963 una mona se diera un chapuzón en uno de los manantiales termales de Nagano (en un día frío, el agua a 50°C debió parecerle el paraíso), los 270 monos de Jigokudani (valle del Infierno) adquirieran la misma costumbre.
Esta serie de manantiales termales está en las afueras de Yudanaka, una localidad de arquitectura antigua, calles adoquinadas y 19 spas y pensiones. (http://ift.tt/1nssNc8)
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