viernes, 31 de mayo de 2019

Viajes. Nabónido, el último rey de Babilonia

El destino de Nabónido, el último rey de Babilonia, empezó a fraguarse lejos de la gran capital mesopotámica, en Harrán, una ciudad al norte de Siria. De allí procedían probablemente sus padres, sin conexión con la realeza y seguramente de condición modesta. Sobre la madre tenemos información muy precisa gracias a una autobiografía que se le atribuye y que, según las fuentes, escribió cuando tenía 104 años. Sabemos así que se llamaba Adad-guppi, nombre que sugiere que era de origen arameo. Cuando Harrán fue destruida por el rey babilonio Nabopolasar y sus aliados medos en el año 609 a.C., ella y su marido marcharon a Babilonia, tal vez como cautivos. Una vez en la capital entraron a formar parte del personal de la corte, aunque su rango no era elevado. Adad-guppi explica asimismo que presentó a su hijo Nabónido en la corte babilonia y que éste sirvió al rey Nabucodonosor, aunque no sabemos qué cargó ocupó.

Nabónido sin duda adquirió con el tiempo una posición destacada en el palacio real. Y, de este modo, cuando ya era un hombre de edad avanzada –como se deduce del hecho de que tenía un hijo ya mayor, al que nombraría regente al conquistar el trono–, intervino directamente en la crisis política que se abrió en Babilonia a partir de la muerte de Nabucodonosor II, en el año 562 a.C.



Los seis años siguientes fueron para Babilonia un período convulso, en el que se sucedieron hasta tres reyes, dos de los cuales fueron asesinados. El último acto de la crisis se inició con el ascenso al trono en 556 a.C. de Labashi-Marduk, hijo del rey Neriglisar. Seguramente el nuevo monarca era aún un niño, por lo que nada pudo hacer frente a una conspiración de palacio que apenas dos meses después lo derrocó y acabó con su vida. Según el historiador Beroso, «la debilidad del rey se hizo aparente de muchas maneras» y fueron sus «amigos» quienes lo asesinaron.

Rey a su pesar

Tras la muerte de Labashi-Marduk, Nabónido fue aclamado como nuevo soberano, quizá sin que él mismo lo buscara. Al menos eso declara en la crónica que encargó en su decimotercer año de reinado: «En mi mente no estaba la idea de ser rey». Sin duda, Nabónido debió de formar parte de la conjura, pero no parece que fuera el líder. Tal vez lo aupó al trono su propio hijo, Belshazzar (conocido también como Baltasar). Así se explicaría que justo después de la proclamación de su padre, Belshazzar ascendiera a un lugar preeminente en la corte y se convirtiera en regente del reino durante el largo período de tiempo en que Nabónido estuvo ausente de la capital.



En cualquier caso, en los inicios de su reinado Nabónido actuó como si quisiera hacerse perdonar la manera en que había llegado al trono. Se esforzó en comportarse como sus predecesores y quiso mostrarse como un rey piadoso y respetuoso con las tradiciones religiosas babilonias. Un ejemplo de este empeño fue la restauración del Ebabbar, el principal templo de la ciudad de Sippar, 60 kilómetros al norte de Babilonia. En tan sólo dos años se excavó el terreno hasta llegar a los cimientos más antiguos del templo y se procedió a la reconstrucción, de manera que en su tercer año de reinado Nabónido pudo dedicar el Ebabbar y presentar una tiara a Shamash, el dios del sol, «según las antiguas costumbres». Durante los trabajos de excavación de los cimientos del templo se descubrió una estatua del rey Sargón de Acad (2333-2278 a.C.), una antigüedad ya en esa época. Nabónido hizo colocar esta estatua en el Ebabbar y ordenó que se le rindiera culto como si fuera la imagen de un dios. Aprovechando seguramente este hallazgo, Nabónido hizo colocar también en el Ebabbar una estatua suya, no para ser adorada sino como un elemento votivo. Este hecho podría interpretarse, una vez más, como ejemplo de la voluntad de Nabónido de relacionar su propia persona con ilustres gobernantes del pasado.

En los momentos iniciales de su reinado, Nabónido también dedicó especial atención al mantenimiento del culto a las principales divinidades de Babilonia, sobre todo a Marduk, el dios patrono de la ciudad. En Sippar restableció las ofrendas en el templo de Marduk y su paredra (esposa) Sarpanitu, e hizo lo propio en Uruk. Una inscripción nos informa de que el monarca restauró también el templo de Ishtar de Acad, en la ciudad de Agadé.

El rey en un oasis de Arabia

En el cuarto año de su reinado, Nabónido tomó una sorprendente decisión: abandonó la capital, Babilonia, dejando a su hijo Belshazzar a cargo del reino, y se estableció en el oasis de Teima, en el desierto de Arabia. Ordenó rodear esta ciudad de una muralla y se hizo construir un palacio. El traslado tal vez estuvo relacionado con la amenaza creciente que ejercía sobre Babilonia el emergente Imperio persa, dirigido desde 559 a.C. por un belicoso monarca, Ciro II. Temiendo que los persas ocuparan Siria y cortaran las rutas comerciales de Babilonia hacia el norte, Nabónido tal vez quería explorar un acceso alternativo al mar a través del norte de Arabia, una zona económicamente muy próspera en esa época.



Tras diez años en Teima, Nabónido regresó a Babilonia, quizá porque su presencia en la capital era necesaria para hacer frente a la amenaza de Ciro, o bien porque decidió asumir directamente el poder ante las discrepancias que tal vez surgieron con su hijo Belshazzar. Cabe señalar igualmente que en esos años se había producido en Babilonia una hambruna.
En cualquier caso, fue a su regreso de Teima cuando el monarca decidió llevar a la práctica un proyecto que sin duda acariciaba desde hacía años y que tendría consecuencias dramáticas para el Imperio babilónico: el de promover a lo más alto del panteón al dios lunar Sin, una divinidad que había caído en el olvido en la ciudad, pero a la que el monarca se sentía muy ligado seguramente por el ejemplo de su madre, gran devota de Sin.

Nabónido tomó una sorprendente decisión: abandonó la capital, Babilonia, dejando a su hijo Belshazzar a cargo del reino

Nabónido ordenó convertir varios templos en santuarios dedicados a Sin. La decisión se dio a conocer en todos los rincones del Imperio mediante la erección de estelas en las que se explicaba el lugar de privilegio que a partir de entonces ocuparía el dios lunar, y se argüía que la medida del rey le había sido inspirada directamente por el dios mediante una señal o signo; era, decía, la «obra de Sin» (epišti Sîn en acadio). Nabónido dedicó una especial atención a los templos de Sin en Harrán y en Ur, y en esta última ciudad consagró incluso a su hija, En-nigaldi-Nanna, como gran sacerdotisa del dios, emulando a Sargón de Acad, que había hecho lo propio con su hija Enheduanna. Los trabajos de reconstrucción fueron conmemorados en la autobiografía de la madre de Nabónido, en la que ésta vinculaba directamente el poder del monarca con la protección del dios: «Sin, el rey de los dioses, me miró. Él llamó a Nabónido, mi único hijo, mi vástago, a la realeza. Él personalmente le entregó la realeza de Sumer y Acad, desde la frontera de Egipto y el mar superior, hasta el mar inferior, toda la tierra».

La venganza de Marduk

La nueva política religiosa de Nabónido provocó el rechazo de la clase sacerdotal de Babilonia. Ya su marcha al oasis de Teima fue vista como una traición a la ciudad y a sus tradiciones. La ausencia del rey supuso, por ejemplo, que se cancelasen las ceremonias del festival del Año Nuevo, que el monarca debía presidir. Entre ellas estaba la introducción de la estatua de Marduk en su templo, que indicaba el inicio del año, por lo que su suspensión perturbaba el ciclo de cultos en la ciudad. Al regreso de Nabónido a Babilonia la situación se agravó, pues el rey ordenó que hasta el templo de Marduk fuera consagrado a Sin. Los sacerdotes de aquel dios y de otras divinidades cuyos templos habían sido usurpados para el nuevo culto lunar se convirtieron en enemigos acérrimos del rey, al que acusaron de comportamiento impío; su dios Marduk los vengaría, aseguraban.

Esa venganza llegó en el decimoséptimo año del reinado de Nabónido. El rey persa Ciro entró en los dominios de Nabónido en 539 a.C., procedente de los montes Zagros, y derrotó a los babilonios en una sangrienta batalla en la confluencia de los ríos Diyala y Tigris, cerca de Opis. Tras saquear esta ciudad y masacrar a sus habitantes, Ciro se dirigió a Sippar. Entretanto, se desarrolló en Babilonia una conspiración contra Nabónido, que fue hecho prisionero. La ciudad se rindió al general persa Gobryas y poco después Ciro hizo su entrada triunfal en ella. No se sabe a ciencia cierta cuál fue el destino de Nabónido: según una fuente, se le envió al exilio en una remota provincia del Imperio persa, mientras que el historiador griego Jenofonte asegura que el último rey de Babilonia fue asesinado.

Para saber más

Breve historia de Babilonia. Juan Luis Montero Fenollós.Nowtilus, Madrid, 2012.
El profeta. Sholem Asch. La Llave, Vitoria, 2001.



via http://bit.ly/JKJLOL http://bit.ly/2W11UBz

miércoles, 29 de mayo de 2019

España. Planes que solo puedes hacer en España

Si estás pensando en hacer un viaje a España, nos gustaría contarte ideas curiosas o interesantes de cosas que solo puedes hacer aquí. Por ejemplo, celebrar la original fiesta de Sant Jordi o ver animales realmente especiales como el lince ibérico. Esta es nuestra particular lista de planes. ¿Has hecho alguno ya?



via http://bit.ly/2MebQrJ

Mujeres que viajaron. Invitación a lanzamiento de "Violencia de género, pobladoras y feminismo popular" Hillary Hiner (Tiempo Robado Editoras) Santiago 7 junio 2019




via Carla Ulloa Inostroza http://bit.ly/2WxEmbC

lunes, 27 de mayo de 2019

Viajes. El calentamiento global aumentará las turbulencias en los aviones

Aunque las compañías aéreas se esmeran por hacer cada vuelo vuelos lo más confortable posible, hay algo que no pueden evitar: las incómodas turbulencias. Los planes de vuelo se confeccionan evitando las zonas donde haya fuertes turbulencias que puedan suponer un riesgo para los pasajeros. A pesar de ello, en ocasiones a los pilotos no les queda más remedio que atravesar tramos de atmósfera donde el avión acaba zarandeado más de lo deseable.

La turbulencia asociada a las nubes de tipo cúmulo –en particular, los cumulonimbos (nubes de tormenta)–, no es ninguna sorpresa para los pilotos. A medida que una aeronave se acerca a esas formaciones nubosas o penetra algo en ellas, el grado de agitación del aire aumenta, lo que se manifiesta en el avión en forma de traqueteo, más o menos intenso.

Turbulencias imprevisibles

Existen sin embargo otro tipo de turbulencias mucho más imprevisibles, que surgen en ausencia de nubes y que muchas veces pilla de sorpresa a los pilotos, pues no existen en las aeronaves sistemas que permitan detectarla con antelación, salvo en algunas áreas extensas donde sí se puede predecir su existencia. Se trata de la turbulencia en aire claro, conocida en el argot aeronáutico como CAT (Clear Air Turbulence). Una de las zonas donde aparece es en las inmediaciones de las corrientes en chorro, que los aviones comerciales aprovechan para reducir la duración de sus trayectos y el consumo de combustible, aprovechándose del impulso adicional que proporcionan los vientos intensos que soplan en ellas.

Los pilotos suelen evitar las zonas donde existe un pronóstico de turbulencias, pero no siempre pueden preverse

Para penetrar en una corriente en chorro, un avión debe obligatoriamente que atravesar zonas de CAT, aunque el piloto siempre evita las áreas (pronosticadas) donde esa turbulencia es particularmente fuerte y peligrosa. Esta operación rutinaria en muchas rutas aéreas, de entrar y salir de las corrientes en chorro, con el consiguiente traqueteo en el avión, puede acarrear en un futuro cercano una experiencia mucho más traumática para los pasajeros.

La intensidad de la CAT en las zonas atravesadas por los aviones tenderá a aumentar si lo sigue haciendo la temperatura planetaria, tal y como sugieren las proyecciones climáticas.

Un vuelo más desagradable

Esta fue la conclusión a la que llegó en 2017 un equipo de científicos capitaneado por Paul Williams, profesor de Ciencias Atmosféricas en la Universidad de Reading (Inglaterra, Reino Unido). Ese aumento de la intensidad de la turbulencia ya se está detectando en muchas rutas aéreas y a distintas altitudes de crucero, pero si el calentamiento global –tal y como se prevé– va a más a lo largo del presente siglo, las zonas donde los aviones puedan sufrir turbulencia severa, lo que acarrea accidentes a bordo, en forma de daños y lesiones en los pasajeros, irán a más en todo el mundo.

La posibilidad de toparse con una zona de turbulencias podría duplicarse e incluso triplicarse en las próximas décadas

Estos investigadores sugieren que la probabilidad de sufrir en un vuelo la desagradable y peligrosa experiencia de una CAT severa podría duplicarse e incluso triplicarse en las próximas décadas. En un estudio más reciente, también dirigido por el profesor Williams, gracias a unas simulaciones atmosféricas llevadas a cabo con un superordenador, se ha podido cuantificar cómo aumentará la turbulencia en los vuelos trasatlánticos en invierno a una altitud de crucero de 12 kilómetros, en el periodo 2050-2018. Mientras que la CAT débil a moderada aumentará un 75%, la moderada lo hará en un 94% y la moderada a severa en un 149%.

Una investigación de esta naturaleza no está exenta de incertidumbres, pero es un toque de atención que seguramente obligará a mover ficha a las compañías aéreas. El cambio climático, aparte de obligar a reducir drástica y urgentemente las emisiones de CO2 por parte de los aviones, también impulsará la búsqueda de nuevas rutas “menos turbulentas”, si se quiere seguir transmitiendo la idea de que la aviación es el medio de transporte más seguro del mundo. Las estadísticas de accidentes así lo certifican, pero el miedo a volar es libre y una ración extra de turbulencia podría dejar en tierra a muchas personas.

José Miguel Viñas (@Divulgameteo)
Colaborador de 'Órbita Laika', responsable de www.divulgameteo.es y consultor de la Organización Meteorológica Mundial



via http://bit.ly/JKJLOL http://bit.ly/2MbIYQI

Pachinko. 5 museos y espacios didácticos de Ferrol para visitar con niños

Fotos de Ferrol en Galicia, Teo Juanito y Oriol en el Museo Naval

«¿Pero cómo lleváis a los niños a los museos, si son muy aburridos?». Nada más lejos de la realidad. Prácticamente en cada viaje incluimos alguno de estos espacios porque suelen ser lugares que nos enseñan a conocer mejor la historia, las tradiciones y las particularidades del destino que visitamos. Además, son planes que despiertan la curiosidad y la creatividad de los peques. ¿El resultado? La mayoría de las veces nos sorprenden con preguntas y ocurrencias sobre temas que nunca hubiéramos imaginado. Nuestro reciente viaje a Ferrol con los niños estuvo repleto de actividades interesantes entre los que se encontraban algunos museos que les encantaron a nuestros hijos.

Los barcos y el mar, el agua, animales y plantas de Galicia, talleres muy divertidos con objetos reutilizados, planes perfectos para un día de lluvia… vamos a recomendarte 5 museos y espacios didácticos de Ferrol para visitar con niños.

Museos para visitar en Ferrol con niños

Fotos de Ferrol en Galicia, muelle de Curuxeiras

Hay museos que aparentemente no están enfocados para los más pequeños de la casa, pero que logran enganchar a los niños con estupendas visitas guiadas y un lenguaje que pueden comprender perfectamente. Mantener a los peques alerta y sorprenderles es muy importante para que aprendan mientras se divierten y eso lo logramos en los museos de Ferrol que visitamos con los niños. Vamos a descubrirte los más interesantes de esta ciudad gallega.

Museo de la Construcción Naval

Fotos de Ferrol en Galicia, Teo en el Museo de la Cosntruccion Naval

El Museo de la Construcción Naval (Exponav) es probablemente el espacio que más les gustó a nuestros hijos de Ferrol. Hay muchos aspectos que tanto ellos como nosotros aprendimos de los barcos y la navegación gracias a una fantástica visita guiada. Nociones tan básicas como qué debe tener una embarcación para que se considere un barco, los distintos materiales y técnicas que se han utilizado a lo largo de la historia para construirlos, cómo es la vida a bordo, elementos de comunicación y todo, absolutamente todo, sobre la navegación se resuelve en este apasionante museo.

Con esta visita quedó más que patente que a los niños les encantan los barcos y Ferrol es toda una referencia a nivel nacional en este sentido. El Museo de la Construcción Naval está emplazado en el edificio Herrerías incluido en Arsenal de los Diques en la zona del Arsenal ferrolano. La antigua fábrica es preciosa y sus dos plantas están plagadas de paneles, maquetas y utensilios sobre los hitos históricos más relevantes de España en cuanto a la construcción de barcos se refiere. La mayoría de elementos son manipulables y nuestros hijos no se cortaron un pelo en tratar de averiguar cómo funcionaban. Tanto niños como adultos pasamos un buen rato imaginando viajes y travesías allende los mares.

¿Qué hacer en Ferrol con niños?


Si Ferrol ya es de por si un destino muy divertido para viajar con niños, la experiencia se tornó más entretenida si cabe al visitarla con nuestros amigos de TusDestinos.net. Lo pasamos de miedo descubriendo la ciudad y su entorno mientras ayudamos a María Jesús y su familia a grabar este divertido vídeo con todo lo que puedes hacer en Ferrol con niños. ¿A qué esperas para darle al play?

Museo Naval de Ferrol

Fotos de Ferrol en Galicia, Museo Naval

Un complemente perfecto al Museo de la Construcción Naval (Exponav) lo pone el Museo Naval de Ferrol que está justo enfrente y que además comparten acceso. Ferrol ha sido una referencia a nivel nacional en cuanto a construcción de buques para la Armada Española y eso se refleja claramente en esta sala de exposiciones emplazada en la zona del Arsenal ferrolano. Quizás lo más interesante de este lugar son sus maquetas y reproducciones. Por ejemplo, se pueden observar con todo detalle modelos a escala de la fragata Santa María Magdalena, el buque-escuela Galatea y el navío San Carlos Real de España.

El Museo Naval de Ferrol está ubicado en el antiguo Cuartel de Presidiarios y muestra perfectamente la vinculación que ha tenido la ciudad gallega con la Armada desde 1726, fecha en la que la ría de Ferrol y la villa de la Graña fueron escogidas para construir los buques de guerra españoles en la costa norte. Además de las maquetas y reproducciones, el museo conserva en la actualidad más de cien piezas de artillería o instrumentos náuticos que se han empleado a lo largo de los últimos siglos y que lógicamente han sufrido una evolución tecnológica impresionante.

Aquaciencia

Fotos de Ferrol en Galicia, Teo, Juanito y Oriol en Aquaciencia

Otro de los espacios didácticos que más les gustó a nuestros hijos y que además está al aire libre es el el jardín didáctico Aquaciencia, emplazado en el precioso parque Reina Sofía de Ferrol. Se trata de un área de unos 5.000 metros cuadrados que aprovecha todas las características ambientales de la zona para mostrar de una forma muy divertida todas las funciones del agua y los distintos usos que se le puede dar para aprovechar su fuerza (por ejemplo, para generar energía).

Fotos de Ferrol en Galicia, Oriol en Aquaciencia

La visita a Aquaciencia es de lo más entretenida. Se trata de un recorrido circular donde los niños pueden descubrir mientras juegan con distintos cachivaches cómo es el agua en su estado natural, formando ríos y lagunas, o canalizada artificialmente. De una manera muy agradable y atractiva, los peques pueden pasear por el jardín mientras se entretienen con diferentes herramientas, pinceles, modelos y paneles donde el agua es la protagonista. Diversión y aprendizaje sobre uno de los elementos imprescindibles para la vida.

¿Dónde dormir en Ferrol?

  • Te recomendamos el Hotel Carrís Almirante, perfecto para disfrutar de Ferrol en familia y moverte rápidamente a pie por el centro. Habitaciones espaciosas y desayuno riquísimo.

El Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural

Fotos de Ferrol en Galicia, Juanito, Teo y Oriol en el Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural

El Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural es otro de los lugares imprescindibles para visitar en Ferrol con niños, especialmente si haces la visita guiada con una persona tan implicada como Pablo. Sus explicaciones mantuvieron en vilo a los peques que nos sorprendieron gratamente con una batería de preguntas insólitas. En este museo tuvieron la ocasión de aprender de la fauna, la flora y los recursos naturales que hay en los alrededores de Ferrol.

Fotos de Ferrol en Galicia, Teo y Oriol Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural

Lo que más llamó la atención de Teo y Oriol fue la posibilidad de tocar un cráneo real de lobo, los colmillos de una serpiente, las «barbas» de una ballena o una cría de calamar gigante. Lo más sorprendente de todo es que casi todo el personal que hace posible que este museo abra sus puertas es voluntario. La mayoría de objetos que se exhiben son donaciones de particulares o hallazgos que no saben muy bien donde encajan y el equipo del Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural se encarga de catalogar, restaurar y exponer. Todo esto hace que sea un espacio expositivo pequeño pero que se enfoca con mucha pasión… y eso se nota en la visita.

Aula de Ecoloxía Urbana de Ferrol

Fotos de Ferrol en Galicia, Teo en el Aula de Ecoloxía Urbana de Ferrol

A veces no necesitamos de grandes recursos para pasarlo bien y ser creativos. Un claro ejemplo son los talleres y actividades que proponen en el Aula de Ecoloxía Urbana de Ferrol emplazada en la céntrica Rúa Cantón Molins. En este lugar se hacen propuestas educativas para todos los públicos pero con materias primas muy sencillas extraídas de productos reciclados y recuperados para darles un uso más artístico y divertido.

La visita al Aula de Ecoloxía Urbana de Ferrol es una experiencia fantástica para que los niños fomenten su creatividad mientras se lo pasan bien y además, le dan un segundo uso a objetos cotidianos como tapones de corcho, hueveras, cordeles o viejos periódicos. Tanto Teo como Oriol disfrutaron pintando, cortando y creando sus propios juegos de damas o un disco de Newton con el que creaban ilusiones ópticas. Además, puede haber gente de avanzada edad haciendo otras actividades así que es una buena ocasión para compartir una experiencia artística entre los más mayores y los más pequeños de la casa.

Fotos de Ferrol en Galicia, Oriol en el Aula de Ecoloxía Urbana

¿Te han gustado nuestros 5 museos y espacios didácticos de Ferrol para visitar con niños? ¿Tienes otra recomendación? Cuéntanoslo en los comentarios, pues nos encantaría escucharte. Para más información puedes visitar la web de Turismo de Ferrol.

Fotos de museos de Ferrol para niños

Fotos de Ferrol en Galicia, Oriol en el Museo de la Construcción Naval Fotos de Ferrol en Galicia, Juanito, Teo y Oriol en el Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural Fotos de Ferrol en Galicia, Teo Juanito y Oriol en el Museo Naval Fotos de Ferrol en Galicia, Oriol en el Aula de Ecoloxía Urbana Fotos de Ferrol en Galicia, Museo Naval Fotos de Ferrol en Galicia, Teo en el Aula de Ecoloxía Urbana de Ferrol Fotos de Ferrol en Galicia, Teo, Juanito y Oriol en Aquaciencia Fotos de Ferrol en Galicia, Teo y Oriol en el Ayuntamiento de Ferrol

via Pau http://bit.ly/2HGqhRe

Periodismo viajero. SUIZA: REGIÓN DE VAUD, DÓNDE NOS RECLAMA LA NATURALEZA

Lausana. Lago Lémanue

 

QUÉ HACER EN ESTA HERMOSA REGIÓN SALPICADA DE PUEBLOS HERMOSOS, NATURALEZA EXUBERANTE Y UNO DE LOS LAGOS MÁS BELLOS DEL MUNDO, EL LAGO LEMAN

1.HOMENAJE AL MUNDO DEL VINO

La Fiesta de los Viticultores. Del 18 de julio al 11 de agosto, en Vevey

Como celebración única en su género, la Fiesta de los Viticultores es el punto culminante para los trabajadores vinícolas, a quienes se les rinde un importante homenaje.  Esta celebración tiene lugar una sola vez cada generación en Vevey, enfrente del lago Leman y de los Alpes, y está organizada por la Fraternidad de los Viticultores desde el siglo XVII. Es una genuina fiesta de la memoria y la identidad de los «bodegueros» y figura, desde el 1 de diciembre de 2016, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Se trata asimismo de la primera tradición viva de Suiza que se ha beneficiado del reconocimiento de la UNESCO. Las últimas ediciones se celebraron en 1955, 1977 y 1999.

Ahora, entre el 18 de julio y el 11 de agosto, Vevey celebrará la duodécima edición de esta fiesta única en el mundo.

Magnífico emplazamiento. Un recinto impresionante y mágico se presenta como centro de esta manifestación de homenaje a los trabajadores de las viñas y sus productos. Este recinto se inspira a la vez en el modelo del emplazamiento predecesor y en las viñas escalonadas en terrazas y tiene la elegancia propia de un teatro. Los diseñadores de la Fiesta han buscado un espacio “cálido y acogedor, capaz de captar el encanto del sol durante el día y de las estrellas por la noche”.

Protagonismo de figurantes y trajes. 6.000 figurantes darán vida y color a la próxima Fiesta de los Viticultores. Lejos de asumir un protagonismo secundario, los figurantes van a aportar a la festividad ritmo y ambiente. Y ello gracias a sus movimientos, pero sobre todo a sus trajes, en los cuales la tradición se funde con la poesía, auténtico elemento distintivo del organizador del acto.

Entradas a la Fiesta y más imfprmación en: hotelfevi19.ch

 

2. SOBRE LA NATURALEZA

Lausanne Jardins: del 15 de junio al 12 de octubre

Lausanne Jardins es un acontecimiento cultural que conjuga paisajismo y reflexión sobre la ciudad. A lo largo de un verano, el evento propone la incorporación de jardines en el espacio urbano: calles, plazas, terrenos abandonados, fachadas de edificios o tejados. La edición de 2019 de Lausanne Jardins está dedicada al tema del campo abierto. Algunos espacios urbanos nunca se han encementado y han permanecido en contacto con el mundo subterráneo. Es sobre ese terreno fértil donde los participantes en el concurso internacional han desplegado toda su imaginación: 136 proyectos de Suiza, España, Rusia y otros lugares más lejanos.

Catedral de Lausana

Más información: El acceso es gratuito las 24 horas del día durante cuatro meses,  desde mediados de junio a mediados de octubre. www.lausannejardins.c

 

3. HABLEMOS DE CULTURA

Plateforme 10. Nuevo barrio de las artes en Lausana

La alianza del Museo Cantonal de Bellas Artes (mcb-a), del Museo de l´Elysée y del mudac, completado con la presencia de las Fundaciones Toms Pauli y Felix Vallotton, conformarán la PLATEFORME 10, un nuevo “barrio de las artes” ubicado al lado de la estación de ferrocarril de Lausana. Una genuina plataforma cultural cuyo objetivo es ir más allá de las disciplinas propias de cada una de las instituciones presentes para crear una emulación y un alma del lugar con fuerte poder de atracción. La primera parte de la Plateforme 10 se inaugurará el 5 de octubre de 2019 con la apertura del mcb-a, mientras que el Museo de l´Elysée y el mudac abrirán sus puertas en 2021.

El Museo Cantonal de Bellas Artes (mcb-a) presentará obras suizas e internacionales con una filosofía aperturista a todo y para todos. El Museo de l´Elysée pondrá de relieve un mundo de la fotografía en constante evolución. El Museo del Diseño y de las Artes Aplicadas Contemporáneos (mudac) aportará su visión ecléctica sobre las múltiples disciplinas de la creación artística. Se prevé la instalación de una librería, un centro de documentación y varios restaurantes sobre el emplazamiento.

Proyectos arquitectónicos. El edificio que acogerá el mcb-a ha sido diseñado por el estudio de arquitectura del italiano Fabrizio Barozzi y el español Alberto Veiga. El proyecto de edificio que albergará el mudac y el Museo de l´Elysée, diseñado por los arquitectos portugueses Manuel y Francisco Aires Mateus, fue elegido por un jurado de forma unánime en octubre de 2015. www.plateforme10.ch/fr

 

4. CLASE DE GASTRONOMÍA

Alta gastronomía de Vaud

Lavaux

Para seguir sorprendiendo a los amantes de la gastronomía, los restauradores buscan de forma incesante la innovación y la excelencia, de lo que Michelin y Gault&Millau, prestigiosas guías francesas del sector, se hacen eco honrando a los mejores chefs por la calidad y originalidad de su cocina.

En 2019, debemos destacar en particular a la joven chef Marie Robert, del Café Suisse de Bex, que ha conseguido el reconocimiento unánime de las guías citadas por la precisión, originalidad y elegancia de sus platos. Ha sido elegida “cocinera del año 2019” por Gault&Millau, que le concede dos puntos suplementarios (16/20). Entra además en la guía Michelin con una primera estrella. cafe-suisse.ch

Marie Robert

 

Cédric Bourassin, Mejor Trabajador de Francia, ha sido también galardonado con una estrella Michelin en el restaurante “Berceau des Sens”. Bella recompensa para este chef, que trabaja con un grupo de estudiantes en el restaurante de formación de la Escuela de Hostelería de Lausana. www.berceau-des-sens.ch

En el Hotel de Ville de Crissier, cerca de Lausana, Franck Giovanni es el cuarto chef que perpetúa la excelencia al frente de este establecimiento contabilizando 19 puntos de la famosa guía y 3 estrellas Michelin en la edición de la guía homónima de 2019. Él continúa el trabajo de sus antecesores, Benoît Violier, Philippe Rochat y Fredy Girardet, aportando una cocina más orientada a la proximidad, los vegetales, la frescura y la ligereza. restaurantcrissier.com

Eventos Gastronómicos en 2019

Lausana à Table! De abril a diciembre de 2019. La asociación “Lausanne à Table!” seduce a las papilas gustativas de los gourmets en la capital del Cantón de Vaud y sus alrededores. En 2019, más de 80 acontecimientos culinarios esperan a los amantes de la buena mesa en la octava edición de Lausanne à Table!. Combinando lo regional y las últimas tendencias, la fondue y la comida callejera, la artesanía culinaria local y la experimentación gastronómica, este evento tiene como propósito dar a conocer nuevos horizontes de sabor a los visitantes. Paseos, almuerzos deportivos, talleres culinarios, degustaciones de productos locales, cervezas tradicionales y vinos: habrá para todos los gustos. Una ocasión magnífica para descubrir los sabores de Vaud y de otros lugares en un ambiente distendido. www.lausanneatable.ch

MIAM Festival, del 8 al 10 de junio de 2019. El Miam Festival es un evento grato para el paladar, amigable, asequible y propio de Lausana. La tercera edición del festival se celebrará durante el fin de semana de Pentecostés, del 8 al 10 de junio de 2019, en la plaza de la Riponne en Lausana. En ella se concitará lo mejor de lo mejor de la gastronomía: restauradores, especialistas en banquetes, camiones de comida, artesanos, productores, tiendas de comestibles, etc. cuidadosamente seleccionados por la asociación Lausanne à Table! www.lausanneatable.ch

Bodegas abiertas de Vaud, 8 y 9 de junio de 2019.

De Bonvillars a Chablais, de La Côte a Vully pasando por Lavaux y Les Côtes de l’Orbe: seis regiones, seis climas, seis ambientes, seis destinos turísticos, más de 300 descubrimientos únicos y una hospitalidad diferente: todo ello incomparable en esta región vinícola rica en tradiciones y emociones. La cartilla de acceso, al precio de 30 francos suizos, permite el disfrute de 2 días de degustación en las bodegas del Cantón de Vaud y la oportunidad de descubrir los vinos de la cosecha de 2018. http://ete.myvaud.ch



via Oriol Pugés http://bit.ly/2wmbnZN

jueves, 23 de mayo de 2019

Viajes. Colapso turístico en el Everest

Tras una hora de ascenso desde el último campamento de la arista sudeste del Everest, Panuru Sherpa y yo dejamos atrás el primer cadáver. El escalador muerto estaba de lado, como si dormitara sobre la nieve. Tenía la cabeza semioculta por la capucha de la parka. A los diez minutos esquivábamos otro cuerpo, el de una mujer envuelta en una bandera canadiense, sujeta por una botella de oxígeno abandonada.

En nuestro duro ascenso por la empinada pendiente, Panuru y yo avanzábamos por la cuerda fija, el uno pegado al otro, encajonados entre desconocidos. La víspera, en el Campo III, nuestro equipo apenas tuvo compañía, pero al despertarnos esa mañana nos quedamos boquiabiertos al ver desfilar frente a nuestras tiendas una procesión interminable de alpinistas.

Ahora, de pronto, atrapados en un atasco a 8.230 metros de altitud, no teníamos más remedio que avanzar al mismo ritmo que la masa, cualesquiera que fuesen nuestras capacidades y nuestras fuerzas. En la oscuridad previa a la me­­dianoche elevé la vista y contemplé el rosario de luces (las linternas frontales de los alpinistas) ascendiendo hacia el cielo negro.

Por encima de mí había más de un centenar de escaladores que avanzaban lentamente. En una sección rocosa encontramos al menos 20 personas enganchadas a la misma cuerda raída, anclada al hielo por una sola estaca, totalmente doblada. Si la estaca se soltaba, la cuerda o el mosquetón cederían al instante ante el peso de una veintena de escaladores en caída libre, que rodarían montaña abajo directos a la muerte.

Panuru, el jefe de los sherpas de nuestro equipo, y yo nos desenganchamos de la cuerda fija, viramos hacia el hielo abierto y emprendimos un ascenso en solitario: la opción más segura para un montañero experimentado. Al cabo de 20 minutos, otro cadáver. Todavía asegurado a la cuerda, estaba sentado en la nieve, petrificado por la congelación, el rostro denegrido, los ojos abiertos como platos.Varias horas después, al pie del Escalón de Hillary, una pared de roca de 12 metros que constituye el último obstáculo antes de coronar, aún pasamos al lado de otro muerto. La tez gris bajo la barba de varios días, la boca abierta como si gimiera por el dolor de la muerte.

"Solo la mitad de la gente que hay aquí tiene la experiencia necesaria para escalar esta montaña"

Más tarde averiguaría la identidad de aquellos cuatro alpinistas: el chino Ha Wenyi, de 55 años; la canadiense de origen nepalí Shriya Shah-Klorfine, de 33; el surcoreano Song Won-bin, de 44, y el alemán Eberhard Schaaf, de 61. Durante mi descenso desde la cima, cada vez que pasaba delante de aquellos cuerpos congelados, pensaba en la pena infinita que embargaría a los suyos cuando les llegase la noticia. Yo también había perdido amigos en la montaña. Se desconocía la causa exacta de aquellas muertes, pero muchas de las bajas ocurridas en el Everest en los últimos tiempos se han atribuido a la peligrosa falta de experiencia. Con escaso entrenamiento en altura, algunos escaladores son incapaces de evaluar sus propias fuerzas y de saber cuándo hay que desistir y dar la vuelta. «Solo la mitad de la gente que hay aquí tiene la experiencia necesaria para escalar esta montaña –me dijo Panuru–. La otra mitad, sin experiencia, son los que corren más peligro de muerte».

Qué diferente era hace 50 años, cuando el 1 de mayo de 1963 James Whittaker, alias Big Jim, con la única compañía del sherpa Nawang Gombu, se convirtió en el primer estadounidense que alcanzaba el techo del mundo. Lo hizo por la arista sudeste, la ruta inaugurada en 1953 por el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay. Whittaker había escalado el monte McKinley unos años antes, y para Gombu era la tercera expedición al Everest. Tres semanas después de la ascensión de Whittaker y Gombu, en un arrebato de osadía sin precedentes, Tom Hornbein y Willi Unsoeld se abrieron camino por una ruta totalmente nueva, la arista oeste. (Los dos alpinistas habían coincidido en la expedición estadounidense-paquistaní al Karakorum de 1960.) Casualmente ese mismo día Barry Bishop y Lute Jerstad completaron la segunda ascensión estadounidense de la arista sudeste, y ambos equipos se encontraron al pie de la cima. Como ya había anochecido, se vieron obligados a pasar la noche al raso a 8.535 metros de altitud, una opción arriesgada y a la desesperada que por entonces nunca se había ensayado. Sin tiendas, sacos de dormir, hornillos, sherpas, oxígeno, agua ni comida, nadie daba un duro por ellos.

«Dios, qué suerte tuvieron –dice Whittaker–. Si llega a soplar el menor viento, no lo cuenta ninguno de ellos. Habría sido una catástrofe.»

Sobrevivieron los cuatro, aunque entre Bishop y Unsoeld perdieron 19 dedos de los pies. Y a pesar de que dos meses antes un accidente en la cascada de hielo del Khumbu se había cobrado la vida de John «Jake» Breitenbach, la expedición estadounidense de 1963 acabó convirtiéndose en la crónica de un éxito heroico.

Nuestro equipo estaba en el Everest para conmemorar el aniversario de aquella expedición. Sin embargo, nos encontramos con una montaña que se ha convertido en un símbolo de todos los errores del alpinismo actual. Si en 1963 solo habían alcanzado la cumbre seis personas, en la primavera de 2012 más de 500 atestaban la cima. El 25 de mayo, cuando coroné, había tanta gente allí arriba que no encontré un sitio dónde ponerme. Mientras tanto, un poco más abajo, en el Escalón de Hillary, se habían formado tales colas que algunos esperaron más de dos horas para hacer cumbre, temblando, perdiendo fuelle, y eso que el tiempo era excelente: si esas hordas de alpinistas se hubiesen visto atrapadas en medio de un temporal, como ocurrió en 1996, la cifra de muertos podría haber sido espeluznante.

El Everest siempre ha sido un trofeo, pero ahora que casi 4.000 personas han hollado su cima –y algunas más de una vez–, la hazaña tiene me­­nos categoría que hace medio siglo. Hoy, alrededor del 90 % de los montañeros que abordan la ascensión del Everest son clientes de expediciones guiadas, muchos de ellos sin una mínima competencia alpinística. Después de pagar entre 30.000 y 120.000 dólares para estar en la montaña, demasiados de ellos dan por hecho que harán cumbre, pues su ignorancia los lleva a no considerar los peligros y dificultades. Un buen número lo consigue, pero en condiciones atroces. Las dos rutas estándares, la arista nordeste y la arista sudeste, no solo adolecen de un tráfico peligroso, sino también de una contaminación repugnante: hay glaciares que desaguan basura, y pirámides de excrementos humanos en los campos más altos. Y luego están las víctimas mortales. Además de los cuatro fallecidos en la arista sudeste, en 2012 otros seis montañeros perdieron la vida, entre ellos tres sherpas.

El pico más alto del mundo está destrozado, pero aquellos que mejor lo conocen afirman que todavía tiene remedio.

Russell brice, de 60 años, dirige Himalayan Experience, la organización de expediciones guiadas al Everest más grande y sofisticada. Himex, como se la conoce, ha conducido 17 ex­­pediciones al Everest tanto por la cara nepalí como por la china. Brice, un neozelandés afincado en Chamonix, Francia, es famoso por imponer reglas estrictas y disciplina. Todo escalador y todo sherpa de un equipo de Himex recibe una radio y la orden de contactar con su base a diario. Se le exige llevar un transmisor de aludes, casco, arnés y crampones, y asegurarse a las cuerdas fijas. Los clientes no tienen otra opción que seguir el ritmo o dar media vuelta.

Aunque los equipos de Brice son relativamente grandes (hasta 30 clientes con sus 30 sherpas), apenas dejan rastro en la montaña, ya que retiran sus heces y residuos, una práctica minoritaria. Las iniciativas de limpieza del Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha, una especie de autoridad municipal del Everest, han me­­jorado el estado del Campo Base (los desechos humanos se depositan en unos bidones que luego se retiran), pero a mayores altitudes apenas se notan sus efectos. «Si todos los operadores dialogamos, podemos absorber las cifras de visitantes», insiste Brice.

Ojalá fuese tan sencillo, pero en esta ecuación hay más factores. Uno, ironías de la vida, es lo que ha mejorado la previsión meteorológica. En el pasado la falta de información hacía que las expediciones abordasen la ascensión cuando todos sus integrantes estuviesen listos. Hoy, con previsiones ultraprecisas generadas por satélite, todos los equipos saben exactamente cuándo se abrirá una ventana de buen tiempo, lo que a me­­nudo se traduce en ascensiones multitudinarias.

"Si todos los operadores dialogamos, podemos absorber las cifras de visitantes" explican los sherpas

Otro factor: los operadores de bajo coste no siempre cuentan con el personal, los conocimientos o el equipamiento adecuado para proteger a sus clientes si algo va mal. Las empresas más ba­­ratas suelen escatimar en el número de sherpas, y no siempre les exigen la debida experiencia. «Todos los clientes fallecidos el año pasado en el Everest subían con operadores de bajo coste y poco experimentados», afirma el estadounidense de origen argentino Willie Benegas, de 44 años, respetado guía de alta montaña y copropietario, con su hermano Damian, de Benegas Brothers Expeditions, que ha organizado 11 expediciones al Everest. Además de exigir a los operadores nepalíes los mismos estándares que a los internacionales, dicen los Benegas, el Ministerio de Cultura, Turismo y Aviación Civil de Nepal, regulador del montañismo en el Everest, debería fomentar una mejor formación de los sherpas para que trabajen al mismo nivel que los guías internacionales.

Hay quien propone limitar tanto el total de permisos por temporada como el tamaño de cada equipo a un máximo de diez clientes por grupo

Para evitar la masificación, hay quien propone limitar tanto el total de permisos por temporada como el tamaño de cada equipo a un máximo de diez clientes por grupo. Otros son escépticos. «Eso no va a ocurrir –sentencia Guy Cotter, neozelandés de 50 años al frente de Adventure Consultants, que ha organizado 19 expediciones al Everest–. Para Nepal el Everest es un negocio muy lucrativo al que jamás renunciarán.» En ese país de casi 30 millones de habitantes, que subsiste en el limbo, uno de cada cuatro vive en la pobreza. En 2006 concluyó una guerra civil de 10 años entre maoístas y leales al Gobierno. Después se abolió la monarquía y se formó un gobierno de coalición, pero los últimos siete años han sido profundamente tumultuosos, con partidos políticos beligerantes operando en el marco de una constitución provisional. El sistema político es «tan corrupto y tan inservible –ha declarado Kunda Dixit, director del Nepali Times–, que en realidad carecer de gobierno es una bendición, pues así no hay quien cometa barbaridades».

En la primavera de 2012 las expediciones al Everest dejaron en Nepal cerca de 9,2 millones de euros, según Ang Tshering Sherpa, propietario de Asian Trekking. El Ministerio se embolsó más de 2,3 millones en concepto de permisos abona­dos por los miembros de 30 expediciones extranjeras. «No olvidemos que Nepal es prácticamente un Estado fallido –dice Cotter–. Aumentar la intervención oficial no haría sino fomentar la corrupción.» También lo cree así el guía Dave Hahn, que ha coronado el Everest 14 veces. Esperar que el Gobierno nepalí articule soluciones es una ingenuidad, dice. «Los operadores deben unirse para implantar una autorregulación.»

De los 2,3 millones de euros generados al año por los permisos, solo una pequeña cantidad revierte en la montaña

«El Ministerio es un armatoste burocrático –dice Conrad Anker, de 50 años, director de la expedición de 2012 copatrocinada por National Geographic–. De los 2,3 millones de euros generados al año por los permisos, solo una pequeña cantidad revierte en la montaña.» (Para la redacción de este artículo se contactó repetidas veces con el Ministerio, que declinó pronunciarse.)

El llamado sistema de oficiales de enlace ilustra a la perfección esta disfuncionalidad, insiste Anker. A cada expedición se le asigna un oficial de enlace del Gobierno, que costea el propio equipo y cuya misión es verificar que se cumple la normativa. Pero el oficial de enlace jamás los acompaña en el ascenso. Según Anker, deberían sustituirse por guías de montaña cualificados y con voluntad de patrullar la montaña y hacer valer las normas. Otra necesidad del Everest es un equipo permanente de búsqueda y rescate.

Hace diez años Anker fundó con su mujer el Khumbu Climbing Center (KCC) en la aldea de Phortse con la idea de mejorar la competencia alpinística de los sherpas y de ese modo incrementar la seguridad de quienes viajan al Everest. Muchos de los más de 700 sherpas formados en el centro trabajan actualmente en la zona, contratados por los operadores. Al fin y al cabo, casi siempre son los sherpas quienes se ocupan de los rescates. Danuru Sherpa, exalumno del KCC que ha coronado 14 veces el Everest, dice haber sacado a rastras de la montaña al menos a cinco personas para impedir que se matasen.

«Uno de los problemas más obvios es que los clientes no respetan el saber y la experiencia de los sherpas», explica Anker. Y en parte ellos mis­mos tienen la culpa. La mayoría de los sherpas son budistas tibetanos, reacios a la confrontación por cultura y por principios religiosos. «A veces los clientes desoyen sus consejos y encuentran la muerte –prosigue Anker–. Para muestra lo ocurrido el año pasado. Estamos intentando ayudar a los sherpas a ser más asertivos.»

«Uno de los problemas más obvios es que los clientes no respetan el saber y la experiencia de los sherpas»

La tecnología moderna, ya omnipresente en el Everest (todos los ocupantes del Campo Base tienen acceso a un móvil o a Internet), también podría hacer que la montaña fuera más segura. El pasado verano, en una reunión con el Ministerio, Anker propuso que junto con el permiso de ascenso se expidiera una tarjeta de identifica­ción «que contendría datos que podrían salvar la vida de un alpinista o de un sherpa». Llevaría la foto del escalador y un código QR, una especie de código de barras que, «al escanearlo con un smartphone un guarda de montaña, revelaría toda la información pertinente: edad, experiencia, historial médico, alergias, seguros, parientes... Todo».

Según Anker, los burócratas de Katmandu se quedaron mirándolo, mudos y perplejos. «Hasta saqué mi móvil para mostrarles cómo funcionaría –dice–. Es fácil.» Pese a todos los problemas que aquejan a la montaña, el Everest sigue sin tener parangón. Siempre habrá quien desee ascender al pico más alto del mundo, porque pisar el Everest es mucho más que soportar aglomeraciones y montones de basura. Es tan alta e indiferente a nuestros de­­seos de conquistarla, que tarde o temprano exige a sus escaladores un acto de autosuperación.

También hay belleza en el Everest. Nunca ol­­vidaré las vistas cautivadoras desde el Campo III, el remolino de nubes que ascendía por el Cwm Occidental como un alud proyectado a cámara lenta y marcha atrás. O el crujido de los crampo­nes en el laberinto cristalino de la cascada de hielo del Khumbu. Atesoraré el recuerdo de escalar con amigos aquella montaña. Puse mi vida en sus manos y ellos, la suya en las mías.

Por momentos como esos, los alpinistas vuelven una y otra vez al Everest. No es simplemente cuestión de hacer cumbre, sino de rendir respeto a la montaña y disfrutar del camino. Ahora depende de nosotros devolver la cordura al techo del mundo.



via http://bit.ly/JKJLOL http://bit.ly/2VGaMMI

lunes, 20 de mayo de 2019

Periodismo viajero. CRUCERO FLUVIAL POR LA PROVENZA (FRANCIA)

Texto: Enrique Sancho; fotos: Carmen Cespedosa

La Provenza ofrece naturaleza, bellos pueblos, ruinas romanas y las huellas de Van Gogh

Un lujo distinto al habitual. Los camarotes son pequeños, con dos camas de 70 centímetros, baño con ducha, televisor y aire acondicionado, el salón es también pequeño con una butaquitas y mesas, lo mejor es la terraza que incluso tiene jacuzzi, la cubierta con tumbonas y, por supuesto, el comedor, con apenas seis mesas pero con un magnífico chef en la cocina que elabora obras de arte culinario, en este caso, nada pequeñas, acompañadas de vinos franceses excelentes y barra libre durante todo el crucero.

Recorrer los canales de Francia en una barcaza exclusiva

Y el lujo también de sentirse único navegando dentro de ese jacuzzi, o saboreando un gin-tonic en la terraza, leyendo un libro y tomando el sol en la cubierta o charlando con los otros pocos pasajeros, mientras desfilan los campos y pueblos del interior, las lagunas que acogen pelícanos, garzas y un sinfín de aves migratorias, colinas y verdes pastos, bosques refrescantes y campiñas, casas de labranza y pequeños palacetes que se alzan en las orillas.

Las propuestas de CroisiEurope se centran en los canales próximos a Loira, Provenza, Marne, Doubs, Rin, Ródano y Borgoña. Todos ellos suelen ser de siete días y son gratis todas las excursiones. Además de todas las comidas y bebidas a bordo, se incluye cena y noche de gala, cóctel de bienvenida, Wifi gratuito a bordo, seguro asistencia/repatriación y tasas portuarias. También hay bicicletas a bordo por si uno quiere conocer los lugares de las escalas por su cuenta. Los seis miembros de la tripulación aseguran una atención al detalle, lo que convierte estas travesías en una opción excepcional para disfrutar de un crucero de gran valor cultural con total privacidad.

Recorrer los canales de Francia en una barcaza exclusiva

De la ciudad de Paul Valery a la de Van Gogh

Aunque en el recorrido por los canales de Provenza abunda la naturaleza, la fauna, la buena gastronomía, los pueblos con encanto y los paisajes tranquilos, también es posible encontrar cultura. El recorrido elegido en esta región, nos llevará desde Sète, la ciudad natal del poeta Paul Valéry y del cantautor Georges Brassens a una de las residencias durante casi dos años del pintor Van Gogh y donde perdió su oreja en Arlés, adonde también acudieron sus compañeros Picasso y Gauguin.

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Tras su aspecto portuario y sus calles llenas de vida, sus playas kilométricas –más de 12 kilómetros en un Parque protegido–, y sus canales centenarios jalonados por embarcaciones deportivas, Sète esconde una ciudad fascinante y muy diferente a sus vecinas en el sur de Francia. Su origen se remonta a 1666, cuando el “Rey Sol” Luis XIV de Francia dictó que el Canal du Midi que uniría el Atlántico con el Mediterráneo, ahorrando a mercancías y pasajeros bordear la Península Ibérica, debía morir a los pies del monte Saint-Clair, de 183 metros de altura y símbolo de la ciudad, tras atravesar las mansas aguas de la laguna de Thau.

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Llamada la “Venecia francesa” por sus muchos canales, curiosamente Sète tuvo como primeros habitantes a pescadores italianos que arribaron atraídos por la pesca y le dieron un toque latino que todavía impregna sus calles más estrechas y empinadas. Sète es hoy día un puerto pesquero de primer orden, el más importante del Mediterráneo, como atestiguan su gran lonja del pescado y los enormes atuneros que descansan en el Canal Royal tras regresar cada tarde de faenar. Traen del mar pescado azul y blanco, mientras que de la laguna de Thau provienen las ostras y los mejillones, principalmente; por lo que tanto el mercado de la ciudad como sus restaurantes ofrecen una excelente selección de este producto fresco, convirtiendo Sète en un verdadero paraíso para aquellos que saben apreciar la gastronomía basada en el pescado y el marisco. Sin olvidarse de las características tielles, unas sabrosas tortitas típicas de la región, rellenas de pulpo picante y otros condimentos que se pueden acompañar con cualquiera de los excelentes caldos de la región de Languedoc-Rosellón.

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Tras la primera noche a bordo, con cóctel de bienvenida, presentación de la tripulación y cena, y después de conocer al día siguiente el cultivo de ostras en la laguna de Thau, y tener una degustación de ostras y mejillones, por la tarde se hace una excursión a Saint-Guilhem-le-Désert, uno de los pueblos más bellos de Francia, en un entorno natural salvaje y preservado, con bonitas y empinadas callejuelas, el llamado Puente del Diablo, la preciosa y animada plaza central, a la sombra de un gigantesco plátano, que sirve de entrada a la hermosa iglesia abacial románica de Gellone.

Relajo a bordo y visitas en tierra

Y comienza la navegación. El plan es todos los días lo mismo, suculento desayuno, paseo tranquilo en la barcaza por la mañana, comida gastronómica con buenos vinos y visitas por la tarde. Ya en el tercer día se llega a Palavas-Les-Flots, capital de la Camargue, una región que se caracteriza por sus manadas de caballos, que nacen marrones y al crecer se hacen blancos, y sobre todo por sus toros, negros y con los cuernos en forma de lira, que se remontan a tiempos de los romanos, con los que se practica una suerte de corrida, aquí llamada carrera camarguesa, en la que los jóvenes raseteurs desafían a los toros para tratar de quitarles las escarapelas, borlas y cordeles que se han enganchado a sus cuernos. Es una suerte parecida a la de los recortes que se celebran en algunas localidades españolas, pero tal vez más peligrosa ya que no solo hay que sortear al toro sino acercarse mucho a sus cuernos, quitarle los adornos y luego salir corriendo y saltar la barrera, que con frecuencia el toro salta también. Los animales, además, están muy resabiados ya que hacen estas actuaciones durante 5 a 8 años. Eso sí, en Camargue nunca se les da muerte en la arena, aunque su carne tiene incluso Denominación de Origen.

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Nueva mañana de navegación por el canal del Ródano a Sète, recorriendo el Parque Natural de la Camargue, tierra de pantanos, maravillosa reserva natural de 85.000 hectáreas donde abunda la fauna y la flora más ricas y pintorescas de Europa. Este canal es una cierta prolongación del célebre Canal du Midi, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1996.

Uno de los lujos de este crucero es, una vez más, el reencuentro con la calma, con la naturaleza, con las cosas sencillas. Es tiempo de olvidarse de las prisas habituales, de los ruidos de la ciudad, de las aglomeraciones. Es tiempo de escuchar el silencio, de observar los reflejos del agua, de relajarse viendo el lento trascurrir de las orillas en las que algunos pacientes pescadores tratar de conseguir el almuerzo con pequeños peces, mientras alguna garza lo hace escarbando en busca de lombrices. A lo lejos se vislumbrancampos de lavanda, la imagen más genuina de Provenza, plantaciones de cereal, vides y olivos. De vez en cuando se pueden observar alcatraces que vuelan en formaciones largas, con pinceladas negras en el cuello amarillo, gaviotas de pechugas níveas y mantos renegridos, que lanzan gritos bulliciosos, pequeños petreles y patos que chapotean en la superficie del agua con patas palmeadas. La lenta navegación solo se ve interrumpida ligeramente por el cruce de otras barcazas o el paso de las exclusas.

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Otro lujo y placer, sin duda, es la gastronomía que se sirve a bordo, que sorprende dado el pequeño tamaño de la cocina. Como en todos los cruceros de CroisiEurope, éste es uno de sus aspectos más destacados, con la compañía de chefs excepcionales que elaboran espléndidas comidas elaboradas con esmero, paciencia y talento. Del entrante al postre, incluyendo siempre una selección de quesos franceses, consiguen refinados menús, que aúnan a la perfección región, frescura y novedad. Sin olvidar por supuesto la degustación de vinos seleccionados por Serge Dubs, galardonado mejor sumiller del mundo en 1989.

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Al final del camino, espera la ciudad fortificada de Aigues Mortes con una historia tumultuosa y múltiples excursiones que recuerdan que su destino era ser un puerto de guerra dirigido hacia el mar. Su nombre proviene del latín Aquoe Mortuoe y se refiere a la época en la que la ciudad aún no existía y únicamente se encontraban en la zona marismas y pantanos. Para proteger la ciudad se construyó un gran torreón que pudiese albergar una guarnición y que también sirviese de faro, la Tour Constante, principal icono de la villa, y después todo el sistema de defensa que contiene la ciudad vieja con sus 1.634 metros de murallas, sus puertas fortificadas, sus veinte torres y su camino de ronda. De este puerto partieron las cruzadas de 1248 con el rey San Luis al frente, y 1270. Aunque la suculenta comida que ofrece el barco y la libertad de elección de cualquier bebida lo hace innecesario, las callejas y plazas de Aigues Mortes, siempre animadas, es un buen lugar para hacer un alto y tomar un aperitivo.

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Pero también hay que encontrar un momento para visitar las enormes salinas que llegan hasta el pie de las murallas y ocupan 18 kilómetros de largo por más de 13 de ancho. Allí se consigue la célebre flor de sal de Camarga. Este es uno de los lugares favoritos de los flamencos, que abundan por centenares, ya que entre sus aguas se cría la artemia, una especie de camarón o gamba pequeña responsable del color rosa del plumaje de los flamencos. También las lagunas de sal se vuelven rojas en ocasiones creando un espectáculo único.

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Ya en los últimos días de viaje, llegan quizá los lugares más atractivos. Mientras las mañanas se dedican como siempre a lenta navegación, muchas veces en paralelo con las plantaciones de arroz que forman extensas lagunas y producen otro de los ricos manjares de esta tierra, el arroz de Camarga, por las tardes, tras el suculento almuerzo, hay visitas interesantes. Una de ellas es la encantadora ciudad de Saintes-Maries-de-la-Mer, un pueblito de pescadores veraniego y lugar destacado de peregrinación para los gitanos que veneran a la virgen negra Sara, compañera de las dos Marías que fueron las primeras testigos de la resurrección de Cristo; en mayo se prepara la fiesta gitana más grande de Europa. El pueblo está lleno de pequeñas tiendas y restaurantes en los que no faltan gigantescas paellas hechas con el arroz de la zona y recubiertas de mejillones, la “gardiane”, estofado de carne de toro, o las chirlas. Casi el único monumento es la iglesia de Notre-Dame-de-la-Mer, construida en el siglo XII y fortificada en el siglo XV, que más parece una fortaleza que una iglesia.

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Final de navegación en la magnífica Arlés

Tras una nueva mañana de navegación se llega a Arlés. Su infinita belleza, su patrimonio histórico con importantes vestigios romanos y románicos y el hecho de que sus espacios naturales hayan sido incluidos en la red de la Reserva Mundial de la Biosfera, han propiciado que esta ciudad sea declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Aunque la ciudad cuenta una larga historia que se remonta a 2000 años de los que conserva importantes monumentos, es conocida sobre todo porque enamoró aVan Gogh y otros pintores, gracias a su mágica luz. Aquí vivió el holandés y en tan solo 15 meses de estancia, vio cómo se desarrollaba su periodo más productivo. En 1888 concibió nada menos que 300 obras en su célebre Casa Amarilla, que fue destruida tras la guerra. Aunque hoy, ninguna de sus telas se encuentre en la ciudad.

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Hoy en día se recuerda su presencia en numerosas placas que reproducen sus obras en el lugar donde fueron concebidas. Por ejemplo, en la céntrica Place du Forum, se reproduce “Terraza de café por la noche” y se ve la fachada amarilla del café que hoy lleva su nombre. Otra de las obras fue “Jardín del hospital en Arlés” que hoy puede visitarse, se trata del hospicio al que fue llevado tras el famoso accidente con su oreja tras una disputa con Gauguin (y tal vez por efecto del exceso de absenta), junto al que residió un tiempo en Arlés. Unos 10 lugares están señalizados, además de los mencionados: el muelle del Ródano para “Nuit étoilée”, la plaza Lamartine para la “Maison jaune” o la carretera a lo largo del canal de Arlés a Bouc para “Las Lavanderas”. También el anfiteatro romano y la necrópolis de Alycamps aparecen en varios de sus cuadros.

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Gracias al trabajo de arqueólogos, hoy se puede visitar una gran colección de edificios del periodo romano, como su anfiteatro de finales del siglo I y que hoy en día sigue funcionando para casi 12.000 espectadores que asisten a espectáculos taurinos. También el teatro romano en el corazón de la ciudad. Tampoco hay que olvidar la importancia de sus monumentos románicos como el delicioso claustro de la iglesia de Saint Trophime, recientemente restaurado y que presenta esculturas de excepcional calidad en sus galerías que datan del siglo XII y del XIV.

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En un futuro próximo, Arlés contará con otro hito arquitectónico. Se trata de la fundación Luma, centro de arte e investigación en un singular edificio del arquitecto Franck Gehry, que albergará salas de trabajo, de conferencias y residencias de artistas.

Aunque la ciudad da para mucho, hay que encontrar tiempo para escaparse al pueblo medieval de Les Baux-de-Provence que se alza en lo alto de las colinas, vigilando las canteras abandonadas y con la mirada puesta en el mar Mediterráneo, esta ciudadela medieval es uno de los destinos turísticos más conocidos de la puerta de la Provenza y uno de los pueblos más bellos de Francia. Fue fortaleza medieval de importancia que sólo fue desmantelada en el siglo XVII por Luís XIII. De este período quedan numerosos monumentos como el castillo ducal y las murallas y torres defensivas. También destaca por la cultura y las referencias artísticas que ha provocado en literatos, músicos y artistas. Los poetas y novelistas provenzales del XIX investidos por el romanticismo cantaron odas a su pasado medieval. Así les Baux aparecen en la obra de Mistral, Daudet, Pagnol… Hoy son las galerías y exposiciones de arte las que han tomado el relevo a los literatos del XIX.

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El crucero toca a su fin. Desembarcamos no sin pesar los 11 pasajeros de esta travesía –dos parejas de ingleses, tres encantadoras abuelitas noruegas, dos franceses y dos españoles– El recorrido a la inversa llevará a 20 intrépidos canadienses que han llegado desde su lejano país para descubrir los encantos de las tierras y aguas de Provenza.

CÓMO IR. 

Ni Sète ni Arlés, comienzo y final, o viceversa, de esta travesía, tienen aeropuerto. El aeropuerto con vuelos directos desde España más cercano es Marsella y desde allí se puede llegar en tren o en coche de alquiler a cualquiera de las dos ciudades. Otra posibilidad es utilizar el tren de alta velocidad AVE-SNCF en cooperación, que une Madrid y Barcelona, y las ciudades intermedias con Narbona, Béziers o Montpellier y luego continuar con los trenes franceses que son cómodos y baratos.

Más información en:

https://www.croisieurope.es

https://www.croisieurope.es/barcos/flota-canales

Recorrer los canales de Francia en una barcaza exclusiva

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