«Papás, y ¿qué podemos hacer los niños en Viena». Ésta es una pregunta bastante habitual que nos formulan nuestros hijos antes de emprender cada viaje (cambiando el destino, claro). Teo y Oriol normalmente se adaptan muy bien a casi todos los lugares que visitamos pero siempre nos gusta explicarles un poco cuál va a ser el plan y siempre empezamos por lo que creemos que será lo más divertido para ellos. «Pues, subiremos a la noria gigante de Viena, visitaremos un parque lleno de atracciones que se llama Prater y…». En ese momento ya no hacía falta continuar con la lista, nos interrumpieron súbitamente dando brincos y cantando «oeoeoeoeeeeee» como si hubieran ganado algún valioso trofeo.
Más allá de esta pequeña anécdota nuestra escapada a Viena estaba llena de argumentos para que los niños se lo pasaran en grande, algo que resulta sencillo porque la capital austriaca es una ciudad perfecta para visitar con los más pequeños de la casa. Su calidad de vida, su alucinante agenda cultural y espacios pensados para toda la familia lo convierten en uno de los destinos más atractivos de Europa. Sin embargo, hoy vamos a contaros dos de los rincones más divertidos y que se pueden agendar casi a la vez porque están uno al lado del otro. Prepárate a divertirte porque vamos a contarte cómo es la visita a la noria de Viena (Riesenrad) y al parque de atracciones Prater.
La noria de Viena, un símbolo de la capital de Austria
En una escapada a la capital austriaca de varios días tienes que dejar un día entero para disfrutar de la zona del Prater, especialmente si viajas con niños. Un buen punto de partida es la conocida como noria gigante de Viena o Riesenrad. Además de ser uno de los iconos de la ciudad, sus casi 65 metros de altura te regalan unas vistas panorámica espectaculares del entorno, por lo que te puede servir perfectamente para hacerte una idea de las dimensiones que tiene esta fantástica urbe bañada por el Danubio.
Nada más verla desde lejos Teo y Oriol sabían que querían subir sí o sí… por lo que no les hicimos esperar demasiado y enseguida nos dirigimos a los mostradores para hacer la correspondiente cola. Nosotros fuimos un sábado por la mañana y aunque no era temporada alta había bastante gente. Aún así la espera mereció la pena. Antes de subir pasas por una sala donde hay dioramas y maquetas que muestran cómo ha evolucionado la ciudad en los últimos 2.000 años. Sin embargo, los niños pasaron como un rayo y aguardaron impacientes hasta que nos tocó entrar a uno de los 15 vagones de la noria de Viena. Antiguamente había el doble pero por motivos de seguridad y mantenimiento se han reducido a la mitad.
Debes tener en cuenta que las cabinas son bastante más grandes que en las norias modernas, así que nada más entrar te recomendamos que pilles un buen sitio para disfrutar de unas vistas impresionantes del Prater y de algunos lugares icónicos de la capital de Austria. Vas a tener tiempo de sobra para gozar de las panorámicas porque la noria de Viena gira muy lentamente, en concreto a una velocidad de 2,7 km/h. El tiempo que vas a estar girando es de unos 20 minutos, aunque se puede incrementar dependiendo de la gente que haya entrando y saliendo de los vagones a ras de suelo.
Como te puedes imaginar, Teo y Oriol se pasaron toda la vuelta con sus caritas pegadas a los ventanales, además tuvimos unos días estupendos en Viena, por lo que la ciudad se divisaba con total nitidez. Si quieres hacer fotos, hay unos pequeños huecos en los que no hay cristal. La noria es, sin duda, uno de los lugares turísticos de Viena imprescindibles para visitar con niños.
Un poco de historia de la noria de Viena
Viena siempre ha sido una ciudad vanguardista y pionera en muchos sentidos y por eso su noria gigante es de las más antiguas del mundo que todavía están en funcionamiento. Este prodigio data de la época imperial más glamurosa, en concreto se construyó en 1897 para celebrar el 50 aniversario en el trono del emperador Francisco José. Durante la Segunda Guerra Mundial la gran noria de Viena ardió (1944) pero al finalizar la contienda volvió a ser reconstruida y en 1947 volvió a funcionar nuevamente.
Pero además de ser uno de los símbolos inconfundibles de Viena, esta construcción metálica de 430 toneladas también ha sido utilizada como «plató» en muchas películas. Quizás la más célebre de todas ha sido ‘El tercer hombre’ (1949) de Orson Wells. También fue escenario de una de las entregas de James Bond protagonizadas por Timothy Dalton. Se trata de ‘The Living Daylights’ (1987) que en España se tradujo por ‘Alta Tensión’ y que no es de las más recordadas de la saga. Aún así es fácil entender porque esta imponente rueda ha aparecido en muchos largometrajes.
Horarios, precios y cómo llegar a la noria de Viena
- Horarios: la gran Noria de Viena o Riesenrad abre todos los días del año. Del 27 de abril al 6 de octubre abre a partir de las 9:00 horas y el resto del año a las 10:00 horas. El cierre dependerá también de la época del año, en invierno cierra a las 20:00 horas y en verano llega incluso a la medianoche. Puedes consultar aquí todos los horarios de apertura.
- Precios: las entradas de los adultos cuestan 12 euros por persona, y los niños de 3 a 14 años, 5 euros. Los menores de 3 años entran gratis.
- Cómo llegar: Puedes llegar en las líneas U1 y U2 de metro y bajar en la parada Praterstern, en tranvía con las líneas O y 5, y en autobús con la 80A.
Entradas de la Noria de Viena sin colas
- Puedes ahorrarte tiempo y no hacer colas comprando aquí las entradas de la Noria de Viena.
- La entrada a la Noria de Viena también está incluida en la Vienna City Card.
Visita al parque de atracciones Prater, más de 250 planes divertidos
Si te hemos dicho que la noria de Viena giraba a una velocidad de 2,7 kilómetros por hora, el Prater está repleto de atracciones perfectas para apretar el acelerador y liberar adrenalina en familia. Es como si se hubieran juntado todas las ferias que visitan los pueblos y ciudades durante las fiestas en un sólo lugar, ya que en este parque de la capital austriaca hay más de 250 propuestas que van desde los clásicos autos de choque, tiovivos, trenecitos o casas del terror a montañas rusas y locuras controladas de todo tipo. Sea cual sea tu edad o tus ganas de ir más o menos rápido lo encontrarás aquí.
Después de observar todo desde la noria, Teo y Oriol tenían ganas de pasarlo bien y vivir experiencias más fuertes (siempre adaptadas a sus 9 y 6 años claro). Nosotros nos pillamos la Kids Card que es una de las distintas tarjetas descuentos llamadas Prater Cards. Esta tiene un precio de 12 euros y puedes acceder a seis atracciones y tomar un helado. Con esta tarjeta viene un mapita de dónde están situadas estas seis experiencias pensadas para los más pequeños, pero también recomendamos coger un mapa del parque al entrar ya que es bastante grande. También está repleto de puestos de comida, helados y chucherías típicas de una feria como algodón de azúcar. Un sitio bastante típico es el puesto de salchichas Bitzinger donde puedes comer algo muy típico por muy pocos euros.
La zona del Prater tiene una historia que siempre ha estado ligada al ocio. En sus orígenes fue un coto de caza imperial, aunque sólo fue accesible para la aristocracia. Fue en 1766 cuando cuando el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico José II donó el área a los vieneses como un centro de ocio público en el que permitió que se establecieran restaurantes y cafeterías. En 1873 acogió la Exposición Universal de Viena. Años después aparecería la gran noria y las primeras atracciones hasta que la Segunda Guerra Mundial destruyó gran parte del área del Prater que tuvo que ser reconstruido tras el conflicto.
Ahora es una zona perfecta para pasar un gran día en familia debido a sus numerosas atracciones que combinan clásicos de toda la vida con experiencias de última tecnología. A nosotros nos llamó la atención su gran ambiente familiar donde se entremezclan vieneses y turistas por igual. ¿Cómo crees que se lo pasaron nuestros hijos en el Prater? Lógicamente no se querían ir de allí y ya nos han preguntado que cuándo volvemos a Viena.
Aquí puedes consultar todas las tracciones del Prater. Muy cerca queda el museo de cera Madame Tussaud, el túnel de viento WIND-O-BONA o el ViennaFlight que es el único simulador Airbus de toda Austria.
Horarios, precios y cómo llegar al Prater
- Horarios: desde el 15 de marzo al 31 de octubre el Prater abre sus puertas todos los días de 10 de la mañana hasta la medianoche.
- Precios: la entrada al Prater es completamente gratuita, aunque lógicamente cada atracción tiene su propio precio como en todas las ferias. La mayoría de atracciones cuestan 5 euros, aunque las hay más baratas y más caras.
- Cómo llegar: Puedes llegar en las líneas U1 y U2 de metro y bajar en la parada Praterstern, en tranvía con las líneas O y 5, y en autobús con la 80A.
¿Qué te ha parecido la visita a la noria gigante de Viena y al parque de atracciones Prater? ¿Nos recomendarías otros lugares de Viena para visitar con niños? Esperamos tus consejos en los comentarios. Tienes más información sobre la capital austriaca en la página oficial de Turismo de Viena y en la web de Visit Austria en español.
Galería de fotos de la noria de Viena y el Prater
via Pau http://bit.ly/2EbWnCd
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