¿Se puede viajar a Andorra en invierno sin saber esquiar? Para alguien que está acostumbrado a vivir junto al Mediterráneo el concepto de la temporada invernal se aleja mucho de las bajas temperaturas y los paisajes nevados que se pueden encontrar en el Principado. Lo que en este pequeño país de los Pirineos consideran habitual, a nosotros se nos presenta como algo exótico y altamente atractivo. Sin embargo, Andorra es un verdadero paraíso para los amantes del esquí y eso a priori no era una buena noticia para los torpes sobre las tablas como nosotros (si te pones a consultar el Diccionario de la lengua española es probable que junto en la definición de patoso aparezca una foto nuestra).
A pesar de ello, la realidad nos demostró una vez más que los tópicos y clichés están para vencerse. Después de pasar unos días en el Principado, podemos afirmar con rotundidad que hacía tiempo que no nos lo pasábamos tan bien en un destino en invierno. Además, no hizo falta que nos deslizáramos cumbre abajo con los esquís ni una sola vez. No te lo pienses dos veces y prepárate a divertirte. Vamos a recomendarte 10 planes para disfrutar de la nieve en Andorra durante el invierno sin saber esquiar.
Qué hacer en Andorra en invierno sin saber esquiar
Estamos convencidos de que este pequeño estado te sorprenderá sean cuales sean tus gustos y estilo de viaje. Nosotros estamos deseando volver para vivir de nuevo sensaciones tan maravillosas como pisar nieve fresca, soltar adrenalina en sus estaciones de esquí (aunque no tengas ni idea de este deporte) o degustar su potente cocina de montaña en una borda. Acompáñanos en este viaje donde te mostraremos qué hacer en Andorra en invierno sin saber esquiar.
Descubrir sus paisajes alpinos con raquetas de nieve
No era la primera vez que nos calzábamos estos artilugios (¿recuerdas el viaje a Laponia Sueca?), aunque ya habían pasado casi ocho años desde que nos enfundamos las raquetas de nieve y se nos habían olvidado por completo las maravillosas sensaciones que te proporciona caminar con ellas. No te preocupes si eres novato porque a los pocos minutos de llevarlas le pillas el truco y en breve te encuentras rodeado por unos paisajes realmente incomparables. Hay muchos lugares en Andorra para caminar con raquetas de nieve, pero nosotros escogimos la zona de Grau Roig.
La caminata cambia muchísimo dependiendo de quien te guíe, y en nuestro caso la pericia de David Palau de Roc Roi marcó la diferencia. Los recorridos se adaptan siempre al nivel de la gente, ya que el principal objetivo de esta actividad es pasarlo bien. Nosotros caminamos por el Bosc de Moretó y el bosquet de Grau, llegando a atravesar por encima el río Valira Occidental. Es una gozada andar entre pinos negros, abedules, rododendros y enebros mientras vislumbras cumbres como el Bony del Valira, el Mont Malús o el Pic Maià. El recorrido que hicimos fue de unos 4 kilómetros con un desnivel de 50 metros, una ruta apta para todos los públicos. Fue muy divertido porque caminamos siguiendo el rastro de la cola de un zorro que seguramente estaba persiguiendo a alguna ardilla o liebre. Una experiencia realmente fabulosa entre paisajes de ensueño.
A toda velocidad con trineos tirados por perros
La sensación de ir en un trineo tirado por perros es muy parecida a la de flotar sobre la nieve. Es una experiencia que ya habíamos vivido en Laponia Finlandesa, así que no pudimos resistir la tentación de repetir en Andorra. Se trata de una actividad que recomendamos para todos aquellos que tengan ganas de descubrir los preciosos paisajes de los Pirineos de una forma diferente. Los recorridos que puedes hacer se encuentran en las zona de Riba Escorxada de Grandvalira-El Tarter y en el Centro de Actividades de Aventura Grandvalira-Grau Roig.
Te pudes animar a conducir el trineo o simplemente dejarte llevar en uno de los trineos biplaza. Lo importante es que andes con los ojos bien abiertos y disfrutes de los bosques nevados por los que corren los huskies. Los circuitos de mushing en Andorra tienen entre 2 y 5 kilómetros y su precio va de los 50 a los 90 euros.
Pilota una moto de nieve por las cumbres andorranas
Las motos de nieve son perfectas para quien quiera soltar adrenalina y de paso regalarse la vista con paisajes pirenaicos nevados a los que de otra forma sería difícil o casi imposible acceder. Lo bueno de esta actividad es que no se requiere experiencia previa con estos vehículos a motor de dos tiempos. Antes de empezar te dan un pequeño curso de pilotaje y seguridad y en breve te acostumbras a conducirlas. Se puede disfrutar de esta actividad en Grandvalira-Grau Roig, en Vallnord por los caminos de La Coma entre los bosques de Ordino y también en Naturlandia en Sant Julià de Lòria que fue donde la hicimos nosotros.
Es una verdadera gozada recorrer a una velocidad prudente los parajes helados cerca de Naturlandia, atravesar ríos helados o descubrir miradores cuyas vistas de los valles de Andorra te ponen los pelos de punta. También puedes llegar a antiguos búnkers de la Segunda Guerra Mundial. Esta actividad está pensada para conductores mayores de 18 años y con permiso de conducir. Siempre hay uno o varios guías que acompañan al grupo y el precio es de 70 € durante media hora por moto y 120 € una hora.
Planes para toda la familia en Naturlandia
Los que viajamos con niños sabemos muy bien que los peques se adaptan mucho mejor que un adulto a cualquier actividad y la nieve no es una excepción. Si además encuentras un lugar como Naturlandia en Sant Julià de Lòria, donde todos son facilidades para pasarlo bien en familia, pues muchísimo mejor. Algunas de las experiencias que les podrán gustar a los más peques de la casa en naturlandia son el tubby (toboganes de montaña en el que te tiras sobre una rueda neumática), el esquí de fondo, las raquetas de nieve, las Fat Bike, la mini motos de nieve o el aula de naturaleza. También tienen la posibilidad de alquilar todo el material que te haga falta para las actividades que puedes hacer en el parque.
Esquí de fondo para principiantes en Andorra
La nieve es algo casi utópico en Alicante que es donde vivimos. La primera vez que escuchamos hablar de el esquí de fondo fue cuando el polémico Juanito Mühlegg ganó tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City 2002 y luego se las retiraron por dopaje. Desde entonces prácticamente nada hasta que estuvimos por Andorra hace unos días. Como no aspiramos a medalla olímpica realmente nos conformamos con tener unas nociones de lo que puede llegar a ser este deporte y comprobar que es algo muy sencillo y divertido.
La estación de Naturlandia en Sant Julià de Lòria es un excelente lugar para tomar unas lecciones de esquí de fondo porque cuenta con entre 12 y 15 kilómetros de pistas específicas para esta actividad a la que es muy fácil pillarle el truco. Además, si poco a poco vas pillando confianza luego te puedes sumar a actividades tan peculiares como baloncesto o hockey con esquís de fondo.
Deslizarse ladera abajo con un trineo
No es raro ver a padres deslizarse con trineos ladera abajo con la excusa de enseñar a sus hijos a coger velocidad sobre la nieve. Es una actividad para la que no se requiere ninguna pericia previa y que suele ser de lo más adictiva. En Andorra casi todas las familias con niños tienen sus propios trineos, pero no hace falta mimetizarse tanto con los andorranos ya que en todas las estaciones de esquí podrás encontrar varias zonas donde alquilan trineos y poder dar rienda suelta a tus ganas de deslizarte a toda velocidad por una cuesta nevada. Ya sea Grandvalira, Vallnord o Naturlandia la diversión está asegurada.
Pueblos bonitos y iglesias románicas nevadas
Hay pueblos y lugares que incrementan su encanto sustancialmente cuando son cubiertos por un manto de blanco de nieve. A lo largo y ancho de la geografía andorrana te puedes encontrar con pueblecitos que son realmente maravillosos para hacer una parada y disfrutar de sus vistas. Probablemente el más icónico de todos sea Pal, coronado por su emblemática iglesia románica de San Clemente de Pal. Paredes de piedra y tejados de pizarra, cuestecitas que serpentean y rinconcitos de esos que te apetece fotografiar están garantizados. Otras joyas pueden ser Les Bons, Ordino o Meritxell y su curioso santuario diseñado por Ricardo Bofill. También nos sorprendió Sispony donde está el Museo Casa Rull o Auvinyà, una curiosa urbanización al estilo andorrano de lo más peculiar.
También merece la pena curiosear por las preciosas iglesias románica que existen en Andorra. En el Principado hay más de 50 monumentos románicos catalogado y una veintena de estos templos se encuentran en perfecto estado de conservación. Algunos de los que se suelen llevar toda la atención son la Iglesia de Sant Joan de Caselles en Canillo, la ya mencionada San Clemente de Pal, San Martín de la Cortinada en Ordino o Santa Coloma emplazada en Andorra La Vella.
Dormir (y/o cenar) en un iglú en Andorra
Una propuesta muy cool para la que se requiere una mezcla de ganas de vivir una experiencia única y estar preparado para aguantar el frío. El Iglú Hotel de Grandvalira está emplazado a 2.350 metros de altura en Grau Roig y es el único de este tipo al sur de Europa. Cada año cuando llega el frío a las cumbres andorranas se vuelve a construir con la nieve de la zona, dándole un diseño efímero pero muy exclusivo. Cuenta con cinco habitaciones que puedes compartir con otros viajeros o reservarlas en privado (los precios rondan entre los 120 y los 200 € la noche por persona) y que este año están decoradas con alguna obra de arte del Museu Carmen Thyssen Andorra. Además de las habitaciones, las instalaciones cuentan con un bar, una terraza, un restaurante, una sauna y un jacuzzi.
Sí sólo te apetece curiosear (pero no dormir allí) puedes comer o reservar una típica cena pirenaica. Por la noche como las pistas están cerradas accedes hasta el Iglú Hotel en un ratrac o máquina pisanieve lo cual es realmente curioso. La comida la puedes probar en el comedor del propio hotel o en una carpa con estufa donde se está más calentito. La cena se puede combinar con actividades como las motos de nieve o paseos en raquetas de nieve. ¿Te apuntas?
Après Ski sin necesidad de haber esquiado
Una parte fundamental del encanto que tienen los viajes a destinos con nieve es lo que en algunos deportes llaman el tercer tiempo y que los esquiadores denominan Après Ski. Se trata de la buena costumbre de recargar las pilas tras un esfuerzo físico y mental en locales que están ubicados muy cerca de las pistas y que gozan de una excelente gastronomía, buen ambiente e incluso música para celebrar con amigos cómo ha ido el día. En Andorra hay lugares muy míticos para el Après Ski como el Iglú Hotel en Grau Roig, el CBbC Costa Rodona o el CBbC Diamond en Pas de la Casa, L’Abarset en El Tarter o el Hotel Piolets Park & SPA en Soldeu por citar algunos ejemplos. No hace falta haber esquiado para sumarse a la fiesta, así que ya sabes dónde pasar un buen rato.
Y por supuesto… aprender a esquiar en Andorra
Que conste que el título de el artículo dice “10 planes para disfrutar de la nieve en Andorra durante el invierno sin saber esquiar”, lo cual no significa que podamos aprender algunas nociones durante nuestro viaje. Tanto Grandvalira como Vallnord cuentan con escuelas de esquí y snowboard o circuitos para debutantes en estos deportes. Si luego le pillas el gustillo estarás en un verdadero paraíso blanco. Por ejemplo, Grandvalira es la estación de esquí más grande de los Pirineos con más de 200 kilómetros de pistas repartidas entre Encamp, Canillo, El Tarter, Soldeu, Grau Roig y Pas de la Casa. Por su parte, en Vallnord encontrarás 93 kilómetros de pistas repartidas entre los valles de La Massana y Ordino.
¿Qué te han parecido nuestros planes para disfrutar de la nieve en Andorra durante el invierno sin saber esquiar? ¿Nos recomiendas alguno más? Cuéntanos en los comentarios. Tienes más info en la página web oficial de Turismo de Andorra.
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