Melilla es un auténtico museo al aire libre. Un conjunto de joyas arquitectónicas de diferentes estilos y épocas que han logrado cautivar al viajero desde tiempos remotos. Su casco antiguo, donde se han conservado los restos de antiguas civilizaciones de fenicios, romanos, vándalos y bizantinos, se halla rodeado por una antigua muralla. Es “el pueblo”, como les gusta llamarlo a los locales. Un lugar histórico que convive en armonía con la parte más moderna de la ciudad, donde se inician los recorridos en busca del patrimonio modernista más importante de España después de Cataluña.
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