jueves, 7 de marzo de 2019

Viajes. Sólo para mujeres

Decía Manu Leguineche en el prólogo al maravilloso libro Viajeras intrépidas y aventureras, de Cristina Morató, que la aventura es de género femenino. Y sin embargo, qué difícil ha sido llegar a que las mujeres puedan dejarse tentar a solas por el mundo, a que usen el viaje para desconectar, para experimentar y empoderarse.
Más mujeres viajan solas y los datos comienzan a evidenciarlo. Según la Confederación Española de Agencia de Viajes (CEAV), las viajeras que viajan solas son ya el 65% en España. Son ellas las que toman la decisión del destino y la iniciativa de contratarlo. Son cifras corroboradas también por el INE. Según estadísticas del año 2017 del instituto, las mujeres viajeras que se lanzan a conocer el planeta ya representan el 51 % del total de viajeros.
Cada vez hay más plataformas sociales, talleres, quedadas, blogs especializados alrededor del viaje en clave femenina. Y a la hora de cumplir con el sueño de viajar, una de las tendencias más claras es la de los viajes en grupo sólo para mujeres. El perfil de mujeres que recurren a este tipo de agencias especializadas es muy heterogéneo: solas, divorciadas, casadas a cuyos compañeros no les gusta viajar, solteras, viudas, con hijos. La franja de edad más frecuente es de 35 a 55 años, pero cubre todo un espectro de los 25 a 70 años. Todas ellas tienen algo en común: desean viajar.
Las mujeres siempre han sido aventureras, curiosas y pioneras en muchas cosas.
Con diez años ya a cuestas, las pioneras “made in Spain” fueron Focus On Woman, fundada por Alice Fauveau, y Mujer y Viajera, fundada por Carolina Esteller. En aquel entonces -en plena crisis económica, además- no existía nada parecido, pero ambas identificaron una demanda latente y movieron ficha. Fueron llegando más, como Trip4girl, fundada por Christelle Bottega y Laurent Gomez, buscando crear una comunidad de mujeres que viajen juntas y creen vínculos de amistad.
Otras agencias surgieron de la experiencia personal de su fundadora, como es el caso de Rosa Isabel Serrano, de Travel with Rose, o Ana Blasco y WOM Viajes, quien se animó a crear su agencia a raíz de un primer viaje en caravana con ocho mujeres por Jordania, “fue una de las mejores experiencias de nuestras vidas. Lo pasamos genial. Y a la vuelta, me animaron a que me planteara hacer más viajes”. Es el caso también de Patricia Estévez, que, junto a Elma Sesma, fundó Tacones Viajeros tras más de 25 años a sus espaldas como viajeras, “me he movido sin GPS, sin móvil, sin Instagram ni otras redes sociales. El motivo que me empujaba eran los libros de viaje sobre mujeres viajeras. Yo quería hacer lo mismo que ellas”.

Superando barreras

Hubo una época en la que las mujeres no podían votar, no podían tener bienes propios o viajar sin la compañía de un hombre. Fueron necesarios siglos de lucha y el esfuerzo de miles que quisieron cambiar las cosas a golpe de actitud. “Las mujeres siempre han sido aventureras, curiosas y pioneras en muchas cosas. De hecho, la primera viajera -nos recuerda Alice Fauveau- era hispana, se llama Egeria y en el siglo I D.C se recorrió medio mundo para llegar a Tierra Santa”. Y desde Egeria, al movimiento #ITravelAlone, porque viajar sola sigue siendo una revolución.

“El viaje es un síntoma más de la evolución de nuestra sociedad, del camino que estamos recorriendo hacia la igualdad de géneros”, comentan desde Trip4girls. Hay dos factores sociales importantes: la independencia económica de la mujer y la corresponsabilidad en el ámbito familiar y escolar. “Actualmente, se da lo necesario para permitimos querernos y mimarnos sin sentirnos culpables. Nosotras -comenta Ana Blasco- tenemos muchas viajeras con hijos, incluso pequeños, que necesitan unos días de desconexión. Antes era impensable dejarlos en casa e irte tú de viaje”.
Algunas de las fundadoras señalan que esta dinámica es algo que se venía anunciando con anterioridad, cuando la mayoría de los grupos de viajes organizados antiguamente estaban compuestos ya en su mayoría por mujeres. Sólo que hoy, Instagram y los blogs han visibilizado a las viajeras, inspirando y motivando a muchas otras para seguir sus pasos.

Sin embargo, como señala Rosa Isabel Serrano, “todavía nos queda mucho camino por recorrer”. Entre los problemas que destacan todas ellas, están los paternalismos y la brecha salarial entre hombres y mujeres, que impide, como denuncia Carolina Esteller, que muchas puedan disfrutar de viajar. Patricia Estévez da en la diana: “aún hay que derribar barreras, sin duda. En nuestro caso, queremos cambiar que la cultura de viajar sea también patrimonio patriarcal, y es el momento perfecto para hacerlo”.

Hacia la autorrealización a través del viaje

La sensibilidad general es hacer del viaje algo trascendental. En la mayoría de casos, no estamos hablando de unas simples vacaciones, sino de empoderamiento femenino. Toca tener una visión crítica sobre el género y los estereotipos impuestos. “Las mujeres necesitamos disfrutar de nuestros espacios -recuerdan desde Trip4girls-. Vivimos cargadas de obligaciones, entre la familia, trabajo, compromisos sociales y el hecho de viajar sola o con otras mujeres, es una manera de conocernos a nosotras mismas”.
Viajar nos hace felices, aprendemos, nos enriquecemos culturalmente, nos cambia la forma de ver la vida
Así pues, los viajes son uno de los espacios de batalla en los que recuperar déficits de participación históricos de las mujeres. “El viaje para nosotras es una manera de aprender, dar cabida a nuestra curiosidad y por qué no, sentir bienestar físico y mental”, señala Alice Fauveau.
El empoderamiento es una doble vía en la que tiene cabida lo individual y lo colectivo. “Viajar nos hace felices, aprendemos, nos enriquecemos culturalmente, nos cambia la forma de ver la vida y si lo hacemos solas nos permite conocernos a nosotras mismas. Viajar nos reta a salir de nuestra zona de confort”, recuerda Patricia Estévez. Al final, todos los viajes tienen un aspecto psicológico positivo: aumentan nuestra autoestima, la seguridad y nos hacen sentir mejor como personas.

¿Hay destinos más o menos seguros?

El debate -y el alarmismo- aparece cuando se relaciona seguridad con género. Casos tristes, como el asesinato de Marina Menegazzo y María José Coni, ocurrido en el pueblo de Montañita, en la costa de Ecuador, y que, a pesar de haber ocurrido en 2016, aún sigue en la mente de todas, son los que meten el miedo en el cuerpo, muy adentro.

La violencia de género, en todas sus variables, desde el acoso sexual a los manoseos en transportes públicos o tumultos, son miedos esencialmente femeninos. A ellos, hay que sumar los generales para hombres y mujeres: el ser víctimas de un robo, sufrir un accidente o enfermar. Aún así, para Alice Fauveau, no se trata tanto de que haya destinos mejor o peores. Para ella, todos son adecuados para viajar sola, ”siempre y cuando se respeten las tradiciones locales y se tenga prudencia”, recuerda. Es de igual parecer Patricia Estévez, para quien “si se va en grupo organizado, el mundo entero está a nuestros pies”.

Otra cosa es viajar sola sin grupo. Ahí sí, se repiten muchos destinos entre los favoritos. En general, cualquier destino europeo es accesible si se va a viajar sola por primera vez. Rosa Isabel Serrano también destaca “muchos destinos del Sudeste Asiático, donde se respeta a las mujeres, como Malasia, Filipinas, Tailandia o Laos”. A estos se unen, Camboya, Indonesia, Japón o, incluso, Jordania. La lista de destinos a evitar cuando se viaja sola de Patricia Estévez está muy clara: "Los más peligrosos para viajar solas, Guatemala, Perú, Egipto, India, Jamaica, Venezuela, Afganistán, Sudán y Ecuador".

Experiencias en clave femenina

La tendencia actual convierte a los viajes, más que en una simple ruta de imprescindibles que ver en un destino, en un conjunto de experiencias personalizadas. Esto es algo que tienen muy claro todas las viajeras fundadoras de estas agencias. Ahí destaca Focus on Woman y sus viajes con guías y cicerones mujeres, entre las que cuentan con la mítica periodista Rosa María Calaf. “Nuestros viajes -destaca Alice Fauveau- están pensados para conocer la realidad de la mujer in situ, apoyando proyectos de género, con actividades y experiencias pensadas en femenino”.
El viaje es un síntoma más de la evolución de nuestra sociedad
La especial sensibilidad de estas viajeras las lleva a escoger destinos y viajes con especiales situación de género. Por ejemplo, Patricia Estévez, cuenta que en Tacones Viajeros cada vez están más interesadas en dar más luz a la cultura de las mujeres en Oriente Medio , “la discriminación de la mujer -explica- es un hecho comprobado en estos países”.
Confluyen los viajes femeninos con el turismo responsable, trabajando con empresas y comunidades del lugar, tal como destaca Ana Blasco en WOM Viajes: “una vez elegimos un destino, en muchas ocasiones trabajamos con asociaciones o empresas locales regentadas por mujeres como forma de visibilizar proyectos locales llevados a cabo por mujeres.”
Amelia Mary Earhart ​fue una aviadora estadounidense que se hizo un meritorio hueco en un mundo tradicionalmente asociado a los hombres. Logró varios récords en los años veinte y treinta, antes de desaparecer trágicamente el 2 de julio de 1937, cuando volaba en pleno océano Pacífico. Dejó en recuerdo su pericia y una de esas frases que con el tiempo quedan como epitafio perfecto: “Las mujeres deben tratar de hacer cosas como han hecho los hombres. Cuando fracasan, su fracaso debe ser un reto para otras”.


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