Como ocurre con todos los demás elementos de la historia de Moisés, tampoco existe ninguna fuente histórica o arqueológica que confirme la existencia de un éxodo de israelitas desde Egipto a Canaán tal como lo describe la Biblia. En cualquier caso, de haberse producido, probablemente los egipcios no habrían dejado constancia de ello, pues los habitantes del País del Nilo no eran amigos de recordar sus derrotas y humillaciones. Además, el número de personas implicadas (600.000 contando sólo hombres, en total unos dos millones) es absolutamente irreal, ya que habría superado a la población de Canaán en una proporción, como mínimo de veinte a uno. De hecho, un estudio reciente sugiere una cifra de 20.000 para el grupo entero.
También es problemática la datación del episodio. La Biblia dice que el éxodo se produjo 480 años antes de la fundación del templo de Salomón en Jerusalén, lo que supondría situar la emigración en torno a 1450 a.C. Pero en la misma fuente también se afirma que los judíos trabajaron en la construcción de una ciudad llamada Rameses, probablemente Pi Ramsés, la capital construida por Ramsés II en el delta del Nilo en el siglo XIII a.C.
Pese a ello, existen algunos indicios de veracidad. Por ejemplo, la ruta que, según la Biblia, tomaron los israelitas es la misma que siguieron dos esclavos que habían escapado de Egipto en el siglo XIII a.C. y cuyas andanzas quedaron consignadas en el Papiro Anastasi V.
Cabe pensar asimismo que el éxodo desde Egipto podría reflejar otros episodios históricos en los que los israelitas se habrían visto fuera de su país
Cabe pensar asimismo que el éxodo desde Egipto podría reflejar otros episodios históricos en los que los israelitas se habrían visto fuera de su país, esclavizados y anhelando el regreso a su patria. En el siglo VIII a.C., el reino de Israel sufrió su ruina y la deportación de su población a manos de los asirios, dando lugar al mito de las tribus perdidas de Israel. Por su parte, el reino de Judá fue conquistado por el monarca babilonio Nabucodonosor II en el año 586 a.C., y la élite judía fue deportada a Babilonia. Si tenemos en cuenta que el relato bíblico del éxodo se elaboró, probablemente, en el siglo V a.C., destacan aún más los paralelismos entre los dos episodios mencionados y la historia de Moisés, a quien se presenta en la Biblia como modelo de fidelidad a Yahvé y obediencia a la Ley.
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