12 razones para viajar a Tailandia
Tailandia es uno de los grandes destinos de los viajeros independientes y sin duda, uno de los más visitados por los lectores de las guías Lonely Planet. Año tras año, esta guía se convierte en una de las más vendidas y el país sigue figurando en las listas de deseos viajeros. Exótica y llena de atractivos, Tailandia sugiere playas e islas paradisíacas, interesantes tribus de montaña del norte, animadas calles y mercados en Bangkok o algunos de los mejores rincones para bucear del planeta.
1. TOMARSE UNOS DÍAS DE RELAX ABSOLUTO EN KO NGAI
Se trata de una de las islas más tranquilas del sur, con lugares maravillosos para bucear con tubo y playas de primera. Ko Ngai es una de las míticas islas Trang, en las costas de Andamán. Rodeada de corales y aguas claras, esta isla de densos bosques es la más urbanizada de todas ellas. Al este hay una playa larga, dorada y ventosa, con aguas color turquesa sobre un fondo de arena que termina en una pendiente de arrecife perfecta para bucear con tubo. También hay varios resorts para disfrutar en exclusiva de la isla.
2. CAMINAR ENTRE ELEFANTES, MONOS Y SERPIENTES, EN EL PARQUE NACIONAL DE KHAO YAI
El parque nacional más antiguo de Tailandia da cobijo a elefantes, monos, serpientes y otros bichos. Está considerado uno de los parques más espectaculares del mundo y protege a uno de los bosques monzónicos vírgenes más extensos que quedan en Asia continental, de ahí que la Unesco lo declarara Patrimonio Mundial. El pico Khao Rom (1351 m) es el punto más alto de todo el parque, con cinco zonas diferentes de vegetación. Unos 200 elefantes campan a sus anchas junto con otros animales como tigres, leopardos, osos, muntiacos de la India, nutrias, diferentes tipos de macacos y algunas pitones, además de 392 especies de aves. Todo se completa con numerosas cascadas como la bellísima Nam Tok Haew Suwat, que cuenta con agua durante todo el año. Hay circuitos para hacer excursiones y una docena de alojamientos para quienes quieran permanecer unos días en la zona.
3. HACER UN CURSO DE COCINA PARA APRECIAR LAS EXCELENCIAS DE LA GASTRONOMÍA TAILANDESA
Hay muchas opciones en Bangkok o Chiang Mai para convertirse en un auténtico chef de cocina oriental. Los cursos de cocina en la capital se han convertido en una de las propuestas más demandadas por los viajeros. Hay muchas escuelas y muchos cursos que incorporan la visita a un mercado, un recetario y el almuerzo posterior con los platos preparados por los alumnos. Amita Thai es una de las escuelas de cocina con más encanto de Bangkok, situada en una casa junto al canal, en Thonburi; otra muy conocida es Helping Hands.
Pero el lugar más popular del país para aprender la cocina tailandesa es Chiang Mai, y numerosas escuelas se disputan el honor de enseñar al visitante a preparar una pasta de curri, sopas, salteados o budines. Los cursos suelen ser de un día, pero también los hay de hasta una semana.
Algunas clases también muy provechosas son las que se imparten en improvisadas cocinas comunitarias en granjas de los alrededores de la ciudad. Al final se degustan los resultados y se recibe un recetario de lo aprendido. Una de las primeras escuelas de Chiang Mai fue la Chiang Mai Thai Cookery School, pero hay muchas otras, como Asia Scenic. Gap’s House, Thai Farm y Baan Thai Cookery School.
4. PROBAR LOS FAMOSOS MASAJES TAILANDESES
Por ejemplo, los de Ko Chang, que presume de unos spas de primera para librarse del estrés. En la costa oriental de Tailandia, Sima Massage está considerada la mejor opción de la isla en cuanto a masajes. Por todo el país hay establecimientos especializados y lugares donde aprender a darlos. Puede ser en Bangkok, donde la Chetawan Traditional Massage School, ofrece cursos básicos y avanzados de masaje tradicional. La escuela está fuera del recinto del templo del mismo nombre.
5. CONOCER LA HISTORIA DEL PAÍS, EN AYUTTAYA Y SUKHOTHAI
Ayuttaya fue en su tiempo la capital de la región, con cientos de templos pero ahora apenas es una sombra de lo que fue, aunque está declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. La bicicleta es ideal para recorrer sus ruinas de ladrillo y yeso mientras se imagina el aspecto de la ciudad cuando esta recibía a mercaderes de todo el orbe. En las afueras de la ciudad hay más atracciones, entre ellas un enorme centro de artesanía y el palacio real más ecléctico que se pueda concebir.
También podemos retroceder en el tiempo hasta la edad dorada de Tailandia en el parque histórico de Shukotai, uno de los espacios históricos más impresionantes de Tailandia. El parque comprende los restos de 21 enclaves históricos y cuatro grandes estanques intramuros y otros 70 enclaves repartidos en un radio de 5 km.
6. DESCUBRIR BAHÍAS RECÓNDITAS, EN AO KHANOM
Ao Khanom reposa tranquilamente bañada por las aguas azules del golfo y en esta preciosa bahía, al sur de Surat Thani, viven los curiosos delfines rosas.
Una vez que pasa la avalancha de turistas que acuden a las cercanas islas selváticas, esta región casi virgen es una opción muy interesante para quienes busquen una playa serena en la que el hombre aún no ha causado estragos.
La zona tiene además varias atracciones geológicas, como cascadas y cuevas aunque lo más famoso son los delfines rosados, una curiosa raza albina que puede verse al amanecer y al atardecer desde el viejo muelle del ferri o desde el muelle de la central eléctrica.
7. IR DE COMPRAS A LOS MERCADOS Y MERCADILLOS, EN BANGKOK
Tailandia es el paraíso consumista. Con uno de los mercados al aire libre más grandes del mundo, descomunales centros comerciales de lujo y aceras llenas de bazares, impresiona el trasiego comercial de la ciudad. Chatuchak es uno de los mercadillos más grandes del mundo. Cada fin de semana, en Bangkok, se puede encontrar todo lo comprable, desde zapatillas de deporte hasta crías de ardilla. Hay tanto qué ver y hacer que lo mejor es pasar un día entero, porque aunque parece un caos, todo está estructurado en secciones de forma coherente y la torre del reloj es la principal referencia. Hay un centro de información, mostradores de cambio y aseos por toda la zona.
8. DESCUBRIR LA CULTURA DE LAS TRIBUS DE LA MONTAÑA, EN CHIANG MAI
Los Karen, lahu hmong y otros grupos étnicos viven en las inmediaciones de Chiang Mai, y los aka de las montañas, cerca de Chiang Rai.
Aunque los días del opio en el Triángulo de Oro pasaron a la historia, Chiang Rai todavía atrae a excursionistas y exploradores independientes. También es un gran destino para vivir experiencias culturales únicas, desde una visita a un poblado akha hasta una noche en el pueblo de Mae Salong, que es casi como un viaje a Yunnan. Chiang Rai, entre el Mekong y las montañas, probablemente sea la provincia más bonita del país, además de un práctico paso a Myanmar y Laos.
9. COLABORAR COMO VOLUNTARIO EN UNA ONG
Por ejemplo, en las ONG que hay instaladas en Sangkhlaburi, en el centro del país, donde cuidan de las gentes de las tribus de las montañas desplazadas desde Myanmar. Para muchos viajeros, Sangkhlaburi es el final de la ruta, mientras que para otros tantos residentes es el comienzo de un nuevo viaje. Pocos lugares en Tailandia ofrecen semejante crisol étnico, con más karen, mon, laosianos y birmanos que tailandeses. La mayoría ha nacido aquí, pero muchos llegaron desde Myanmar en busca de una vida más segura y estable.
Pese a ser un lugar bastante remoto y aletargado, esta localidad es muy popular entre los turistas tailandeses, que llenan sus resorts y restaurantes. Numerosas ONG (desde las grandes hasta las pequeñas iniciativas personales) también atraen a voluntarios extranjeros.
Sangkhlaburi es un lugar fantástico para quedarse unos días. Ya solo por el sinuoso recorrido hasta aquí, entre la selva, aldeas flotantes y maravillosas vistas del Kheuan Khao Laem, vale la pena.
10. DISFRUTAR DE LA ANIMADA VIDA NOCTURNA, EN PATTAYA, PHUKET O BANGKOK
En Pattaya hay varias macrodiscotecas enfocadas a los extranjeros, pero cada vez hay más locales de categoría con música en directo. En Phuket hay también de todo: clubes, bares de música en directo y espectáculos de cabaret, perfectos para ir después de la playa. Y en Bangkok, los DJ internacionales suelen calentar los clubes de la capital, mientras que los bares de azotea reciben a una clientela más tranquila que disfruta de unos mojitos. Khao San aún es la zona mochilera por excelencia.
11. NAVEGAR POR EL MEKONG
Desde las antiguas shophouses de madera de Chiang Khan hasta las cascadas del Parque Nacional de Pha Taem, el espléndido arco que traza el Mekong al noreste de Tailandia es un filón de cultura y paisajes. Se puede seguir su curso en un autobús, pero es mucho mejor hacerlo en un barco de popa larga y hasta en bicicleta, mientras se observan las influencias cruzadas de tailandeses y laosianos en los poblados de pescadores, el curioso parque escultórico de Nong Khai y las pinturas rupestres de Ubon Ratchathani.
Los visitantes acostumbran a pararse a contemplar el famoso meandro del Mekong, Kaeng Khut Khu, con sus discretos rápidos y un montañoso telón de fondo. Mekong arriba desde Khong Jiam se llega a un largo despeñadero que es la pieza central del impresionante e imprevisto Parque Nacional del Pha Taem. La panorámica del río desde lo alto es preciosa, con Laos a un lado, y por debajo un sendero que recorre pinturas rupestres del año 1000 a. C.
12. DESCUBRIR LA CAÓTICA Y ECLÉCTICA VIDA URBANA DE BANGKOK
Templos relucientes, rascacielos, una gran vida nocturna y excelente comida, la capital tailandesa es una ciudad irresistible para el viajero. Atascos de tráfico, humedad e inestabilidad política aparte, la capital tailandesa está mejor organizada y es más transitable que nunca. Es fácil llegar rápido a santuarios, mercados, centros comerciales y museos, y reponer fuerzas en puestos callejeros y en algunos de los mejores restaurantes del continente asiático. La primera noche se recomienda subir a uno de sus famosos bares de azotea, tanto para orientarse como para prepararse para sumergirse en esta convulsa y brillante ciudad.
Aunque Bangkok tiene un tráfico demencial, con el skytrain (BTS) o el Chao Phraya Express Boat se puede atravesar la ciudad en poco tiempo.
Hay paradas inevitables como el Wat Phra Kaew y el Gran Palacio, el imponente Buda del Wat Pho, los canales de Thonburi, la casa de Jim Thompson, el mercado de fin de semana de Chatuchak, los vertiginosos bares de azotea de la ciudad, los puestos de comida de Chinatown o los salones de masaje tailandeses que hay por toda la ciudad.
Más información en la nueva guía Lonely Planet y geoPlaneta de Tailandia.
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