El cielo se ha tornado gris ceniza sobre las colinas de Judea. El olor a humo se adentra en cada rincón, mientras un fuego voraz arrasa los bosques del oeste de Jerusalén, avanzando con una furia impetuosa que parece decidida a devorar la historia misma.
La amenaza ya no es solo para los árboles o las carreteras; es una carrera contra el tiempo por salvar a la Ciudad Santa, que ve acercarse las llamas como una profecía ardiente.
Las autoridades israelíes han elevado la alerta al máximo este miércoles 30 de abril de 2025, tras declararse múltiples focos de incendio en zonas montañosas a las afueras de Jerusalén. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha calificado la situación como una "emergencia nacional", subrayando que los vientos del oeste podrían empujar las llamas hasta los barrios periféricos y, en el peor de los escenarios, hasta el corazón de la capital.
El fuego ya ha forzado la evacuación de miles de personas y ha obligado al cierre de la autopista principal que conecta Jerusalén con Tel Aviv, un hecho sin precedentes en los últimos años.
Fuego en una de las ciudades más emblemáticas del mundo
Eyal Caspi, comandante de la brigada de bomberos, ha advertido en una rueda de prensa que el país probablemente está enfrentando el mayor incendio en Israel en una década. Las imágenes captadas por medios locales muestran vehículos atrapados entre el humo y la desesperación, mientras helicópteros de rescate sobrevuelan zonas boscosas calcinadas y una fina línea de fuego amenaza incluso un monasterio católico cercano.
Según los servicios médicos de emergencia Magen David Adom (MDA), al menos 23 personas han sido atendidas por heridas leves, y 12 de ellas fueron trasladadas al hospital.
Las llamas avanzan sin tregua por la región de Shoresh, donde los equipos de emergencia han tenido que evacuar a decenas de ancianos de una residencia geriátrica. Durante la noche, cerca de 40 personas mayores fueron retiradas de la zona por precaución, mientras el viento azotaba con fuerza las montañas, frustrando cualquier intento de contener el fuego.
Las escenas que llegan desde el terreno recuerdan a las catástrofes forestales que han azotado países mediterráneos en años recientes, pero con el agravante de que aquí, el fuego se aproxima a una de las ciudades más emblemáticas del mundo.
En un esfuerzo por frenar el avance de las llamas, Israel ha solicitado ayuda internacional. Ya están en camino aviones cisterna y unidades especializadas provenientes de Francia, España, Italia, Croacia, Macedonia del Norte y Ucrania. El ministro de Defensa, Israel Katz, ordenó el despliegue de unidades del ejército para colaborar con los servicios de emergencia, y señaló que la prioridad es proteger vidas humanas y evitar que el fuego penetre en áreas urbanas.
La policía ha evacuado al menos cinco localidades, todas situadas a unos 30 kilómetros al oeste de Jerusalén, en una zona ya devastada por incendios la semana pasada. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad vigilan de cerca la situación en rutas estratégicas como la carretera que conecta Latrun con Bet Shemesh, donde helicópteros y brigadas de tierra luchan contra un frente de fuego imparable.
Aunque las temperaturas extremas y el viento complican el trabajo de los bomberos, la solidaridad regional ha encendido otra llama: la de la cooperación. España, entre otros países, ha respondido con prontitud a la solicitud de auxilio, enviando recursos aéreos para apoyar la lucha contra los incendios. Este gesto refuerza los lazos diplomáticos y humanos en medio de una tragedia compartida por todos los que entienden el valor de preservar el legado de Jerusalén.
via Sergio Parra https://ift.tt/VvS8Yid
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