miércoles, 5 de febrero de 2025

Viajes. El Camino de Costa Rica: La ruta que atraviesa el corazón del país verde

Costa Rica, en poco más de 51. 100 km², alberga la mayor biodiversidad del planeta, además de playas increíbles, exóticos paisajes y una exuberante fauna. Estas características, sumadas a la hospitalidad de los ticos, han convertido a este pequeño país de Centroamérica en un destino de referencia para vacaciones y viajes de aventura. Sin embargo, gran parte de su rico territorio es todavía desconocido para la mayoría de los turistas. Por ello, El Camino de Costa Rica pretende ser una oportunidad para conocer sus raíces, sus tradiciones y su belleza natural más salvaje e inexplorada.

Costa Rica alberga la mayor biodiversidad del planeta, además de playas increíbles, exóticos paisajes y una exuberante fauna.

¿Qué es El Camino de Costa Rica?

La ruta, establecida oficialmente en 2018 por la Asociación sin ánimo de lucro Mar a Mar, busca promover el turismo sostenible para reactivar la economía local de los pueblos del interior del país. Los caminantes pueden cruzar desde el Atlántico hasta el Pacífico por un sendero de 280 kilómetros, en un viaje que puede durar sobre 16 días. Un tiempo que transcurre por parques naturales, comunidades indígenas y zonas de gran riqueza ecológica que permiten al viajero conectar con la cultura costarricense más auténtica.

El trayecto aprovecha rutas centenarias que ya habían servido a los indígenas para sus intercambios comerciales y la comunicación con otros pueblos. Ahora, al caminar por estas sendas descubres el alma de Costa Rica. Una amalgama de paisajes variopintos que permiten al aventurero disfrutar de una playa tropical un día, y al siguiente, encontrarse en lo alto de una montaña, o en un gran valle de cafetales. Resumiendo, una travesía única en donde conectar con la naturaleza y lo esencial.

Las etapas del Camino

El Camino de Costa Rica se divide en 16 etapas que pueden realizarse en dos semanas, aproximadamente. Aunque también existen alternativas de itinerarios con guías para realizarlo en menos tiempo. El viaje comienza en el pueblo de Parismina o en Barra del Pacuare, en el mar Caribe, y termina en el pueblo de Quepos.

La primera etapa, de Parismina a Siquirres, es bastante plana y permite a los caminantes familiarizarse con paisajes tropicales, plantaciones de banano y piña y los canales caribeños. Después de pasar por el Parque Nacional Barbilla, uno se adentra de lleno en la Reserva indígena Cabécar Nairi-Awari, en las montañas de Talamanca. Prosigue la senda con vistas al volcán Turrialba hasta Pacayitas, con unas vistas espectaculares de cafetales y paisajes volcánicos.

El viaje comienza en el pueblo de Parismina o en Barra del Pacuare, en el mar Caribe.

Trascurridos algunos días, dejando atrás el Parque Nacional de Tapantí y sus montañas y bosques nubosos, sobre el día 12 se alcanza el lado del Pacífico. Concretamente, la zona de Los Santos, una región agrícola conocida por sus plantaciones de café. El último tramo es un recorrido algo más duro, a través de montañas escarpadas. Una experiencia que reconforta por las asombrosas vistas del océano Pacífico que se contemplan al terminar el día.

Cada etapa ofrece algo diferente y cautivador: ríos y cascadas escondidas, formas de vida singular y pequeñas poblaciones recónditas donde descansar y conocer la gastronomía y cultura local.

La biodiversidad del Camino

En los distintos tramos del Camino, el senderista experimenta una intensa variedad de microclimas, pasando de uno cálido y húmedo en el Caribe a un calor más seco del Pacífico. Esta diversidad climática es la responsable de la heterogeneidad paisajística y de ecosistemas que encontramos en la ruta.

A lo largo del Camino se pueden avistar monos aulladores, tucanes, colibríes, perezosos, tapires, ranas y mariposas de colores y mucho más.

A lo largo de la travesía se pueden avistar monos aulladores, tucanes, colibríes, perezosos, tapires, ranas y mariposas de colores y, con suerte, algunos de los felinos más representativos de Costa Rica, como el jaguar o el puma. Esta riqueza natural es sin duda el atractivo principal del país, pero en el Camino se vive de una forma más completa, más al estilo “pura vida”.

Los pueblos indígenas y su aportación al desarrollo local

Entre las culturas indígenas, el Camino brinda la oportunidad de conocer al pueblo de Los Cabécar, una de las etnias más grandes de Costa Rica. Mantienen todavía su propia lengua, su dios y sus propios médicos. Su cosmogonía está profundamente conectada con la naturaleza y el equilibrio entre los seres humanos y su entorno. Los senderistas pueden aprender sobre sus tradiciones, su forma de ver la vida y su relación con la tierra.

El Camino de Costa Rica es un motor económico para las comunidades rurales.

Además, el Camino es un motor económico para las comunidades rurales. Pequeños hospedajes, comedores y guías locales, se ven beneficiados del turismo que genera esta iniciativa. Cabe destacar que la Asociación Mar a Mar supervisa el Camino, en colaboración con estos pueblos y familias, para garantizar que los senderos estén siempre bien marcados y para que sean seguros. Una propuesta que ayuda a preservar el patrimonio cultural costarricense y a fomentar la sostenibilidad a través de un turismo responsable.

Consejos para el senderista

Si después de leer este artículo estás pensando en hacer el Camino de Costa Rica, la mejor época es de diciembre a abril, en la temporada seca. Aunque lo puede realizar cualquier persona, es importante tener una buena condición física, pues algunas etapas pueden ser más exigentes, con largas caminatas y terrenos difíciles.

El Camino de Costa Rica es una ruta de turismo sostenible, por lo que es importante cumplir las reglas de conservación y dejar el menor impacto posible en la naturaleza.

Por otro lado, los excursionistas pueden hacer el camino solos, pero se recomienda realizarlo con guías autorizados locales, que conozcan bien el terreno. Pueden enriquecer la experiencia y ser una opción más segura. Para dormir hay albergues y zonas recomendadas para acampar. Al ser una ruta de turismo sostenible, es importante cumplir las reglas de conservación y dejar el menor impacto posible en la naturaleza.

El Camino de Costa Rica es una inmersión profunda en el corazón verde de esta pequeña nación. Un viaje que puede ser toda una aventura, física y emocional, para aquellas personas amantes del senderismo y el trekking que buscan desafíos y lugares vírgenes menos masificados. Un rincón del mundo donde empaparse de lo autóctono como si fueras de la propia tierra.



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