domingo, 23 de febrero de 2025

Viajes. Cómo el Internet y la IA pueden estar afectando a tu memoria

Imagina que un día, como otro cualquiera, sales de casa para ir al súper, a tu parque favorito o a casa de un buen amigo. Sin embargo, tras dar unos pasos, te das cuenta de que no recuerdas cómo llegar hasta allí. Y no, no es porque se trate de un lugar nuevo, sino porque siempre has usado Google Maps para guiarte. Pues bien, algo así le ocurrió a Adrian Ward, un psicólogo que llevaba nueve años conduciendo por Austin, Texas. Debido a un fallo tecnológico, ese día Adrian se quedó sin GPS y, de pronto, se sintió perdido en su propia ciudad.

Esta situación, aunque parezca ficticia, es real. La revista científica Nature la recoge en uno de sus últimos artículos, como un preámbulo para analizar cómo el Internet, los GPS y la Inteligencia Artificial están mejorándonos la vida, pero también para preguntarse cuál es el precio que estamos pagando por ello. ¿Pueden estas tecnologías estar afectando a nuestra memoria? Te contamos.

EL “EFECTO GOOGLE”

Desde hace años, los científicos y expertos en la materia han estado notando que dependemos de la tecnología para almacenar la información en vez de confiar en nuestra propia memoria. Se trata de un fenómeno que incluso goza de un nombre propio, el “efecto Google”, y que define exactamente el hecho que, al poder encontrar algo en Internet con un par de clicks, solemos tender a recordarlo menos. Y no nos malinterpreteis, esto no tiene nada de malo, pero analizar sus consecuencias, tampoco está de más.

Tal y como expone Nature, ya en el año 2011 comenzó a haber evidencia de este efecto. Concretamente, fue la psicóloga Betsy Sparrow quien, a través de un estudio publicado en ese año, reveló que cuando las personas escribían datos en un ordenador, recordaban mucho mejor dónde habían guardado los datos que la propia información misma. En otras palabras, parecía que no memorizaban los datos, sino el camino que debían de seguir para encontrarlos.

Y, es cierto que este comportamiento tiene mucho sentido: vivimos en un mundo donde el acceso a la información es un proceso prácticamente inmediato. Sin embargo, ya en ese momento, esta psicóloga advirtió que eso podría generar una falsa sensación de conocimiento. De hecho, otro estudio similar de 2021 demostró que aquellas personas que buscaban las respuestas en Google, creían tener más conocimientos que aquellas que respondían sin buscar. ¿Qué significa esto? Que existe una gran parte de la población confundiendo la información externa con la que reside en su propia memoria.

La psicóloga Betsy Sparrow realizó experimentos de memoria para determinar cómo afecta Internet a nuestro funcionamiento cerebral.

¿NOS ESTÁ FALLANDO LA ORIENTACIÓN?

Si eres una de esas personas que utiliza el GPS a diario, tal y como Adrian Ward, es posible que, al igual que él, hayas notado que sin él te cuesta más trabajo recordar ciertas rutas. Si es así, tenemos que decirte que no es pura curiosidad. Parece ser que un estudio del año 2010 ya empezó a ver trazas de esto: las personas que usaban un GPS para recorrer un trayecto de forma frecuente eran igual de malas para repetirlo sin ayuda que aquella que nunca lo habían hecho antes.

Sorprendente, ¿verdad? Remitiéndonos a las afirmaciones de Nature, parece que, en términos simples, estamos perdiendo la capacidad de crear mapas mentales en nuestro cerebro, simplemente porque delegamos esa tarea a la tecnología. Ahora bien, el problema se vuelve algo más importante cuando nos damos cuenta de que la memoria espacial está ligada a otras habilidades, como la resolución de problemas o la toma de decisiones.

Por ejemplo, en ciudades como Londres, parece ser que aquellos taxistas que memorizan mapas para obtener su carnet o su licencia han demostrado tener un hipocampo (es decir, una región del cerebro clave en la memoria) mucho más desarrollado que la media. He aquí donde surge la gran pregunta: si dejamos de ejercitar esa capacidad, ¿es posible que otras funciones mentales se vean afectadas a largo plazo?

Para obtener su licencia, los aprendices de taxista deben adquirir ''el conocimiento'' del trazado de Londres en un radio de 6 millas alrededor de la estación de tren de Charing Cross. Este mapa muestra sólo una parte del área total que debe aprenderse.

QUE LOS CHATBOTS PIENSEN POR NOSOTROS

Y sí, parece que todo se ha intensificado con la llegada de las herramientas de Inteligencia Artificial, como es ChapGPT. Como bien sabrás, al final, no es lo mismo buscar en Google “¿cuál es la capital de Madagascar?” que pedirle a un chatbot que te explique la historia de ese país.

Así, tal y como expone la revista, los científicos parecen temer que esta nueva forma de interactuar con la información nos haga más “cognitivamente perezosos”. Es decir, hay un cierto miedo a que nos acostumbremos por completo a que la IA haga todo el trabajo por nosotros y, de esa forma, dejemos de ejercitar nuestras propias habilidades de pensamiento crítico y memoria.

Por si fuera poco, a todo se suma un riesgo adicional: los chatbots tienen la capacidad de generar información que es falsa, pero que parece convincente, lo que podría derivar en que recordemos cosas que en realidad son incorrectas, tal y como si fueran ciertas. ¿Te imaginas estar completamente seguro de un dato que, en verdad, no es correcto?

Existe temor de que la IA asuma todas las tareas y reduzcamos el uso de nuestras habilidades.

LA GRAVEDAD DEL PROBLEMA

A pesar de todo, Nature quiere trasladar un mensaje de calma. Aunque sí es cierto que hay algunos experimentos que están arrojando datos curiosos e interesantes, también es verdad que todavía no hay una evidencia sólida de ello. De hecho, en el lado más positivo, incluso hay investigadores que piensan que, todo esto, es en realidad una parte de un proceso mucho más grande, en el que simplemente se está adaptando la forma en la que usamos nuestro cerebro.

De hecho, el concepto de memoria transaccional sugiere que hemos distribuido nuestra memoria en distintas fuentes: antes confiábamos en amigos, libros o profesores; y ahora confiamos en nuestros teléfonos. ¿La diferencia? Que la tecnología es mucho más accesible y rápida.

Además, no debemos olvidar que, dentro de todo, esto puede ser algo positivo. Si delegamos ciertas tareas a la tecnología, conseguimos liberar espacio mental para cosas más importantes. Y ahora vienen los datos buenos: existen estudios que, efectivamente, demuestran que los estudiantes que pueden guardar un documento, recuerdan mejor un segundo conjunto de información. En otras palabras, al descargar información menos relevante en dispositivos, podemos estar optimizando el uso de nuestro cerebro… Al final, quizás no sea tan malo, ¿no?



via Noelia Freire https://ift.tt/0n49YcG

No hay comentarios:

Publicar un comentario