En la penumbra de los humedales y a lo largo de los ríos que surcan Cataluña, una sombra se desliza con sigilo. No es el lobo ni el jabalí el que inquieta a los expertos, sino un invasor inesperado: el coipú (Myocastor coypus), un roedor de origen sudamericano que avanza imparable.
Desde su llegada en el siglo XX, ha encontrado en los ríos catalanes su mejor vía de expansión, y ahora, su presencia se ha confirmado en el río Congost y en la Tordera. Su avance imparable sugiere que, tarde o temprano, entrará en la región metropolitana de Barcelona.
RECUERDA A UN CASTOR
El coipú, con su cuerpo robusto y su pelaje pardo, recuerda a un castor pequeño o a una rata almizclera, aunque su impacto en el medioambiente es mucho mayor. Introducido en Europa para su explotación peletera en el siglo XIX, su expansión actual es el resultado de escapes accidentales de granjas y de la llegada de nuevos ejemplares desde Francia.
Cataluña ha sido testigo de dos rutas de invasión: una por el Valle de Arán, detenida en parte por el frío, y otra por el Empordà, donde el clima suave y la abundancia de alimento han facilitado su proliferación.
PLANES DE CONTENCIÓN EN JAQUE
Las características reproductivas del coipú lo convierten en una auténtica amenaza ecológica. Su alta fecundidad le permite colonizar rápidamente nuevos territorios y, según el investigador Marc Riera, del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), cuando el coipú encuentra un entorno favorable, su expansión es prácticamente imparable. Este escenario es alarmante, pues ya se han registrado avistamientos en la Comunidad Valenciana, lo que indica que la invasión no se detendrá en Barcelona.
La red de seguimiento EXOCAT, coordinada por el CREAF y el Departamento de Transición Ecológica, lleva años monitorizando la presencia de especies exóticas en Cataluña. En el último año, ha registrado casi 150 observaciones de coipús, principalmente en Girona, donde se han intensificado los esfuerzos de erradicación. Sin embargo, los nuevos avistamientos en el Congost y en la Tordera muestran que la expansión continúa, poniendo en jaque los planes de contención.
UN IMPACTO DEVASTADOR
Más allá de su aspecto inofensivo, el coipú es considerado una de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Su presencia altera gravemente los ecosistemas acuáticos, desplazando a especies autóctonas al competir por el alimento y el territorio. Además, su voracidad destruye vegetación ribereña y cultivos cercanos, erosionando los márgenes de los ríos y afectando la biodiversidad local.
Los expertos advierten que la erradicación de una especie invasora una vez establecida es casi imposible. Por ello, insisten en la importancia de la prevención y el control temprano. La historia del coipú en Cataluña es un recordatorio de los efectos colaterales de las introducciones irresponsables de especies exóticas. Aunque su avance es silencioso, sus consecuencias pueden ser devastadoras.
UN FUTURO INCIERTO
A medida que el coipú avanza por los ríos de Cataluña, la pregunta no es si llegará a Barcelona, sino cuándo lo hará. Su presencia ya se ha constatado a pocos kilómetros de la ciudad, y las condiciones del litoral catalán le son propicias. En un escenario donde el cambio climático y la actividad humana ya ponen en peligro los ecosistemas, la llegada de este roedor es un nuevo desafío para la conservación de la biodiversidad.
El coipú no es el primero ni será el último invasor que cruce nuestras fronteras naturales. Pero su expansión nos recuerda que cada introducción de una especie foránea puede traer consigo un impacto irreversible.
via Sergio Parra https://ift.tt/MDgzt7I