domingo, 25 de agosto de 2024

Viajes. Investigadores españoles quieren hackear las ganas de hacer ejercicio

La práctica regular de deporte es, junto con la dieta, uno de los pilares fundamentales para llegar a la vejez con una buena calidad de vida. Las personas que practican deportes moderados tienen, por lo general, una mayor masa muscular, huesos más densos y resistentes, menos problemas de movilidad y, por tanto, una mayor independencia, especialmente en edades avanzadas. Además, el deporte produce una sensación de bienestar debido a la liberación de endorfinas. Pero a pesar de sus grandes beneficios, comenzar a hacer ejercicio cuesta.

Para practicar ejercicio de forma regular hay que crear un hábito. Todo comienza con pequeñas acciones que, al principio, conllevarán un enorme esfuerzo pero que, poco a poco, podremos realizar casi de forma automática. Este período de habituación varía enormemente entre cada uno de nosotros. Mientras que algunas personas pueden desarrollar un hábito en apenas 15 días, otras necesitan varios meses para que su cuerpo se adapte a una nueva situación. Ahora bien, desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas creen que en un futuro podríamos saltarnos este periodo.

Para ello, el Grupo de interacción entre órganos en las enfermedades metabólicas, liderado por la investigadora Guadalupe Sabio, lleva años estudiando cómo se relacionan los distintos órganos entre ellos. En uno de sus últimos estudios, publicado en la revista Science Advances han conseguido demostrar cómo el ejercicio activa dos proteínas, denominadas p38α y p38γ. De estas dos, p38γ es especialmente interesante, ya que induce la producción de IL-15. Según sospechan los investigadores IL-15 es capaz de modificar la actividad de la corteza cerebral y favorecer la aparición de ganas de realizar ejercicio de forma espontánea.

En otras palabras, han hallado el mecanismo mediante el cual, cuando realizas un ejercicio, el músculo le dice al cerebro que quiere hacerlo más veces. En un futuro esperan emplear este conocimiento para transformarlo en un tratamiento con el que “hackear” el cerebro para que quiera hacer ejercicio.

La obesidad, un problema de salud en la sociedad

Los últimos datos de una encuesta realizada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición en colaboración con el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III en 2020, muestran que el 55,8% de la población española adulta tiene sobrepeso. Además, el 18,7% padece obesidad, y el 4,9% obesidad severa. En poblaciones con rentas más bajas, menor nivel de estudios y de municipios más pequeños, estos números son todavía más elevados. De este modo, las estadísticas manifiestan una desigualdad en la exposición a los factores que llevan al sobrepeso, como el acceso a la comida saludable, a las instalaciones necesarias para la práctica del deporte o al tiempo libre en el que poder practicarlo.

Pero este problema de salud también tiene una importante repercusión económica. Según cifras de 2022, combatir los efectos de la obesidad en la población y sus enfermedades relacionadas supone hasta un 9,7% del gasto sanitario del país, una cifra que aumenta año tras año desde que se tienen registros. Esta cifra podría reducirse enormemente gracias a la práctica regular de ejercicio ya que, como indicaba el catedrático de Salud de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Alfonso Jiménez: “Una persona que sea activa cinco días a la semana cuesta un 23% menos al sistema público de salud”.

Hacer deporte no es tan fácil

Pero aunque los datos muestran la importancia del deporte, para muchas personas sigue suponiendo una tarea hercúlea comenzar a practicarlo y mantener el hábito en el tiempo. Por ello, uno de los siguientes pasos es la síntesis de un medicamento que imite la acción de p38γ, o de IL-15. De este modo, podrían crear una especie de “interruptor” para estimular las ganas de practicar ejercicio.

Pero antes de plantear estos estudios han de confirmar si, efectivamente, IL-15 es la molécula que tiene el rol más importante a la hora de regular las ganas de hacer ejercicio. De momento, estudios previos han mostrado como esta citocina (IL-15) tiene un papel muy importante en la inmunidad innata y celular. Es especialmente relevante en la enfermedad celíaca, donde en experimentos con ratones han observado que, si se la bloquea, se puede llegar a prevenir el daño intestinal causado por la enfermedad.

Por tanto, el desarrollo de este interruptor es una idea todavía lejana y que tendrá que superar obstáculos muy importantes. De momento, según cuenta la Dra. Sabio, los próximos pasos serían averiguar, sobre todo, qué deportes son los que activan esta ruta de señalización recién descubierta y si tienen el mismo efecto en personas obesas y deportistas. Además, los hallazgos también podrían ser de gran utilidad para las personas con otros desórdenes metabólicos.

La lucha contra la obesidad por todos los frentes

El medicamento propuesto por el CNIO podría unirse en un futuro a los ya conocidos tratamientos con base de semaglutida, como Ozempic y Wegoby, que actualmente se emplean para la pérdida de peso en casos graves de obesidad. Estos medicamentos originalmente estaban diseñados para tratar la diabetes tipo II, pero debido a su acción estimulante en la producción de insulina e inhibidora del glucagón, uno de sus efectos secundarios e la reducción del apetito. Por ello, recientemente ha comenzado a utilizarse para la pérdida de peso, aunque no sin una gran controversia detrás.

El caso de estos medicamentos es similar a que sucedió con el sidenafilo, el principio activo de la Viagra, que originalmente estaba pensada para la angina de pecho. Debido a uno de sus efectos secundarios (producía una erección en hombres adultos) pasó a utilizarse con otros fines.

Combinando una reducción del apetito con un estímulo para la práctica del deporte, las personas que tengan un riesgo elevado de problemas de salud relacionados con la obesidad tendrían una mayor posibilidad de vencer a la enfermedad. Al aumentar el arsenal de medicamentos, podrán controlar los dos factores más importantes a la hora de coger peso. Ahora bien, teniendo los pies en la tierra, todavía queda mucho camino por delante, por lo que la mejor terapia para la obesidad sigue siendo la prevención, tanto a nivel individual, como social.



via Daniel Pellicer Roig https://ift.tt/pZib6ML

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